La Batalla Final. Parte 2


Cuando la tarde cae en Beach City, generalmente se puede disfrutar del sonido del oleaje del mar y del cantar de las innumerables especies de aves marinas que transitan por sus hermosos cielos. 

Pero hoy no.

Cuando la tarde cae en Beach City, la ciudad entra en un sopor tranquilo, ese que solo te dan los pueblos pequeños. Algunas tiendas abren, algunas luces se encienden, algunos trabajadores vuelven a casa mientras otros, se quedaran un poco más tarde, cuando quizá caiga la noche. 

Pero hoy no.

Hoy la gente ha huido de la ciudad ante la gran batalla. Hoy se encuentran lejos y muchos se imaginan que, quizá, algunas cosas no lleguen a ser como antes mientras otros se imaginan, que quizá nada nunca vuelva a ser igual.

Era el caso de niña de ascendencia India, Connie Maheswaran, ella creía hasta hace unos minutos que poca cosas cambiarían. Ahora sabía que se había equivocado.

-Son demasiadas- dijo Perla mientras conservaba su posición de ataque con una lanza en cada mano.

-Lo sé P- contestó Amatista que hacía sonar sus látigos con ambas manos.

-No tenemos opción- sentenció Garnet- la batalla decisiva es aquí, si escapamos llegarán al templo e infectaran todas las gemas que hemos atrapado –bajó un poco la cabeza con un toque de melancolía y quizá miedo- si eso llega a suceder, se acabó el planeta tierra y todo por lo que hemos luchado.

En la mano de la estatua Steven trataba de reanimar a Peridot quien balbuceaba cosas incoherentes.

-No despierta- dijo el chico- la llevaremos abajo y ayudaremos a las chicas, quizá podamos fusionarnos aún Connie.

La niña asintió y se trasladaron a la sala con el portal de la mano, Steven colocó delicadamente a Peridot en el sofá mientras le deba un tierno beso en la frente, luego, salió junto con Connie, se tomaron de las manos y giraron buscando la fusión, pero desgraciadamente, nada ocurrió.

-No hay fusión Steven- dijo Connie preocupada, luego miró a las gemas que se veían cada vez más rodeadas.

Steven miró hacía la batalla y luego miró con seriedad a la niña morena, le dijo de forma suave pero firme –te quedas aquí y cuida de Peridot, yo iré a proteger a las chicas.

Connie iba a decir algo pero él levantó una mano y con la cara llena de seriedad movió la cabeza negativamente.

-Quédate aquí- dijo nuevamente y corrió hacía donde estaban las chicas.

Connie lo vio irse y quiso decir algo pero no logró articular palabra, luego escuchó a la gema verde decir algo entre quejidos -¡Peridot!- pensó y se dirigió a ver como se encontraba su amiga.

Steven llegó hasta donde estaba la batalla e invocó su escudo,

-¡Steven aléjate!- gritó Perla.

-Hasta crees- respondió él. 

En cualquier otro momento Perla lo habría regañado por su respuesta tan seca, pero no hoy.

Steven brincó y cubrió a Perla de un poderoso golpe que le dejaba caer una de las carnívoras, luego Perla giró y destruyó al monstruo, mientras giraba batiendo sus lanzas 360° para alejar a las de alrededor, Steven volvió a brincar y cubrió a esta vez a Amatista quien aprovechó el espacio para descargar una carga eléctrica a un grupo de bestias, luego Steven cubrió a Garnet y de nuevo a Amatista. Steven actuaba como un segundo frente para todas disminuyendo así las posibilidades de una infección o golpes.

Pero llegaban cada vez más de esos monstruos; y con ellas los daños.

Garnet recibió un golpe certero en la espalda tan fuerte que la tiró,

-¡Garnet!- gritó Steven y convocó una burbuja para protegerla de las 5 gemas que se le fueron encima, esto dio tempo a la roja para ponerse de pie, preparar sus puños y, al reventar el chico la burbuja, contraatacar. Pero hacer esto quitaba concentración a Steven y de esta manera Perla fue abatida con un arma de las gemas traslúcidas en una pierna y cayó.

Steven corrió y generó un escudo tan grande como para cubrirlos a ambos y evitó de igual forma que cayeran sobre la gema blanca. Entonces Amatista se vio rodeada y usó su técnica de giro para escapar, pero la vía de salida les obligaba a cercarse cada vez más al templo. Último lugar donde debería llegar el enemigo.

