Capítulo 58: Decisión

El sonido de agua cayendo logro atravesar la nublada mente del tigre, era un goteo desesperante, como si la lluvia quisiera caer con fuerza, pero solo tuviera la fuerza para dejar caer unas cuantas gotas en un lento vaivén.

Atsushi se cubrió los oídos, no era algo agradable de escuchar ni de oler, era como...

- ¡Sangre! – espeto abriendo los ojos de golpe, sintiéndose mareado por un segundo por su brusco despertar

Quiso cerrar sus ojos ante la vista que lo recibió, pensando por un segundo que estaba en una pesadilla o una de esas horribles visiones del futuro, porque, si no era así ¿Por qué estaba rodeado de cadáveres?

Su mirada se quedo fija en el riachuelo rojo que estaba a centímetro de tocar sus manos. Trago con fuerza, armándose de valor para enfocar su vista en el causante de toda esa destrucción. No pudo evitar el pensamiento repentino al ver a su hermano con un aura tan poderosa entre tanta gente muerte, realmente era un compañero digno del rey de los vampiros. Negó suavemente la cabeza, no, no solo compañero de un poderoso rey también era un fuerte cambiante que, aun sin poder controlar su cambio, podría avergonzar hasta al más fuerte de la manada

Por otro lado, no sabía si era algo de lo que alegrarse, pero el ver a su hermano limpiando su katana con una triste expresión, de algún modo, le dio algo a lo que aferrarse, como si la esperanza no se hubiera perdido del todo

Trato de levantarse para poder ir donde Chuuya, pero solo termino por caer sobra la sangre, su cabeza le dolía, como si hubiera recibido un gran golpe. Se llevo la mano a su corazón, ¿Qué fue? ¿Qué le paso? Se agarro la cabeza con fuerza por los recuerdos que llegaron a su mente, la sonrisa tan cálida de Kouyou, su abrazo que parecía no querer dejarlo ir y sus palabras...

- ¿Neesan? – murmuro sintiendo como unas lágrimas se le escapaban por los dolorosos recuerdos

Ese llamado logro atraer la mirada del pelirrojo, quien, rápidamente busco con la mirada a su hermano, sonriendo aliviado al verlo despierto, aunque, ese alivio duro poco al verlo llorar

- ¡Atsushi! – el tigre se sobresaltó ante el llamado de Chuuya, quien corrió apresurado a su lado, su cola se movía de un lado a otro nerviosa. Rápidamente se arrodillo a su lado - ¿Estas bien?

La mirada de ambos se encontró por un largo segundo

- ¿Chuuya? – susurro Atsushi sin que sus lágrimas se detuvieran - ¿Cómo llegamos aquí?

Chuuya pareció pensar seriamente como explicar lo que había sucedido sin entrar en pánico por todo lo que estaba ocurriendo

- Bueno....hmmm... Odasaku y yo te encontramos cerca de...mamá – lo último salió en un susurro un poco roto, rápidamente negó con la cabeza - Luego, bueno, nos separaron y ya vez donde terminamos – señalo hacia sus espaldas – No pensé... que tendría que matar a alguien – termino por susurrar con una triste expresión – Quitar la vida... incluso de un enemigo- se mordió el labio nervioso – No es algo de lo que me pueda sentir orgulloso – sus orejas habían caído contra su cabello, realmente...no creía que nada lo hubiera preparado para lo que hizo – Bien, ahora lo importante ¿Estas herido? –Atsushi negó con la cabeza como respuesta, permitiendo que Chuuya suspirara por la respuesta aliviado– Me alegro...

