Capítulo 2: Protección
¡Un niño! Había vuelto a ser ese niño odioso al que detestaba, ese niño que al final... se convirtió en su mejor amigo, ese niño con sed de venganza que ansiaba poder a cualquier precio para cumplir su único deseo.
- Ya lo entiendo – sonrió Sasuke con cierta prepotencia – esto es un genjutsu... ¡Muy gracioso, Itachi! Sácame de aquí ahora mismo y da la cara como un ninja – gritaba Sasuke como si su hermano pudiera escucharle.
- Sasuke... no es lo que crees.
- Claro que sí, Naruto jamás llegaría a ser Hokage con sus técnicas mediocres – insinuó.
- ¿Qué has dicho? – se enfadó Naruto – soy el Hokage. Cumplí mi sueño y tú... - se calló Naruto al notar cómo Sakura le apretaba el brazo para impedirle hablar.
Al mirar a la chica negando con la cabeza, se dio cuenta de algo, no podía decirle a Sasuke la verdad sobre su hermano. Era cierto que le odiaba, que su único sueño había sido asesinarle y lo había hecho... pero eso le trajo la mayor de las tristezas, le produjo el único remordimiento de su vida. Ese chico había cometido errores, muchos, pero nunca tuvo remordimientos de lo que había hecho, lo hizo motivado con que hacía lo correcto para obtener su propósito, sin embargo... matar a Itachi fue lo único con lo que siempre cargaría con culpabilidad.
- Mierda – susurró Naruto enfadado, alejando la mirada hacia el suelo y mordiéndose el labio, sabiendo que no podía contarle eso.
- Naruto... hay que pensar algo que hacer, no podemos dejar a Sasuke así tan indefenso. Si descubren que ha vuelto a ser un niño... irán a por él, todos sus enemigos, puede que hasta la gente de la villa que le detesta.
Una leve sonrisa se escapó del rostro de Naruto, una de incredulidad. ¡Eso no podía estar pasando! Su ANBU más fuerte convertido en un niño indefenso con habilidades de recién salido de la academia.
- ¿Por qué te ríes? – preguntó Sakura con preocupación.
- Por las últimas palabras que me dijo Sasuke... me dijo que él me protegería y no a la inversa, ahora supongo que me toca a mí protegerle y eso ni él se lo esperaba.
- No... no se lo esperaría pero es lo que hay, Naruto.
- ¿Dónde se ha visto que el Hokage proteja a un ANBU? Es ilógico – se regañó mentalmente Naruto – Sasuke tiene razón, yo no debería tener que protegerle a él.
- Si no lo haces, acabarán matándole.
- Voy a protegerle – aclaró Naruto muy decidido – porque puede que nunca se haya visto a un Hokage proteger a un ANBU, pero yo no soy como el resto de Hokages, yo quiero ser como mi padre y proteger a todos los de mi villa. ¿Cómo podría proteger a todos si ni siquiera pudiese proteger a uno sólo?
- Hablando de protegerle... ¿Dónde se ha metido? – preguntó Sakura alterada al no ver a Sasuke donde se suponía que debía estar.
- Mierda – exclamó Naruto preocupado – tengo que encontrarle.
- Naruto... ¡Es un niño, no un gnomo! – le reprendió Sakura al verle mirando bajo una de las mesillas más bajitas de la oficina - ¿Dónde vas ahora? – preguntó al ver cómo salía de la oficina corriendo – Naruto...
Maldijo su suerte mientras corría por los pasillos de la torre. Al verle allí tirado entre sus brazos, pasando de adulto a niño entre fuertes convulsiones, tan sólo había pensado una cosa... llevarlo donde nadie pudiera verle, ¡a su despacho! Desde allí había mandado llamar a Sakura para que investigase sobre esa maldita técnica que le habían lanzado y que él no debería haber recibido, sólo se había puesto en medio, tan sólo le había protegido a él.
- Maldita sea, Sasuke, no puedes salir de la torre y dejar que te vean así de indefenso – se quejaba más para él que para los demás.
Pensaba y pensaba dónde podría haberse ido Sasuke Uchiha. ¿Cuántos años tenía? ¿Diez? ¿Doce? ¿Quince quizá? No estaba seguro y lo único que sabía era que odiaba a su hermano. Quizá ahora empezaba a lamentarse de no haber investigado a fondo a ese chico a esa edad. Pensaba que le conocía y ahora se daba cuenta... de que intentar meterse en su cabeza era mucho más complicado de lo que había imaginado.
