Decisión propia.

Enfrentarse con el pasado puede no ser una tarea fácil. Por si fuera poco, el mío además podría ser doloroso y cansado. Volver a Rovaniemi, ver a Lauri casarse, observar a Risto y Ruth seguir con su vida amorosa, volver a ver a la familia Valo y volver a ver a la abuela de Lauri... Pero a veces debes ser valiente, sin importar que tan difícil parezca que vaya a ser el futuro cercano.

—Estoy lista —exclamé cerrando mi maleta—, llevo los abrigos más gruesos que tengo.

—Yo también me he hecho un abrigo —respondió mi Universo—. Pensé en hacerme una bufanda, pero, me parecería al Universo de Risto.

—Tal vez ya no use bufanda, en todo caso tú también puedes hacerlo si te apetece. No dejes que ese Universo engreído te quite las ganas...

—Prefiero ser más original. Vamos, antes de que el tren nos deje.

Salimos apresuradamente de la casa. En Helsinki la nieve también había caído, en las noticias había varios casos de personas que salían en nevadas muriendo congeladas. La gente sabe que en estas épocas, sólo debes salir de casa para lo indispensable.

Abordamos el tren, conscientes de que sería un largo viaje. Veía a través de la ventana el bosque lleno de nieve y los vidrios levemente congelados. La nieve comenzaba a caer y a invadirnos mientras avanzaba.

—Espero que donde me hospede haya sauna.

—¿Sauna? Entonces deberías quedarte con los Valo —contestó mi Universo.

—He dicho que no. Mejor has tu trabajo y consigue un buen acompañante para mí.

—No te preocupes, soy un Universo y puedo ver tu futuro. Ya me he adelantado a eso...

—¿En verdad? Eso quiero verlo.

—El problema es que, posiblemente te asustes —mencionaba bajándose del asiento—. Me alejaré de ti un par de horas.

—¿Y ahora qué te pasa?

—Es momento que aprendas a estar sin mí —exclamó desapareciendo poco a poco.

Había estado tan acostumbrada a verlo y hablar con él, que cuando se fue; el silencio aturdía mis oídos. Comencé a sentirme nerviosa, llevaba tantos años viéndolo y ¿Cómo había logrado desaparecer? ¿Regresaría?

Avancé ciudad tras ciudad, pero mientras más nos acercábamos a Rovaniemi; las nevadas se volvían más fuertes y el tren comenzaba a quedarse parado repentinamente. Pensaba que tardaría en llegar a Rovaniemi; pero no había pensado en que presentaría estas dificultades.

Comenzaba a sentirme nerviosa, detenidos en medio de la nada; en el bosque con la nevada. No sé en qué momento se me ocurrió viajar a Rovaniemi, por si fuera poco, en esta ocasión mi Universo no estaba conmigo para calmarme.

Unas botas de hombre, negras, grandes y toscas; caminaron hacia el asiento de a un lado de mí. El hombre era bajo, de pelo castaño y ojos cafés. Algo... no muy común de ver. Llevaba consigo una enorme maleta. Cuando ambos nos volteamos a ver, me puse muy nerviosa. En general, no soy buena relacionándome con la gente extraña y deseaba que no nos hubiéramos visto el uno al otro.

—¿Puedo sentarme a tu lado? —musitó acercándose a mí.

—Si... —dije llena de confusión, retirando mi bolsa del asiento.

—Lo siento, es que estoy viajando solo y nunca antes lo había hecho —mencionaba mientras se preparaba para sentarse—. Tú eres la única persona que viene en el tren sola...

—Si, no es la primera vez que viajo sola. Yo ya estoy acostumbrada.

No es como que los finlandeses busquemos compañía. A nosotros nos gusta la privacidad, el silencio, la sauna...

—Que frio hace —exclamaba esponjándose cuál pollo en su nido—. Este frío puede hacernos envidiar el infierno.

—Bueno, es que el frío también puede quemar después de todo... Parece que esto va para largo...

—Perdón si te incomoda sentarte con un extraño.

—Descuida, soy muy adaptable.

—¿A dónde vas? —preguntó curioso.

—Yo voy en camino a una boda en Rovaniemi.

—¿Es hoy? Espero logres llegar.

—No, la boda a la que voy es pasado mañana ¿Y tú a dónde vas?

—Voy a Rovaniemi, voy a visitar a mi primo, iremos a el concierto de Nightwish. Justo es pasado mañana, la entrada será libre, tal vez estés interesada en ir.

—Me encantaría, pero me temo que se casa mi hermano. No podría, aunque quisiera.

—¿Cómo te llamas?

De repente este chico me recordaba un tanto a mí, dicen que el Universo siempre te une a lo que es igual a ti. Y él... era tan curioso como yo.

—Me llamo Siiri ¿Y tú?

—Soy Aki..., mucho gusto en conocerte —mencionó sacando un estuche de lentes.

Dentro del estuche se encontraban unos lentes cuadrados de aumento. Y una vez que los tenía puestos me di cuenta que era totalmente mi tipo. Una persona cálida en esta fría tierra y con un toque intelectual. "Esto es obra tuya Universo, lo sé...", dije dentro de mí.

Aki y yo seguimos mientras el tren avanzaba y paraba repentinamente. De repente lo que sería un viaje de 10 horas, se volvió aún más largo. Tuve suficiente tiempo para escuchar toda una sarta de tonterías que me contaba Aki, y él escuchaba las mías atentamente.

