Contratada
En la mañana del viernes, Jarry estaba fuera del salón de clase parado con una mano en la cintura, y la otra sosteniendo su móvil mientras hablaba.
—Sii. Eh... Tendré que disculparme con ella. Eh... Es que... Eh... No sé... No, no quería hablarle mal y pegarle. Yo... Soy un mal padre... Estaba muy enojado con ella. No... No sé... Dios.
Decía Jarry poniéndose la mano que tenía en la cintura en la frente y molesto consigo mismo.
—No, no eres un mal padre, solo es que debes dejar tu temperamento. Si sigues hacía vas a destruir lo nuestro. Nuestra familia. Yo te amo y Leslly también, pero si sigues así, vas hacer que nos separemos y yo no quiero eso. Leslly necesita más de nuestro apoyo, por su depresión y, si seguimos así, ella se va a hundir más en la depresión y quizás cometa una de sus locuras que después nos lamentaremos. Y yo no quiero eso.
Decía Sandra sosteniendo el móvil con sus hombros mientras se lavaba las manos en el baño de la Universidad.
—Sí. Yo tampoco.
Dijo mirando Jarry al suelo colocando sus manos de nuevo en la cintura.
—Tienes que hablar con ella y disculparte.
—No, no, no. Hasta que no cumpla su castigo no hablaré con ella...
—Hay Jarry, no seas así...
Dijo Sandra secándose las manos y mirándose en el espejo.
—Tengo derecho de ser así. No saldrá de casa por dos semanas. Ya le dije a Lucita que no la dejará salir para nada.
—Hay Jarry... No vas a cambiar nunca.
—Soy su padre... Y tengo que hacer lo que me corresponde como padre. ¿A casó quieres que Leslly salga una criminal como esos amigos que tiene?
En el momento que Jarry terminaba de hacer la pregunta pasó un hombre por su lado y Jarry le miró levantando sus cejas de forma de saludo y, haciéndole un gesto con su mano; "hola."
Mientras que Sandra salía del baño, dijo:
—Vas a empezar de nuevo a discutir. Últimamente estamos discutiendo bastante ¿No crees?
Jarry después que escuchó lo que Sandra dijo, suspiró y dijo:
—Voy a entrar en el salón. Nos veremos en casa.
—Sí, está bien. Te amo.
—También te amo.
Sandra sonrió y luego se colgaron. Jarry se quedó pensando en el limbo y después entro a su salón de clase.
7:26. Leslly bajo las escaleras bien elegante y formal. Cuando Leslly hubo bajado Lucita había escuchado los pisotones al bajar las escaleras lo cual le hizo salir de la cocina, le preguntó mirándola de arriba hacia abajo:
—¿Y para dónde va usted señorita tan elegante?
Leslly se dio unas vueltecitas modelándole y paseándose las manos por todo su cuerpo, luego dijo sonriendo:
—Ah, ah, ah. ¿Cómo me veo?
—Muy bella, bella, bella. Espera... ¿No me digas que te iras por ahí a divertirte?
Cuando Lucita dijo aquello (bella) Leslly se lanzó sobre ella, abrazándola y besándole las mejillas. Luego Leslly le respondió:
—Me iré a buscar un novio fuerte como hércules. Ja ja.
—Espérate, espérate, ¿Para dónde dices que iras?
Leslly le dejó de abrazar y dijo:
—Ja ja. Es broma Lucita, solo voy a llevar un currículo y me harán la entrevista hoy mismo.
—Aayyy no. No saldrá de aquí hasta que su padre llegue jovencita. Él me dijo que no te dejará salir para nada.
Dijo Lucita asiendo movimientos de negación con su cabeza y sus manos. Leslly dejó caer sus hombros al escuchar aquello desanimada. Dijo:
—Hay Lucita no seas así, venga, es solo una entrevista de trabajo. ¿Quiero trabajar? Y Papá no se molestará por eso, venga por fa.
Decía Leslly poniéndoles sus dos manos en los hombros de Lucita y le hamaqueaba hacía atrás y adelante.
—No, no, no. No saldrás. Tendrás que esperar que tu padre llegue jovencita. Pero de aquí no saldrás. Mientras yo esté aquí no iras para ningún lado.
Leslly suspiró y dijo:
—Bueno, está bien. Como digas. Usted manda.
Leslly se dio media vuelta para subir por la escalera y mientras iba subiendo dijo:
—Algo se está quemando en la cocina. Huele como a... Carne chicharrada.
Lucita que le miraba sin decir nada, despertó como de un sueño reaccionando a lo que Leslly decía, y salió corriendo hacia la cocina, diciendo:
—Hay ya yay.
Leslly al ver entre ojos que Lucita corría hacia la cocina se dio vuelta y salió corriendo escalera abajo. Luego de unos segundos Lucita salió de la cocina y dijo mirando hacia la parte de arriba de la escalera:
—No se quemaba nada.
Luego escuchó el sonido de la puerta cuando le tiran para cerrar de golpe. Lucita caminó hacia la puerta en pasos dobles, abrió y gritó:
—¡Leslly!
Lucita abre la puerta deteniéndose en el marco de la puerta mirando hacia fuera y, por un lado, miró a Leslly corriendo por la calle como una loca y riéndose.
—Ja ja ja ja ja. Adiós Lucita.
—¡Leslly! ¡Ay Dios! Su padre me matará.
Después de unos minutos Leslly llegó a la Agencia de viaje en taxi. Cuando el vehículo se detuvo Leslly se desmonta y dijo:
—¡Gracia señor!
—¡Sí chica!
Luego Leslly miró a lo alto del edificio contemplando los pisos que poseía el edificio. Después miraba al piso que ella más o menos iría. Posiblemente sería el piso 12 aquel. Luego suspiró y empezó a caminar hacia la puerta principal del edificio diciendo para sí misma:
—Bien. Hagámoslo.
