12. El salón nº 16


https://youtu.be/i_WTHkBuqbg

*Se recomienda ampliamente escuchar esta canción a todo volumen y leer el capítulo.


Estoy sola y encerrada.

En la otra puerta que esta frente a mí, hay un cartel: cruzar solo con túnica.

Bueno, ya estoy en esto.

Me quito los zapatos y descuelgo la túnica de seda.

Quiero creer que va sobre el vestido, pero el cartel es bastante claro.

Con los ojos cerrados, impactada de lo que estoy haciendo, me quito el vestido y me pongo la túnica. En un principio creo que es una bata, sin embargo, tiene unas tiras cruzadas que me amarro desde el centro del pecho hasta bajo mi trasero; el resto cae suelto al suelo, las mangas son largas y holgadas. Se ve como un delicado vestido de seda.

La puerta frente a mí se abre y un hombre con una máscara blanca me lleva por pasillos de terciopelo verde botella, las plantas cuelgan de maceteros de las paredes mezclándose con cuadros de personas en actos y diversas prácticas sexuales. No sé grotesco como hubiese imaginado.

Por la última puerta por la que cruzamos, la luz es tenue, el piso negro con blanco y hay dos poltronas del mismo color de las paredes. Es una de ellas hay alguien sentado. Me acerco por indicación del hombre que me trajo: es una mujer con el mismo vestido que el mío, aunque de color rojo. La máscara que lleva, le deja la boca descubierta, alza su vaso y se lo lleva a los labios. Luego de beber un sorbo, se gira hacia mí.

—Siéntate, Celeste —ordena con voz dulce. Lo hago—, El salón 16 cumple cada deseo de sus colaboradores. Con ciertas reglas, claro. Ninguna vida está puesta en peligro y nadie juega un papel que no quiera. Cada persona que verás, ha pagado su entrada al igual que tú, y pueden dejar de participar en el momento que así lo deseen.

Entrecierro los ojos, no es la impresión que me dio cuando venía en el coche.

—¿Si quiero me puedo ir ahora?

—Claro. —Bebe otro sorbo—, ¿lo harás?

—¿Nadie juega un papel que no quiera?

—Existe una palabra: fuego. Todo se detiene con esa palabra, o simplemente te pones de pie y te vas. Quién veas y te ayudará a encontrar la salida.

—¿Qué tipo de deseos son los que se cumplen?

—Cada deseo que de placer. ¿Qué te da placer a ti?

Me remuevo incómoda en el asiento.

—No lo sé —respondo, nerviosa.

—Empecemos por algo simple. —La pared frente a nosotras en realidad es un vidrio que separa dos habitaciones. La luz de la habitación tras el vidrio se enciende color rojo, como si fuese una discoteca. Y el centro, mirándonos hay un hombre con una máscara negra hasta bajo la nariz. Tiene los ojos celestes y los labios gruesos y rojos. ¿Te gustan los hombres con el cuerpo tonificado? ¿Hombres tatuados? ¿Guapos?

Trago saliva. La mujer me pregunta con total naturalidad. Voltea su cabeza hacia el hombre.

Tiene un cuerpo espectacular, y aún usando máscara noto que es guapísimo. De esos chicos a los que una no tiene... acceso en la vida real.

—¿Quién es él?

—Alguien que le gusta ser observado y dar el control. Hoy tú tienes el control. No nos ve a través del vidrio, pero sabe que estamos aquí.

¿Qué yo tengo qué?

¿Aquí no debería ser el momento en el que salgo corriendo?

El hombre se quita la bata y queda solo con un bóxer apretado color negro, su piel está cubierta por la tinta de los tatuajes. Sus músculos están trabajados, pero no de forma excesiva... sino como a mí me gusta.

—¿Cómo es que yo tengo el control?

Yo a este chico le diría que quiero verlo bailando, pero eso no saldría de mi boca. Muero de la vergüenza.

Y si me dice que debo entrar a la habitación con ese chico... no, gracias. Sí, muy guapo y todo... pero, no tengo idea quién es.

Parece que si soy una chica buena después de todo.

—Jugando —susurra. Me entrega una tablet. La música comienza a sonar fuerte y me llega desde todos los ángulos. Podría gritar y yo misma no me oiría. Sé que canción es esta porque me encanta y me pone cada vez que la escucho: I'm feel like I'm drowing.

El hombre sigue parado frente a mí y me señala, serio y decidido.

Quiere que haga algo.

Miro la tablet entre mis manos. Dos opciones:

Hombre / Mujer.

Escojo rápidamente: Mujer.

Una puerta se abre y una chica entra a paso lento, cuando quedan frente a frente, él le comienza a quitar la túnica lentamente.

Literal tengo la boca abierta.

