El enfrentamiento final
Aparecieron cerca del pentágono, antes de las grandes murallas y cercas que lo protegían. Apenas entre el sol y salga la luna, definitivamente atacarían.
-en la base del pentágono-
—¿Alguna novedad? ¿Han dado señales de vida los soldados que enviamos? —preguntó el hombre serio, ya canoso, con años encima, quien estaba a cargo de la misión de capturar a la híbrida.
—No señor, no ha regresado ninguno, nos tememos que ya están muertos —respondió uno de los cabos.
—Bien, si es así, quiero que encuentren el punto débil de esa muchacha para atraerla por ese lado —ordenó fríamente, no le importaba, utilizaría todos los métodos necesarios a su alcance para encontrarla.
—Ya lo hicimos señor, sólo tiene a sus padres, quienes viven en Nueva York.
—Captúrenlos, los utilizaremos como carnadas para traerla hasta aquí.
—Sí señor, enviaremos a agentes a que los traigan.
-suena la alarma de seguridad del lugar-
—¡¿Qué esta pasando?! —preguntó exasperado el hombre a cargo.
—¡No sabemos a ciencia cierta! En definitiva han invadido el perímetro, ¡pero no podemos ver quiénes son! —respondió con un poco de miedo el cabo.
Las cámaras de seguridad tenían muchísima interferencia, no podían obtenerse imágenes claras de ellas, y a medida que aquellas personas se acercaban, las cámaras perdían la señal por completo, no había forma de saber quiénes estaban invadiendo la base.
—Esto no puede ser... —el hombre salió de inmediato de la sala de control para ir a su oficina.
-volviendo a las afueras-
Apenas anocheció, comenzaron a infiltrarse. Tus ojos cambiaron de color, una vez más, tus colmillos volvieron a hacer presencia en tu boca y todos tus sentidos estaban agudizados al máximo, era hora de poner en práctica lo que Ayesha te dijo por última vez.
Mientras tú te encargabas de hipnotizar a todo aquel que mirara a tus ojos y borrarles todos los recuerdos relacionados contigo si tenían, Slender se encargaba de burlar la seguridad, interfiriendo con las cámaras. Aunque no pudieron evitar que la alarma sonara, debían ser rápidos antes que más gente se involucrara.
Con sus tentáculos, y el uso de su control mental, no fue difícil traspasar las murallas y cercas. Los proxies también estaban ayudando noqueando a aquellos a quienes ya les manipulaste la mente.
Con ustedes dos juntos, los soldados no fueron capaces siquiera de disparar.
Al poco tiempo ya estaban por ingresar al edificio, y todos los que se interpusieron en sus caminos en el momento, ahora estaban inconscientes en el suelo.
No querías hacerlo, pero era hora de acabar con todos, absolutamente todos los que estaban dentro de ese edificio. Te transformaste en la gran bestia que eras y comenzaste a destrozar todo a tu paso.
En menos de diez minutos, ya habías destrozado internamente toda la base, matando a todos a tu paso, con la ayuda de Slender y sus proxies.
Llegaron a la sala de control. Todos los miraban aterrados, ustedes no hicieron esfuerzo alguno por ocultar sus apariencias, después de todo, estarían muertos antes de que tuvieran oportunidad de gritar siquiera.
Mientras ustedes descuartizaban a todos los que se pusieran en frente. Matt, con la ayuda de otros expertos en tecnología, se encargaron de hackear el sistema del pentágono, borrando toda la información que pudiera haber sobre ti y sobre Slender por ahí.
En unos minutos acabaron con todos los que estaban allí, así que siguieron su camino para terminar de recorrer la base mientras los proxies seguían trabajando en borrar toda la información que encontraran sobre ustedes.
Llegaste a la oficina de aquel hombre, sabías que él estaba a cargo de todo. Volviste a tu forma normal y le quitaste la ropa a uno de los hombres que quedaron por allí tendidos, y te la pusiste.
