Proxies

Corriste tan rápido como pudiste, y en menos de una hora ya estabas por cruzar el bosque de Forks. Decidiste esconder tu presencia, no querías encontrarte con él apenas regresando. Seguiste avanzando sigilosamente por el lugar hasta llegar a tu casa. Lo primero que hiciste fue enchufar el cargador del celular y conectarlo para que encendiera. Llamaste a tu mamá dándole la excusa de que hubo una tormenta muy fuerte en estos días que te dejó sin señal y blablablá. Al menos te creyó, que es lo importante.
Ya que estabas en tu casa, decidiste buscar alguna información sobre los proxies. Tal vez encuentres algo.

"Los proxies son personas que están influenciadas o bajo el control mental del Slenderman. Éste los utiliza para que ellos hagan lo que él no puede hacer en la sociedad humana. Cosas como atraer nuevas víctimas, o buscar otros potenciales proxies. Los actos de los proxies están estrictamente basados en las necesidades/deseos de su maestro. Los proxies cumplen las órdenes directas de Slenderman, sin posibilidad a negarse a lo que sea que éste le pida.

No cualquiera puede llegar a ser un proxy. Los otros proxies lo ayudan a buscar a las personas que cumplen con los requisitos para trabajar para él, pero es el Slenderman quien tiene la decisión final de quién tendrá ese privilegio, como lo ve él, o maldición, como lo ven otros. Nadie sabe exactamente cuál es ese requisito, sólo se sabe a ciencia cierta que Slenderman, una vez que le pone el sello a alguien de que es su proxy, crea en la persona una gran dependencia que le impide alejarse de Slenderman, por lo que el proxy, no puede abandonar nunca su trabajo. Dicen que muchos lo intentaron, pero que la necesidad de tener cerca a su amo era tan fuerte que no pudieron resistir mucho tiempo.

Dicen que ser un proxy es cuestión de tiempo. Al principio, Slenderman ejerce control mental sobre los nuevos para que hagan lo que él quiere, incluso si eso implica matar a alguien. Aunque están conscientes de sus acciones, no pueden hacer nada para evitarlo. Es el infierno para quienes no quieren aceptar en lo que se han convertido. Pero, es cuestión de tiempo. Tarde o temprano sus mentes se corrompen lo suficiente como para acatar las órdenes sin necesidad que Slenderman use el control mental.

Dicen que existen varias clases de proxies. Nadie sabe en realidad a qué exactamente se refieren con eso. Pero según se rumorea, están los que ven a Slender como su amo, nada más. Se dedican exclusivamente a cumplir sus órdenes y punto. Dicen que otros lo ven como a un gran amigo, por quien se preocupan y hacen lo necesario para su bien. Ésta clase de proxy, dicen que es muy escasa. Se necesita tiempo para alcanzar ese rango, debido a que el proxy debe ganarse la confianza de su amo, como para considerarlo su amigo.

También dicen, que ser un proxy es una manera de matar al Slenderman. Dicen que sólo un proxy puede hacerlo. Un proxy muy querido. Uno que es de mucha confianza y quien es el preferido entre todos los que están bajo su control. Dicen que es un regalo. Un regalo dado al proxy por el propio monstruo. ¿Por qué? Es como algo a prueba de fallos. Si el trabajo de ese proxy es hacer lo que Slenderman no puede en la sociedad humana, entonces eso hace al proxy indispensable para él. ¿Qué pasa si un día ese proxy hace algo que disgusta a su amo, cayendo en su furia depredadora? Bueno, pues deberá criar a otro proxy. Uno igual de bueno. No. Demasiado trabajo. Por eso, al proxy se le confiere la capacidad de defenderse, si es que su amo llega a 'perder la cabeza', por así decirlo. De esta manera, el proxy puede seguir siendo de uso. No todos llegan a tener ese privilegio. Sólo uno, sólo uno del montón, llega a tan alto rango, y no siempre, debido a que también es la debilidad del Slenderman.

Como dicen que Slenderman tiene un gran control sobre sí mismo, se cree que esto es un poco imposible que llegue a pasar. Nadie puede asegurar este rumor, ni refutarlo.

Dicen, que el símbolo con que Slenderman marca a sus proxies es un círculo tachado."