Esperen, ¿qué? Voy a ver... no, no... Miro a mi lado y casi me caigo de la silla cuando veo que quien está al lado mío no es la mujer de antes, sino un chico con una máscara... pero esos labios los podría reconocer desde kilómetros. Alan me mira y bebe unos sorbos del vaso que tiene en la mano, luego vuelve a quienes están frente a nosotros. Yo me quedo pegada en su perfil, su cuello largo, sus labios... y sus dedos envolviendo el vaso. Verlo así, me da la impresión de una persona dominante, intocable.

Frente a nosotros, la chica luce una lencería alucinante, y ambos se mueven y tocan con tanta confianza que siento cierto cosquilleo. No sé si se estarán conociendo recién, pero es como si eso no importara, porque ninguno de los dos se conoce, ambos son sensuales, seguros y han pagado su entrada. Saben lo que quieren y así es como se ven.

Buscan el placer, siendo observados, con decisiones en las manos de otros, teniendo sexo con desconocidos, para luego seguir con sus vidas de forma normal: manejando sus empresas o moviéndose entre cargos y lugares poderosos.

Dios mío perdona los pecados que he cometido y que voy a cometer... porque esto... no debe estar aprobado por ninguna divinidad... que conozca.

Vuelvo la vista al tablet.

Súbdito / Dominador.

—Súbdito.

De rodillas cae el chico al suelo, ella mira hacia el vidrio que nos separa y sonríe. Parece que le gustó mi elección. Con un pie, delicadamente hace que él quede acostado.

Mi cara arde y me llevo la mano a la boca.

El bulto de su bóxer indica que está excitado y me siento extraña al querer seguir viendo. Ella se sienta sobre su pelvis y comienza a bailarle lentamente, al ritmo de la música que da un ambiente mucho más caliente, en conjunto con las luces parpadeantes.

Él entierra gentilmente sus dedos en el trasero de ella y toquetea apasionadamente.

¿Me gustaría ser ella?

Siento que mi sangre ha comenzado a aumentar su temperatura, ¿o es que aquí han encendido la calefacción?

La tableta aún no me da otra elección.

Dios, ni se me había ocurrido bailarle así a alguien. Trago saliva.

Avanza con su lengua desde el borde del bóxer hasta que llega a sus labios, y mientras lo hace, sigue acercando su cuerpo. Sus rodillas quedan apoyadas junto a la cabeza de él, sube y baja su cuerpo. Él no deja de tocarla y sus manos se deslizan como si tuviese crema en ellos y lame como si fuese la más dulce.

Toca con su entrepierna la cara de él.

Estoy impactada, no puedo quitar la vista de ellos. Cada vello de mi cuerpo se ha erizado y me cuesta saber si esto me gusta o no.

Y él hace algo que me deja con el corazón detenido dos segundos: le quita las bragas de un tirón y la obliga a quedarse abajo, prácticamente sentada sobre él.

Miró a Alan, quien suelta una carcajada cuando ve que lo estoy observando. No ve mi cara, pero sabe que estoy impactada.

Sé que en su mente está diciendo que soy la chica buena y bueno, en esta le doy la razón.

La música retumba en mis oídos, de repente ya no es tan lenta, y suena Gimme more de Britney, ella mueve las caderas al ritmo y por la manera en que abre la boca y busca aire... él está haciéndolo de maravilla.

Se va hacia atrás y vuelve a sentarse, esta vez sobre su erección, y mientras con una mano baja su bóxer, con la otra lo ayuda a incorporarse.

Bajo la vista al ipad. Tengo otra elección.

Agua / pintura.

¿Pintura?

Regaderas del techo se activan tiñendo el cuerpo de ambos, que se mecen a un ritmo lento y apasionado. Me encanta la forma de ella para moverse, mueve su cabello como si estuviese en una película y su cuerpo como si bailase profesionalmente; él es tan seguro de sí mismo, y cómo le besa la tiene tocando el cielo.

Y a mí con la respiración acelerada y con un cosquilleo en el estómago que me da vergüenza aceptar.

No sé en qué momento, tengo a Alan frente a mí. Coge mi mano y me obliga a ponerme de pie. En un movimiento me coge por la cintura, se pone tras de mí y me pega las manos contra el vidrio, fuerte y sin ningún tipo de delicadeza. Frente a mis ojos, con una canción lenta de The weeknd, él la penetra profundamente. Y yo siento a Alan duro contra mí.

Mi respiración se entrecorta, los movimientos de Alan me dejan tambaleantes. Presiona contra mí y con una de sus manos pellizca y acaricia mis pechos. Estoy jadeando.

