Controlando habilidades
Se levantó del sofá y comenzó a caminar por la sala. Al parecer estaba pensando en algo. Te limitaste a observarlo mientras planeaba lo que sea que estuviese pasando por su cabeza. En realidad es mucho más alto de lo que mostraban las supuestas fotografías, que ahora estás segura no eran ediciones ni montajes.
Jamás se te cruzó por la mente estar en una situación como esta. Es verdad, tenías ganas de conocer criaturas mitológicas, pero ser una, era algo que definitivamente no estaba dentro de tus planes. El hecho de no controlarte, dañará muchas más vidas de personas inocentes, totalmente ajenas a tu condición, a tu existencia. Aunque lo pensaras mucho, lo que pasó anoche te duele, te inquieta un poco; pero no como debería, por el hecho de no recordarlo. En este caso se aplica perfectamente la frase: «ojos que no ven, corazón que no siente».
Todavía querías saber por qué estaba tratando de ayudarte. ¿Será... porque en el fondo son iguales? Aunque te cueste admitirlo, eres un monstruo. Y tarde o temprano deberás aceptarlo, cuanto antes será mucho mejor para todos.
En estos momentos, te comenzaste a sentir un poco débil.
—La regeneración consume bastante energía —dijo una voz en tu mente.
—Espera... ¿quién eres tú? —preguntaste mentalmente, confundida por aquella afirmación.
—Yo soy parte de ti, yo soy lo que acaba de despertar. Depende de ti si te controlo, o me controlas... A las dos nos irá mejor si tomas las riendas... —soltó una risa un poco maniática.
Qué... demonios... fue eso. Te asustaste de ti misma. ¿Así de difícil son estas cosas? Y pensar que nunca imaginaste que sufrían de esta forma debido a sus poderes.
De ahora en adelante nada volvería a ser como antes. Pensaste en tus padres, amigos y personas cercanas, y no pudiste evitar sentirte triste. Querías volver a verlos, volver a tenerlos cerca, ahora más que nunca. Y ¿si pierdes el control en presencia de ellos? Si sobreviven seguro no querrán acercarse a ti nunca más. Lo peor sería que sin estar consciente de ello, terminarían siendo tu cena. No, eso no te lo puedes permitir ni de broma. Lo mejor será estar lo suficientemente alejados de ellos para que no les suceda nada malo.
Tu mirada hace rato se perdió en alguna parte de la habitación. Al buscar con la mirada al hombre, ya no estaba por ningún lado. Te extrañaste y en seguida te levantaste del sofá, recorriendo a paso lento el lugar. No estaba allí. Saliste afuera, y los rayos del sol aún se filtraban a través de las hojas de los árboles. Era temprano todavía para decir que se fue a cazar o algo por el estilo.
Conociendo todo lo que hizo hace unas horas, lo más seguro es que de nuevo esté intentando probarte. Claro, esta vez tú se lo pediste. Cerraste los ojos para concentrarte al máximo. Dejaste fluir tus pensamientos, dejaste que, lentamente, "eso" que estaba dentro de ti comenzara a manifestarse.
«Nos irá mejor si me controlas...»
—Definitivamente así será... —te dijiste a ti misma.
Alzaste la cabeza con los ojos cerrados, tratando de sentir todo lo que estaba a tu alrededor. Todas, absolutamente todas tu habilidades podían ser controladas, y era eso lo que te estabas mentalizando.
Después de un rato así, dejando fluir todo tu ser, comenzaste a olfatear. Tu nariz percibía ese olor, que en un principio te hizo salir de tu casa. Estaba cerca, en alguna parte del bosque. Era hora de ponerte a prueba a ti misma. Ibas a seguir tu olfato cuando, sentiste el peligro. Esa sensación podías compararla con el sentido arácnido del hombre araña. Sí, era algo como eso, hasta sabías de qué parte provenía. Diste un gran salto hasta llegar a una rama baja del árbol más cercano, volteando a ver de quién se trataba. Te congelaste del miedo por unos instantes.
—El miedo siempre saca lo mejor de uno... —dijo, con una sonrisa macabra, dejando ver sus afilados dientes.
Definitivamente no estaba jugando. Iba muy en serio. Lo mejor que se te ocurrió hacer fue salir corriendo, pero cuando saltaste del árbol para hacerlo, te detuvo con uno de sus tentáculos enredados a tu pierna derecha, haciéndote caer al piso.
Aterrada volteaste a verlo, pero te calmaste al instante cuando viste su expresión. Estaba cruzado de brazos, negando con la cabeza. Soltó tu pierna y acercó su rostro al tuyo.
—Si iba en serio, estarías muerta ahora mismo.
—Lo siento...
—Huyendo no controlarás nada —suspiró.
