Capítulo 8.5: Conociendo a la familia, parte 2

*Créditos de la imagen: @ hanbunshonen en Twitter*

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Tras la salida de Chisaki de la habitación de Eri, Kaina se le quedaba viendo tranquilamente a Eri. La pequeña de pelo blanco estaba muy nerviosa, era la primera vez que veía a alguien del sexo opuesto y que no fuera vestida con ropa rara ni con máscara de la Peste Negra. Ella abrazaba al osito café con fuerza, su miedo era notable.

— Eri-chan... -Tsutsumi llamó a Eri mientras estaba acurrucada cerca de ella-. Ese es el osito Rilakkuma, ¿verdad?

La niña asintió, pero tenía miedo de levantar la vista porque esperaba que le hicieran algo malo. Kaina solo se sintió melancólica por ella pero por las razones equivocadas.

— Es un osito muy lindo. Él tiene una amiguita llamada Korilakkuma y son muy unidos. -Kaina buscó en su teléfono una imagen donde aparecen ambos osos-.

— Kawaii... -respondió tímidamente la niña mientras veía a su osito-.

— ¿Quieres que lo compre para ti? -preguntó Kaina mientras se ponía de pie-.

— Pero... no quiero molestar a... otou-sama. -contestó la niña cerrando los ojos-.

— Daijobou, le diré que saldremos tú y yo solas. Será tiempo de calidad entre chicas. -Kaina le ofreció la mano a Eri para que la acompañara-.

Lo que ellas desconocían era que Chisaki estaba vigilando el cuarto de Eri desde su oficina, desde una de las tantas cámaras de seguridad que hay en la propiedad.

Estuvo expectante sobre cómo reaccionaría Eri ante ella, aunque se molestó con su actitud tímida y retraída, se sintió sorprendido que ella tomara la iniciativa con la pequeña y ahora planearan salir. Así que al notar que ella lo buscaría, ocultó en la mesa del escritorio la consola donde están las pantallas de las cámaras con un botón y simuló trabajar en un papeleo.

— CHISAKI-KUN... -preguntó Kaina mientras alzaba la voz-.

— Tsutsumi-san, ¿sucede algo? Estoy aquí, pasa si gustas. -preguntó él desde su ubicación, cosa que hizo que Kaina se acercara para preguntar desde la puerta-.

— Arigato, es que quería salir con Eri de paseo. ¿Puedo? -preguntó ella mientras tomaba a Eri de la mano-.

— ¿Estás segura? Eri casi nunca sale de aquí y no quisiera que tengas algún problema si ella siente ansiedad o algo. -advirtió Chisaki como si fuera el padre "preocupado" por "su hija"-.

— Hai hai, y perdóname si es muy atrevido de mi parte Chisaki-kun. Pero Eri podría comenzar a salir de su zona de confort si sale de vez en cuando. Tal vez tú no puedes por tu trabajo y es comprensible, pero trata de hacer un poco de espacio para pasar tu tiempo con ella. -ella tomaba a Eri de la mano y la niña escuchaba con la cabeza baja, pero esta vez sus emociones estaban tranquilas-.

— Lo entiendo, y si crees que puedes controlarlo, confiaré en ti. -esas palabras de Chisaki tuvieron un efecto importante en Kaina-.

— Arigato gosaimasu. Vendremos en poco tiempo. -ella estaba sonrojada e hizo una reverencia para salir de la oficina y cargar a Eri-.

Cuando ella cargó a la infante, la niña vio a donde estaba Chisaki sentado y él le hizo una señal con la mano simulando que iba a sacarse su guante. Con eso Eri entendió la amenaza y entonces, rápidamente por el miedo, abrazó la cabeza de Kaina.

— Debes estar nerviosa porque vamos a salir, pero descuida. Yo te protegeré Eri-chan. -decía la bicolor mientras en su mente todo era felicidad-.

AHHHHHHHHHHHH, ÉL CONFÍA EN MÍ. SIGNIFICA QUE TENGO OPORTUNIDAD CON ÉL. Y ERI-CHAN ES TAN TIERNA...

Hari Kurono
ult. vez hoy a la(s) 14:23

Jefe, los resultados los envíe a la nube

Están en PDF

Kai Chisaki
Kurono, envía a Mimic a vigilar a Tsutsumi-san y Eri

Ambas saldrán a la calle

Que no las pierda de vista y que no lo descubran

Hari Kurono
en línea

Hai, en seguida jefe.