- Pero... tu estas muy lastimado – susurro Atsushi con una mueca, Chuuya se notaba muy malherido, apenas parecía poder mantenerse consciente, aun así, le sonreía como si no fuera nada

- Solo son unos rasguños – se excusó el pelirrojo limpiando con una de sus mangas libres sangre que había salpicado en su rostro – Solo unos rasguños – repitió dejándose caer al lado de Atsushi – Pero, necesito un minuto para recuperarme - dicho esto se sentó al lado de su hermano respirando con dificultad - Maldición, aun tengo mucho que mejorar, deje que me rozaran

Atsushi se inmediato reviso las heridas de Chuuya, cortando un pedazo de su camisa para poder detener el sangrado de algunas

- ¿Cuántos eran? – espeto tratando de que su hermano no se desmayara

- Hmmm ¿Muchos? Pero algunos salieron corriendo en un punto – se rio mareado, tratando de no cerrar los ojos, ahora que la adrenalina había pasado le dolía todo el cuerpo – Y eso que no estaban tratando de matarme, me pregunto como hubiera terminado si su misión hubiera sido asesinarme - Atsushi termino de hacer el torniquete en las que parecían mas graves, llevando una de sus manos a la frente de Chuuya, quien suspiro aliviado ante la mano helada, la fiebre se había apoderado de todo su cuerpo - No me mires así – sentencio el pelirrojo con una suave sonrisa, notando de inmediato los ojos preocupados de Atsushi – Unas cuantas heridas y un poco de fiebre no me mataran

- Lo sé – aun así, no podía evitar preocuparse

Chuuya observo atentamente a su hermano, antes de evaluar su condición actual

- Atsushi – una sonrisa triste se apoderó de sus facciones - Creo que deberías dejarme aquí e ir por ayuda – sentencio sin quitar la mirada de los ojos de Atsushi, quien lo miro con horror

- ¡No! ¡Esta vez no te hare caso! – espeto el peliblanco agarrando la mano de su hermano con fuerza

- Te lo dije ¿No? algunos traidores escaparon, irán por refuerzos y no puedes llevarme contigo porque el olor de mi sangre solo los atraerá de nuevo - espeto Chuuya con una mueca – Mientras no me quite la pulsera estaré bien – Siempre y cuando no cayera inconsciente, después de todo, era fácil de transportar si se quedaba dormido

- ¡No! ¡No puedo! Si lo hago... Neesan... Neesan, no podre cumplir con lo que me pidió...- termino por decir con los ojos llenos de lágrimas por los recuerdos

Chuuya de inmediato lo miro con atención sintiendo el dolor en su corazón que la batalla le había hecho olvidar

- ¿Qué fue lo que dijo... mamá?

Atsushi le sostuvo la mirada, dejándose llevar solo un segundo por lo que había pasado

Flash back

Hay momentos en la vida que se sienten como una cuenta regresiva, como si, cuando esa cuenta hacia llegara al final, algo muy malo fuera a ocurrir o un gran cambio esperara en el camino, Atsushi había pasado por eso varias veces en su vida, cuando sus padres lo insultaban, cuando lo secuestraron, cuando mataron a sus padres frente a él, cuando lo torturaron, aunque, también sintió eso cuando Kunikida lo salvo, cuando conoció a Chuuya o cuando conoció a Kouyou

Entonces, aun cuando acaba de encontrar a Kouyou para poder regresar para salvar a Chuuya, sintió como esa cuenta regresiva se instalaba en su mente

- Atsushi, ¿Puedes adelantarte? - le dijo la bella mujer con una sonrisa – Estaré justo detrás de ti

- No me mienta, Kouyou-san – Atsushi sonaba aterrado, cualquiera hubiera pensado que era un miedo por su seguridad, pero Atsushi nunca había sido alguien que se preocupara por su bien, ni siquiera en esa situación, todo lo que podía pensar era en que no dañaran a la persona que lo había criado con tanto cariño

Kouyou le sonrió con tranquilidad colocándose a la altura del tigre para abrazarlo con cariño, no podía ver el futuro como Atsushi, mucho menos la oscuridad que más que seguro se apoderaba del bosque por cada segundo que pasaba, pero, sí que podía predecir cosas que tuvieran que ver con sus hijos

- Otra vez diciéndome Kouyou-san, cariño – susurro sonriente sin dejarlo ir de su fuerte abrazo – Tengo que decirte algo

Atsushi comenzó a temblar entre sus brazos

- No – espeto tratando de separarse de los brazos de Kouyou ante el breve vistazo que le dio su habilidad sobre lo que ocurriría a continuación – No...- se mordió el labio con fuerza – Neesan...- tenía tantas cosas que decir y no sabía por dónde comenzar, así que opto por regresar el abrazo con sus manos temblando, escondiendo su rostro en el cuello de Kouyou, captando ese olor que siempre reconocería como el de su madre – No nos deje solos...