Por alguna razón, comenzaste a sentir en él mucha más confianza que antes. De verdad estaba tratando de ayudarte, por tu propio bien. ¿Por qué lo haría? Eso, por lo menos ahora, no es lo importante.
En ese momento sentiste que algo golpeó tu frente, sacándote de tus pensamientos.
—¡Concéntrate! —alzó un poco la voz— Comencemos de nuevo, y esta vez, espero no "matarte" tan pronto...
—Huh... s-sí...
—Tienes diez segundos para comenzar a correr antes de que te ataque, y esta vez, no seré tan suave —ya sabías a qué se refería con eso.
Comenzó a contar y utilizaste toda la concentración que podías tener para comenzar a correr lo más rápido que podías. En cinco segundos ya estabas como a mitad del bosque, saltando de un árbol a otro. Era increíble, la adrenalina que recorría tus venas en esos momentos, era realmente increíble.
Ese sexto sentido de nuevo te avisó que algo estaba detrás de ti. Tres ataques, uno tras otro, esquivados con éxito. Aún sentías peligro inminente, y por un buen rato, los ataques no cesaron; lo bueno es que todavía los estabas esquivando.
—No puedes sólo defenderte por siempre, tienes que atacar en algún momento —dicho eso, desapareció.
—Es hora de camuflarse —dijo aquella voz en tu interior.
—¿Eh? ¿Puedes hacer eso?
—Por supuesto, se llama mimetismo —rio tu otro yo.
Entonces es eso, bien, era hora de poner en práctica aquello. Seguiste saltando entre los árboles; yendo y viniendo para despistarlo un poco. Cuando su esencia estaba lo suficientemente lejos, te concentraste al máximo para usar aquella habilidad. ¿Cómo podías estar segura que ya no se sentía tu presencia? Aquella pregunta se respondió sola. Tu corazón comenzó a latir tan bajo que apenas podías sentirlo tú misma; ese debe ser el signo de que está funcionando. Te escondiste tras unas rocas lo mejor que pudiste, esperando a tu depredador. Sentiste que se estaba acercando. Al levantar un poco la cabeza para ver dónde estaba, se encontraba de espaldas frente a ti. Definitivamente, el truco no estaba fallando.
Slender siguió caminando, cuando se alejó un poco; ágilmente subiste a un árbol y comenzaste a acercarte, para atacarlo desde arriba.
-Slender POV-
En un momento dado, dejé de sentir su presencia. Eso no sucede al menos que esté muerta, cosa que no puede ser posible. Algo en esto es un poco raro. Fui al lugar hasta donde la sentí, ni con mis tentáculos podía localizarla; realmente extraño.
Seguí caminando un poco hasta que sentí una sombra detrás de mí. Al voltear ya estaba en el suelo con [Nombre] sobre mi cuerpo. ¿Cómo es que no la sentí? Menudo golpe me ha dado.
—¡Estás muerto! —exclamó bastante feliz.
Se levantó y comenzó a dar saltos celebrando su triunfo. Definitivamente la subestimé la primera vez que la conocí. En realidad, es bastante fuerte y hábil, a pesar de ser una novata. Sólo pude sonreír mientras la miraba, se veía muy contenta por haberme ganado. Sí, esta vez me venció.
Me levanté del suelo sacudiendo mi traje, ella seguía abstracta en su festejo.
###############
¡Sí! ¡Lo lograste! ¡Lo tomaste desprevenido! ¡La victoria se siente tan bien! Estás muy contenta porque ya has aprendido a controlar casi todas tus habilidades, y esa es realmente una buena noticia. Ahora, sólo queda la más peligrosa de todas: la transformación.
Dudas un poco de que seas capaz de hacerlo, pero si te lo propones, sabes que no es imposible. Con práctica y mucha perseverancia, estás segura que puedes lograrlo.
—Lo has hecho muy bien —afirmó colocando una de sus manos sobre tu hombro.
—No lo hubiese logrado sin tu ayuda.... M-muchas gracias —por alguna razón te avergonzaste en ese momento.
—Aún no termina tu entrenamiento —agregó esbozando una sonrisa.
—Estoy consciente de ello —correspondiste la sonrisa. Todavía no termina, pero serás capaz de hacerlo, claro que sí.
De repente te sentiste mareada, perdiendo el equilibrio, y esos largos brazos te sostuvieron de no caer.
—¿Te sientes bien? —preguntó un poco preocupado.
—Huh... creo que sí... sólo que me siento muy débil... —pensabas que ibas a desmayarte en cualquier momento.
Delicadamente te cargó en sus brazos para que no hagas más esfuerzo. El sol se estaba poniendo en el horizonte. Sin que se dieran cuenta, el día ya estaba terminando y la temida noche estaba por tomar posesión del bosque, y seguramente, de ti también.
