Capítulo 30: Petición
Los primeros rayos del sol entraban por la ventana del cachorro, dando la bienvenida al amanecer, aunque Chuuya mantuvo su rostro en la almohada, ni siquiera el constante golpeteo en la puerta pidiendo entrar lo hicieron querer moverse.
- Cachorro, conversemos, podemos llegar a un acuerdo – comento Kouyou con un tono de voz dulce – Podrás llevarte cualquier cosa que quieras de este lugar, cariño, solo tienes que pedirlo - ya no tenía ideas de como sobornar a su hijo.
- No quiero irme – susurro abrazando con más fuerza la almohada
Bugs que noto que su dueño no estaba de buen animo había optado por acurrucarse a su lado. Chuuya estiro una de sus manos para acariciar al conejo, antes de regresar a su posición anterior
Kouyou suspiro, fácilmente podría abrir la puerta, pero no quería que Chuuya se asustara, no era que su hijo fuera muy propenso a hacer berrinches, en realidad esta era solo la segunda vez que lo veía. La primera vez había sido por obligarlo a lavarse los dientes luego de que comiera una gran cantidad de dulces.
- ¿Aun no sale? – Mori se asomo con una taza de café en las manos
- No parece querer hablar conmigo – comento Kouyou con una ceja alzada – No esperaba este comportamiento de su parte
- Es un niño que adora vivir aquí ¿Por qué querría irse? – Mori estaba satisfecho al respecto, ver a su sobrino con su espíritu de lucha contra su hermana era algo digno de presenciar
- Si está aquí mientras organizas todo, será un desastre, Mori, tengo que irme por un tiempo – al ver la sonrisa irritante que tenía Mori golpeteo sus dedos contra su brazo mientras lo evaluaba con una ceja alzada – Ya que pareces tan satisfecho, hermano ¿Por qué no lo intentas sacar de su habitación sin romper la puerta?
Mori se encogió de hombros, comenzando a golpear la puerta
- Chuuya ¿Quieres comer dulces? Han traído mas luego de que Ranpo se llevara todos – comento instándolo a que saliera.
Aun así, solo se escuchó silencio del otro lado. Chuuya no parecía querer dignarse a abrir la puerta
Kouyou y Mori se miraron preocupados. Luego de que la bella mujer diera esas noticas al cachorro este se había negado una y otra vez terminando por encerrarse en la habitación cuando no lo tomaron en cuenta.
- Chuuya, no vamos a resolver nada si no vienes a conversar conmigo – comento Kouyou con seriedad
El cachorro escucho con claridad eso, pero que mas daba, no es como si lo fueran a escuchar. Después de todo solo era un niño
- Quiero estar solo, mamá – respondió este mordiéndose el labio con fuerza, tratando de no llorar
Kouyou escucho como la voz de su hijo temblaba, casi a punto de llorar.
- Cariño, te daré tu tiempo, pero tienes que salir a conversar conmigo, estaré esperando por ti
No tuvo respuesta, pero supo que el cachorro la había escuchado.
Miro a Mori, pero este solo se encogió de hombros
- Eres un pésimo hermano – comento esta con el ceño fruncido mientras bajaba las escaleras
Mori sonrió antes de seguirla
- ¿Qué puedo hacer si el cachorro no quiere hacer algo? - comento este divertido
Kouyou llego a la cocina comenzando a prepararse una taza de té de manzanilla
- No sé, ¿Ayudarme a solucionar el problema?
- Soy su tío, tengo el derecho a desaparecer cuando no quiero hacer algo
Kouyou lo miro con los ojos entrecerrados, siempre era lo mismo con su hermano. Al menos había aceptado cuidarlo todo este tiempo… a su modo.
El sonido de la puerta principal siendo llamada hizo que ambos se miraran confundidos. Fukuzawa se había ido con Ranpo a tratar con unos asuntos. Y no esperaban otras visitas
Mori abrió la puerta siendo seguido por Kouyou, quien tenia su mano en su katana. Aunque no necesito usarla.
- ¿Kunikida? – Mori subió una ceja ante la visita, bajando la vista hasta llegar al otro invitado – y ¿Atsushi-kun?
El niño lo miro nervioso, sin saber como actuar ante la nueva cara que había en la casa. Una mujer muy bonita. Trato de saludar, pero la inseguridad sobre lo que le podrían decir lo mantuvo alejando la vista hacia el piso
- Siento molestar tan temprano en la mañana – Kunikida hizo una profunda reverencia, a tal punto que pareció que ya no se iba a levantar mas
- Esta bien, más importante aún ¿Ha ocurrido algo?
Kunikida parecía reacio a decir su razón, finalmente suspiro rindiéndose. Tomo a Atsushi, quien se estaba escondiendo detrás de su pierna, colocándolo frente a las miradas de los adultos.
