Capitulo único.
Imagen de portada hallada en Pinterest.
Se encontraba en la sala de su nuevo hogar, llevando cajas de un lado a otro. Por fin había podido comprar la casa de sus sueños, esa que hace mucho le prometió a su esposa y que debido a uno que otro tropiezo con su banda, no le había podido dar.
Se sentía feliz de empezar esa nueva etapa a lado de su pequeña familia, era una gran dicha para él en que cada día estuvieran a su lado.
—Papá, papá. —Un pequeño niño de ojos azules y cabello verde azulado entraba con unos viejos discos en sus manitas.—Mira lo que encontré, mamá dice que estos eran mis abuelos.
Luka tomó el vinilo entre sus manos acariciando la portada donde salían Anarka Couffaine y Jagged Stone.
—Sí, campeón. —le sonrió.—Estos eran tus abuelos.
—Wooow, eran artistas ¡Cómo tú!—se emocionó el niño de cinco años.
Luka recordó a su madre, siempre desordenada y queriendo vivir la vida con plena libertad, la recordaba en esa casa-barco, siendo feliz. Sin ningún tipo de preocupación ni quejas.
—Aunque, ¿Sabes? —volvió a decirle su padre al pequeño Mika quien lo miraba con sus expresivos ojos celestes.—Yo no sabía que mi mamá fue una gran cantante.
Marinette los observaba en el marco de la puerta con unas cajas que contenían sus libros favoritos, estaba orgullosa de Luka y de todo lo que hizo en torno a su carrera, también estaba orgullosa de que pudiera salir adelante luego de la muerte de sus padres.
—No, tu abuela quiso mantenerlo en secreto para que tu tía Juls y yo tuviéramos una vida de adolescente tranquila.—acarició los cabellos de su hijo.—Ella renunció a todo por amor a nosotros, para cuidarnos y darnos todo el amor que ella tenía.
—¿Y mi abuelo?—preguntó curioso el chiquillo.
—Tu abuelo decidió continuar su carrera un poco más. —Intervino Marinette, sabiendo lo difícil que era para su esposo hablar del tema pese a que hubiera limado asperezas con Jagged—Él quería llegar a ser cantante número uno en todo el mundo.
—Y lo logró, era mundialmente reconocido.—sonrió de medio lado.—Aunque nosotros no disfrutamos mucho su presencia cuando éramos más jóvenes.
Luka recordaba como en toda su infancia no tuvo la presencia ni autoridad de una figura paterna. Intentando hacer como que aquello no le importaba y haciéndose el fuerte por su mamá, pero siempre con esa espina clavada en el corazón.
—¿Cómo?—Mika preguntó sorprendido ante aquello que no entendía. —¿Mis abuelos no vivían juntos cuando tú eras chico?
La azabache tomó el cuerpecito de su hijo sentándolo en sus piernas para mirarlo con ternura.
—¿Te acuerdas de aquel cuento de las familias diferentes?—Lo vio asentir con sus manitas entrelazadas sobre su boquita.—Bueno, así como existen familias con ambos padres, o padres del mismo género. También hay familias que no tienen algún padre en la casa, que vivían separados. Tus abuelos entran en ese lugar, ellos por mucho tiempo vivieron separados.
El Couffaine mayor arrugó la nariz recordando como tiempo después, cuando ya estaba enterado del tórrido romance de su mamá y de quien era su padre, él le tuvo cierto rencor a Jagged, tanto que no quería saber absolutamente nada ni siquiera en sus posters o mercancía que él guardaba con tanta idolatría. Pero pese a ello, el músico de rock se acercó más a ellos para intentar remediar todo el tiempo perdido.
—Luego se casaron justo después de que tú madre y yo comenzamos nuestra relación. —la observó con amor mientras ella se recargaba de su hombro.—Yo al principio no estaba de acuerdo pero con el tiempo y la ayuda de tu tía Juls junto a tu madre, fui dándome cuenta que no quería guardar rencores, era mi padre y no podía estar enojado toda la vida con él.
—Además que él no sabía que tenía un hijo, tu abuela y él se dejaron de ver por mucho tiempo, tanto que nunca hubo oportunidad para anunciarles la noticia.—le explicó Marinette a su retoño.—Pero estoy segura que de haberlo sabido, tu abuelo hubiera amado con locura ver crecer a su hermoso hijo.—esta vez desvió su mirada a su marido, quien le observaba con una gran sonrisa. Tomando entre su mano libre el rostro de ella para robarle un beso, el cual fue correspondido con dulzura.
Mika interrumpió aquel momento de sus padres yendo hasta las cajas que contenían los trastes que su madre utilizaba para prepararle ricas cosas, sacando de estas un par de ollas y unos cucharones, comenzando lo que él creía era una gran canción.
—¡Yo quiero ser como mis abuelos y mi papá!—sonaba las cacerolas con gran ahínco. —¡Quiero ser un gran rockero!
Ambos adultos de veinticinco y veintisiete años respectivamente se miraron sonrientes para luego comenzar a reír en voz alta ante las palabras de su pequeño.
—¿Y me aceptará en su banda señor Mika Couffaine Dupain?—Preguntó en son de juego tomando su guitarra que permanecía cerca de sus cosas personales.
—¡Sí! Y a mamá también ¡Ella será la cantante principal!
—Oh dios.— mencionó Marinette riendo, poniendo sus manos a ambos lados de su rostro fingiendo sorpresa.—Muchas muchas gracias por la oportunidad, gran artista.
Y así, entre risas, música, sueños, pero sobre todo amor, la familia Couffaine Dupain pasó su primer día en aquella casa en la bella Génova, la ciudad marítima de toda Italia. Donde comenzarían una nueva etapa llena buenos recuerdos que esperaban poder dejarle a su hijo cuando ellos algún día partieran del mundo.
Por ahora solo se dedicarían a ser felices, disfrutando de sus respectivas carreras, de sus metas y objetivos, pero sobre todo cuidando y siendo felices teniéndose como Familia.
Luka no podía sentirse más dichoso, tenía a la mujer que amaba a su lado después de tanta incertidumbre con respecto a los sentimientos de ella, y le había dado un hermoso niño. Todo era perfecto, todo era un gran sueño que cumplió a su lado.
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