Siguió caminando llevándote a alguna parte. Ninguno decía nada; tú, en el fondo tenías bastante miedo de que se repita lo de anoche. Decidiste no pensar mucho sobre eso, lo mejor sería intentar controlarte en el momento, otra cosa no puedes hacer.
Poco a poco, abrazaste su cuello con tus brazos, apoyando tu cabeza en su hombro.
—Necesitas beber sangre, debes beberla —esa voz habló de nuevo.
Sentías la necesidad de hacerlo, pero al mismo tiempo, no querías. Aún no estabas preparada mentalmente para hacerlo consciente; todavía era muy pronto para ti. De nuevo, ese olor que desprendía el ser que te estaba cargando en tus brazos, comenzó a atraerte. ¿Por qué? ¿Por qué tenías tantas ganas de beber su sangre?
—No te contengas, sabes que la deseas, ¡hazlo de una vez!
—N-no... —contestaste mentalmente.
—Sabes que lo harás de todos modos.
—¡No...!
—Por supuesto que sí... ¡seré yo quien lo haga!
Intentaste detenerte, pero fue más fuerte. Inconscientemente, tus colmillos crecieron; a punto de morder su cuello.
—¡NO! —gritaste empujándolo bruscamente para zafarte, cayendo ambos al piso en sentidos contrarios—. Y-yo... l-lo siento mucho... —saliste corriendo a algún lugar después de eso.
Todavía no podías controlarte del todo, y eso te asustaba mucho. Después de varios minutos, llegaste a la orilla de un río que pasaba por el lugar. Te sentaste en unas rocas mirando tu reflejo en el agua. Podías sentir tus colmillos fuera de tus labios, no tenías ni idea de cómo volverlos a esconder. Abriste un poco la boca para verlos mejor en el reflejo. Realmente grandes, y afilados; hechos para perforar. No pudiste evitar que algunas lágrimas salieran de tus ojos.
En verdad no querías esto; aunque tuvieras que acostumbrarte, no querías. ¿Qué fue lo que hiciste para merecer esto? ¿Por qué razón tenías que ser tú? ¡Esto no es nada justo! Abrazaste tus rodillas escondiendo tu cabeza en tus brazos. ¿Por qué tenías que ser la única que quedaba de esos seres?
—Aunque ellos estuvieran vivos, serías repugnada —de nuevo tu otro yo cuando no querías saber nada de ella.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso?
—Es la verdad, para ellos eres una abominación, te rechazarían sin pensarlo dos veces.
—No serían capaces, si casi soy como ellos...
—No lo eres, eres un maldito engendro, eso es lo que ellos pensarían de ti si siguieran existiendo.
Entonces, después de todo, es bueno que se hayan extinguido. Hasta ellos te rechazarían. Cierto, el único que no te ha rechazado por ser lo que eres es Slender. En el fondo, no es tan malo como dicen. Ahora más que nunca comprendes perfectamente cómo ha de sentirse. Siendo único en su especie, matando por instinto, necesidad o como quieras llamarle; y sobre todo, rechazado por todos.
Cuando alzaste la cabeza; Slender estaba sentado a tu lado. Casi te caes al río del susto; pero alguien; una vez más, te atajó para que no cayeras.
—¡Casi me da un infarto! —exclamaste un poco molesta.
—Disculpa —pasó sus finos y largos dedos por tus mejillas para limpiar los rastros de las lágrimas que habían caído por ellas.
Te sonrojaste bastante a su delicado tacto; como si estuviera tratando con la más fina porcelana.
—Lamento mucho haberte causado tantos problemas.... —desviaste la mirada hacia el río.
—No te preocupes.
—Pero de verdad, no sé cómo agradecerte todo lo que me has ayudado, especialmente... el no rechazarme... por lo que soy... —tu voz se fue apagando a medida que pronunciabas las palabras.
—Yo sé cómo puedes hacerlo.
Antes de que pudieras reaccionar a aquello, al voltear de nuevo hacia él, sentiste el contacto de sus labios con los tuyos. De la sorpresa no supiste qué hacer, pero después de unos segundos, correspondiste sin resistencia su dulce beso. Pasaron minutos, y el beso se fue intensificando cada vez más.
¿Qué es esta sensación? ¿Por qué tu pecho está ardiendo? Sabías que aquello era deseo; y estaba creciendo rápidamente. Llegó un momento en que ya no pensabas claramente y tu cuerpo se movía solo.
—[Nombre]... —suspiró luego de cortar el intenso beso.
Ahí fue cuando volviste a la realidad. Estaban tumbados en el césped, y tú encima de él. ¿En qué momento...? En seguida te levantaste apartándote un poco, sonrojada hasta las orejas.
—Yo... yo... no sé que... yo... lo siento.... —estabas aturdida y no podías explicar cómo llegaste hasta ese punto.
