Capítulo 1: Apuesto y misterioso
La lluvia dejó de caer, las nubes de tormenta abandonaban los cielos de Japón que se encontraba cerca del invierno. Este mundo se caracteriza por algo peculiar que muchos conocen: el 80% del mundo posee poderes especiales llamados kosei, quirks o dones que se heredan desde el nacimiento. Con el paso del tiempo vendría un auge de fuerzas oscuras que usan esos dones para el mal. Por eso nacería la profesión de héroe.
Esta historia comienza con una señorita treintañera, de cabellos azul oscuro y rosa, con su traje de heroína y un visor en un ojo derecho caminaba hacia a la oficina de la Comisión de Seguridad de Héroes de Japón.
Venía de una misión que había terminado con éxito y se encontraba cansada, pero debía ir a marcar tarjeta antes de poder ir a su casa. Mientras se acercaba a su destino, una escuela abría sus puertas para despachar a sus estudiantes de primaria.
— HEY, ES LADY NAGANT.
— NAGANT-SAMA, LA QUIERO MUCHO.
— ¿ME DA SU AUTÓGRAFO, POR FAVOR?
— ¿PUEDO ESTRECHAR SU MANO, LADY NAGANT?
Era un grupo de alrededor de 10 infantes que se acercaba a la heroína táctica entrenada por la comisión de héroes. Ella volteó con una sonrisa, le emocionaba ver a los niños felices.
— Hai, hai. Un apretón de manos solo para ti. -dijo la heroína-.
Ella se agachó para estar a la altura de los pequeños, cuando estiró el brazo un relámpago cayó para resplandecer por un microsegundo el lugar. En el momento en que Nagant estuvo a punto de tomar la mano de uno de sus fans, ese resplandor dejó entrever que el brazo estaba cubierto de sangre.
Kaina Tsutsumi, conocida como la heroína Lady Nagant, retrajo su brazo hacia su pecho, pero sin borrar la sonrisa. Ella sabe que el lenguaje corporal comunica, y tiene que hacerle entender al mundo que todo está bien, en especial a los más pequeños.
— SOMOS TUS MÁS GRANDES FANS, QUEREMOS UN APRETÓN DE MANOS.
La chica táctica volvió a estirar la mano, pero veía cómo su brazo se mantenía teñido de sangre. Firmó un par de autógrafos mientras disimulaba esa sensación que tenía, y para fortuna suya, nadie notó que su estado de ánimo ocultaba un nerviosismo gigante.
Luego de unos minutos, decidió continuar su camino hasta llegar al edificio de la comisión, donde la estaba esperando en el último piso. Se abrió paso hasta llegar a la puerta de uno de los meros meros, quien le dio la entrada luego de dos golpes.
— Irashai, Lady Nagant. Informe de la misión. -Yokimiru Mera, un hombre rubio con excesiva falta de sueño la recibió en la oficina principal-.
— El grupo terrorista fue exitosamente eliminado. La misión de ellos eran implantar bombas caseras en las sedes del Partido Liberal Democrático y en la residencia del primer ministro. Los miembros parecen que eran jóvenes estudiantes, todos parecían recién entrados a la organización, pero fueron limpiados. -Tsutsumi dijo esto con el rostro serio-.
— De acuerdo, cumpliste con la misiva. ¿Recordaste evitar dejar casquillos? La limpieza y discreción es importante en este negocio. -contestó Mera mientras hacía el papeleo-.
— Mera-dono, ¿está seguro que estamos mejorando a la sociedad? -preguntó ella con algo de nervios-.
— Kaina-san, recuerda esto: lo que haces incide y mejora a la sociedad. Es necesario que las personas mantengan esa esperanza en que este mundo no es una cloaca moral. Es verdad que nuestros métodos son cuestionables, pero son para un bien común. -se puso de pie el hombre y puso una mano en el hombro de Nagant-. Anda, ve a casa y descansa, mañana será otro día.
