Capítulo 26
Angie y Bastian volvieron a la fiesta justo a tiempo, Andrea anunciaba por el micrófono que era hora de ir hasta la glorieta donde sería próximamente la revelación del sexo del bebé en camino. Dulce y Maxi estaban emocionados, aguantar hasta ese momento había sido todo un martirio, pero les hacía mucha ilusión la sorpresa y compartir ese momento con sus seres queridos.
Angie y Bastian se acercaron a la glorieta, Angie estaba nerviosa y enfadada por todo aquello que se desarrollaba en su interior y que ella no lograba comprender, y Bastian estaba tranquilo, sosegado, feliz. Y eso la ponía peor a ella.
Andrea animaba a la gente preguntándole qué pensaban, que si sería niño o niña. El lugar estaba hermoso, adornado con las luces que colgaban de la glorieta y daban el ambiente romántico y perfecto que ella quiso desde el inicio. Y a pesar de todo, Angie tuvo que admitir que Andrea era buena en lo que hacía.
La caja que ella había preparado era de cartón, grande, la había decorado con corazones rosas y celestes por todas partes, y signos de interrogación en plateado. Se abría por el medio y le había puesto dos manijas, a modo que Dulce se colocara a un lado y Maxi al otro y la estiraran al mismo tiempo.
De pronto el enfado que sentía Angie dio paso a la ansiedad que contagiaban todos los presentes. Andrea llamó a los esposos a que tomaran sus lugares. Ella y Bastian quedaron hacia un lado en primera fila para observar el momento. Ella incluso había preparado su celular para grabarlo.
—¿Ya tienen nombres? —inquirió Andrea.
—Si es niño se llamará Samuel —respondió Maxi.
—¿Y si es niña? —volvió a preguntar, esta vez a Dulce.
—Samira —respondió ella.
—Bueno, ¿estamos listos? ¡A la cuenta de tres! —gritó Andrea y todos corearon.
—¡Uno!
—¡Dos!
—¡Tres!
Dulce y Maxi se dieron un beso por encima de la caja y luego cada uno estiro hacia su lado.
Y la caja se abrió.
Un montón de globos de helio se alzaron al cielo.
Globos de colores... de muchos colores... de varios colores.
El silencio se hizo entre ellos y ambos se miraron sin comprender.
Luego buscaron a Angie y Bastian. Angie miró a Bastian, y él sonreía, feliz... nadie sabía por qué.
—¿Qué demonios hiciste? —preguntó ella casi en un susurro.
—¿Eh? Me dijiste que pusiera globos de colores —dijo él.
—¡No te dije eso! ¡Por Dios, Bastian, solo tenías que poner los globos de colores de acuerdo al sexo del bebé! —exclamó—. Te lo dije, te dije que mamá tenía el resultado y que tenías que encargarte de eso —se quejó.
La gente comenzó a murmurar sin comprender nada, Maxi y Dulce caminaron hacia ellos.
—No me dijiste que tenían que ser de un color en específico —respondió él.
—¡Celeste si es niño! ¡Rosa si es niña! —exclamó todavía más exaltada. Ella ya estaba nerviosa y enfadad y ahora lo estaba aún más.
—¿Por qué? Los colores no tienen género —respondió Bastian.
—Aghhh, que alguien me ataje, lo voy a matar —gritó exasperada.
—Del amor al odio pasaron estos —exclamó alguien de entre los invitados y la gente rio.
—Tranquilos... —pidió Maxi.
—¿Tranquilos? ¡Acaba de arruinar el momento de Dulce! —exclamó.
—Tratemos de calmarnos, por favor —pidió Andrea que sentía que la cuestión se le iba de las manos, en menos de quince minutos habrá un hermoso show de fuegos artificiales —añadió y señaló hacia el sitio donde se verían—, luego podremos ver la manera de hacer esta revelación de otra forma —añadió.
Las personas asintieron, pero Dulce se veía mal. Su rostro estaba contraído y parecía molesta.
—¡Perdón! —dijo Bastian al verla—. Yo no comprendí, entiéndalo, no sé de estas cosas...
—¡No tienes excusas! ¡Todo lo haces mal! —exclamó Angie roja de la rabia.
Maxi miró a su mujer y la vio cerrar los ojos como si intentara calmarse.
—¿Amor?
—Mmmm
—Lo haremos de otra manera, ¿sí? Buscaremos la forma de arreglarlo.
Ella negó.
—¡Mira lo que hiciste! —gritó Angie desesperada.
Y entonces Dulce abrió los ojos.
—Lo vamos a hacer de otra manera —zanjó y luego inspiró y espiró con fuerza, como si el aire se le fuera en cualquier momento, entonces llevó su mano a su barriga y miró el piso—, lo vamos a hacer ahora, porque el bebé viene en camino.
—¿Eh? —Maxi la miró y siguió con su mirada el trayecto de la vista de Dulce para ver un charco de agua a sus pies.
—¡Rompió fuentes! —gritó Bastian.
—¿Eh? —preguntó Maxi ahora mirando a su amigo.
Dulce se contrajo tomándose la barriga entre los brazos y exclamó un gemido.
En ese instante los fuegos artificiales explotaron en el cielo.
—¡Todo por tu maldita culpa! —Angie le empujó a Bastian.
—¿Yo?