—No es necesario que te disculpes... sé cuál es la explicación de eso —se levantó y te tendió amablemente la mano para levantarte del suelo.
La aceptaste mirando el cielo, el sol estaba ya escondiéndose y el cielo se estaba oscureciendo. Tú no entendías qué demonios fue aquel impulso y todavía estabas débil. En cualquier momento podía volver a pasar lo que pasó ayer. Ibas a preguntarle qué era lo que sabía, pero te interrumpió hablando primero.
—Todavía tienes algunas dudas, pero primero es lo primero. Ya casi es hora.
Llegaron al mismo claro en donde anoche te sentaste a ver la luna, en donde comenzó toda esta confusión. Las estrellas comenzaron a verse y también la dañina luna llena. De nuevo comenzó a dolerte insoportablemente todo el cuerpo, de nuevo te estabas transformando, de nuevo, varios rugidos salieron de tu hocico.
—Puedes hacerlo, eres lo suficientemente consciente de tu condición para lograrlo —pensaste.
Sí, tu cuerpo se veía diferente, pero estabas completamente consciente. Sabías perfectamente lo que estabas haciendo; y aunque las ganas de beber la sangre de alguna persona eran inminentes; te concentraste al máximo para poder controlar tu habilidad de transformación.
—Te voy a ayudar, mentalízate en la forma que quieres y lo conseguirás... —por primera vez, tu otro yo te estaba dando una información grata.
Recordaste tu reciente reflejo en el río y te ocupaste de mantener esa imagen en tu mente, teniendo tus cuatro extremidades apoyadas en el suelo.
—Quiero recuperar mi forma normal —pronunciaste en tu cabeza.
Dicho eso, lentamente tu cuerpo volvió ser el mismo. Sentiste la fría brisa de la noche chocar con tu piel, debido a que estabas sin ropa. Te tomó mucho esfuerzo hacer aquel cambio, que estabas más preocupada por recobrar el aliento que por cubrirte aunque sea con tus manos. Estabas más débil que antes. No podías evitarlo, en algún momento tendrías que ir en busca del líquido que reestablecería tus fuerzas.
Al recuperarte un poco, te miraste todo el cuerpo, y lo palpabas para estar segura que no fue un antojo. Recordaste que alguien estaba cerca de ti; querías morirte de la vergüenza. Con el rostro totalmente rojo, buscaste con la mirada intentando dar con él. Al encontrarlo, estaba de espaldas; sabía que te avergonzarías.
—Me alegra que lo hayas logrado... ùcomentó sin voltearse.
—G-gracias...
—Ya sabía lo que iba a pasar, así que me tomé la molestia de traerte ropa —uno de sus tentáculos las dejó frente tuyo.
Lo volviste a mirar para cerciorarte que no estaba mirando, y te vestiste lo más rápido que pudiste. Al terminar, te acercaste a él para agradecérselo una vez más.
—De nuevo... muchas gracias...
—No es nada —se dio la vuelta acercando su rostro al tuyo—, tus ojos son más hermosos cuando son de ese color azul grisáceo —esbozó una sonrisa.
¿Tus ojos cambiaron de color? Llevaste tu mano a tu boca, y tus colmillos estaban allí. Eso significaba que ya tenías que cazar, ya te sentías hambrienta. Ahora que te concentrabas en lo que había a tu alrededor; no sólo podías oler lo que estaba a varios kilómetros; también podías ver todo lo que normalmente no podrías.
—Ya sabes lo que tienes que hacer, ahora que lo controlas, puedes decidir hasta qué punto succionar la sangre de alguien, así no morirá. Ahora, a mí también me toca ir a cazar. Para aclararte las dudas que todavía tienes, nos vemos mañana en la noche, en este lugar —al decir eso, desapareció.
Sabía que aunque tenías que beber sangre, no querías matar a nadie. Ya mañana le agradecerás por esa información, ahora deberás concentrarte en cenar. Caminaste hasta el pueblo, entrando sigilosamente en los callejones; en busca de alguna persona. En uno de ellos, encontraste un grupo (muy sospechoso) de muchachos que se estaban riendo a carcajadas.
Te acercaste a ellos y descubriste otra cosa: cuando las personas normales te miran a los ojos, quedan completamente hipnotizados. Te concentraste en no excederte al beber la sangre de cada uno de ellos; lo suficiente como para que se recuperen al quedar internados.
Por esta noche, ya estabas satisfecha. De otra cosa que te percataste es: cuanto más usas tus habilidades, más rápido gastas tu energía. De ahora en adelante deberás usarlas sólo cuando sea extremadamente necesario.
Asegurándote de que nadie te viera, regresaste a tu casa. Hoy fue un día bastante largo y tenías que descansar ya. Mañana aclararás las dudas que aún están en tu mente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top