Ella solo asintió para luego despedirse con un gesto de la mano mientras abandonaba la oficina. Luego de ir a su locker para cambiarse a ropa más casual, tomó su paraguas y pasó cerca de un laboratorio clínico. ¿Por qué ese lugar? Simple, al lado de ahí estaba un puesto de carne donde venden sus croquetas favoritas.
— Irashai, Kaina-chan. -dijo un hombre de avanzada edad, quien era conocido de años de la heroína-.
— Arigato, Leno-san. ¿Qué tal te va en tu negocio? -preguntó la chica mientras comía su pequeño aperitivo-.
Mientras ella comía, notó que un cliente nuevo apareció. Él solo pidió anguila y cangrejo para llevar. Kaina, disimuladamente, vigilaba con la mirada al susodicho personaje. Era un hombre castaño, ojos color miel, piercings en las orejas y una mascarilla negra que cubría casi todo su rostro.
(Cr: letsfracturethings en Tumblr)
— He notado que me ha estado observando por un rato, señorita. ¿Puedo ayudarle en algo? -preguntó el caballero que no la volteaba a ver directamente a los ojos-.
— ¿Fui tan obvia en verlo? Pero ni siquiera di indicios de hacerlo. ¿Estoy bajando la guardia? -se cuestionó Tsutsumi en su mente algo asustada-.
— ¿Y bien? -el hombre se puso frente a ella, su mirada parecía inexpresiva, pero a la vez intimidaba-.
— Pues... -ella volteaba los ojos hacia la calle, evitando el contacto visual-. Solo pensaba en... pensaba en lo apu-puesto que es usted...
— ¿Una mujer tan encantadora tratando de acercarse así a un hombre? -él inclinó ligeramente la cabeza hacia el costado para examinar las expresiones de ella-. Es adorable, ¿es tu primera vez tratando de coquetear con alguien?
— Gomen-ne. -ella trató de excusarse, pero el sonrojo delataba la vergüenza de no saber qué hacer-. Pero, usted me pareció atractivo... y misterioso...
Ella realmente carece de experiencia con el sexo opuesto, su vida personal siempre fue bastante inocente. Esto se debe a que desde pequeña siempre estuvo destinada a ser una heroína, al tener un don excepcional y un talento increíble para cumplir el sueño de ser un pilar para la sociedad.
— Pareces una niñita, pero me agradas. Si quieres podemos ir por un café otro día, hoy tengo que... -fue interrumpido por el teléfono que empezó a sonar desde su bolsillo-.
— Adelante, conteste. -indicó Kaina un poco más relajada-.
— Moshi moshi...
— Overhaul-sama. Ya terminamos con las pruebas del día. Pero necesitamos que venga porque...
— Adivinaré, Eri necesita reponer energías... ya llevo los ingredientes, Kurono. Llegaré en unos minutos. -finalizó el hombre para luego colgar-.
— ¿Todo en orden? -preguntó Tsutsumi curiosa, tratando de tranquilizarse-.
— Hai, debo volver pronto a casa... un gusto en conocerte, eh...
— Tsutsumi Kaina desu. -ella respondió con una pequeña sonrisa-. Cuídate en tu viaje a casa, Eri te necesita.
— Hai, arigato. Ore wa Chisaki Kai desu. -él se despedía con la mano mientras le daba la espalda-.
— Matte, kudasai. ¿Podrías... -ella juntaba los pulgares de sus manos con pena-. ... darme tu número de contacto? Para ver cuándo vamos por ese café...
Chisaki dudaba de hacer eso, ya que sabía sobre lo peligroso que es entregar el número a una persona desconocida, así que hizo una jugada que lo salvaba, al menos por ahora.
— Sumimasen, pero recién cambié de número de teléfono y aún no me lo he aprendido, pero podrías darme el tuyo si lo deseas. Díctamelo. -él sacó su smartphone-.