Atsushi comenzó a temblar con miedo, quizás había hecho algo mal
- El niño dice que van a atacar la manada – se lo había dicho hace un día en realidad, no le creyó del todo así que luego de las insistencias del niño sobre peligro – Pero no parece haber daños, por eso creí que solo estaba molestando
- Oh, no, ciertamente atacaron la manada ayer – comento Mori mirando con interés al niño. Aunque Atsushi no levantaba la vista del suelo
Kunikida se sobresaltó ante eso, volviendo a hacer una reverencia de disculpa
- ¡Lo siento! No pensé que el niño estuviera diciendo la verdad – comento este arrepentido, pero, en su defensa, era extraño que un niño de seis años lo despertara llorando por que dice haber visto una pesadilla donde atacaban la manada. Pensó que era parte de sus pesadillas habituales
- No creo que alguien podría haberlo creído – comento en cambio Mori - ¿Qué viste Atsushi-kun?
- Hol…Hol…Buen…os….buenos días – susurro este asustado, no debió haber dicho nada ¿Por qué siempre hacia todo mal?
- Mori, lo estas asustando – espeto Kouyou mirando la situación, agachándose para mirar al niño a su altura – Buenos días, pequeño
Kunikida reconoció de inmediato a Kouyou
- Princesa Nakahara, siento mi descortesía – comento este ya avergonzado por todos los errores que había cometido tan temprano en la mañana
- Esta bien, Kunikida – comento esta sin mostrar ni un poco de enfado
Atsushi encontró la mirada de la bella mujer. Sin poder evitarlo estiro su mano tratando de saber si era una mala persona, pero se detuvo en ultimo momento colocando su mano detrás de su espalda. No debía a tocar a las personas sin permiso
Kouyou miro el gesto extrañada, así que sin pensarlo sostuvo su otra mano. Suponía que era algún tipo de saludo de parte del niño
Atsushi de inmediato se sobresaltó, mirando la sombra que guardaba Kouyou. Extrañamente era una sombra cálida ¿Era posible eso?
- ¿Estas bien? – pregunto Kouyou con una sonrisa
Atsushi asintió un poco mas seguro. Soltando nervioso la mano de la pelirroja
- ¿Podrías decirnos como supiste que iban a atacar la manada?
- En… una pesadilla – susurro el niño bajando la mirada
Kouyou evaluó el comportamiento del cachorro, era menor que su Chuuya, pero parecía que sufrió de un gran maltrato. Su postura incomoda, sus ojos llenos de miedo y sobre todo su inseguridad a la hora de hablar.
Sin poder evitarlo llevo su mano al cabello del niño con lentitud para una suave caricia de consuelo, aunque Atsushi cerró los ojos pensando que lo iban a golpear. Su cola y orejas fueron visibles ante la fuerte emocion de miedo.
El cachorro espero que el golpe llegara, pero eso nunca sucedió, solo sintió como acariciaban su cabello. Abrió sus ojos nerviosos encontrándose con la cálida mirada de la mujer.
- Eres un tigre blanco – comento esta asombrada, antes de recordar su conversación con Chuuya – Eres el amigo de mi hijo
Atsushi la miro extrañado
- ¿Su…hijo?
- Nakahara Chuuya – contesto esta quitando la mano del niño, sorprendida de que este no la hubiera mordido. No era normal que un niño tan pequeño se permitiera acariciar por un desconocido, pero este cachorro solo cerro los ojos esperando un golpe, miro de reojo a Mori, queriendo preguntar que era lo que había sucedido, pero sin poder hacerlo con el niño presente
- El…es mi amigo… ¿Esta…bien? – susurro Atsushi aferrándose a su ropa en un gesto nervioso
- Esta bien – la sonrisa suave en el rostro de Kouyou no se alejaba – Gracias por ser su amigo, Atsushi-kun
El niño se sonrojo ante el tono cálido que estaba escuchando, nunca había escuchado un tono tan lleno de dulzura de parte de un adulto. No sabia como reaccionar ante esos elogios tan sinceros
De la nada una idea surgió tanto en Kouyou como en Mori.
- En realidad, me encantaría que pudieras ir a jugar con él un rato ¿Por qué no vas? Siempre y cuando Kunikida no tenga problemas con ello
El mencionado se encogió de hombros, tenia algunas cosas que hacer, no seria malo que cuidaran al mocoso un rato.
Ante la afirmación de Kunikida, Atsushi asintió, sin entender del todo la invitación.
- Yo iré…
Kouyou le sonrió agarrándolo con suavidad de la mano, para guiarlo hacia la habitación de Chuuya. Quizás así su hijo se calmará
Atsushi miro confundido el gesto
- Yo…se ir
Kouyou lo miro con el ceño fruncido
- No puedo dejar que un cachorro ande solo en la casa, ningún adulto dejaría a un niño de… ¿Cuántos años tienes cariño?