Kaina ya había salido de la casa, estaba frente a la fachada del lugar y dejó en el suelo a Eri, quien caminaba con su osito en mano. La niña mantenía la mirada baja, no sabía cómo reaccionar. Su racionalidad le hacía temer de todo y no sabía reaccionar ante lo que pasaba con una desconocida.

— Eri-chan. -Kaina quería hacer conversación con ella-. Háblame de ti, quiero conocerte. No tienes porqué tener miedo de mí.

— ...

La pequeña del cuernito realmente carecía de habilidades sociales, lo poco que tiene presente son respuestas casi automáticas que aprendió por culpa de la "terapia" de Chisaki. Pero los flashbacks de las torturas se hacían presentes y se obligaba a hablar.

— Watashi... -Eri parecía que iba a contestar-.

Cuando ella levantó la cabeza notó que adelante había un callejón donde, a duras penas se podía notar por los arbustos, estaba Mimic viéndola. Tenía el rostro apenas visible pero cuando hizo el gesto de "quitar el guante" de Chisaki, ella tuvo miedo y respondió.

— Solo soy una niña... con un don fuerte que no me gusta... -respondió ella en automático, pero al darse cuenta puso su mano en la boca-.

— ¿Por qué no te gusta tu don? -preguntó Kaina mientras se detuvo y se acurrucó para estar a la altura de ella-.

— Es que... -ella recordaba todas las veces que Chisaki le decía que estaba maldita, que ella estaba enferma por su don-. Soy un monstruo...

Eri empezó a llorar, cerraba fuerte sus ojos pero las lágrimas salían y ella no sabía qué hacer. Pero Kaina, ante esa situación, solo abrazó a la pequeña y la cargó para consolarla.

Siento que alguien nos sigue. -pensó Kaina con la guardia alta-.

Ella volvió a caminar mientras cargaba a Eri, quien descargaba su llanto en el hombro de la bicolor. Para Tsutsumi era complicado no poder hacer mucho en ese momento, pero tampoco quería forzar a Eri a que hablara tan abiertamente.

— Eri-chan, ¿quieres algo de comer? -preguntó Kaina mientras acariciaba el cabello de la pequeña-.

— H...hai...

— Bien, entonces veré qué puedo encontrar. -Kaina caminaba mientras le limpiaba las lágrimas a la infante, que se sentía un poco más tranquila-.

Caminaron algunas cuadras hasta llegar al parque donde tuvieron su primera cita, fue entonces donde vio una venta de comida ambulante. Entonces Kaina decidió acercarse, pero se llevó una grata sorpresa.

— Leno-san, ¿qué hace aquí y con ese carrito? ¿No le basta con el puesto de carne? -la bicolor estaba contenta y sorprendida-

— La situación es difícil, Kaina-chan y hay que rebuscarse un poco para ganar un poco más que una moneda. ¿Y esa pequeña criatura quién es? -preguntó Leno-.

— Ella es Eri-chan, es la hija de Chisaki-kun. Le dije que saldríamos juntas un rato y quería comprarle algo. -decía mientras ella abrazaba a Rilakkuma como modo de defensa-.

— Es una pequeña muy tierna. Ya sé qué le puede gustar. -buscó entre la comida que vende-. Resulta que aparte de las crepas, vendo dulces de feria. Y supongo que a la señorita Eri le gustará una manzana acaramelada.

— A...arigato gosaimasu... -Eri la tomó con timidez para acercarla a su boca y darle un pequeño lengüetazo-.

— O...oishi. -su rostro no parecía triste, pero Eri se sentía cómoda y le gustaba el sabor de su golosina-.

— Te lo agradezco, Leno-san. Dame una crepa, por favor. -ella buscó la billetera para pagarle-.

— Aquí tienes. Y no te preocupes Kaina-chan, yo las invito. -Leno entregó la crepa de banano con fresas y crema-. Yo iré a darle la vuelta a la manzana, disfruten su paseo.

El señor se despidió mientras ellas volvían a tomar camino. Kaina sentía que la situación se calmó con Eri, ya que ella estaba enfocada en su manzana acaramelada. La mirada de Tsutsumi se concentró en ver cómo la niña degustaba su dulce como si su vida dependiera de ello.