Releíste la información como diez veces. Toda la tarde pasó volando leyendo sobre los proxies. Tenía sentido, tenía mucho sentido. Porque el tal Matt fue el que trajo al bosque a la muchacha, aunque no la mató. Y, a juzgar por cómo se llevan esos dos, Matt tiene que ser el tipo de proxy que considera a Slender como su amigo, por eso se enojó cuando no quisiste contestarle, incluso intentó matarte. Así que era de esa manera que las personas seguían yendo al bosque, es el trabajo de los proxies.

En parte, puedes entenderlo perfectamente. Porque seguramente, en algún momento necesita alimentarse de los humanos, no sólo de animales. Tal vez su instinto lo obligue. Es normal, es un monstruo, igual que tú, no se puede evitar.

—[Nombre]... no deberías seguir ocultándote de Slender... —después de un día entero, te volvió a hablar.
—¿Por qué lo dices?
ùPues, porque si fuera un humano, ya habría perdido la cabeza, pero dudo que esté lejos de hacerlo...
¿Eh? No entiendo lo que dices...
Es debido a los genes de Ayesha. Su manera de esclavizar a los hombres para sacarles provecho de acuerdo a sus necesidades era acostándose con ellos. Es decir, una vez que lo hacían con ella, en el hombre se creaba una gran dependencia que no le permitía alejarse mucho tiempo de ella, induciéndolo a convertirse en su esclavo fiel y leal hasta que lo mate... Tú también heredaste esa parte de ella."
—Es decir que, cuando... ehm, pasó eso... yo produje en él lo mismo que él produce en sus proxies... ¿verdad?
Pues, sí...
De acuerdo, es por su bien, se lo debo. Después de todo, fue culpa mía.
Puedes saber en qué estado se encuentra ahora mismo, para prevenirte de ciertos ataque de locura que pueda llegar a tener...
¿En serio? Entonces, quiero verlo...
Concéntrate en él, y conseguirás visualizarlo.

De acuerdo. Cerraste tu portátil y la pusiste sobre el mueble cerca de tu cama. Cerraste los ojos concentrándote en Slender, y comenzaste a ver ciertas cosas. Estaba recorriendo el bosque, buscando algo, y se veía igual que cuando le gruñó a Matt para que dejara de reírse. No era necesario ser muy listos para darse cuenta que estaba en su límite.

Qué fue lo que hiciste. Eres despreciable por hacerle eso a alguien, aunque sea un ente salido de nadie sabe dónde. Y esa voz debió avisarte antes. Bueno, al menos lo hizo, hubiera sido peor que no lo haya hecho. Nadie se merece algo así, ni Slender. Si tú ibas a buscarlo no sabes lo que puede llegar a pasar. Decidiste quedarte allí y dejar de usar el mimetismo. Apenas dejaste de hacerlo, Slender apareció en tu cuarto. Antes de que hiciera algo, tomaste su mano y la pusiste sobre tu mejilla, para hacerle saber que no eres ninguna alucinación, que realmente estás ahí, frente a él.

—Slender... —murmuraste apenas.

Te sentías mal por lo que le estaba pasando. ¿Y si por cosas de la vida tienen que separarse otra vez? Eso no sería nada justo para él.
Se quedó por un buen rato sin siquiera moverse, como si se hubiese congelado. Podías sentir que poco a poco iba volviendo en sí, hasta que tomó tu rostro en sus manos, y se acercó lentamente hasta juntar sus labios con los tuyos, dulcemente.

—[Nombre]... —susurró mientras acariciaba tu rostro, para cerciorarse que esto no es un producto de su mente al borde de la locura.

—Aquí estoy... yo... de verdad que no lo sabía... realmente lamento mucho... que las cosas se dieran de esta manera... de verdad... —las lágrimas comenzaron a caer por tus mejillas.

Borrosamente pudiste ver que sus labios te brindaban una tierna sonrisa. Secó tus mejillas con sus finos dedos y te abrazó. Para seres humanos, tal vez el peor castigo sea el infierno. Pero para ti, esta vida que tienes ya es el infierno. Lo que eres y a quienes perjudicas con eso, no tienes perdón. Ni quien te ha ayudado todo el tiempo hasta ahora, ni él siquiera fue excluido.

Quiere convertirte en su proxy... —dijo un poco temerosa esa voz.

Que lo haga. Espera... ¿qué? Antes de poder reaccionar a lo que escuchaste en tu mente ya sentiste que estaba mordiendo tu cuello. Ardía, ardía como el mismo puto infierno. Ardía tanto que preferías estar muerta. Tampoco podías hacer nada para zafarte. Tú sola te pusiste la soga al cuello al bajar la guardia tan ciegamente.