- Seis años
- ¡Eres muy pequeño! – comento esta optando por tomar al niño en brazos ante la diferencia de altura. Atsushi se sobresaltó asustado, aferrándose como el gato que era a la ropa de la pelirroja – No puedo dejar que estés caminando solo en esta casa, podrías perderte
Atsushi iba a decir que ya lo habían dejado caminar solo en esta casa, pero prefirió guardar silencio, mientras lo llevaban a la habitación de su amigo.
Una vez en la habitación, Kouyou le insto con una suave sonrisa a que golpeara la puerta de la habitación de su hijo.
Atsushi lo hizo sin pensar mucho ¿Por qué la bonita mujer se veía tan ansiosa?
- ¿Chuuya…? – susurro golpeando la puerta sin hacer mucho ruido al ser su mano muy pequeña.
Se escucho un tenso silencio antes de que la puerta se abriera dejando ver a un Chuuya con una mirada triste
- ¿Atsushi? – levanto su mirada para ver a su madre, mordiéndose el labio nervioso
- Esta bien, cariño, juega un rato con Atsushi-kun, les traeré algo para que coman
El pequeño tigre vio como la mujer se alejaba de ellos dos.
- Tu mamá…es muy amable y bonita – susurro el pequeño mirando a los ojos a su amigo
Chuuya sonrió ante eso, agarrando de la mano a Atsushi para guiarlo a su habitación. Bugs al ver al nuevo invitado se acercó entre saltos, reconocía quien era. Atsushi lo tomo en brazos con una sonrisa suave
- Hola, Bugs – observo de reojo como en el suelo había una maleta abierta, junto con que la habitación daba la apariencia de estas más vacía de lo normal - ¿Por qué…está vacío?
El pelirrojo se estremeció ante eso
- Mamá dice que debemos volver a casa – susurro este con tristeza – No quiero irme
Atsushi se puso igual de triste al escuchar eso
- No…te vayas – comento este, no quería volver a estar solo. Era su primer amigo, aunque el de Chuuya también
El pelirrojo no contesto, sabiendo que en realidad seria inevitable por mucho que se negara.
Kouyou escuchaba con tristeza desde la puerta, entro dejando la bandeja de galletas en el suelo antes de atraer a un abrazo a su hijo.
Este parecía querer llorar, pero no lo hacia
- No será para siempre, cariño – Kouyou golpeo con suavidad la espalda del cachorro – Tarde o temprano tendrás que regresar, y cuando eso ocurra quiero que seas capaz de defenderte, de tal modo que nadie se pueda intimidarte ¿No quieres ser fuerte para proteger a quien quieres?
- Yo…quiero – comento el pequeño aferrándose con fuerza a su madre – Quiero ser fuerte
Kouyou sonrió, sabiendo que había ganado esta batalla. Aunque ya lo había hecho desde el momento en que el cachorro abrió la maleta de viaje.
Atsushi veía la escena con tristeza, se aferro a su ropa, como si eso lo pudiera sostener.
Chuuya lo miro de reojo, separándose un poco de su madre. Antes de volver a hablar
- Mamá, tu dijiste que podía llevarme lo que quisiera conmigo – comento convencido mientras agarraba de la mano del pequeño tigre, quien lo miro sorprendido – Quiero que Atsushi venga conmigo
Kouyou lo miro con una ceja alzada
- Yo dije cosa, Atsushi-kun no es una cosa – comento esta sin salir de su sorpresa por la petición de su hijo
- No es una cosa, es mi amigo – insto este sin dar un paso atrás – Quiero que venga conmigo
Kouyou suspiro, sabia que iba a entrar en otro lío al aceptar esto. Mori le había explicado brevemente la situación del pequeño tigre mientras iba por las galletas para los niños. Sabia que no tenía una familia y por ahora su guardián era Kunikida, al menos hasta que una familia decidiera criarlo.
- Atsushi-kun – dijo la mujer mirando al pequeño tigre que miraba sin comprender nada de nada – No te obligare a tomar esa decisión, será peligroso ir con nosotros, y sé que en algún momento una familia querrá cuidarte, aun así, quiero preguntarte ¿Te gustaría venir con nosotros? Puedes negarte si quieres, se que habrá una familia más amorosa que te querrá cuidar pero día aceptas te prometo que te cuídare bien
El niño la miro asustado
- Yo…soy un tigre blanco- susurro este esperando el rechazo
- Lo sé – comento la mujer sin decir nada al respecto
- ¿No le…doy asco? – comento este apretando sin querer la mano de Chuuya, aunque no al punto de causar dolor
- Eres una monada – comento la bella mujer con una sonrisa suave
Los ojos de Atsushi se llenaron de lágrimas, ante eso…
- Si…ustedes me aceptan…– susurro el niño queriendo llorar
Kouyou no contesto en cambio, lo abrazo consolándolo, al mismo tiempo que atrajo a Chuuya. Les dio un fuerte abrazo.
