31. Adiós


La voz metálica de una mujer avisa que es hora de abordar el vuelo. Hoy estoy aquí al igual que el día que llegué, sola y atemorizada frente a un futuro incierto que no quiero enfrentar. Sé que Nikolaus me espera con los brazos abiertos y que allá seré muy feliz... pero una parte de mí estará siempre aquí, con Rafa y ahora también con Taís.

Cuando tomé la decisión de volver aquí pensé que cuando regresara a Alemania iría por fin con el corazón tranquilo y en paz... ¡No podía estar más errada! Pensaba que la edad y las cosas vividas me ayudarían a entender mejor la vida, a tomar mejores decisiones, a alcanzar la felicidad, a dejar de vivir por fin en la incertidumbre y abrazar la seguridad... ¡Qué equivocada estaba!

Paso por un sitio donde un espejo me devuelve mi reflejo. Me veo mayor pero me siento como una adolescente desorientada con el corazón roto. Hoy como nunca siento que la vida no da treguas, que nos pone a pruebas constantemente y que es como una carrera llena de obstáculos que nunca termina... o al menos no mientras uno esté con vida. Cuando era niña quería crecer para que mis problemas acabaran, cuando era joven quería ser adulta para manejar por fin mi vida, encontrar las respuestas y ya no sufrir por cosas que creí solo sufrían los jóvenes... ahora soy adulta y me doy cuenta que nada ha cambiado... sigo en la ruleta de la vida, a veces ganando y otras perdiendo.

Sin embargo ya no voy a darme por vencida, la única diferencia entre mi «yo» de antes y mi «yo» de ahora es que llevo conmigo una mochila llena de errores, pero también una llena de experiencias... llena de fallas pero también de aprendizajes, y eso me lleva a deducir que mañana no dolerá tanto como hoy... y que el sol volverá a brillar.

Subo al avión y contemplo a las personas acomodarse, cada quien con su historia, con sus pasados y sus presentes, con sus errores y sus aciertos, cada uno con su propia mochila a cuestas... Cierro mis ojos y suspiro, pienso en la boda, en mis amigos, en mi casa. Pienso en lo bien que me vendría una salida con Erika, debo contarle tantas cosas. Pienso en Niko y lo imagino en el altar, sonriendo, feliz... y eso me hace sonreír también.

Entre pensamientos quedo dormida y cuando despierto me entretengo leyendo o viendo películas... me vuelvo a dormir, y de repente ya estamos en tierra.

Bajo y hago los papeles, salgo y veo a Niko esperándome. Todo mi mundo parece volver a colocarse en su sitio cuando veo sus ojos, su mirada miel tan cálida. ¡Es tan guapo! Como niña pequeña corro a sus brazos y él me envuelve en ellos. Me siento segura y en paz. Nos quedamos allí y el mundo deja de existir por unos segundos, en este mismo instante siento que no podría aguantar vivir lejos de él; es como mi ancla, el que me mantiene con los pies en la tierra, el que me da paz y sosiego.

—Entonces, ¿vamos a casarnos? —pregunta divertido y yo sonrío.

—Obvio, vamos a casarnos, pero primero almorcemos, por favor, que la comida del avión siempre me deja con hambre.

—¡Eres insaciable! —dice sonriendo.

—Ahora que lo dices, si sigo comiendo no entraré en el hermoso vestido que me compré para la boda —sonrío.

—Te verías hermosa aunque te envolvieras en una bolsa —bromea y me toma de la mano—. ¡Te he extrañado, cariño!

—Y yo a ti... —suspiro.

—Me contarás todo, ¿no? —pregunta porque sabe que algo no está bien.

—Por supuesto que lo haré... pero luego de la boda.

—¡Vamos entonces! —dice alzando mi valija—. La casa te espera, todo está muy triste desde que te fuiste —sonríe y yo asiento siguiéndolo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top