27.-Jugando con fuego

Hoy quiero ofrecerles una amplia explicación lololol xd

No, ya en serio:

La verdad es que no quiero poner excusas, simplemente este capítulo fue mucho más difícil de lo que pensé que sería y me tomo más tiempo terminarlo. Además, cuando quería publicarlo ocurrió lo de la explosión en Hidalgo y creí que no era un buen momento para subir una historia con un título que se relaciona tanto con el accidente. (De hecho, en próximos capítulos también se relaciona mucho lol). Tampoco quería publicarlo cuando ocurrió el incendio de notre Dame, pero, bueno, ¿qué demonios? xd

En fin, disfruten de mis delirios hechos a las tres de la mañana, describiendo como una persona babea por el físico de otra xd

Resumen: ¿Recuerdan que hace exactamente diez capítulos ocurrió algo "rarito" entre dos personajes? 7u7

Resumen Alternativo: Luna: *Horny on Main* (Aunque es en la vida real y técnicamente nadie se da cuenta a excepción de ella lol sorry)

Resumen Alternativo al alternativo?: Mi pobre excusa para poner el tag de "Body Worship"

(En mis historias nadie dura heterosexual por mucho tiempo B))





















"Justo ahora entiendo eso del amor,

Lo que mi madre siempre me advirtió;

Que jugando con fuego muy fácil me puedo quemar."





















Luna trotaba nerviosamente hacía la pista. Conforme más avanzaba, más escuchaba el bullicio de la gente que aplaudía fervientemente al equipo en turno.

Solo esperaba que no fuera el equipo de Ámbar, porque no se iba a perdonar a sí misma si volvía a perderse la presentación de la rubia.

El sonido de los gritos, aplausos y vítores viajaban hasta ella, rebotaba por las paredes del poco iluminado pasillo y creaba un eco que solo lograba intranquilizarla. Se sentía ansiosa, como si estuviera lejos del lugar, muy ajena a lo que ocurría, aunque en realidad estuviera cerca.

Era una sensación angustiosa.

Ya a unos pocos metros de su destino, Luna logró ver a la multitud. El espectáculo de luces que acompañaba al equipo llegaba a sus ojos, topándose en las paredes al final del pasillo.

Luna apresuró el paso y ya estaba corriendo. Al llegar al extremo se detuvo de golpe y se sujetó, con una mano, de una esquina del pasillo.

Jadeando, sus ojos se fueron principalmente a donde había visto a los RedSharks por última vez y suspiró de alivio al ver al equipo de Ámbar sentados en las primeras filas, observando atentos al primer equipo de la competencia.

Unos segundos después llegó Nina, agitada y sin aire, justo como ella hace unos segundos.

—Luna...eres...bastante rápida cuando te lo propones...—Le decía entrecortadamente mientras recobraba el aliento.—¿Y bien?...¿son los RedSharks?...—

—No, por suerte no. Creo que es el primer equipo...—Explicaba Luna mientras seguía observando entre la multitud, ahora estaba buscando a sus amigos y compañeros de equipo.—¡Oh, por ahí están los demás! ¡Vamos!—Dijo antes de agarrarla por la muñeca y adentrarse en la multitud hasta llegar con el Jam&Roller.

—Al fin llegan, ¿Qué las entretuvo tanto?—Preguntó Jim cuando Luna y Nina se sentaron en los dos asientos libres que les habían guardado.

—Es que me puse mi short al revés y tuve que quitarme casi todo para ponérmelo correctamente.—Respondió Luna sin hacer mucho caso. Se movia inquieta en su asiento, alzaba el mentón y nuevamente buscaba con sus ojos al equipo rival del Jam&Roller.

Luna, generalmente, era una persona bastante torpe y su concentración brillaba por su ausencia, era su mayor defecto y lo sabía...por eso se sorprendió a sí misma cuando, en ese momento, su mayor defecto se convirtió en su mayor virtud: Solo le bastaron un par de segundos para encontrar entre la multitud una cabellera rubia, cabellera que pertenecía a Emilia. La joven sonrió satisfecha, sabiendo que una vez encontrándola a ella, ya era fácil encontrar a Ámbar, quien nunca andaba muy lejos de Emilia.