Una pregunta invadió su mente: ¿cuán indefenso estaba realmente? ¿Tendría el sharingan al menos? Sabía que lo había despertado a los doce años, pero no le había dado tiempo ni a preguntarle realmente cuántos años se suponía que tenía en ese instante.
Llegó a la calle y decidió preguntar por si alguien le había visto. Debía llamar la atención un niño como él, vestido con esas ropas de ANBU que le quedaban grandes ahora mismo y, sin embargo, por más que preguntaba por ese niño sin decir su nombre, nadie le había visto.
- Nunca fuiste bueno para seguir el chakra de Sasuke – susurró una profunda voz a su espalda.
Naruto miró hacia arriba, fijándose en aquella silueta que leía un libro erótico sentado sobre la gruesa rama de uno de los árboles.
- Kakashi-sensei – susurró Naruto - ¿Le has visto?
- Por los tejados. Iba hacia el centro pero no creí que debiera seguirle. No tenía instrucciones de ello.
- ¿Aún tienes su chakra?
- Claro que sí, es sólo un chiquillo.
- Un chiquillo – susurró Naruto cayendo ahora en la cuenta – cómo no he caído antes, él no debía saber camuflar su chakra tan bien como de adulto.
- No lo controlaba del todo, ya lo sabes. Sakura siempre ponía el chakra exacto, pero Sasuke y tú... os pasabais siempre, de ahí el entrenamiento de los árboles – le recordó Kakashi.
- Gracias, Kakashi – sonrió Naruto mientras se centraba en localizar el chakra de Sasuke. Corría, podía sentir el chakra alejándose de allí – lo tengo – sonrió con mayor énfasis saliendo a la carrera tras él.
A medida que corría por los tejados, empezaba a darse cuenta de hacia dónde iba ese chico. ¡Su casa! Bueno... ¡Su antigua casa! Porque una vez se marchó, el antiguo Hokage la había vendido de nuevo, así que ya no era su casa.
- Maldición – se quejó Naruto.
¡Si había gente viviendo allí, se iban a llevar un buen susto! O eso pensaba Naruto. No era muy normal ver entrar a un ninja recién salido de la academia por una casa ajena, despotricando y diciendo chorradas sobre que era su casa, que era exactamente lo que ocurriría con Sasuke.
Nada más llegar, Naruto entró por una de las ventanas abiertas, dándose cuenta de que todo el apartamento estaba vacío y Sasuke se había quedado paralizado en medio de la habitación.
- Sasuke – intentó llamarle, colocando su mano sobre el pequeño hombro del chico, pero éste le apartó la mano de un manotazo.
- ¿Dónde están mis cosas?
Aquello impactó un segundo a Naruto. Era complicado tener que explicarle que toda su vida había dado un giro radical. Ya no era ese chico al que las fans le seguían, ya ni siquiera era bien recibido en la villa, tampoco le verían como uno de los futuros genios del clan Uchiha o como el superviviente de la tragedia, sólo sería el traidor y un punto a batir ahora mismo. Todos sus enemigos querrían aprovechar ese momento de debilidad para matarle.
- Yo... ya no es tu casa, Sasuke – le aclaró Naruto.
- Deja de mentirme, imbécil – se quejó Sasuke – ayer mismo estaba aquí estudiando para ese examen.
- Sasuke... llevas más de seis años sin vivir aquí. Te fuiste de la aldea y cuando regresaste... no vives dentro de Konoha.
- Vale, Itachi... suficiente con la broma, devuélveme a la realidad – sonrió Sasuke casi incrédulo.
- Sasuke... - intentó aclararle Naruto – no creo que funcione así. No es un genjutsu, es real.
- ¿Ahora me dirás que he viajado al futuro?
- Considéralo así si quieres – aclaró – te explicaré lo que quieras saber pero tenemos que irnos de aquí, no es nuestra propiedad ya.
- ¿Y dónde voy a vivir? – preguntó indeciso – da igual, déjalo, buscaré un hotel.
- Nadie te dará una habitación, no en Konoha y es mejor que la gente no sepa que eres...
- ¿Que soy qué?
- Bueno... un niño indefenso.
- No estoy indefenso – endureció la mirada Sasuke, recordándole a Naruto lo pedante que resultaba Sasuke a esa edad.
- Por cierto... ¿Cuántos años tienes? – le preguntó por curiosidad, preocupado por si no había despertado aún el sharingan.
