Capitulo 4- Soy tu amo

Natsu fue a la cocina y comenzó a preparar algo de comida para el y para Lucy. Sonrió con suficiencia al recordar lo que pasó. Lucy se negó a huir y se quería quedar allí. Oh, era bueno consiguiendo lo que quería, y, aunque la tuvo que amenazar, había conseguido mantenerla allí, junto a el.

Pronto volvió a subir a la habitación donde tenía a Lucy amarrada, aun sufriendo por no haber llegado al orgasmo. Se quedó silencioso en la puerta observandola. Le encantaba verla sufrir ya que dentro de ella su placer no había acabado de saciarse. Se rió a lo bajo y dejó la comida a un lado. Abrió un cajon y cogió un pañuelo de seda de allí.

Se acercó por detrás sin emitir sonido y tapó los ojos de su rubia con el pañuelo. Ella se sobresaltó algo asustada.

-¿N-Natsu?-preguntó asustada.

-Shh, estoy aquí. ¿Quieres algo?-preguntó.

-N-Natsu...yo...

-Si, dime que es lo que quieres-repitió.

-Yo..no...m-me da...vergüenza-admitió.

-No seas tímida, Lucy, dime que es lo que quieres que haga.

-Yo...uh... quiero que...me hagas correrme-dijo cerrando los ojos fuertemente.

-¿Has aprendido la lección?-preguntó como si de un padre regañando a sus hijos se tratara.

-S-Si...-balbuceó.

-¿E intentarás huir otra vez de aquí?

-N-No...

-Por cierto, yo soy tu amo, y como tal me tienes que llamar de esa forma, ¿de acuerdo?

-S-Si..amo-contestó Lucy, algo avergonzada.

-Pues, creo que ya has sido suficientemente castigada por lo que has hecho, ¿quieres que siga con lo que estabamos haciendo?

-Si, amo.

Natsu sonrió. Oh, por dios, le encantaba que esa pequeña rubia le llamara así. Se le había ocurrido mientras volvía de la cocina, pero nunca imaginó que fuera tan excitante para él. Se acercó a la boca de Lucy y la besó, no tan exigente como antes, pero no era tierno como le hubiera gustado a Lucy.

Sin poder ver nada a parte de negro, Lucy sentía más placentero lo que Natsu le estaba haciendo. Su lengua recorría todo el cuerpo de la rubia hasta llegar a ese punto palpitante y exigente de explotar en placer. Él chupó su clitoris arrancondo un grito de placer a Lucy que se medio retorció como pudo, estando atada como estaba.

Su lengua jugó a fondo en su zona íntima hasta que ella se acabó de correr en su boca. Ella sintió que su placer se elevó más de lo que nunca había imaginado, y Natsu lo disfrutó succionando hasta la última gota de su orgasmo.

Él se elevó y la desató de manos y pies, y antes de que ella se desplomara por la falta de fuerzas por su orgasmo, Natsu la atrapó. La llevó a cuestas hasta una cama y la estiró poniendose encima suya. Devoró su boca profundamente y se separó apenas para quitarse las prendas que le quedaban de cintura para abajo, quedándose totalmente desnudo.

Volvió a la boca de la rubia, examinandola a fondo mientras su miembro se ponía en posición para penetrarla.

De una estocada estuvo dentro saboreando su estrechez. Lucy dió un grito ahogado por la boca de Natsu. Sus esstocadas iban incrementando su ritmo hasta que Natsu notó que Lucy estaba a punto de volver a estallar. Fue allí que comenzó a alentizar sus estocadas. Se separó de sus labios y hundió su cara en el cuello de la rubia.

Ella se impacientó al ver que estaba a punto de extasiarse de placer pero cierto pelirrosa había realentizado su marcha a drede. Natsu sonrió en su cuello al darse cuenta de su impaciencia, oh, si, y al principio ella se negaba a estar con el y ahora le exigía que no la dejara.

-Lucy, ¿quieres que incremente la marcha?-le preguntó divertido.

-S-Si a-a-amo-exclamó ella agarrándole el pelo al pelirrosa.

Natsu ensanchó aún más su sonrisa y comenzó a acelerar hasta que, por fin, los dos llegaron al clímax, desplomandose el sobre la rubia.