Pero entonces vio como el equipo comenzaba a levantarse, seguramente ya casi era su turno y debían prepararse.

Los chicos del Jam&Roller voltearon a su lado derecho cuando Luna se levantó de repente.

—Este...ahorita...ahorita vuelvo.—Pronunció distraídamente mientras seguía viendo en dirección a los RedSharks. Luna sintió su estómago retorcerse de nervios en cuanto vio como Ámbar se levantaba de su asiento.—¡Vuelvo rapidísimo!—Exclamó mientras comenzaba a correr entre la multitud.

—¿Qué le pasa?—Preguntó Simón en voz alta hacía su compañero. Matteo se encogió de hombros, desinteresado y sin encarar al joven Simón.

Luna caminaba apresuradamente entre la multitud, evadiendo y rodeando a las personas que vitoreaban al equipo que actualmente estaba en la pista.

¿Ya era el turno de los RedSharks?

La chica aprovechó un pequeño espacio libre y, por fin, salió de la multitud. Trastabilló un poco pero rápidamente se compuso, lamentablemente, al levantar la mirada se dio cuenta de que los RedSharks ya no estaban en el lugar donde los había visto por última vez.

Con un suspiro desanimado, Luna se dio la vuelta y se dispuso a entrar nuevamente al mar de gente para volver con sus amigos. Apenas había llegado y ya tenía que irse, lo peor es que tendría que apresurarse de nuevo para no perderse la presentación de los RedSharks.

Ya se había dado ánimos a sí misma para continuar cuando de pronto escucho una familiar voz detrás de ella.

—Hey, Luna, ¿qué haces aquí?—Emilia la miraba con curiosidad mientras le daba un sorbo a la botella de agua que tenía en la mano.

—Emilia...umm...—

—Ah, por cierto, felicidades, estuviste increíble hace rato, todos estábamos sorprendidos.—

—¡Oh, gracias!—Luna momentáneamente se olvidó de su objetivo y sonrió alegre a Emilia.—Es bueno saber qué piensas eso, si tú lo dices debe ser porque en verdad estuvo bien.—

Emilia le sonrió.—Estuvo más que bien, incluso a Ámbar le gustó.—

La cara de la pequeña se iluminó ante aquella mención.

—¿En serio?—Preguntó con una pequeña sonrisa y un adorable brillo en sus ojitos.—¿Le gustó?—

Y ese brillo no pasó desapercibido para Emilia. Ésta ocultó una gran sonrisa mientras asentía varias veces.

Honestamente...Luna era tan fácil de leer.

...y de molestar.

—Sip, ojala la hubieras visto, ni siquiera estaba pestañeando cuando te toco hacer tu solo de baile.—Jugueteo con ella un poco. Cuando vio que la menor la veía, con una soñadora expectación, Emilia decidió cambiar de tema.—pero, ¿tú qué haces aquí? Creí que ibas a estar con tu equipo en estos momentos. Ya sabes...celebrando y pasando el rato.—

—Oh...—Cierto, casi lo olvidaba.—...oh, es solo que...—

—¿Te perdiste?—Le preguntó con una sonrisa y con una ceja arqueada.—No te preocupes, aún tengo tiempo para ti, vamos a encontrar a tus amiguitos.—Le dijo acercándose y afianzándose a ella del brazo.

—¡No, no!...no me perdí...es solo que...bueno...—Luna rápidamente se alejó mientras sentía un conocido calor subir por sus mejillas. Dios, ¿por qué Emilia tenía que ser así? De por sí ya era difícil tratar con ella...¿Acaso actuaba así de coqueta para molestarla?

La rubia se entretenía, mirando como Luna se avergonzaba por tan poco.