Cuando ya estaba dentro del edificio, se paró allí mirando a los lados, hasta que vio el ascensor, se dirigió hacia allí. Entró y presionó el botón con el número 12 y la puerta se cierra. Leslly guardó unos segundos o minutos de calma mientras el ascensor ascendía. Mientras el ascensor ascendía iba recogiendo y dejando personas en los pisos bajos. Luego el ascensor llegó a su destino. Algunas personas subían y otras se bajaban. Después Leslly salió y empezó a caminar, luego se paró y miró sin saber a dónde tendría que ir después de haber llegado al piso. Mucha gente caminaba allí y el murmullo retumbaba en el lugar como si fuera aquello un gallinero. Leslly al ver tanta gente allí silbó para sí misma y luego dijo:
—Cuanta gente hay aquí.
Cuando dijo aquello Leslly vio una mujer que venía frente a ella y le detuvo, le preguntó:
—Oiga, ¿Dónde está la oficina para entrevistas?
—Oh sí, por ahí a la derecha, veras una puerta con una placa que dice: Oficina de Maduro. Allí te encontrarás con la recepcionista. Ella después te indicará que hacer.
—Ha, sí gracias. Muy amable.
—De nada.
Ambas sonrieron. Luego Leslly caminó hacia donde le dijo la mujer.
Después de haber caminado hacía allí, por fin llegó a la puerta que decía en una placa: Oficina de Maduro. Tomó el manubrio de la puerta, tiró hacia abajo y, la puerta se abre y entra. Dentro estaba la recepcionista sentada en su escritorio. Cuando vio a Leslly preguntó:
—Hola bienvenida, ¿En qué podemos ayudarle señorita?
Leslly después de haber cerrado la puerta se le acercó y dijo sacando de su bolso el currículo:
—Vengo a entregar este currículo y para la entrevista de la misma.
Se lo entregó y la mujer le preguntó:
—¿Has venido por el puesto de Operadora Turística?
Leslly arrugó un poco el entrecejo sin entender que decía la señora, dijo:
—Eso... Creo.
La mujer se levantó y dijo:
—Ven.
Caminaron hacía otra puerta que estaba en una esquina. La mujer tocó, y del otro lado dijeron:
—Adelante.
Ella abrió, pasando primero y luego Leslly. En frente había un señor de algunos 55 años, algo así, de piel morena, bigote casi blanco y su pelo crespo casi blanco por igual. Él le miró en el mismo instante que entraron; la mujer caminó hacía él y Leslly por igual seguía a la mujer.
—Señor Maduro, está chica viene por el puesto de Operadora Turística.
Maduro es el gerente y dueño de esa empresa. Siempre administra lo suyo. Es una buena persona, se llevaba bien con todos y todas las personas allí, le brindaba confianza. No como muchos otros en dichos lugares, que se dicen ser gerentes, pero son unos arrogantes, habladores, falta de ética y de logística; traen sus días con doble cara, pisoteadores de los trabajadores, con sus caritas de gato sin bañar y se creen que se saben el otro abecedario después de la Z, como si hubiera algunas letras después de ella. Maduro no era así, era comprensible con sus trabajadores. Todos allí los amaban por su nobleza, con esa palabra se dice todo de él.
Maduro invitó a Leslly a sentarse en una de la silla frente a él, mientras que la mujer le entregaba el currículo.
—Toma asiento.
Leslly se sentó diciendo:
—Si. Gracias.
La mujer se retira de la oficina después de haberle entregado el currículo.
—Con su permiso.
—Gracias Marta.
—De nada señor.
Luego Maduro miró el currículo. Todo estaba formal. Su foto, objetivo y sus conocimientos; aunque, no tenía mucho conocimiento en el puesto que iba a desempeñar allí, pero sabía que si le daban el puesto lo iba hacer bien. Todo está bien. Leslly miraba a los lados observando el lugar. Luego de unos segundos mirando y analizando el currículo de Leslly, Maduro dijo:
—Bien Leslly. No has trabajado ante en esto ¿Verdad?
—No. Nunca.
—Bien. Seré breve en esto.
Dijo con sus manos entrelazadas encima de su escritorio y mirando hacia un lado. Continuó:
—¿Estas dispuesta a tomar el puesto de Operadora Turística? No te preocupes si no sabes nada. Mi asistente te entregará un manual que debes leer, así sabrás de que trata todo esto y en que se basa tú puesto. También en el manual te dirá cuanto ganarás al mes. ¿Quieres el puesto?
—Sí claro que sí.
—Esa es la actitud. Este trabajo es fácil y se aprende rápido. Se te nota que eres una chica super inteligente.
—Gracias.
—Bueno, estas contratada. Mañana comienzas con tus principios iníciales. Puedes marcharte. ¡Suerte!
—Gracias señor Maduro, es usted muy amable.
Dijo Leslly poniéndose de pie.
—De nada. Hasta mañana Leslly.
—Hasta mañana Señor Maduro.
Leslly empezó a caminar hacia la puerta conteniendo su emoción y salió pasando hacía la oficina de la asistente. Allí la cara de Leslly parecía distinta. Cuando la asistente de Maduro le vio, dijo:
—Estas contratada, ¿Verdad?
—Sí. Gracias.
—De nada. Toma, este es el manual. Aquí te dirán todo lo que debes saber, pero... No te preocupes en aprendértelo, aquí se te voy enseñar todo, solo léelo para que sepas cada paso. Nos veremos mañana temprano.
Leslly tomó el manual y dijo:
—Gracias. Lo haré así. Hasta mañana.
—Hasta mañana.
Salió de allí más feliz que una lombriz campante.
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