*En el gremio*

El grupo que iba en busca de Lucy volvió maltrecho al gremio. Lo que estaba destruido al volver ya estaba reconstruido. Abrieron la puerta, llamando la atención de todos los de dentro.

-¿Pero, que os ha pasado?-preguntó el maestro.

-Nosotros, llegamos a donde estaba Lucy, estuvimos a punto de salvarla-dijo Gray enfurecido dando un golpe a una mesa.

-¿Como que estuvisteis a punto?¿Que pasó?-preguntó más ansioso el maestro.

-Encontramos una mansión donde había un rastro del olor de Lucy. Nos adentramos y la encontramos. Quisimos salvarla, pero ella no quiso huir junto a nosotros. No sabemos que es lo que pasó, pero ella se negaba- decía Erza.

-Entonces le puse un hechizo para que se durmiera y que podamos huir todos. Estubimos a punto, pero Natsu-san apareció, y nos atacó volviendose a llevar a Lucy-san- explicó Wendy.

-Natsu le hizo algo, estoy seguro de ello, y por eso se negaba a huir-espetó Gray mirando fijamente al suelo.

-Puede que la tenga amenazada-explicó Cana.

-¿Como que amenazada?-exclamó Erza, sorprendida.

-Piensalo, si intentas huir mataré a tus amigos. Puede que le haya dicho algo parecido, y conociendo a Lucy, seguro que le asusta que estemos en peligro por su culpa-acabó de explicar Cana bebiendo de su barril.

-Pensándolo así, tiene sentido-dijo Mira pensativa.

-Maldito Natsu-exclamó Gray más enfurecido todavía.

*De vuelta a la mansión*

Los dos estaban tumbados y Lucy había cerrado los ojos, quedandose así dormida. La luna era lo único que iluminaba la habitación. Natsu observaba a la rubia dormir, y acarició su mejilla. Sonrió sinceramente ante tal situación.

Lucy comenzó a forcejear con sus ojos para así poder abrirlos, algo perezosa. Se encontró con los ojos divertidos de Natsu.

-Oh, te has despertado ya-dijo mientras acomodaba la cabeza de la rubia en su pecho.

-Eh...¿c-cuando me he quedado dormida?-murmuró extrañada.

-Hace un par de horas.

-N-Natsu, ¿te puedo preguntar algo?-dijo con algo de nerviosismo.

-Se te ha olvidado algo, ¿verdad?-decía sonriendo Natsu.

-¿Eh?¿El que?

-¿Como me tenías que llamar?-le recordó.

-Ah...¿a-amo?-balbuceó nerviosa y avergonzado.

-Si, así me gusta. Ahora, ¿que quieres saber?

-Pues...¿que les ha pasado al grupo que vino a ayudarme?-preguntó.

-Pues, es sencillo, solo los ataqué para que pudiera recuperarte-dijo.

-Pero, me dijiste que no les harías nada si me quedaba-dijo ella algo indignada.

-Si no no podía traerte de vuelta-explicó.

Ella lo miró algo desilusionada con su respuesta.

-No me mires así, no les he hecho nada a penas, lo mínimo para que no me molestaran.

Ella bajó la mirada, triste. No había cumplido su palabra, ¿o si? Estaba confundida, no podía pensar claramente.

-¿Quieres comer algo?-le preguntó.

-Mmm-asintió, sin poder pronunciar nada.

Él se alejó, cogiendo la bandeja con comida que previamente había traido a la habitación. La acercó en la cama donde Lucy se encontraba, arropada hasta arriba.

-Oh, ahora tienes vergüenza, pero si ya te he visto-dijo gracioso.

-Es que, amo, tengo frio-dijo ella.

El se alejó y cogió algo de su ropa y se la acercó, Lucy la cogió y se la puso, sintiendo el calor bajo su tela. Comenzaron a comer mientras el le gastaba bromas, haciendo que ella riera sin tener en cuenta de la situación. Algo de esa actitud le recordaba al antiguo Natsu, y ella se aferraba a eso, a la pequeña esperanza que pudiera existir.

Pronto se quedaron los dos dormidos mientras Natsu la abrazaba. Esto le gustaba, estar así con ella, pero no sabía si sería para siempre, pero intentaría hacer lo que podía para mantenerla.

El era un demonio de Zeref y ella era solo una humana. No sabía si era correcto, pero quería estar con ella. Y con ese pensamiento se quedó dormido.


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