Ambos éramos muy distintos de cualquier forma. Yo soy una persona libre y él es una persona que se basa y rige en reglas. Él venía de una familia sobre protectora y yo... bueno; creo que la respuesta es obvia.

Cuando por fin arribamos a Rovaniemi, él tomó una tarjeta de presentación de su trabajo y me la dio cordialmente. La verdad es, que yo seguía protegiéndome a mí misma de más posibles desilusiones así que simplemente le dije que no tenía número celular y que, tal vez podríamos coincidir en otra vida.

Nos bajamos del tren, y cada quien tomó su rumbo tras una breve despedida cordial y un agradecimiento. Seguí caminando con mis maletas para tomar un taxi de la estación que me llevara al hotel donde Lauri me había hecho una reservación.

De mi Universo... no volví a saber nada...

Una vez dentro del taxi, mientras este corría; veía cómo había avanzado la Ciudad en tantos años. Había más gente, había más niños; pero aún había ese aire de nostalgia invadiendo la ciudad. El hotel que mi hermano me había reservado, era modesto con un toque de elegancia, y por supuesto, con sauna. Me sentía tan reconfortada de saber que había un lugar cálido a donde llegar. "Definitivamente la familia Valo debió construir mejor una sauna más grande, que una alberca", pensé.

Apenas me bajé del taxi y tomé mis maletas cuando ya empiezo a sentir una vibra rara alrededor; pero sin mi Universo es difícil saber que vendrá y me siento vulnerable sin saber cómo actuar.

Caminé hacia dentro del hotel, abriendo las puertas de vidrio. Me registré, en lo que el botones tomaba mis maletas. La recepcionista amablemente me ofreció bajar al sauna, pasar por el bar, ponerme cómoda; pero yo estaba tan cansada que ni siquiera se me ocurrió otra cosa que hacer que llegar a mi cama.

Ya eran las 12 de la noche y aunque el hospedaje que me contrató Lauri incluía todos los servicios gratis; la verdad es que sólo ansío llegar a mi habitación.

Así que, tomé mi bolso de mano y caminé hacia el elevador, esperando a que bajara. Cuando por fin logré entrar a uno libre; cerré rápidamente la puerta para no compartirlo. Ya estaba aturdida de tanta compañía en el tren. No lo logré, de nuevo unas pisadas rápidas hacia el elevador; mi cara de fastidio contra el espejo del mismo; y en este veo... a Risto asomarse tras su mano deteniendo las puertas.

Entró rápidamente cerrando el elevador. Me quedé muda, estática, sorprendida...

—¡Qué sorpresa! —exclamó.

—¿Q-Qué haces aquí?

—También vine a la boda de Lauri. Al parecer nos hospedó a la mayoría de los invitados aquí. Aunque después de todos los chismes que me han cargado con Ruth, debería cambiar mi hospedaje; pero aquí tienen sauna.

—¿Y tu casa no?

—Ya no vivimos aquí ¿Recuerdas? Mi familia se fue a vivir a Helsinki; mi padre y mi madre.

—¿En serio? Yo también vivo ahí... vivo en la zona norte. Siempre pensé que nadie se iría y que todos se estancarían aquí toda su vida.

—Mi familia vive cerca de la playa, quisieron dar un giro total a lo que teníamos aquí y es que..., todos salimos corriendo después de ti.

—Lo sé, algo así me contaron ¿Qué hay de Ruth?

—Ella se está quedando con su madre.

—¿Y si tienes algo serio con ella? —pregunté con miedo, escondido tras una sonrisa.

—Si, pero nunca antes nos habían capturado las cámaras hasta ahora... Seguro fue obra de tu hermanito, a estas alturas no me sorprendería.

—¿Nunca antes?

—Ruth y yo tenemos una relación desde hace 7 años...

"O sea que ni tú ni Ruth tienen respeto por sus ex parejas; tal para cual", pensé.

—Te has puesto muy seria de repente —insistió. No quiero que pienses que nunca me importaste, aprendí muchas cosas de ti. Incluso hoy en día medito y sigo pudiendo ver Universos...

Abrí mis ojos como platos; nunca imaginé que esas palabras salieran de Risto después de tantos años.

—Pero te fuiste, y tenías razón en tu carta. Espero que tú también seas feliz... —seguía comentando.

El elevador se detuvo y me bajé como alma que se lleva el diablo; intentando contener mis lágrimas para no llorar; intentando fingir que todo estaba bien y que sólo necesitaba descansar...

Risto fue tras de mí, como si no se diera cuenta de lo que me pasaba; o tal vez realmente es muy tonto.

—¿Y tú? ¿Sigues siendo la misma? —soltó de repente deteniendo mis pasos.

—¿Y tú? ¿Sigues siendo un imbécil? —respondí llena de sarcasmo.

Risto se detuvo y al voltearlo a ver, una sonrisa burlona se asomaba en su cara.

—Me alegra verte Siiri, y me alegra ver que sigues siendo la misma —concluyó dando se la vuelta.

Estando dentro de mi habitación, recapacité las cosas. Todos han hecho su vida, y yo, al sentirme siempre acompañada por mi Universo; jamás fui consciente de la soledad en la que me estuve aprisionando tantos años.

Al ver cómo está el resto de los chicos, y comparar su vida con mi vida; me doy cuenta que en verdad en todos estos años; no hice más que perderme.... y ya no hay vuelta atrás. Sin embargo, tampoco es tarde para iniciar una nueva vida...

"Gracias Universo, donde quiera que estés —pensaba—. De no ser porque te has ido; no me habría dado cuenta de donde estoy parada ahora".

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top