Podría sonar exagerado, pero incluso había un pequeño brillo en la mirada de Eri mientras comía. Eso para Kaina era tierno y le recordaba un poco a su niñez.

Eri-chan, quiero verte sonreír...

Luego de unos 10 minutos de caminata, las dos señoritas llegaron a una tienda de peluches, a la cual ambas entraron. Era una especie de juguetería donde había peluches de varios tamaños, colores, especies y temas.

— Eri-chan, aquí está la amiguita de tu osito Rilakkuma. -Kaina bajó a Eri al piso para que la heroína tomara un peluche de oso blanco con un botón rojo en el pecho-.

(Sí, esa foto es mía y con mi novia tenemos esos ositos)

— Korilakkuma... -ella vio el juguete para luego juntar a Rilakkuma-.

Esto sonrojó a Eri, pero no piensen mal, era porque cuando levantó la mirada notó que Kaina le sonreía de forma dulce y cálida. Parecía que alrededor de ella había un resplandor que le daba algo de esperanzas.

— Eri-chan, tu padre es un hombre que se preocupa por ti. Aunque se vea intimidante, yo veo a alguien que se preocupa por ti, que piensa en ti. No comprendo muy bien lo que ha sido de tu vida, pero me gustaría conocerte mejor y si un día me lo permites, me encantaría verte sonreír. -le dijo Kaina mientras le sostenía la mano suavemente-.

(Cr: @ rmhadxh en Twitter)

Para la pequeña, esas palabras eran muy directas. Aunque al principio se sintió incómoda que ella se refiriera a su verdugo como su padre, sus palabras le parecieron sinceras. Para ser alguien desconocido, Eri sentía que tal vez, solo tal vez... podía ser feliz entre tanto dolor y sufrimiento.

— Vamos, iré a pagar y luego volveremos a casa. -dijo Kaina, para luego acercarse a la caja pero sintió que su pierna derecha estaba inmovilizada-.

— No quiero ir a casa... -Eri enterraba su carita en la extremidad inferior de la bicolor, quien solo sonrió para luego acariciarle la cabeza-.

— Hai, hai. Después iremos a caminar un poco más. -le dijo Tsutsumi para tranquilizarla-.

Luego que Kaina fue a comprar a la osita, ambos salieron caminando juntos de la tienda. Eri se veía más tranquila mientras llevaba en cada mano a Rilakkuma y Korilakkuma.

La heroína se veía feliz de ver a Eri con un aura que expresaba alegría, aunque en su rostro no se notara. Pero, era un progreso para la bicolor porque pensaba que poco a poco podía ganarse la confianza de la pequeña.

— Eri-chan, ¿te gustan los ositos? -preguntó Kaina mientras veía al frente-.

— Mjm. -respondió ella mientras los abrazaba con ambas manos-. Arigato...

Con esa palabra, Kaina sonrió un poco más. Se sentía muy cómoda y alegre, aunque sus planes eran pasar el tiempo con Chisaki también, no le molestaba en absoluto pasar su tiempo con la niña.

— Eri-chan, ¿qué te parece si vamos a una cafetería de gatos? Te gustará ese lugar. -decía Tsutsumi mientras le avisaba a Chisaki a dónde irían por mensaje-.

Ella no respondía nada, pero se dejó guiar por la heroína. Entonces, tras un par de cuadras de camino, llegaron al lugar donde estaba repleto de felinos de diferentes colores y razas.

Tsutsumi estaba con muchos gatos a su alrededor para acariciarlos. Eri estaba un poco decepcionada porque no se acercaba ninguno a ella, pero pensaba que era mejor. Ella creía que si tocaba a uno, lo haría desaparecer.

Por tu culpa desaparecieron tus padres... -era lo que se le venía a la mente a la infante, pero ella trataba de tapar esos pensamientos tomando su cabeza y apretándola-.

Kaina se preocupó por verla en ese estado y le ofreció el pequeño neko que estaba acariciando.

— Eri-chan, Chisaki-kun me contó sobre tu kosei. Pero descuida, no pasará nada malo. Anda... -la bicolor acercó al minino al regazo de Eri y el animal descansó sobre la niña-.

La peliblanca estaba algo asustada, pero al intercambiar miradas con Kaina se decidió a acariciar la cabeza del gatito. El brillo alrededor de Eri había regresado, era pequeño pero notable para Tsutsumi.