—B-Bast... —susurró Dulce entre un quejido—. Es ahora...
—¡Llamen a una ambulancia! —pidió Andrea.
—No hay tiempo... viene, ya —negó Dulce apenas.
—¿Aquí? —inquirió Maxi y ella asintió atajándose a su brazo.
Bastian se sacó el saco de inmediato y se remangó la camisa.
—¡Ayúdenme a llevarla a la cocina del salón! —gritó. Era obvio que no iban a llegar a la cabaña si tenían que subir el cerro así que eso es todo lo que se le ocurrió—. ¡Annette! Toallas, guantes limpios y agua caliente, ¡ahora! —zanjó.
—¿Vas a hacer de partero? ¿En serio? —inquirió Angie sorprendida.
—Te dije que iba ser ginecólogo cuando grande —dijo él y le guiñó un ojo.
Maxi, Mateo y otros hombres la cargaron con cuidado al tiempo que Dina levantaba el vestido. Dulce respiraba con dificultad y se contorsionaba tras la fuerza de las contracciones.
—¿Sabes qué hacer? —preguntó Angie caminando al lado de Bastian, desesperada.
—Sí, revelar el sexo del bebé —dijo él.
—¡Es en serio! ¡Bastian! —gritó ella—. ¿No hay un médico acá?
—Yo soy médico —dijo él mirándola con diversión.
—¡Eres veterinario! —zanjó.
—Es lo que hay —comentó cuando llegaron al lugar mientras se ponía los guantes—. Ahora, si no vas a ayudar, mejor te vas por ahí a pasear.
—¿Eh? —Angie lo miró con sorpresa, pero el grito de Dulce la sacó de su ensoñación.
—Bien, todos fuera —gritó Angie entonces—, aquí solo vamos a quedar Maxi, Dulce, mamá, Bastian, Annette y yo —zanjó.
Bastian sonrió.
—Eso es ser un equipo —murmuró al tiempo que ayudaba a recostar a Dulce en el suelo—. Necesitamos sacarle este vestido —dijo mirando a Maxi.
Él asintió y con ayuda de Dina y Annette desprendieron el vestido y se lo sacaron, entonces, Dina se sacó el saco que traía y con eso le cubrió el torso. Angie con ayuda de su hermano buscaron la manera de sacarle la ropa interior sin moverla demasiado y Annette le pasó a su hermano las toallas y los insumos que le había pedido.
—Dulce... el bebé ya viene —dijo Bastian—, solo necesito que respires, y cuando venga la próxima contracción vas a pujar, ¿está bien? —susurró con una calma que asombró a Angie, parecía que había hecho eso toda su vida.
Dulce asintió con una sonrisa de felicidad que nadie podía creer, incluso entre el dolor que parecía sentir ella se veía feliz, Maxi la tomó de una mano y Dina de la otra.
—Estamos juntos en esto, amor, todo saldrá bien —prometió Maxi con cariño.
—¡Dulce, ahora! —indicó Bastian y ella comenzó a pujar.
Y el bebé coronó.
—Muy bien, lo estás haciendo bien.
Minutos después, el bebé lloraba en los brazos de Bastian.
—Y el sexo ha quedado revelado —dijo con una sonrisa—, lancen los globos celestes —añadió con diversión mientras envolvía al bebé en una toalla y colocaba al niño sobre el pecho de Dulce.
Ella lloraba, Maxi lloraba, Dina lloraba.
Angie miró a su hermano y a su cuñada perdidos en la felicidad de recibir al nuevo integrante de su familia incluso en la situación más extraña en toda su vida. El mundo pareció moverse en cámara lenta para ella. Maxi besó a Dulce, el bebé ya no lloraba, Dina le secaba la frente a su nuera y la acariciaba con cariño, y Bastian hacía algo con el cordón y miraba a Annette dándole órdenes que ella cumplía a cabalidad.
El sonido de la ambulancia se escuchaba a lo lejos, cada vez más cerca.
—Te van a llevar a la clínica, Dulce, pero están bien... estarán bien —prometió Bastian con una sonrisa acercándose a su amiga.
Dulce no dijo nada, pero Angie leyó en su mirada una tonelada de agradecimientos para su amigo.
La ambulancia llegó, bajaron dos paramédicos que la revisaron con velocidad.
—Falta expulsar la placenta —comentó Bastian.
Ellos asintieron y se encargaron. Minutos después, Maxi y Dulce fueron en la ambulancia camino a la clínica. Andrea se encargó de despedir invitados y dar órdenes a los empleados, Bastian desapareció hacia su casa para cambiarse la ropa que había manchado con sangre y Angie subió con su padre y su madre al vehículo de estos para ir a la clínica también.
Y mientras miraba anonadada la ventana y ponía orden en sus ideas, Angie tuvo una revelación repentina que le extrañó tanto a ella como a cualquiera que la hubiese escuchado si ella se lo hubiera dicho en ese momento, algo en su interior vibró en el mismo instante en que vio la cabeza de su sobrino salir al mundo, algo se despertó en ella, algo que estaba dormido... sus deseos de algún día ser madre.
Y Angie sonrió, perdiendo la vista en la luna que los acompañaba desde el cielo.
Y este es el último capítulo de la boda, jajaja qué manera de acabar la fiesta jajaja... me divertí un montón escribiéndolo, espero que lo hayan disfrutado igual.
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