Entraste a aquel lugar, con Slender detrás de ti, para encontrarte con la cara de espanto del encargado en cazarte.
—Q-quiénes son ustedes... —podías oler el horror que salía por cada uno de sus poros.
—Tú me estabas persiguiendo, y aquí estoy, ¿no era esto lo que querías? —le dedicaste una sonrisa siniestra, con una expresión un poco sádica.
—Así que tú eres la híbrida... —te miró sorprendido, un poco más calmado, sólo lo aparentaba, seguía expeliendo miedo a través de todo su cuerpo.
—Sí soy yo.
Sin decir más te acercaste a él y lo agarraste del cuello, alzándolo del piso, obligándolo a que te mirara directamente a los ojos. Por unos segundos trató de oponerse, pero fue inútil, tu habilidad para hipnotizar a las personas es muy fuerte. Recorriste todos los lugares de su memoria, no había nadie más que supiera del proyecto a parte de él. Eso era bueno para ti, aunque no tendrías problemas en acabar con todos los que supieran de tu existencia y quieran ir tras de ti.
Lo soltaste, dejándolo caer al piso, y miraste bastante seria a Slender.
—Yo me encargo —habló leyendo tus pensamientos.
—De acuerdo —te acercaste a besarlo, ambos estaban son salpicaduras de sangre por todo el cuerpo, pero no importaba.
Luego del intenso beso saliste de la oficina, cerrando la puerta tras de ti. Te alejaste unos pasos y pudiste escuchar los desgarradores gritos de auxilio por parte de aquel hombre. Slender no tendría compasión con él, no después de intentar arrebatarle lo que era suyo, aquella que desde ahora era su compañera. No se lo iba a perdonar, ni a él, ni a nadie.
Luego de unos minutos salió de la oficina, más ensangrentado que antes. Los proxies volvieron junto a ustedes para avisarles que ya terminaron su trabajo.
—Bien, es hora de desaparecer de aquí —ordenó Slender.
Todos se tomaron de las manos y él se encargó de teletransportarlos hasta el bosque de Forks. Después de aquello, tal vez deberían mudarse a otro lugar.
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La milicia llegó al lugar para encontrarse con la mayoría de los trabajadores del pentágono muertos. Los pocos que sobrevivieron, no recordaban absolutamente nada, apenas sabían quiénes eran.
A pesar de las intensas horas de investigación por varios días, no pudieron encontrar la causa de aquel desastre, ni mucho menos identificar a los autores del atentado. La escena que encontraron era aterradora, nunca antes habían visto algo así, definitivamente la cosa que hizo aquello no era humana, de eso estaban seguros, pero no tenían prueba alguna que afirmara sus teorías.
Hicieron sus mejores esfuerzos para limpiar todo sin dejar evidencia alguna de lo sucedido, utilizaron todos los recursos disponibles a sus alcances para mantener aquello en secreto, lejos de los noticieros y periódicos. En menos de una semana se reestablecieron las actividades normales en el lugar, sin que nadie supiese acerca del tema.
Los familiares de los fallecidos fueron informados de que los que trabajaban allí sufrieron un atentado al salir de su trabajo, y aquella fue la causa de sus muertes.
Nunca supieron verdaderamente qué sucedió esa noche, y nunca lo sabrían. Ese sería uno más de los misterios inexplicables que sucedieron a lo largo de la historia.
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Volviste a tu casa para darte un buen baño y cambiarte de ropa. Aunque estuviera completamente desordenada, seguía sirviendo de refugio, pero no por mucho. Slender volvió a su mansión a hacer lo mismo, acordaron encontrarse en el claro del bosque donde se conocieron por primera vez.
Luego del baño, en una maleta juntaste ropa necesaria para un viaje de una semana aproximadamente. Con los últimos sucesos, definitivamente no era bueno seguir allí.
Slender lo sabía, y no tenía problema de dejar el bosque de Forks y mudarse contigo a donde fuere que pudieran vivir tranquilos, alejados de todos los seres humanos que pudieran molestarlos.
