34. Iván
—¿Estás seguro de esto? —pregunta adherida a Pascal por el frío.
—Más de lo que lo estuve alguna vez de algo desde que desperté.
—Deja de hablar o voy a empezar a llorar, hombre —dice el escuálido, tirando de mí en un abrazo que deja a su novia atrapada en medio.
Ellos son la prueba de que la amistad se encuentra en los momentos, lugares y personas más inesperadas.
—Los veré pronto —prometo—, y los llamaré cuando llegue.
—Debo insistir, porque eso es lo que hacen los amigos en situaciones como esta —señala la pelirroja, echándome una última mirada de inseguridad—. ¿Estás seguro de querer aparecer frente a ella así como así? ¿No sería más lógico llamar primero?
—Su número no es el mismo que tenía, Lil. —Que la llame por su apodo suaviza su ceño fruncido—. Lo único que pude averiguar es que tomó un bus a Viltore City aquel día, nada más. Mare no era del tipo que encuentras en las redes sociales.
—De acuerdo, tú ganas. —Levanta las manos en señal de rendición—. Solo procura llamarnos. Atenderé aunque esté en medio de una cirugía a corazón abierto.
—No creo que eso sea muy conveniente para el paciente. —Deposito un último beso en su frente y le doy una palmada en el hombro a Pascal—. Compórtense mientras no estoy, ¿sí? Sé que soy la clave en esta relación, pero aprendan a convivir sin mí de por medio y eviten mandar por el retrete su noviazgo de tantos años. En verdad me emociona la idea de una boda algún día, más aún la de un sobrino.
Aunque por el bien del niño espero que se parezca a Lily y no a Pascal.
—Sobreviviremos —responde ella.
Su novio la rodea por los hombros a medida que voy retrocediendo hacia la estación de autobuses. Les dejaré mi camioneta porque todavía están ahorrando para comprar un vehículo y el invierno no es amigable para los que caminan al trabajo a pie.
Extrañaré a Lily. Es la clase de amiga que te recuerda a tu mamá antes de que fuera una mamá, pero sabiendo que un día se convertirá en una, si es que eso tiene sentido. Su instinto de protección es tan intenso que debe camuflarlo con el sarcasmo. A Pascal también lo echaré de menos. Es el tipo de amigo que hace un chiste en un funeral sin darse cuenta, pero en lugar de indignarte, te ríes por lo mal que se siente luego.
Sin embargo, tengo que hacer esto. Dije que iba a encontrarla y eso mismo haré. No pienso parar.
—Espero que no te hayas olvidado de mí, Mare —murmuro mirando mi pasaje, esperanzado.
Esperanza.
Es una palabra hermosa.
Es factible que sea mi favorita de ahora en adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top