— Hai, es el +81 80******** -indicó la señorita que estaba avergonzada, pero alegre porque podría conocer a esta persona un poco más-. Envíame un mensaje para saber que el número es correcto.
Tal como ella lo pidió, Kai le escribió y en un segundo recibió el mensaje, lo cual confirmaba que el número estaba bien. Él se fue caminando en dirección contraria de donde venía Kaina, quien se despidió con un sonrojo muy obvio.
— Ay Kaina-chan. Primera vez en mi vida que veo que te pones así por alguien. -Leno preguntó con una pequeña sonrisa-.
— No... no lo mencione... Sabe que nunca tuve la oportunidad de... -ella no quería decirlo porque era un tema un poco sensible-.
— Hai, hai. Pero creo que es bueno, ¿sabes? Siempre has estado tensa por tu trabajo, necesitas un poco de alegría. Posiblemente este hombre le dé algo de color a tu vida, además tu sonrojo aún no desaparece. -el hombre parecía ser bastante cercano a ella-.
— ¿Usted cree eso? -Tsutsumi podría ser una mujer ya mayor, pero sus emociones se manifiestan como de una quinceañera-.
— Seguro, yo te vi crecer Kaina-chan y siempre me agradó verte sonreír, especialmente cuando eras más pequeña. Y puedo notar que eres igual a esa pequeña niña que quería ser una heroína. -Leno la animaba a darse una oportunidad de acercarse a Chisaki-.
Luego de esa pequeña plática, Kaina emprendió el viaje en tren hasta su casa. Ella revisaba en todas las redes sociales posibles el nombre de Kai Chisaki, para saber si podía encontrar un poco sobre él y conocerlo al menos de manera superficial, pero su tiempo invertido fue para nada, ya que no encontró nada al respecto.
— Tadaima... -ella alzó ligeramente la voz mientras entraba a su departamento-.
— Como siempre, no hay nadie... -pensó ella mientras su rostro parecía palidecer, su sonrisa desaparecía y el brillo de sus ojos se opacaba-.
Lady Nagant es una heroína respetada en la comunidad, pero tras esa fama se esconde Kaina Tsutsumi, una mujer común y corriente que nunca se caracterizó por ser alguien demasiado sociable.
Ella no era alguien antisocial, pero su sueño de ser heroína y el talento que le otorgó la vida fueron lo que provocó que ella fuera inexperta en hacer amistades y convertirse en una introvertida.
— ¿Por qué solo con verlo al rostro no puedo dejar de imaginarlo a él? -se preguntaba ella mientras comía ramen instantáneo-.
Kaina luego de terminar de comer, trató de ver alguna serie o leer algo para matar el tiempo hasta la hora de dormir, pero el recuerdo breve pero poderoso con Chisaki le evitaba concentrarse.
Y justo cuando estaba por acostarse en su cama, ella toma valor y decide escribirle.
Kai Chisaki
ult. vez hoy a la(s) 20:37
Hola soy yo
Kaina
Buenas noches, Chisaki-kun 😊
Espero que hayas llegado bien a casa, solo quería saludarte
Descansa 🤗
La chica bicolor estaba nerviosa, cada minuto que pasaba vigilaba su teléfono. Navegaba por otras redes sociales y volvía a Line para ver si él se conectaba. Se sentía como una chica de 15 años ilusionada por el chico que le gusta.
Aunque se cuestionaba porqué sentía eso por alguien que le habló una vez. A eso agregarle que no alcanzó a ver completamente el rostro, tanto como para sentirse hipnotizada. Pero esos pensamientos desaparecieron luego de 25 minutos.
Kai Chisaki
en línea
Te lo agradezco, Tsutsumi-san
Igual pasa buenas noches
Luego de esa respuesta, ella abrazó su almohada con una sonrisa. Ya podía dormir tranquila, esa sensación por alguien era demasiado extraña para ella pero no trataba de comprenderla tanto. Ella le haría caso a Leno, dejarse llevar y disfrutar esas emociones.
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