- Nunca los dejaría solos, y por eso tampoco puedo huir dejándoles el peligro a ustedes, es mi orgullo como mamá - Kouyou llevo una de sus manos al cabello de Atsushi para acariciarlo con la punta de sus dedos.

Su pequeño Atsushi, quizás hubiera personas que creyeran en él solo como un niño adoptivo, pero para Kouyou siempre había sido su hijo de corazón, en ningún momento paso por su mente el pensamiento de un hijo adoptivo, desde el primer momento en que lo vio, desde ese momento en que ese pequeño tembló por miedo al contacto, supo que tenía un motivo más para seguir en esta vida. Sus dos queridos hijos eran su corazón, y por ello, nunca se arrepentiría de nada

- Te quiero mucho, mi cachorro, más que las estrellas que ocupan el cielo – susurro la bella mujer alejándose un poco para ver los ojos llenos de lágrimas de Atsushi – ¿Que es esa cara, cachorro? – le sonrió limpiándole las lagrimas que estaban a punto de caer

- Neesan – sollozo el muchacho iniciando un nuevo abrazo – Si se queda aquí... usted...- No pudo permitirse terminar la frase

Kouyou palmeo la espalda de su hijo cariño

- Estaré bien, te veré en unas horas, aun le debo el pastel a Chuuya y un castigo a ambos – comento sonriente, de todos modos, aun sabiendo que Atsushi veía el futuro, no podía colocar su vida por sobre la de sus hijos - Hare algo muy egoísta, cariño, siempre he estado en contra de dejar pesos en los hijos, no quería ser ese tipo de madre que impone algo – Comento está, escuchando como los pasos del enemigo estaban a segundos de llegar al lado de ambos– Pero, tengo un favor que pedirte

- ¿Qué cosa? - Atsushi no podía detener las lágrimas que escapaban de sus ojos

Kouyou le entrego una bella sonrisa que destruyo algo dentro del pequeño tigre

- Cuídense mutuamente hasta que no volvamos a ver, cariño – le susurro besando su frente

Luego, Atsushi solo sintió el golpe que lo dejo inconsciente

Fin flash back

Atsushi sostuvo la mirada de su hermano dejando ir los recuerdos

- Ella...Neesan... dijo que nos cuidáramos mutuamente – espeto logrando que Chuuya se estremeciera por las palabras

- Mamá... se estaba... ¿Despidiendo? – termino por preguntar el pelirrojo apretando de vuelta la mano de Atsushi

El tigre no pudo responder a eso, no fue que no quisiera, sino que, una voz los interrumpió a ambos

- ¿Cómo fue que un niño acabo con casi todos?

Tanto Atsushi como Chuuya sintieron el asqueroso olor que ese hombre tenía

Chuuya se incorporó con dificultad, apuntándolo con la katana, aunque su muñeca estaba temblando por lo débil que estaba su cuerpo

- ¿No eran malditamente débiles? – espeto el pelirrojo colocándose frente a Atsushi para ocultarlo de la vista del ¿Vampiro? Era una ¿Vampiro? Parecía mas tener como esa esencia que tenia Ango, aunque los ojos rojos que le devolvían la mirada parecían ser los de un vampiro - ¿Quién eres? – sentencio Chuuya sin bajar la katana

El sujeto pareció pensar en la pregunta seriamente

- También busco la respuesta a esa pregunta ¿Seria menos aburrido si lo supiera? – comento como si hablara con el mismo

- ¿Ah? – espeto el pelirrojo con una mueca de desagrado

El tigre también se incorporo mirando al hombre fijamente, concentrándose en analizar bien al nuevo personaje, ojos rojos y cabello blanco

- Es un hechicero – afirmo Atsushi aferrándose a la mano de su hermano para que este no hiciera algo impulsivo con todas esas heridas en el cuerpo – Y es peligroso – Tenia una oscuridad terrible