Atsushi por primera vez en mucho tiempo lloro con todo el dolor que sentía en su corazón.
Extrañamente no fue mucho trámite intentar llevarse a Atsushi con ella, Kunikida dijo que seria un orgullo que el niño creciera con la princesa. Aunque contra todo pronostico pregunto su podría visitarlo de vez en cuando. Incluso si sabia que no iba a poder adoptarlo, tenía planes de seguir visitándolo una vez que le encontraran una familia. Al menos sabia que lo había dejado en buenas manos.
Esa noche, Chuuya se despidió de todos, no olvidando en ningún momento el dejarle la clave de la nueva alacena a Ranpo. Quien lo despidió con una sonrisa.
- Tío Mori, gracias por haberme cuidado todo este tiempo – susurro Chuuya con tristeza, abrazando a su tío
- Espero verte pronto, cachorro – contesto este devolviendo el abrazo
- Tío Fukuzawa no dejare de practicar la espada – dijo el niño mirando a su querido tío, este le sonrió
- Vuélvete fuerte, cachorro
El cachorro les sonrió con tristeza
- Yo volveré, lo prometo – realmente no quería irse, pero sabia…sabia que era por su bien y el de los demás
Chuuya se detuvo un segundo para mirar hacia el bosque, sabiendo que Dazai no aparecería, ellos dos ya se habían despedido, aun así agito su mano despidiéndose con tristeza. Solo le quedaba creer en la promesa que habían hecho
Dazai miro el gesto con el pecho apretado. Claro que iba a mirar a Chuuya antes de que se fuera, no había pasado tanto tiempo desde que lo había visto por última vez, aun así, la sensación de anhelo era fuerte. Casi haciéndolo querer caminar hacia el
- Sabia que estarías aquí – Ango interrumpió ese pensamiento dejándose caer al lado de Dazai, justo al borde del territorio de Mori, pero desde donde se podía ver la entrada de la casa – Odasaku vendrá en un momento
Este tenía su mirada enfocada en el cachorro. Quien seguía mirando en su dirección sin lograr ver nada. No iba a acercarse, no podía hacerlo. Se conformaba con mirarlo desde esta distancia
- No puedo creer que tu ridículo plan de hacer que ese pequeño tigre se fuera con él ¿Cómo sabias que tus acciones terminarían en esto?
- La princesa tiene una debilidad por los niños heridos, junto con que ese pequeño tigre es el único niño que ha querido a su cachorro – comento este con simpleza, todo había salido según sus cálculos hasta ahora- Además, ella sabe que Atsushi-kun será un gran guardián para su hijo si se le cría de forma correcta, no es una Nakahara por nada, será una buena guardiana
Ango parpadeo ante eso
- ¿Por eso “arreglaste” al tigre? – comento acomodándose los lentes
Dazai sonrió ante eso
- Protegerá a Chuuya con su vida ¿No es eso fantástico? Tenía que activar de forma adecuada sus poderes
Ambos se quedaron el silencio observando la escena, al menos hasta que Dazai rompió el silencio
- ¿No me dirás nada por estar rompiendo el tratado tan rápido? – comento este, aunque técnicamente no lo había hecho, si Chuuya no lo veía, no había pruebas de que lo había ido a ver antes de que se marchara
Aunque Ango negó con la cabeza. No había venido a eso
- Esto te está rompiendo el corazón, Dazai – comento Ango sin comprender por que Dazai se lastimaba al venir a ver esta escena
El castaño no respondió, solo observo como el cachorro era guiado al auto, antes de que este comenzara a alejarse cada vez más del territorio. Sus ojos poco comenzaron a perder las emociones que solo sentía mientras su compañero estuviera cerca, incluso a la distancia que estuvo algo había regresado, pero ahora sus ojos volvían a la normalidad. Poco a poco regresaba a ser el Dazai que todos habían conocido los últimos siglos
- No tengo corazón- comento este con frialdad. No lo tenía, no mientras Chuuya no estuviera cerca
Solo serían unos años, es todo el tiempo que le podía regalar a su compañero. Podría vivir su vida, con todas las experiencias que necesitara vivir
Porque cuando regresara...ya no habría escapatoria
FIN
Es broma. Kajakaakka no es el fin 😂😂❤️❤️❤️Gracias por leer los adoro 🐾🐾🐾🦇🦇🦇🐾🦇🐾🦇🐾
Próximamente:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top