—No me digas....¿estás aquí para desearnos buena suerte?—Le preguntaba sin perder la sonrisa. Incluso para alguien tan torpe como Luna, era obvio que Emilia estaba disfrutando mucho haciéndola sufrir. De pronto Emilia la agarro por las mejillas, sujetándola firmemente casi como si no quisiera dejarla ir y la miro fijamente.—Ay, Luna...¿Por qué? ¿Por qué a Emilia le gustaba tanto hacer eso? Luna simplemente se retorció, completamente avergonzada.—De verdad que eres súper linda.—

—...Emmm...yo solo...umm... ...bueno, sí...sí vine a desearles suerte...—Sin poder verla a los ojos, la pequeña Luna le agarro las muñecas de forma débil y poco a poco fue separándose de Emilia.—Sé que van a hacerlo muy bien...—Luna le dio una pequeña, muy pequeña sonrisa. Emilia nuevamente tuvo que aguantar una risa cuando vio la actitud tan derrotada de Luna, parecía tan desanimada y al mismo tiempo avergonzada.—Voy a volver ya con mi equipo...—Dijo con pesadez.

Emilia blanqueo los ojos cuando la menor se dio la vuelta, Luna de verdad no tenía remedio.

—¡Espera!—La llamó. Luna se detuvo y volteo medio cuerpo para verla. Era tan torpe...—¿No viniste a ver a Ámbar?—

...La menor hizo un puchero...¿Tan obvia era? Emilia la miraba fijamente, sonriendo como si supiera algo que nadie más sabe.

—Noooo....¿no? No, no, no....es solo que quería darle a los RedSharks mis mejores deseos, ya sabes, seremos rivales y enemigos y todo eso, pero no es como si deseara que les fuera mal porque-...—

—¡Ay, por favor!—La interrumpió con sarcasmo, arrastrando la última "r". Después la miró casi con altanería.—Deja de hacerte la inocente. Si no actúas ahora, después va a ser demasiado tarde. Si tu no le deseas buena suerte, entonces ten por seguro que lo hará alguien más.—

Luna se le quedo mirando con ojos bien abiertos.

¿A qué demonios se refería con "demasiado tarde"? ¿A qué se refería Emilia con "buena suerte" y "actuar"?...se refería...¿a cómo la última vez? ¿Igual que esa vez?

Luna suspiró molesta, ¿Y qué se supone que significaba eso? Justo cuando parecía que se estaban llevando bien. Luna la miró, más que lista para decirle un par de palabras cuando de pronto algo capturo su atención a varios metros detrás de la arrogante mexicana. Era otra bonita rubia que caminaba hacía ellas.

Ante la mirada perpleja y estúpidamente soñadora de Luna, Emilia se volteo ligeramente para encararse con su mejor amiga.

—Ya volví...gracias por esperar-...—Entonces se dio cuenta de la pequeña castaña que la miraba sin parpadear.—¿que haces aquí?—

Ámbar no quiso sonar tan grosera, es por eso que miro mal a Emilia cuando ésta comenzó a reírse por sus palabras.

—Perdón, perdón.—Se rio por última vez.—Voy a reunirme con el equipo primero. No te tardes mucho.—Dijo mientras se iba caminando. Y esa última, pequeña frase sonaba un poco ambigua después de lo que le había dicho a Luna.

Mientras Lunita estaba muy ocupada lanzando mil dagas a Emilia con la mirada, Ámbar la miraba con una estoica expresión. La rubia no se lo esperaba, pero tampoco le sorprendía encontrar a la menor en un momento como ese. Luna siempre se las arreglaba para meterse en las situaciones menos esperadas y eso Ámbar ya lo sabía.

—Entonces, ¿qué te trae por acá? Creí que estarías con el roller.—Inquirió de forma paciente.

O lo paciente que podía ser cuando su presentación estaba a pocos minutos de iniciar.