Cuando te soltó, lo empujaste tan fuerte como pudiste, haciendo que impactara contra la pared. Sobaste tu cuello con tu mano, la herida en seguida se regeneró, pero sentías un extraño relieve en tu piel. Corriste al baño a mirarte al espejo. Era ese círculo tachado, era el símbolo de que ahora le perteneces, el símbolo de que ahora eres de su propiedad, igual que muchas otras víctimas.

—[Nombre], abre la puerta, quiero hablar contigo.
—¿Por qué lo hiciste? —estabas un poco indignada, te sentías un simple objeto para él.
—Sal de ahí para que podamos hablar...
—Confié en ti... me en... —no pudiste terminar la frase.

Sí, te entregaste a él y gracias a eso y a tu ausencia de tres días casi lo mata la locura. En el fondo, era lo justo. Tú dependes de él tanto como él de ti. No tienes nada que reclamar.

Abriste la puerta, asomaste tímidamente tu cabeza, Slender estaba parado justo frente a ti. Te extendió la mano, la cual aceptaste dudosamente. Desde la primera vez que se encontraron, nada tuvo sentido. Cuando crees que puedes estar bien sin estar cerca suyo, toma tu mano y vuelve a arrastrarte al abismo.
¿Qué tipo de relación es esta? Si las personas creen que sus relaciones son enfermizas, no saben por lo que estás pasando. Todo esto es enfermizo, todo es una maldita locura.

—Vamos a ver la luna, ¿te parece?
—De acuerdo —suspiraste.

Salieron por la ventana y comenzaron a caminar hasta una colina. Subieron por ella hasta el final. Desde allí la luna se veía tan grande, tan cerca, que parecía que podías tocarla. Se sentaron sobre la hierba a admirar el paisaje.

—Creo que ya sabes lo que es un proxy...
—Sí, eso creo. Si es verdad lo que leí...
—¿Qué fue lo que leíste?

Hiciste un resumen de todas las cosas que habías leído sobre ellos.

—Todo es verdad.
—Entonces, ¿es verdad que hay un elegido entre todos los que están bajo tu mando?
—No, nadie ha alcanzado ese rango, hasta ahora... —volteó hacia ti con una leve sonrisa.
—¿Yo? —lo miraste extrañada.
—¿No recuerdas?

Sólo uno muy querido. Sólo uno que es de mucha confianza. Sólo uno alcanza tan alto rango, y no siempre, debido a que también es su debilidad.

Entonces no lo hizo por ajuste de cuentas, o por simple necesidad. Eres muy importante para él, y confía mucho en ti, al punto de poner su vida en tus manos. Después de todo, también seres como ustedes tienen sentimientos. Eso quiere decir que, ¿siente algo por ti?

Es más es obvio... —te contestó en tu interior.

Así que, es así. Hasta ahora no te habías puesto a pensar en lo que tú sientes por él. ¿Puedes definirlo? No. Al menos te ayudó cuando no entendías nada de lo que te pasaba. Al menos, lo que para las personas sería una aberración, a su lado, es normal. Te sientes normal a su lado. Te sientes comprendida estando con él. Es el único que realmente sabe lo que eres y no te rechaza por ello. Debes admitir que, te agrada bastante su compañía.

—[Nombre]...
—¿Eh? —saliste de tus pensamientos.
—Parece que estabas pensando mucho en algo...
—Eso creo... Dime una cosa, ¿qué es lo que hay entre nosotros?
—¿Tú qué crees? —acercó tu rostro al suyo.
—A estas alturas no sé qué creer...

Él sólo sonrió y te besó, lo cual correspondiste sin dudarlo, acercándote más a él.

Esta situación es como la fábula del león y la hija del labrador. Pero en realidad, ¿quién es el león? Tú, por haberle dado toda tu confianza hasta el punto de convertirte en propiedad suya, o él, por darte tal privilegio poniendo su vida en tus manos. La mejor forma de definirlo, es, que ambos son los leones, pues ambos bajaron la guardia. Ambos son débiles frente al otro.

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Ok, sobre los proxies, hay millones de teorías y demás, yo no soy dueña de ellas, sólo recopilé del internet lo que me pareció mas lógico y más concorde a mi historia, y adapté ciertas cosas. Recuerden que este es un fanfic, nada más ;)

Matt es mi OC, cualquier parecido con otro personaje es mera coincidencia, no estoy plagiando a nadie...

En fin, eso es todo, saludos :3

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