La mirada rojiza del hombre se dirigió interesada a Atsushi

- Tigre blanco – le sonrió con una amabilidad no propia de esos fríos ojos – He venido a llevarte conmigo

Tanto Chuuya como Atsushi se tensaron ante eso, nada bueno podía salir de esas palabras

- ¿Qué te hace creer que puedes llevártelo imbécil? – gruño Chuuya con una mueca de desagrado

El sujeto ahora lo miro a él, analizándolo de pies a cabeza

- También... pareces ser interesante – sentencio levantando una de sus manos, aun estaba a una gran distancia de ambos chicos, pero el pelirrojo sintió como si le estuvieran rozando su cabello – Hay un hechizo complicado sobre ti – comento interesado – Vamos a removerlo - Un pequeño brillo rojizo cayo alrededor del muchacho, quien no sintió nada extraño al remover el supuesto hechizo – Y ahí está, el defecto de un cambiante - Chuuya de inmediato recordó la razón por la que los vampiros no podían ver sus orejas y cola, pero este tipo... ¿Si era un vampiro? ¿Qué diablos era?

- Atsushi, vete – susurro el pelirrojo sin quitarle la vista al sujeto, podría hacer algo de tiempo – Yo me encargare de este bastardo

El sujeto negó con la cabeza ante eso

- No puedo permitir eso, he venido a por él – el sujeto volvió a levantar su mano con un pequeño aparato con un botón en el centro – No tengo permitido matarte, pero puedo someterte – sin más apretó el botón

Chuuya le gruño molesto, sin comprender que tenia que ver ese botón con él , al menos hasta que comenzó a toser, se cubrió la boca confundido notando como sangre se filtraba desde entre sus dedos, luego vino ese dolor que había estado sintiendo en su corazón desde hace algún tiempo

- ¡Chuuya! – Atsushi alcanzo a sujetarlo antes de que cayera - ¡Detente! ¡Deja de hacerle daño!

- Yo no soy – el sujeto se encogió de hombros dejando de apretar el botón – Es aburrido, todo esto, aunque.... – su mirada se detuvo en la tortura que se le estaba impartiendo al pelirrojo- Es interesante el daño que puede causarse aun cuando no tienen un vínculo completo, aunque, "él" debe estar sintiendo más dolor – comento el hechicero con un frio interés en el dolor de Chuuya, aunque esas palabras captaron la mirada de Chuuya – Oh ¿Lo comprendiste?

- Deja de hacerle daño, bastardo – susurro angustiado incorporándose con dificultad

El hechicero suspiro

- Yo solo avise que lo hicieran, no es de mi interés lo que estén haciendo con él – su mirada se enfoco en Atsushi - ¿Estas de acuerdo con que tu hermano sufra de este modo? ¿No quieres que esto se acabe? Puedo proponerte un trato

- ¿Trato? – Atsushi lo miró fijamente

- Atsushi, no lo escuches, estoy bien – espeto Chuuya parándose derecho, aun cuando era obvio el dolor que lo estaba atravesando – Solo quiere...manipularte – comenzó a toser nuevamente con fuerza dejando caer mas sangre de las comisuras de su boca

- También puede ser un trato para ti, príncipe Nakahara – comento este admirando la masacre que un defecto había causado, seria algo interesante a explorar ¿Por qué era tan fuerte? Teniendo en cuenta, que no estaba en su mejor estado físico - Ambos serán capturados esta noche, es cosa de tiempo, pero puedo darle mas tiempo a uno de los dos para que quizás alguien los encuentre o puedan pedir ayuda, a cambio... - su mano señalo una de las paredes del almacén, donde, poco a poco se fue creando un portal – Uno vendrá conmigo voluntariamente

- Como si fueras a cumplir algo así, idiota – se burlo el pelirrojo agarrando de la mano a Atsushi para que este no se alejara

- Solo me guio por lo interesante, mentir no esta dentro de esa categoría en este momento, además, me iré con quien sea que cruce el portal - Su mirada es poso en Atsushi, el interés no se podía quitar de esos fríos ojos, casi parecía estar mirando a un animal de laboratorio - No quieres ser una carga para tu hermano ¿Verdad?