Entonces Garnet levantó la vista y para ella fue claro; detrás de esa horda de enemigos, había otra horda y otra horda y gemas saliendo de la costa y aún más allá, cabezas asomándose de las aguas. Fue claro que no iban a ganar. Esto podía durar muchas horas y si el cansancio no las vencía, caerían ante la infección. No había escapatoria visible ni ruta alterna que tomar. Entonces surgió un profundo sentimiento que le quemaba el pecho como debía quemar la lava, aquella que nunca le había hecho daño a la gran roja.

Y gritó sin dejar de pelear nunca-¡Gemas!- mientras gruesas lágrimas se asomaban debajo de su visor -¡Siento no haber sido un mejor líder! ¡Perdónenme si fui alguna vez muy dura con ustedes!-y su voz se quebró.

Para Perla, Amatista y Steven fue como si les hubieran arrancado el corazón. La gran escarlata era un pilar, una luz y guía. Y oírla así no eran para nada buenas noticias.

-¡No digas eso! ¡No tienes que disculparte de nada!- contestó Perla mientras mantenía a raya a un grupo de enemigos –no hubiera elegido cualquier otra vida que no fuera con ustedes- dijo con un toque de emoción que se  desbordaba.

-¡Cállense! Saldremos de esta- dijo Amatista con ojos llorosos mientras agitaba sus látigos -tontas- y una traicionera lágrima bajo por su morada mejilla.

En ese momento las gemas carnívoras comenzaron a subirse unas encima de otras superando la altura de Garnet, obligándoles a retroceder y abriendo el paso hacia ellas de forma ya imparable.

-Las amo chicas- finalizó Steven y se dispuso a generar una burbuja para protegerlos a todos. Las protegería hasta el final.

-¡STEVEN! ¡CREA LA BURBUJA MÁS GRANDE QUE PUEDAS Y VENGAN ACÁ RÁPIDO!- Gritó desde la entrada de la casa Connie bastante alterada.

El rostro de Garnet mostró molestia y frustración, sabía que retirarse al templo era perder la pelea. Pero en realidad ¿qué opción había?, miró a Steven y asintió.

Steven se concentró empuñando sus manos a su cuerpo, pegó un grito y expandió de golpe una burbuja que cubrió a todos y que creció varios metros alejando a las gemas traslúcidas de golpe, como una escoba.

-¡Ahora!- gritó Amatista y todos se dirigieron a la casa lo más veloz que pudieron.

Las bestias ahora, a unos 30 metros de la entrada del templo y ya sin ningún obstáculo que pudiera detenerlas, reanudaron su caminata.

Los gemas y Steven entraron a la casa donde Connie y Peridot, quien ya estaba de pie, les recibieron bastante alteradas hablando las dos a la vez sin que nada se les entendiera.

-¡BASTA!- gritó Steven llamando la atención de ambas –tenemos que organizar la defensa de la casa ¡ya! ¡no hay tiempo para...!-

-¡De eso quiero hablarte!- le interrumpió Connie tomándole de los hombros -Recibí una llamada y...-

-¿Qué es ese sonido?- preguntó Amatista mientras todos se quedaron serios escuchando concentrados.

Era como un silbido que empezaba de agudo y conforme se acercaba se iba volviendo más y más grave, como algo que venía a mucha velocidad. Luego otro silbido con la misma particularidad acompaño al primero.

Entonces se escuchó una fuerte detonación en la playa que cimbró el suelo.

Esas son ¿bombas?...- dijo Amatista y todos salieron a ver qué estaba sucediendo.

Justo al salir hubo otra detonación pero esta vez si alcanzaron a ver el punto de impacto; salieron volando gemas carnívoras, las más pequeñas se desintegraban, las más grande quedaban bastante dañadas.

-¿quién nos está ayudando?- mencionó el chico tratando de ver hacia arriba, pero desde es ángulo era imposible.

Connie le tomó del brazo -eso te quería decir Steven, tu padre me marcó diciéndome que hicieras una gran burbuja para que pudieran escapar y se resguardaran-

-¡¿Entonces es papá?!- preguntó Steven consternado

-Es verdad- exclamo Perla llevándose una mano a la boca –él me dijo que había ido a un entrenamiento especial-.

-¡¿A un queee?!- contestó Steven aún más confundido.

Entonces otras dos explosiones hicieron volar a varias gemas traslúcidas evitando que se acercaran al templo.

-Dejen eso para después- Garnet sonrió- tenemos apoyo. Hay que reorganizar el contra ataque rápido, no sabemos cuánto les durarán las armas.

-Aquí es donde entro yo- dijo Peridot con fuerza para ser escuchada –yo sé dónde podemos encontrar... a la Gema que causó todo esto.

Parte superior del templo.

-A este ritmo las armas nos durarán unos 20 o 30 minutos Universe- dijo la mujer haciendo una mueca mientras se acomodaba un cigarrillo que dejó colgando en su boca. Luego cargó un dispositivo romboide en un tubo que trabó sonando "clic" apuntó a la playa a través de un visor, y disparó.