—Solo quería verte...hablar contigo un poco...—

—En serio, ¿Y quieres hacerlo justo ahora?—Ámbar se rio cortamente.—¿De verdad no tienes el mejor sentido del tiempo, eh, Lunita?—

—Corrección: creo que vine en el momento perfecto; Tus compañeros de equipo...—Luna señaló detrás de la rubia.—...Apenas se están poniendo sus patines y tú estás más que lista.—

—Woah, que observadora.—Susurró con ironía lo suficientemente bajo para que Luna la escuchara. Antes de que la pequeña intentará refutarle, Ámbar la interrumpió de nuevo.—Pero es una buena cualidad. Te será de utilidad principalmente en tus entrenamientos, ya sabes que Juliana es bastante especial con ustedes.—

—¡Lo sé, ya lo sé!—Respondió con diversión, olvidándose por completo del tiempo y del hecho de que Ámbar tendría que estar con su equipo, arreglando los ultimos detalles antes de su show.—A ella le encanta recordarnos lo mal que patinamos. Estoy comenzando a creer que siente especial satisfacción haciendo eso...especialmente conmigo...—Luna se rio un poquito.—Aunque debo decir que ya no es tan cruel como antes, creo que le gusta lo mucho que hemos mejorado.—

—Hmm-mmh, bueno, de no notar tus avances, Juliana no sería más que una mediocre. Lo cual me sorprendería y me decepcionaría bastante.—

—...Wow, no sabía que admirabas tanto a Juliana.—

—No lo hago.—Ámbar no disimuló ni su sonrisa socarrona ni su altanería.—A lo que me refiero: Juliana es una de nuestras representantes y un poco nuestra entrenadora, ¿Cómo crees que reaccionaría sabiendo que tenemos a alguien así de mediocre en el equipo?

—Pero ella no es así, tú lo dijiste.—

—Afortunadamente ella no es así.—Concordó con Luna, después sonrió con malicia.—De otra forma yo misma me encargaría de desaparecerla de nuestras vidas.—

—¡Ámbar!—

—¡Es una broma, es una broma, tranquila!—La rubia se adelantó antes de que Luna nuevamente la sermoneara.—Aunque en serio me sorprendería si Juliana no nota que has mejorado...hoy, especialmente, creo que lo hiciste muy bien.—

Todo el pequeño enojo que sentía hacía Ámbar debido a sus bromas de mal gusto fue reemplazado por una vergüenza y una ilusión que la hacía olvidar momentáneamente sus problemas.

—...Gracias.—Dijo con timidez.—Es gracias a ti que puedo mejorar tanto en tan poco tiempo. Eres una gran maestra, Ámbar...—

—No agradezcas, de todas formas, ¿qué es un gran maestro sin un gran alumno?—

Luna se rio avergonzada cuando Ámbar acompañó sus palabras con un tono bastante sugerente. La menor sintió deseos de taparse la cara, pensando y temiendo que Ámbar notaría su cara hervir.

—...justamente por eso vine...para agradecerte y para...para...desearte buena suerte en la competencia.—Emilia fue la primera persona que llego a su mente, para su desagrado.

—¿Suerte? Nunca he-...—

—Por favor no digas que no necesitas suerte.—

—...-necesitado la suerte.—Habló por sobre lo que Luna había dicho. Después la miro con una sonrisa traviesa.—Ups.—

Luna suspiró con cariño.—En fin, solo quería decirte eso. Lástima que ustedes no son los últimos en presentarse, así habrían cerrado con broche de oro.—

—¿Nos tienes en una alta estima, no, Lunita?—

La menor se encogió de hombros.—Así la competencia habría comenzado con broche de oro, y habría terminado de la misma forma.—

Esta vez, ante la repentina insinuación, fue el turno de Ámbar para mirar a Luna con una mezcla entre extrañeza y diversión.

—Un poco arrogante de tu parte, ¿no lo crees?—La otra joven solo se rio, claramente satisfecha por la reacción de la mayor.

—Lo digo porque es verdad, además, sé que lo harás increíble, Ámbar.—

—¿Solo yo?—La rubia arqueo ambas cejas y le sonrió casi de forma coqueta.