Quita mi túnica con pocos movimientos y quedo en ropa interior. Sigo contra el vidrio, mirando a otra pareja tener sexo, mientras Alan besa mi cuello lentamente, baja por mi espalda y siento la electricidad recorriéndome. Siento mis piernas debilitarse y mi corazón desbocado. Besa mis muslos y entrepierna. Me muerde y me chupa y ya quiero y necesito sentirlo, que si se demora unos segundos más moriré o tendré un orgasmo con solo sus besos. Baja mis bragas y de inmediato me toca, sus dedos se deslizan con facilidad en mi interior.

El calor de su cuerpo y la frialdad del vidrio me encantan. Separa un poco mis piernas y sé lo que se viene.

Tomo aire, preparándome para la deliciosa sensación que es tenerlo dentro de mí; y porque también lo necesito. Me siento tan excitada en este momento que podría asegurar que mi cuerpo vibra, y que cada exhalación es un gemido.

Nada sucede.

¿Qué haces Alan?

Comienzo a girar mi cabeza para ver por qué se ha detenido y lo siento entrando en mí.

El aire se me va.

El placer recorre mi cuerpo. Al frente, la chica está apoyada en los bordes de un sofá mientras es penetrada al mismo ritmo que yo.

Alan me despega del vidrio y me sienta sobre él. Mis piernas quedan cómodas al costado de la silla, y el respaldo se ha inclinado un poco. Tiene un cuerpo espectacular y un cabello desordenado que me encanta. Se muerde los labios porque sabe que lo estoy admirando y aunque no escucho, sé que dice:

—Vania.

Me envuelve entre sus brazos.

Mi corazón pareciera que está a punto de salir de mi pecho.

Dejo que me coma el cuello, que chupe mis labios y me entrego a sus movimientos. Cuando muerde gentilmente uno de mis pezones, llego al climax.

Alan lo hace unos segundos después. Me quedo descansando sobre él, con la cabeza apoyada en su hombro. Me abraza y deja que me quede así todo el tiempo que yo quiera.

Me siento liberada. Nunca antes de este último tiempo había vivido la sexualidad como algo de solo placer. De sentir y explorar. A mí Alan siempre me ha gustado y ha sido mi obsesión por años, pero sé... que él no es el amor que va a estar conmigo toda la vida.

El problema es que aún sabiéndolo, me siento en paz en este momento. Me acomodo y suelto un largo suspiro que él no escucha por la música.

Me gustaría quedarme así y creer por unos minutos que estoy segura aquí.

Quiero seguir jugando, sin embargo, ¿hasta dónde llegará esta relación?

—Observar, dar, ruido y colores —murmuro. Todo lo que quiso Celeste, lo tuvo.

Cuando llego al departamento, entro lo más despacio que puedo, sin embargo, por el rabillo del ojo veo a alguien sentado en el sofá. Por su largo cabello sé que es Dana, y se gira apenas las puertas del ascensor vuelven a cerrar.

Lleva puesta una camiseta de Josef y está anotando algunas cosas en su agenda.

—Hola, Vania —saluda, nada sorprendida de que esté llegando... de nuevo.

—Hola, ¿y Josef?

—Descuida, duerme desde hace una hora. No podía dormir de tantas cosas que tengo en la cabeza. Si no las anoto, me vuelvo loca. —Suspira y cierra la libreta. Me queda mirando atentamente—. Voy a aprovechar de decirte algo.

Esto no se ve nada bien.

—Puedo hacer que todo este jueguito termine en cinco meses en paz, o que dure eternamente y sea una pesadilla.

—Y me vas a pedir que me aleje de Josef. No puedo hacerlo.

—Sé que Thomas puede ser un tipo bastante... duro. Así que no, no te pediré algo que sé que no podrías cumplir. Lo que sí puedes cumplir es mantenerte en la línea que te corresponde con respecto a Josef. No te enamorarás de él.

Lo haces y todos caen, ¿te queda claro?

—Primero, nadie me amenaza; y segundo, no me interesa Josef. —Hago el ademán de seguir caminando.

—Diré que todo es una farsa.

—No le harías eso a él —replico de inmediato. Si solo me perjudicara a mí le creería, pero ¿haría sufrir a Josef solo para que no esté conmigo?

—Sí lo haría, y a ti también porque eso perjudicaría a tus padres. Así que haremos como que tienen una relación laboral y nada más. Y no intentes decirle a Josef, soy su amiga de años y he estado en cada momento para él. Nunca te creería por sobre mí.

Primero, ¿te leíste el capítulo anterior? Por que subí dos capítulos juntos :P

Ya, y ahora... las impresiones correspondientes.

¿Qué opinas de esta situación llamada salón 16?

A Alan le gustan los jueguitos y a Vania también (para qué estamos con cosas) pero ¿hasta cuando durará esto?

¿Quién creen que es Dana?

¿Qué diría Josef si se entera que Vania es parte del salón 16?

Josef sube y baja paredes entre él y Vania, ¿por qué será tan así?

#Team Alan

#Team Josef

#Team Vania mejor huye por tu vida

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