- Trece – dijo dudoso - ¿Cómo puedes olvidarte de mi edad? Tenemos la misma... aunque tú te ves muy viejo ahora – sonrió con prepotencia de nuevo, causando cierta molestia en Naruto, quien tuvo que recordarse que sólo era un niño ahora mismo, que no habían vivido la mitad de lo que habían vivido realmente.
Naruto casi suspiró aliviado al darse cuenta de que por lo menos... tenía el sharingan aunque poco desarrollado. Pensaba y pensaba, algo tenía que hacer con Sasuke pero no sabía ni siquiera cómo decirle las atrocidades que había hecho, ni quería contarle lo de su hermano, tampoco sabía qué decirle para conseguir que fuera a su casa por lo menos para ponerle a salvo.
- Debe estar ahí dentro, he sentido su chakra – escuchó a un ninja fuera de la casa.
La mirada que Sasuke había puesto era algo que no le gustó ni un pelo a Naruto. Era la típica que ponía cuando iba a enfrentarse a alguien, cuando no le gustaba algo. Al ver cómo alzaba la mano en busca de su chidori incompleto de esa edad, Naruto agarró con rapidez su mano, colocando un par de dedos entre los suyos para impedirle que crease sellos y le tapó la boca apartándole de allí, metiéndose en la casa del vecino y cerrando la puerta antes de ocultar el chakra de ambos.
Sabía que Sasuke era un cabezón, de hecho, se removía nervioso entre sus brazos, queriendo apartarse de él y enfrentarse a los que él creía eran intrusos de su casa, sin embargo, Naruto no estaba dispuesto a dejar que se fuera así sin más a una muerte casi segura. Sólo era un crío que no sabía los crímenes que había cometido en su edad adulta, que no entendía el motivo por el que podrían estar buscándole, ni el por qué Naruto iba a protegerle.
- No hagas ruido, Sasuke, esperemos a que se marchen.
Sasuke seguía moviéndose con cierta brusquedad, pero los fuertes brazos de Naruto le retenían allí junto a él, contra su pecho. Su mano seguía siendo retenida por ese rubio que no parecía querer soltarle pero que seguía fijo en el chakra y las voces de aquellos hombres que buscaban al moreno.
***
Naruto entraba por la torre de interrogación y tortura. Allí, Ibiki le esperaba con el cadáver de aquel ninja que había invocado esa extraña habilidad y de la que no sabían prácticamente nada. Sakura, atenta a los pasos del rubio, le miró fijamente un segundo antes de que éste se diera cuenta realmente de que ella estaba preocupada por algo.
- ¿Qué es?
- Nada – dijo Sakura.
- Sé que quieres preguntar algo y no es típico de ti callarte las cosas.
- ¿Qué has hecho con Sasuke?
- Está en mi casa. Kakashi le está protegiendo.
- ¿Y no ha intentado escapar?
- Cuatro veces, al final y tras una larga charla, he conseguido convencerle para que se quede ahí hasta que descubra cómo sacarle de ese "genjutsu".
- Le has mentido.
- Le he ocultado la verdad, que era mejor que decirle que una extraña habilidad le ha convertido en niño. Piensa que es un genjutsu de su hermano así que le he dicho que tiene razón y que le ayudaré siempre y cuando se quede en casa puesto que hay enemigos buscándole para matarle. Aun así, es muy cabezón o lo era de pequeño, así que tendré que vigilarle para que no se vaya a por sus enemigos y menos con su mediocre poder de ahora.
Naruto miró la sonrisa que tenía Sakura en ese momento al igual que la de Ino. Era cierto que ambos se odiaban en esa etapa de la vida de Sasuke, pero también fueron los mejores amigos y en parte... Sasuke, pese a no dejarse proteger, confiaba en él y eso era importante.
- ¿Qué hacemos aquí? – preguntó Naruto hacia Ibiki.
- Hemos traído el cuerpo del invocador. Su cerebro aún está intacto así que quiero entrar en sus recuerdos y poder hablar con él, ver qué ha ocurrido y qué es esa técnica.
- Y cómo arreglarlo – agregó Naruto.
- Para eso estoy aquí, Naruto – añadió Ino – voy a entrar en su mente y le haré hablar.
- Es peligroso, ¿verdad? – preguntó Naruto.
- Eso ahora da igual, lo importante es salvar a Sasuke – agregó Ino haciendo unos sellos con la mano.
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