Ya fuera que Ámbar actuaba así de forma intencional o no, a Luna no le importaba. La chiquilla estaba encantada de cualquier forma.

Sentía una maravillosa calidez en su pecho, se sentía como si su corazón estuviera temblando de alegría. Así que Luna, siempre fiel a sus principios, simplemente hizo lo que su corazón tanto quería.

El tiempo jugaba en su contra, así que sin perder tiempo y -casi de forma literal- saltó hacía Ámbar y la capturó en un abrazo.

Por un segundo el momento se volvió extraño. Por un segundo el abrazo se convirtió en lo más incómodo que había experimentado en su vida; el cuerpo de Ámbar se había tensado tanto que Luna sintió deseos de encerrarse en su cuarto, ponerle mil seguros a la puerta y esconderse debajo de la cama para no salir dentro de diez años.

Afortunadamente la rubia rápidamente se relajó ante aquel extraño gesto de cariño y junto a ella, Luna también pudo relajarse y olvidar sus deseos de aislarse de la sociedad.

Normalmente la diferencia de altura no era mucha entre ellas, Luna se había dado cuenta, con el único abrazo que habían compartido antes, que tenía la altura perfecta para recargar su cabeza cómodamente en el hombro de Ámbar. Pero esta vez, debido a que Ámbar tenía puesto los tacones y Luna no, su cabeza quedo recargada casi a la altura de su pecho.

Esto, claro, que a la pequeña Luna no le gusto para nada.

—Ugh...tengo que decirte algo y no puedo.....agh, ¿Por qué eres tan alta?—Gruño afianzándose más a la mayor.

—Es solo por los patines.—Le respondió con diversión. Luna seguía tratando de alcanzarla en vano y Ámbar ni en broma se iba a inclinar para hacerle las cosas más fáciles. La rubia simplemente se quedaba quieta, con una pequeña sonrisa mientras Lunita seguía haciendo soniditos raros por la frustración.

—¡Es inútil!—Siseó y Ámbar sonrió nuevamente ante la tragedia.—¿Y por qué te burlas? ¡Esto es serio!—

—No me burlaba, solo me estoy riendo contigo.—

—Como sea...solo-...solo inclínate un poquito y así-...—

—¡Ámbar!.—Las dos chicas voltearon inmediatamente a su costado. Emilia caminaba hacía ellas con exasperación.—¿Por qué tardas tanto? Ya es hora de que comencemos a-...—

Emilia frunció el ceño ante la extraña posición en la que se encontraban: Ámbar tan firme y estoica como una estatua, imperturbable incluso en la expresión de su rostro; Luna colgándose de ella como un pequeño Koala, observándola con esa inocencia que la hacía querer vomitar arcoíris.

Emilia negó con la cabeza, como si hubiera perdido la esperanza con aquellas dos.

—Ni si quiera voy a preguntar, les voy a hacer ese favor. Pero ya tenemos que irnos, Ámbar. Es nuestro turno así que apúrense.—Y se fue corriendo con sus compañeros de equipo.

—Bueno, es hora de irme.—Ámbar rompió el extraño abrazó que estaba recibiendo.—Y también es hora de que regreses con el roller.—Le decía pero Luna estaba muy concentrada viendo a Emilia a la distancia.

Oh, por supuesto que ella no se había olvidado para nada de lo que le dijo la rubia. Lo tenía muy presente y hace unos momentos estaba a punto de "actuar", como Emilia le había sugerido que lo hiciera, cuando la misma Emilia se le interpuso en el camino.

"No te tardes demasiado" Luna gruño de forma sonora ante el recordatorio de Emilia.

Maldita Emilia, seguramente esto era parte de alguno de sus estúpidos planes y lo peor de todo era que...¡Había ganado! ¡Había logrado hacerla dudar! Luna la odiaba tanto porque ella sabía perfectamente como meterse debajo de su piel.