- Cállate, Atsushi no es ninguna carga – Era él la carga en esos momentos, con heridas, con dolor por cada respiración que daba, ni siquiera podía concentrarse al tener el constante pensamiento de que Dazai estaba en problemas.

Miro a Atsushi de reojo, no podía entregar a su hermano, pero...él si podía entregarse, no lo iban a matar por un tiempo... quizás lo suficiente como para conseguir algo de la manada o del aquelarre, era un rehén algo valioso, algún día podrían encontrarlo

Atsushi apretó con más fuerza la mano de Chuuya sin querer soltarlo, encontrándose con la mirada del pelirrojo, ese simple gesto le dijo demasiado, no era estúpido, comprendía bien que la respuesta de su hermano seria sacrificarse por él, Chuuya era ese tipo de persona, a pesar de todo sonrió, pensando por un momento en la sonrisa de su madre, y las palabras que le dejo

- ¿Chuuya?... - negó suavemente con la cabeza – Hermano – se corrigió, sobresaltando a Chuuya por la admisión de familiaridad que tan sencillamente había salido

- Esta bien, Atsushi, vamos a salir de esta – contesto el pelirrojo tosiendo, un poco de sangre recorrió la comisura de su labio, nadie podía explicarse como el muchacho se podía mantener consciente con todo el dolor que su cuerpo estaba experimentando

El tigre le sonrió lleno de temor por lo que iba a hacer

- Yo... solo.... Chuuya... y...- una lagrima escapo de unos de sus ojos - Y Mamá...- le sonrió con cariño a su hermano - Gracias – Gracias por haberle mostrado lo que era una familia, lo que era el amor y por haberlo hecho feliz durante todos esos años

Chuuya no lo logro entender lo que ocurrió por una largo segundo, no había modo de que su mente lograra comprender lo que Atsushi había hecho, solo cuando cayó al suelo por el fuerte empuje que Atsushi le había dado comprendió todo

- No hay modo de que deje que te hagan daño, hermano – comento Atsushi sonriendo aun cuando las lágrimas no dejaban de correr por su rostro, pero, lo había prometido, que no dejaría que Chuuya otra vez estuviera en peligro por su culpa.

- ¡Atsushi! ¡Maldición! – grito Chuuya, incorporándose del suelo extendiendo su mano para alcanzar a su hermano pequeño, pero era muy tarde, Atsushi poco a poco comenzaba a desaparecer junto al sujeto gracias al portal

La mirada de ambos se encontró, cada uno vio el rostro descompuesto del otro, la impotencia y el dolor de una cruel despedida los estaba destruyendo a ambos

- Iré por ti– espeto Chuuya con los ojos cristalizados, notando que por mucho que corriera nunca lo alcanzaría, solo pudo observar impotente como Atsushi le sonreía por sus palabras

- Gracias – fue todo lo que el tigre pudo decirle antes de que todo se oscureciera para él 


Chuuya se pregunto cuanto dolor podía soportar una persona, era una pregunta que se apoderaba de su mente por cada segundo que pasaba sentado en el suelo, oculto su rostro en sus rodillas respirando con dificultad, no podía reconocer si estaba así por la fiebre, sus heridas o por tratar de no llorar, gritar o maldecir

- ¿Qué debo hacer ahora? – se preguntó consternado, si, después de todo, quizás solo estaba teniendo un ataque de pánico, no podía ordenar del todo sus ideas – Necesito encontrar a Odasaku – termino por murmurar incorporándose, sus piernas se sentían débiles y el dolor no había desaparecido de su sistema, un recuerdo constante de que en esos momentos su compañero estaba sufriendo.

Si encontraba a Odasaku, podrían idear algo para recuperar a Atsushi y salvar a su compañero, era la única solución en la que podía pensar en su actual estado, aunque solo pudo caminar unos pasos fuera del almacén antes de tropezar con la nada, cayo con fuerza contra el piso sin poder moverse

2

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top