-Alejaremos los más que podamos del templo con los lanza cohetes, luego, cuando ellas salgan a pelear comenzaremos con las armas fracotiradoras para no terminar hiriéndoles, ¿y no habías dejado ese asqueroso vicio Vidalia?

-Hoy todo se vale, y me muero probar esos rifles de francotirador tipo Barrett m107 -dijo recargando el lanzacohetes y sonriendo con sorna- ahora dime, ¿dónde conseguiste esos rifles, los lanza cohetes y todo este arsenal?

-Te diré todo solo si salimos con vida de esto- dijo Greg, quien llevaba un chaleco con varias bolsas tipo militar, un pantalón de cazador verde y botas altas, después disparó un cohete a la playa.

-Justo en el blanco- dijo y luego pensó mientras veía las gemas monstruo esparcirse por el impacto.

-Steven, cuídate por favor hijo mio-

-chicas; ojalá que puedan detener este pandemónium- 

-Rose... las defenderé con todas mis fuerzas como me pediste-

-Perla... te amo-Pensó el hombre mientras recargaba el siguiente disparo-

Sala de la casa.

-¿Qué tu qué?- dijo Amatista

-Que sé dónde está la gema que nos ha estado atormentando todos estos meses- contestó Peridot –de algún modo en el último ataque psíquico trabé algún tipo de conexión con él, tengo la firme creencia de que esto se debe a que ha estado en mi cabeza varias veces.

-¿crees que nos puedes guiar?- preguntó Garnet un tanto alterada.

-Claro que si- contestó la gema verde – solo necesitamos...-

De pronto sonó un celular, el de Steven. El chico lo tomó rápidamente de la mesa; la llamada era de su padre.

-Es papá- y contestó poniendo el alta voz.

-Chicos, en unos minutos más dejaremos de bombardear y pasaremos a rifle de largo alcance, es entonces cuando deberán salir si no quieren que esas cosas lleguen al templo ¿Estamos?- finalizó Greg algo apurado.

-Estamos- dijo Garnet casi de inmediato.

-Estén pendientes, después del último cohete daremos dos disparos y pararemos 10 segundos para que salgan y se posicionen, de esa manera no habrá riesgo de que alguno de ustedes salga herido-

-Enterados- contestó Garnet.

-y Perla- sonó la voz del celular- te ves hermosa hoy.

Perla se sonrojo fuertemente y bajo la cabeza apenada. La llamada se cortó.

Garnet hizo un sonido con la garganta llevándose el puño a la boca y continuó.

-Peridot, ¿tienes alguna idea de que o quien podemos encontrar allí?- dijo la gema rojinegra.

-No-

Garnet se llevó una mano a la cabeza de preocupación, Perla volteó a verla, Amatista desviaba la mirada. Y es que un grupo tenía que ir con Peridot, y otro quedarse a defender el templo pasara lo que pasara. La fusión no era posible y no sabían que hallarían a donde fueran, o si incluso, todo era una trampa para dividirlos.

Afuera, cada vez se oían menos detonaciones. Pronto tendrían que salir.

Amatista rompió el silencio –Steven y Connie deben ir con Peridot-

-¡Estás loca!- replico Perla -¡quién sabe lo que le espera adonde van!-

-¡Aquí no es mejor! –Contestó Amatista- sin una logra pasar al templo, ¡tendremos medio millón de gemas carnívoras sueltas!

De pronto, dejaron de sonar estallidos en la playa y el silencio fue como un cuchillo de hielo clavado en el pecho bajando lentamente hacía el vientre.

Garnet se acomodó los lentes y dijo:

-Steven, vas a seguir a Peridot a donde te indique, si en sus manos está solucionar la situación háganlo, si no, se repliegan y regresan aquí, no se arriesguen ni cometan imprudencias – luego, se quitó los lentes y vio a Connie como se mira a alguien quien jamás quisiste involucrar en tan pesada misión- Connie, tú no tienes por qué ir.

-No se qué habrán pensado cuando me entrenaron, pero no soy un caballero de juguete – Tomó la mano de Steven y de Peridot- yo voy con ellos.

Y bajo el ahora silencioso cielo de Beach City, claramente se escuchó el estruendo de un disparo de arma larga.

Luego otro.

Luego 10 segundos de nada.

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Aquí la segunda parte mis amigos. Como les dije estoy de vuelta. 

Creí que lo acabaría en dos pero no se pudo, 

viene el tercero y quizá el de climáx máximo! 

Y si todo sale bien, deberá estar para la madrugada de mañana.

Saludos, sean felices y comenten que les parece.

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