Regresar.
Había sido tomado desprevenido y ahora se encontraba acostado sobre la cama mientras el rubio se posicionaba sobre su cuerpo besándolo de forma lenta aturdiéndolo por completo haciendo que su mente se pusiera en blanco; una vez el beso termino el pecoso pudo respirar tranquilo ladeando la cabeza para apartar su rostro del ajeno.
Se sentía completamente avergonzado por lo que había sucedido y lo fácil en que pudo robarle un beso. Jadeo tratando de recuperar el aire mientras el rubio lo miraba desde arriba recorriendo su cuerpo con la mirada concentrándose en los gestos provocativos que estaba haciendo.
— ¿Que pretendes? — murmuro el rubio frunciendo el ceño.
El pecoso lo vio desorientado sin saber a que se refería — no se de que me hablas Tsukki — se le salio aquel apodo cariñoso cuando juro enterrar todos aquellos recuerdos, mordió su labio inferior y desvío la mirada apenado.
—El cambio, tus muñecas — frunció el ceño molesto — no me importa que te hayas pintado el cabello, pero ¿Que intentas cortandote la piel? No me digas, te auto flagelas por tonterías — molesto era quedarse corto, el rubio estaba furioso por las acciones que el pechoso hacia y sabia que era culpa de cierto mayor.
No espero respuesta y fue a encarar al otro rubio de actitud rebelde que había entrado a la casa hace un rato; gruño molesto al verlo, se detuvo frente a el apoyando su peso en uno de sus piernas.
—¿Que le has hecho?— lo miro de forma retadora.
—No se de que me hablas — se encogió de hombros restándole importancia al asunto.
—¡Lo sabes a la perfección! — lo tomo del cuello de la camisa y lo zarandeo.
—Si buscas pelea la encontrarás — sonrió para luego propinarle un puñetazo haciendo que retrocediera.
Se paso el dorso de su mano limpiando la sangre que salia de su labio rotó; gruño molesto antes de lanzarse y golpeando comenzando así una pelea brutal.
El pecoso bajo las es escaleras con rapidez al escuchar el ruido y fue donde los vio con sus ropas llenas de sangre la cual salia de su nariz o boca pero se negaban a separarse sin desaparecer al contrario.
Corrió hacia ellos e intento detenerlos aunque recibió un par de golpes que lo hicieron chocar contra la pared no desistió hasta que logro colocarse en medio completamente aterrado.
—Debemos ir a hospital — los miro preocupado.
—Me niego ir a ese lugar — ambos rubios ladearon la cabeza.
Tras suplicar logró que ambos se curarán de forma individual pero eso no quitaba que el pecoso estaba preocupado.
Era demasiado para su pobre alma y cuerpo el cual solo quería un poco de descanso, se miro en el espejo del baño y tras abrir un cajón saco su confiable navaja, quizás era el momento mientras ellos se preocupaban por sus propios asuntos.
Lleno la tina del baño metiéndose con la ropa puesta miro sus muñecas vendadas ¿en verdad quería hacer eso? ¿Lograria acabar con su vida así de fácil? — se mordió su labio inferior de forma insegura al respecto.
Se quedo callado reflexionando en ese momento sobre su vida, si lograría sobrellevarla como si nada; pero llego a la conclusión que mientras tenga cerca a esos rubios no estaría tranquilo.
El solo quería paz, no padecer de casi hipertensión por culpa de personas externas.
Abrió los ojos para observar aquella hoja afilada, era el momento, mordió una toalla con fuerza a medida encajaba aquel arma en su muñeca cortando todo tejido dando paso a la salida de sangre; se apoyo acomodándose para recibir lento su penoso final a medida cerraba los ojos y se escapaba la vida.
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Estaba cansado de que aquel tipo hiciese lo que quisiera con Yamaguchi, estaba cansado de pensar en el pecoso, últimamente se le había metido en la cabeza y no se lo podía sacar a pesar cuando el fue quien lo alejo entonces ¿por que lo buscaba?
¿Será que era tan desgraciado para seguir jugando con el? Ni el mismo lo sabia pero cuando supo que no era el único en la vida del pecoso levanto sus armas para exterminar al intruso, quizás se estaba volviendo loco.
Había pasado medía hora desde la pelea cuando el de lentes fue al bañó, al abrir la puerta se horrorizó quedándose petrificado de la impresión al ver la tina llena de sangre y su pequeño pecoso más del otro lado que de este.
Corrió hacia el una vez pudo reaccionar mordiendo su labio inferior cargando el cuerpo del pecoso, estaba helado y en confusión critica a su parecer; no supo como ni cuando había echado carrera al hospital, solo se dio cuenta cuando el pecoso fue colocando en una camilla y trasladado después de colocarle suero y oxigeno.
Fue entonces que cayo en cuenta que su ropa estaba manchada y su corazón latía demasiado rápido, sintió un sudor frío bajar por si frente mientras veia gotas de sangre; lo perdería, perdería un ser importante que ni el mismo se había dado cuenta de cuanto abarcaba en su corazón, pero ya no importaba si no lo tenia a su lado, ya no importaba si no lo veía sonreír y sobre todo el no importaba por ser la escoria que lo orillo a intentar morir, el pecoso no era así cuando su mundo sólo eran ellos dos y nadie más pero tenía que ser inseguro y mandarlo todo a perder, perdería a Yamaguchi por ser un tonto.
No supo cuando había comenzado pero lo dejo estar dando rienda suelta a las lágrimas que juró no derramar nunca más, se sentía abatido, sólo, desesperado; solo quería una cosa y esa era su pecoso de vuelta.
Como los viejos tiempos, solo hasta entonces deseo regresar al pasado pero ya era tarde.
Holas~
Aquí un nuevo capítulo, pido disculpas por tener tanto a la espera, no se volverá a repetir.
Estamos llegando al final 0:
Pronto se vera el desenlace.
Hasta la próxima ~
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