Luna la odiaba mucho e iba a hacer esto no por Emilia. Sí, iba a hacerlo porque ella quería, porque ella siempre hacía lo que quería y no por los jueguitos mentales de Emilia...cualquiera que éstos fueran.

Además, quería ver la reacción de Ámbar. Normalmente era la mayor quien hacía esa clase de cosas y Luna de verdad sentía curiosidad por estar en el otro extremo de la balanza.

Cuando Smith ya estaba dándose la vuelta para regresar con el equipo, Luna dio unos pasos hacía el frente y alcanzó a tomar a Ámbar de la muñeca provocando que se detuviera. No esperando aquella reacción por parte de Luna, Ámbar se volteo a verla con extrañeza.

—¿Luna-...?—Entonces, sorprendiéndola nuevamente y tomándola con la guardia baja, la joven Valente rápidamente afianzó ambas manos en los hombros de la rubia y, apoyándose en ella, se puso de puntitas. Debido a la sorpresa inicial y lo rápido que sucedió, Ámbar no pudo reaccionar del todo ante la sensación de los suaves y cálidos labios de Luna en su mejilla. Mientras la menor se separaba, le susurró un cariñoso "Suerte".

La pequeña Luna rápidamente se alejó un par de metros, con una sonrisa complacida adornándole la cara; Ámbar no parecía reaccionar. Luna ya estaba preparada para un regaño, estaba lista para ver a su querida rubia molesta por aquel imprudente y atrevido acto. Luna estaba preparada.

Cuando Ámbar Smith por fin regresó a sus sentidos lo primero que hizo fue mirar directamente a los ojos verdes de Luna. Entre ellas hubo un suspiró profundo, como si hubiera sido robado, y la menor de las dos apenas se daba cuenta que había sido suyo. Era ella la que, contra todas sus predicciones, se encontraba con la respiración atorada en su garganta, observando de forma indefensa aquellos ojos azules.

La reacción de Ámbar, la forma en la que la estaba mirando era algo que Luna no se esperaba, y era algo que nunca iba ni deseaba olvidar.





[...]





Si bien Luna nunca había sido de aquellas personas que se ponían a hablar en medio de una presentación, como lo harían Jazmín o incluso Ramiro, en esta ocasión había algo realmente raro con ella.

Pese a estar en primera fila para observar a sus contrincantes, Luna no se veía para nada concentrada. Como siempre, parecía estar completamente perdida en su mundo, pero a diferencia de otras ocasiones, también parecía tan complacida como si estuviera perdida más bien entre sueños encantadores.

Era más que obvio que la pequeña Luna no se encontraba con sus compañeros de equipo; Estaba terriblemente hundida en sus pensamientos y nada de lo que ellos dijeran podía hacerla siquiera pestañear en su dirección, ¿qué es lo que estaba pasando por su cabeza?

La joven había vuelto de quien-sabe-donde hace un par de minutos, y había regresado con un semblante tan diferente que los chicos se preocuparon, como si hubiera visto algo que la desconecto por completo de su realidad. Los chicos habían llegado a la, tal vez exagerada, conclusión de que tal vez la joven se había topado con algo que cambió y que le dio un giro radical a su vida.

Los chicos ya no tuvieron oportunidad de preguntarle nada, pues los RedSharks entraron a la pista en medio de aplausos y gritos, indicando que la presentación estaba a nada de comenzar.

Exactamente como si alguien hubiera llamado su nombre, Luna levantó la mirada y observo rápidamente, entre las penumbras, las siluetas del equipo rival del Jam&Roller. Éstos estaban al centro de la pista, tan quietos e imponentes como siempre. Estaban a la espera, casi al acecho hasta que por fin la música que los acompañaría durante tres minutos comenzó a escucharse.

De vuelta al público, Luna arqueó una ceja con claro interés al momento en que las notas de un piano eléctrico llegaron a sus oídos.

