Lección de Maduro sobre el dinero y el trabajo
Después del break, Leslly fue a la oficina de Maduro y tomó asiento inmediatamente. Ambos charlaban:
—Ja ja ja. En menos de dos meses y medio que tienes trabajando aquí, ya suenas como la mayoría de mis empleados que tienen ya varios años aquí.
—¿Qué quiere que le diga? ¿Qué estoy feliz con el sueldo que tengo? No. Lo que gano no me alcanza para nada y, recibo más de 200 llamadas al día o, quizás hasta más de ahí. Yo llego estresada a casa y con dolores de garganta y de cabeza. Trabajo más de la cuenta aquí por tan sólo 62 dólares quincenal. Para usted esto es suficiente, pero para mí no lo es.
—Wao. Ahora suenas igual que la mayoría de la gente que solían trabajar para mí. Gente que, yo despedí, y ellos mismo renunciaron. Pensé que tú eras diferente a todos ellos en el pensar. Te hemos enseñado hablar bien. A comunicarte con excelencia, ¿Y ahora te quejas?
—¿Y qué me quiere decir con eso? ¿Qué estoy en una escuela de aprendizaje? No. Estoy en un trabajo que no me pagan lo que realmente me merezco, no en una escuela. No es justo.
Decía Leslly con sus agravios.
—La mayor parte del tiempo, la vida no te habla, te va empujando. Cada empujón es la vida la que te dice, "despierta;" hay algo que quiero que aprendas.
—¿De qué me está hablando?
Preguntaba Leslly molesta.
—Si aprendes las lecciones de la vida, te irá bien en todo. Si no, la vida simplemente continuará empujándote. La gente, hace dos cosas. Algunos se rinden, otros luchan.
Leslly estaba impaciente, suspiraba y miraba hacia los lados. Maduro continúa diciendo:
—Unos pocos aprenden la lección y avanzan. Para estas pocas personas, desean aprender y avanzar. Para la mayoría abandonan, y unos pocos más, como tú, no luchan.
En ese momento Leslly se levanta del asiento diciendo:
—Ya olvídelo. No me digas nada.
—¡Leslly! ¡Ven y siéntate!
Dijo en voz alta y fuerte, dándole una orden. Leslly que caminaba hacia la puerta se detuvo y se dio vuelta mirando a Maduro. Leslly dijo:
—Eso es lo que usted sabe hacer, gritarles a sus empleados. Por eso ellos no se quejan por el mediocre sueldo que le paga...
—¡Leslly, siéntate!
Dijo Maduro en voz pacífica, invitándole a sentarse en la silla. Leslly le miraba, luego miro hacia la puerta de salida y luego de tres segundos caminó para sentarse nuevamente. Se sentó y luego suspiro. Leslly se sentía avergonzada lo cual no le miraba a la cara.
—Con esa actitud no iras a ningún lado. ¿Sabes? Los fracasados suelen ser así y decir que yo soy un explotador. Pero yo digo que ellos se explotan a sí mismo para que le paguen más y exigir un aumento. Pero más dinero no resolverá el problema. La mayoría de personas, al obtener más dinero, obtienen mayores deudas y más problemas, es decir, gastan más de lo debido.
—¿Por qué me dices todo esto?
Preguntó tímidamente Leslly.
—Si tú aprendes está lección, serás como yo. El dinero trabajará para ti. Los ricos tienen el dinero trabajando para sí mismo. Y los de las clases media trabajan por el dinero. Muchos creen que renunciando y salir de un trabajo a otro encontrarán mejores oportunidades, un salario más alto, pensando que un nuevo trabajo o un mejor sueldo resolverá el problema a sus necesidades. Pero en la mayoría de los casos no será así. Sé sabia, y aprende de la vida para que nunca te pases culpando a tu trabajo o a tu salario y a tu jefe por tus problemas. Me imagino que tus padres fueron a la universidad...
En ese momento que dijo aquello Leslly le miró tímidamente.
—... Y lograron una educación excelente. Pero ellos aún tienen problemas con el dinero. Porque ellos trabajan por el dinero.
—Y, ¿Usted no trabaja por el dinero?
—No. No realmente.
Contestó Maduro.
—El tener miedo no te dejará hacer lo que realmente deseaste haber hecho antes. La mayoría de personas tienen miedo de no pagar sus deudas. Miedo a ser despedido de sus trabajos, miedo a no tener dinero suficiente, miedo de no comenzar de nuevo. Estés es el precio de estudiar para tener una profesión o un oficio y luego se ponen a trabajar por el dinero.
Maduro hace una pausa y continúa sonriente:
—Ya has probado el sabor de lo que significa trabajar por el dinero. ¿Cómo te sentiste el primer día cuando te contraté?
Preguntó Maduro. Leslly aun tímida y avergonzada, contestó:
—¡Feliz!
—¿Y cómo te sientes ahora al verme pedido el aumento?
—¡Terrible!
—Si eliges trabajar por el dinero, la vida será así. Para ellos el sueldo nunca es suficiente. Esto es algo que todos no entienden. Mientras más descubres, más aprendes. Así que, aprende a tener el dinero trabajando para ti es un aprendizaje de por vida.
—¿Y cómo hago eso?
Maduro se inclina hacia delante en su sillón y dice:
—Si despierta la pasión de aprender, lo descubrirás. Pero, ante todo, humildad.
Luego que dijo aquello se echó hacia atrás en el espaldar de su sillón y a luego agregó:
—Mientras tanto, diviértete en el trabajo y en todo lo que hagas hacerlo por amor. Ve a casa y descansa.
—¿Me está despidiendo?
Preguntó Leslly con temor.
—Vez. Sientes miedo a ser despedida. Nunca sientas temor al hacer algo. Deja que tus miedos vayan detrás de ti y que sean tu sombra debajo de tus pies. Que sea tu quien le diga a ella, "sombra date prisa que te estás quedando atrás." Siempre buena actitud, ante todo. Pero no te preocupes, que no estoy despidiendo. Solo ve a casa.
—Aún no he terminado mi horario de trabajo.
—Sé que no. Pero te estoy dando lo que resta del día para que vayas a casa y descanses.
Dijo Maduro sonriente. Leslly le miraba en silencio, sin agregar nada más. Leslly se queda pensando y diciendo para sí, "he venido aquí a solicitar un aumento y ahora me da una charla convencedora. Seguro lo hizo para que me olvidara del aumento. Lo más probable." Realmente no era así como Leslly pensaba. Por algo Maduro le hablaba de esa manera.
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