Habló con sus proxies sobre el asunto. Estaba decidido, irían a Rumania.
Ellos no tenían cómo oponerse, después de todo, así que aceptaron la propuesta.
Se encargaron de conseguir una mansión en las lejanas montañas de Rumania, en un pueblo muy tranquilo y pequeño, bastante alejada de toda la civilización.
Los proxies vivirían en el pueblo, por los alrededores, cerca de su amo.
Ya estaba todo listo, sólo debían ir al aeropuerto a tomar el vuelo.
Desde tu despertar, muchas cosas cambiaron.
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Al terminar de empacar tu maleta, estabas decidida a comunicarle a Slender que no te quedarías allí. Y aunque él no estuviera de acuerdo, te irías con o sin él.
Fuiste al claro a esperarlo, momentos después llegó junto a ti, se acercó, rodeó tu cintura con sus brazos, y unió sus fríos y finos labios con los tuyos en un apasionado y largo beso.
—Hoy estuviste genial —sonrió al separarse de tus labios.
—Tú no te quedas atrás —le devolviste el gesto—. Sí que dejamos un gran desastre —reíste un poco culpable.
Aún no te sentías bien por lo que hiciste, pero era lo mejor, de ahora en adelante ya nadie sabe de tu existencia, y nadie más perderá su vida buscándote. Para el mundo estabas muerta, mejor dicho, ni siquiera existes, eso era bueno.
—Es verdad, pero ya todo terminó, me alegro que hayas tomado esa decisión, ahora podremos vivir tranquilos muy lejos de aquí.
—Sí, eso es lo único bueno de todo esto —rodeaste su cuello volviéndolo a besar—. ¿A dónde iremos? —preguntaste curiosa. Lo último que dijo te aseguró que iría contigo a donde sea para vivir sin preocupaciones.
—A Rumania —contestó con una sonrisa.
—¿Por qué Rumania? —insististe sonriente. De todos los países, ¿por qué Rumania?
—Es la tierra de Drácula, así que podremos vivir allí sin problemas.
—Ah, así que es por eso, me parece genial —volviste a juntar tus labios con los suyos.
Luego de unos minutos, partieron al aeropuerto. Slender utilizaba la ilusión para que todos lo vieran como a una persona normal, aunque no lo fuera. Para ti no era problema pasar desapercibida.
Después de muchas horas de viaje, llegaron a la capital de aquel país. Se hospedaron el resto del día en un hotel, mientras los demás se encargaban de encontrar alguien que conociera de memoria el lugar, así sería más fácil el viaje.
Matt volvió a la habitación donde se estaban quedando con una anciana que encontró por la calle, quien le dijo que conocía el pueblo donde estaba la mansión. Slender le leyó la mente, y luego le borró la memoria sobre el acontecimiento. Con aquella información, sólo faltaba ir al pueblo.
Matt dejó a la anciana donde la había encontrado, y para la noche, volvieron junto a Slender y tú. Una vez más, se tomaron de las manos con sus respectivas pertenencias, y en unos segundos estaban ya en la entrada de aquel pueblo pequeño y silencioso.
Los proxies se esparcieron por el pueblo para acomodarse en sus respectivos nuevos hogares. Ustedes dos fueron a la mansión, donde se harían compañía por los siglos que les reste de vida.
En una semana, volvieron a la vida "normal" que tenían cuando se encontraron por primera vez.
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Los meses pasaron tan rápido. Ya te habías acostumbrado por completo a ser el híbrido que eras. Controlabas a la perfección todas tus habilidades, incluso las llegaste a perfeccionar al máximo.
Tu cabello volvió a ser largo y sedoso como antes. Tus atributos se desarrollaron al máximo, eras más bella de lo que nunca fuiste.