Lo primero que notó en esos primeros segundos, cuando unas luces de tonalidades rojizas, anaranjadas y moradas iluminaron a los RedSharks, era que aquel concepto era muchísimo menos gótico y un poco más maduro a comparación con lo que el equipo había estado mostrando.

La idea no era enteramente original, era claro, Luna lo sabía y probablemente el equipo rival también lo sabía. Ella sospechaba que a ellos no les importaba y que, de hecho, no trataban de ser originales en ese aspecto. No tenían que serlo, al fin y al cabo, seguían cumpliendo con su propósito de atraer y robar la atención de todos.

El nuevo concepto de los RedSharks no era algo nuevo. Ella había visto en muchísimas ocasiones la imagen de "chicos malos" antes, en otros equipos y en los mismos RedSharks, pero era una imagen que simplemente encajaba a la perfección con ellos...con Ámbar.

Lo que Luna no había notado antes, ahora lo podía notar con mayor facilidad gracias a la iluminación. En conjunto, ellos lucían bien, Luna incluso pudo destacar, vagamente, que a Emilia le quedaba muy bien esa imagen de chica -joven- madura, pero de igual forma rebelde. Sin embargo, debía ser honesta, su atención fue completamente desviada y gobernada por su querida rubia.

No era como si Luna hubiera decidido ignorar a todos aquellos que no llevaran el nombre de Ámbar Smith, pero había algo en ella que, a ojos de Luna, era fascinante. Aquella imagen le sentaba tan bien...tan perfecta como un hermoso vestido hecho a su medida, uno que resaltaba cada curva y cada proporción de su cuerpo de forma magnifica.

Una vez más, cuando la música tomó un giro inesperadamente favorecedor y emocionante, Luna arqueo sus cejas y se contuvo para no demostrar ante su equipo lo mucho que estaba disfrutando la presentación de sus eternos rivales.

La melodía que la había exaltado tanto era jovial y sugestiva, al mismo tiempo elegante y con gracia, con un sonido limpio y fresco. Con aquellos pocos segundos Luna ya podía decir que la canción era buena y estaba segura de que se la podría pasar todo el día hablando sobre su composición, pero su atención estaba en los movimientos, en el concepto mismo y, obviamente, en los interpretes de tal presentación.

"Justo ahora entiendo eso del amor, lo que mi madre siempre me advirtió, que jugando con fuego muy fácil me puedo quemar."

Todos los integrantes del equipo se movían por toda la pista, todos ellos dominaban en la pista, pero de entre todos los chicos, Luna podía jurar que era la joven Smith quien más destacaba del resto. Se deslizaba con facilidad por la pista, de forma tan delicada como pluma en el aire, y aun así con movimientos precisos y fuertes. Los pasos que hacía Ámbar no eran sencillos de una forma tradicional, no se trataba de una coreografía que exigiera de una habilidad excepcional en el patín, sino que se trataba de una coreografía que exigía resistencia y, sobre todo, suficiente fuerza para ejecutarse perfectamente.

"Pero el corazón se me descontrola, mi cuerpo se calienta si te tengo a solas..."

A Luna le parecía extraño. Para ella, Ámbar siempre le dio la impresión de ser una delicada jovencita, una princesa que se rompería con cualquier paso en falso. Su complexión se lo indicaba, y si en alguna ocasión a Luna la hubieran cuestionado acerca de la fuerza física de sus compañeros, la última persona que se le vendría a la mente sería Ámbar junto a su mejor amiga Nina.

Parecía obvio, pero nunca le prestó demasiada atención a aquel aspecto de la mayor. Solo en ese momento, mientras detallaba como cada movimiento se veía reflejado en su torso y -especialmente- en sus piernas, Luna llegó a la conclusión de que Ámbar no era tan débil como aparentaba ser. Tenía un cuerpo fuerte; Un cuerpo en forma, que provenía más bien de arduas actividades en lugar de ejercicios en sí. Honestamente, Luna no sabía cómo reaccionar ni qué hacer ante esa -nueva- información.

