28. Enamorada

                  

TAíS

Es viernes y estoy terminando de ensayar, me visto tranquila y emocionada ante la perspectiva de mi noche. Lina sale del salón de al lado terminando su clase y se acerca a mí.

—¿Sales esta noche? —pregunta mientras también se cambia.

—Sí... a bailar con Rodri —respondo sonriendo.

—Mmm... —Lina sonríe de forma pícara, ella sabe muy bien que finalmente he decidido que estoy lista para avanzar con él—. Te cuidas, ¿eh?

—No seas tonta —bromeo incómoda por el doble sentido de su frase.

Salimos de la Academia y decidimos ir por un helado, aún es temprano y ella invita. Nos servimos y luego nos sentamos en una esquina de la heladería.

—¿Qué sucede? —pregunto al verla un poco contrariada.

—Hmmm... estoy cansada de esta situación... —susurra.

—¿Papo? —pregunto y asiente.

—No sé si es bueno que te lo diga pero no tengo con quien hablarlo, con Nika no puedo porque es parte interesada —bromea encogiéndose de hombros.

—¿Qué sucede?

—Me gusta mucho... tenemos una amistad hermosa y siento que podemos avanzar... pero él no da el paso... y yo no sé si darlo. Sé que está Nika en medio, y que él está confundido... y yo sinceramente me haré a un lado si ellos deciden intentarlo de nuevo... solo que... él de alguna u otra forma me da esperanzas y yo estoy allí flotando en la incertidumbre.

—Ufff —bufo negando con la cabeza—. No sé qué decirte, tampoco entiendo lo que está sucediendo entre ellos... no querría que te ilusionaras con algo que no puede ser pero si tú dices que papo te da esperanzas... Quizá deberías hablarlo con él y preguntarle cómo son las cosas en realidad... además yo... soy muy joven y no sé qué podría aconsejarte —digo encogiéndome de hombros y Lina sonríe.

Seguimos charlando un rato más sin hablar de nada en especial y luego voy a casa. Me preparo para salir y cuando estoy lista salgo de mi habitación para encontrarme con papo viendo la tele.

—¿Ya vienen por ti? —pregunta y asiento.

—Rodri está por llegar —sonrío.

—Bien, que se diviertan —sonríe y vuelve su mirada a la tele—. Cuídate —agrega.

—¿Tú? ¿Qué harás? —pregunto y él suspira.

—Carolina quiere que hablemos, vendrá a cenar —informa.

—Mmm... parece que eso no te pone de muy buen humor —replico y se encoge de hombros.

—Hay veces las respuestas se me esconden y por más que las busque no las encuentro.

Rodrigo me llama en ese momento avisándome que ya está abajo así que me acerco a papo y beso su mejilla.

—Supongo que solo debes seguir tu corazón —digo riendo y él sonríe.

—Sí, aunque no sé por dónde está yendo —bromea y saca dinero de su bolsillo para darme—. Por cualquier cosa... —agrega.

—Gracias... pórtate bien y cuídate también —sonrío.

—¿Vendrás muy tarde? —pregunta y como toda respuesta me encojo de hombros.

—Estaré bien, no te preocupes por mí.

Me encuentro con Rodrigo en la entrada del edificio, está guapo y sonriente, lo abrazo y nos damos un beso. Decidimos que antes de bailar iremos a comer algo así que maneja hasta una pizzería, nos sentamos y conversamos sobre cualquier cosa. Entonces se me ocurre contarle algo que me ha pasado.

—Tengo que contarte algo, no sé si he hecho bien... me siento algo culpable.

—¿Qué sucede? —pregunta sorprendido.

—El otro día vino Carolina a casa... y estábamos conversando hasta que de pronto ella fue un rato al baño. Su bolso estaba abierto y me llamó la atención algo que vi adentro... ¿Recuerdas que te conté que ella me había dado un borrador de su libro en mi cumpleaños? —Rodri asiente como respuesta y yo continuo—. Bueno, pues esa vez lo había dejado tirado allí porque estaba enfadada... y luego pues ya no lo busqué... la vi leyendo eso varias veces pero no me animé a volvérselo a pedir... Entonces el otro día solo lo tomé...

—¡Taís! —exclama Rodrigo negando con la cabeza.

—¡No es un robo! —Me excuso—. Se lo devolveré, pero moría de curiosidad por leerlo... además ella me había dado una copia...

—No sé... ¿y si ella se enoja? —pregunta Rodri y me encojo de hombros.

—Lo estoy leyendo, Rodri... y es tan triste... las cosas que tuvo que vivir... me siento tan mal por haberla juzgado... Yo en su lugar, no sé qué hubiera hecho —susurro apenada, necesitaba contárselo a alguien y sabía que en mi novio podía confiar.

Entonces le cuento algunas cosas que ya he leído, aun no lo termino pero es tan duro que me asombra que una persona haya tenido que pasar por tanto. Lo único que puedo hacer es admirarla más y más.

Rodrigo me escucha con atención y comenta algunas cosas que le voy diciendo, nos ponemos en el lugar de papo y Caro e intentamos imaginar cómo lo hubiéramos resuelto y es difícil... muy difícil.

Luego de terminar la cena vamos a bailar, allí nos encontramos con Paty y su novio, además de una prima de Rodri con su novio también. La pasamos genial y nos divertimos mucho. Cuando Paty decide irse y la otra pareja ha desaparecido tomamos la decisión de marcharnos. Caminamos hasta el estacionamiento y subimos al auto, la noche está fresca pero hermosa. En el silencio y la intimidad del vehículo empezamos a besarnos, las cosas van subiendo de nivel y yo empiezo a perder el temor que está siendo reemplazado por el deseo.

—Mejor te llevo a casa ya —dice mi novio y yo lo pienso por un instante...

—¿Y si vamos a otro lado, mejor? —pregunto y él me observa.

—No es necesario, Taís, sabes que yo...

—Pero quiero hacerlo —digo sintiendo el rubor invadir todo mi rostro. Rodrigo sonríe ante ello y me abraza.

—Bien, iremos a un sitio bonito pero no quiero que te sientas presionada a nada, podemos simplemente estar allí, besarnos... y hacer lo que tú quieras.

Sonrío y asiento ante su oferta y entonces pone el auto en marcha...

A tres capítulos del final...

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