Estabas acostumbrada a salir por las noches a beber la sangre de las personas. De tanto en tanto bebías aquel dulce manjar que era la sangre de Slendy. Sí, con el tiempo dejó que lo llamaras así de cariño.
A veces venían los proxies a visitarlos, a veces simplemente para saludar, otras trayendo algún mandado que les ordenó Slender. Cuando eso pasaba siempre se encontraban en las profundidades de los bosques. Ya estabas acostumbrada a aquello, después de todo, está en la naturaleza de Slender, así como está en la tuya el beber sangre. Ya no te molestaba el hecho de que él necesitara comer carne humana en ocasiones, con el paso del tiempo aprendiste a convivir con ello.
Desde aquella noche que se mudaron a la mansión, entre ustedes tuvieron más confianza que nunca. Todas las noches estaban en la cama, complaciéndose el uno al otro. Tu apetito sexual había crecido bastante debido a los genes heredados de Ayesha, pero como ambos son «anormales», Slendy siempre podía complacerte y dejarte completamente satisfecha.
Algunos días ni siquiera salían de la habitación debido a eso, sólo por la noche para ir a cazar.
Como ambos estaban solos en este mundo, no fue necesario demasiado tiempo para comenzar a amarse intensamente. Ahora ya no están solos, se tienen el uno al otro, y se aman de verdad.
«Ayesha lo dijo, para el amor no hay barreras»
Ayesha volvió a contactarte unas semanas después del incidente en el pentágono, estaba en el mismo país que ustedes, así que no fue difícil ir a verla un rato. De tanto en tanto iban a visitarla, ahora ella era como la madre que a veces necesitabas. Aunque no tuviera corazón, es muy buena, el amor de aquel licántropo cambió algo en ella, de una manera inexplicable.
Ahora, tu vida está completa, como el híbrido que eres, al lado del ente sobrenatural que amas.
Ya estabas completamente acostumbrada a ser un monstruo, y convivir con uno.
Aquello ya no te molestaba para nada. Para ti era normal, para él era normal.
Desde ese día comenzaron sus verdaderas vidas juntos, con mucho amor, que durará hasta el fin de los tiempos.
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La leyenda cuenta que en un alejado bosque en las montañas de Rumania, en una mansión completamente alejada de la civilización, viven dos seres muy extraños. La curiosidad de las personas los ha llevado a invadir aquellas tierras.
A veces, los que entraban en aquel bosque, nunca más volvían. Otros, volvían sin recordar absolutamente nada, ni siquiera porqué habían ido a aquel bosque.
Nadie sabe realmente quiénes habitan allí, o si realmente alguien o algo habitan esa mansión. Las personas les atribuyen a aquellos habitantes ciertas desapariciones.
Muchos dicen haber visto en ocasiones a una mujer muy bonita bajar de aquel lugar de vez en cuando, pero en realidad nadie sabe quién es. Piensan que es un fantasma que merodea por ahí, o que es la guardiana de aquel bosque.
Otros aseguran que aquella mujer es la descendiente de la diosa de los vampiros, a quien nunca se la volvió a ver en cientos de años, y que es ella quien a veces ataca a las personas en el pueblo o en los alrededores. Son sólo suposiciones, después de todo.
Otros rumores afirman que el ente sin rostro, conocido como Slenderman, habita también esa mansión. Son sólo rumores, después de todo.
Algunos dicen que a pesar de lo monstruosos y terroríficos que puedan llegar a ser esos seres, encontraron el amor entre ellos. Son diferentes al resto del mundo, después de todo. Dicen que a pesar de lo diferente que pueden ser de los seres humanos, no lo son tanto, también albergan sentimientos en su interior, sentimientos que sólo ellos fueron capaces de descubrir, entre ellos.
Entre ellos encontraron la comprensión y compañía que no les puede otorgar otro ser, y por ello, viven felices en aquella mansión, por el resto de los siglos.
Pero todo esto son sólo rumores, leyendas y cuentos de fantasía, ¿o no? Nadie lo sabe.
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Fin.
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