Así estuvieron por un par de horas hasta que comenzó a ponerse el sol. Luego de comer unos postres y algo de chocolate y café, emprendieron el camino a casa. El silencio era más llevadero, y Eri se sentía tranquila.

— Nos quedamos mucho más tiempo de lo que esperaba. Sumimasen, Eri-chan... -una gota de sudor cayó de su rostro pero sintió que algo apretaba su mano izquierda-.

La niña tomó de la mano a Kaina, cosa que alegró a la heroína mientras caminaban juntos a casa. Eri tenía un ligero sonrojo. Por primera vez en la vida había tenido un día agradable, pero en su interior sabía que solo era cuestión de tiempo para que eso cambiara una vez más.

En poco tiempo llegarían a la residencia de Chisaki, quien preparaba la cena. Él supo de antemano lo que habían hecho ambas gracias al sigilo de Irinaka, que le informó todos los detalles.

— Tadaima. -dijo Kaina mientras se ponía las pantuflas que estaban en la entrada-.

— Okairi. -contestó Chisaki mientras servía la mesa-.

Kai Chisaki tenía talento para la cocina. Los años que se crió con Kenjiro Tsuda le permitieron aprender a cocinar y demás oficios para la vida diaria. Así que, la comida sería para el gusto de los comensales: camarones tempura, yakizoba, onigiris, omuraizu, etc.

Luego de una tranquila y abundante cena, la despedida de las dos señoritas fue algo que le dolió a Eri. Chisaki estuvo vigilando las expresiones de la niña y notó que ella estaba un poco más suelta para comunicarse con Kaina. Era una buena señal, cosa que aprovecharía para una fase de prueba de sus experimentos.

— Te agradezco por cuidar de Eri, he visto que tu compañía le gustó mucho. Si quieres, podrías venir más seguido. Solo si tienes tiempo. -decía él mientras la acompañaba a la puerta-.

— Ella es una pequeña muy tierna, lamento que no pude hacerla sonreír. Pero me encantó pasar el tiempo con ella. Y tú también deberías pasar tiempo con ella, te sorprenderías lo mucho que puedes aprender de Eri-chan. -indicaba Kaina mientras se ponía sus zapatos-. También quisiera pronto tener una cita los tres juntos.

— Hai, tienes razón Tsutsumi-san. Trataré de hacerlo. -él abrió la puerta para que ella saliera de la propiedad-.

— Arigato, Chisaki-kun. -ella le dio un beso en la mejilla y estaba un poco sonrojada-.

Se formó otro sonrojo, pero en las mejillas de él. No esperaba ese beso de despedida y ella solo le dio una última sonrisa para luego retirarse.

¿Cómo es que me di cuenta lo que hice luego de darle ese beso? Aunque yo quería hacerlo, igual es un poco vergonzoso. -pensaba ella mientras caminaba en dirección a su hogar-.

Después que ella abandonara el lugar, Chisaki hizo una llamada.

— Kurono, tengo noticias. Prepárate.

Overhaul-sama, dígame.

— Según parece, Eri volvió con una actitud diferente. Al menos, con Tsutsumi-san era más abierta a hablarle. Así que puede ser que tengamos avances.

Hai, entonces iré por el sótano para llegar a la residencia.

— Pero ven cuando te avise, tengo una teoría: si lo hacemos con ella despierta, vamos a botar todo el progreso que se hizo durante el día. Entonces, tendremos que anestesionarla. Así que, mientras duerma tendremos que dejarla inconsciente.

Llevaré el cloroformo, así que le haré la extracción de sangre sin que ella oponga resistencia. Nos vemos, jefe. -Chronostasis se despidió para terminar la llamada-.

Cuando Chisaki guardó su teléfono, se dirigió a la habitación de Eri que estaba entreabierta. Ella estaba en su cama abrazando a los dos ositos que tenía. Despedía un aura de alegría, pero su rostro estaba sin expresiones.

Si hoy logramos dar un paso, comenzará el auténtico cambio en el sistema. Y todo será gracias a ustedes Eri, Tsutsumi-san. Que por cierto, ese beso que me dio fue... agradable... -sonrió Overhaul para luego retirarse a su oficina para vigilar que Eri se duerma-.

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