Lo que sí sabía era que la vista era espectacular.

Luna de verdad no quería sonar como una total sinvergüenza o como una pervertida. No sabía que había ocurrido con ella para tener ese tipo de pensamientos tan imprudentes, lindando en lo libidinoso, pero no se estaba quejando.

"Mientras sigas provocándome, on and on and on, en tu mundo me convertiré, no puedes escapar."

Tal vez era la canción, su voz, la letra tan sugerente de su melodía, el ambiente o quizás era la forma tan entregada con la que se movía Ámbar, seguramente era la combinación de todo, pero...Luna sentía que era demasiado.

El calor...el calor que estaba sintiendo era muy real.

Pero había algo más.

Lo que hacía ese momento tan cautivador no era el solo hecho de que Ámbar fuera tan perfecta como siempre.

Ámbar se estaba divirtiendo.

Era notable de a ratos gracias a una mueca en la que sus labios finos, delgados y apretados entre sí, se curvaban ligeramente hacía arriba. Sus ojos se entrecerraban, como si frente a ella estuviera el trofeo de la competencia y estuviera fijando toda su atención en él. En otras ocasiones era una encantadora expresión de determinación y esfuerzo; con su carmesí labio inferior entre sus blancos dientes, cejas ligeramente fruncidas y ojos decididos.

Ningún cambio en la posición de su cuerpo, ni el más mínimo, pasaba desapercibido ante los atentos ojos de Luna. Bebía cada movimiento, siendo especialmente cautivada por sus largas, esbeltas y fuertes piernas; fascinada por la forma en la que sus músculos, suaves pero tonificados, se contraían y estiraban con cada acción.

Era un espectáculo más que encantador ver como las luces danzaban en aquella pálida piel. Tenía a Luna a su merced, mordisqueándose los labios de forma insistente y jugueteando con los bordes de su short; y la causante ni siquiera lo sabía.

"Solo no te reprimas, sí estás aquí, vamos a quemarnos de una vez."

Era tan difícil no sentir ni prestarle atención a aquel corto cosquilleo que se hacía presente en su cuerpo de vez en cuando. La joven estaba muy agradecida por la oscura iluminación, de esa forma sus amigos no podían ver su cara que probablemente estaba adornada con todos los tonos de rosa que existían.

Luna suspiró un poco cuando aquella actuación llegaba a su final, aunque ni eso lograba calmarla completamente. Su sangre parecía estar hirviendo en sus venas, y su piel aún se sentía caliente bajo sus dedos.

Ahora que la presentación había terminado, Luna al fin podía enfocarse y juzgar a los RedSharks de una forma objetiva, para nada influenciada por sus acalorados sentimientos.

Pero se dio cuenta de que eso iba a ser bastante difícil.

¿En qué momento decidió que estaba más a gusto observando a Ámbar, quien le hacía sentir tanto entusiasmo de lo increíble que patinaba, en lugar de los RedSharks, tan vacíos y llenos de arrogancia ante sus ojos?

Por un momento se sintió avergonzada. Aquella no era una actitud muy amable de su parte. Aunque fueran un equipo desagradable, no merecían tal falta de respeto.

Además, el Jam&Roller también decidió observar al equipo para medir su nivel. Para estar preparados, ¿qué se supone que diría Luna cuando todos sus compañeros estuvieran intercambiando ideas y opiniones acerca de la presentación?

Lamentablemente, en su vida, Luna nunca había tenido un momento más desafiante que aquel en el que trataba de recolectar sus pensamientos después de haber permanecido como una idiota enamorada durante cuatro minutos.

—¡Luna! ¡Ya van a dar los resultados! —Simón, a su lado, la movió una y otra vez como si tratara de despertarla de un profundo sueño. Cuando Luna lo volteo a ver, su mejor amigo estaba viendo a donde se encontraban los RedSharks. Los miraba con el ceño fruncido, juzgándolos.—Es imposible que pierdan, ¿viste su coreografía? Hasta me parece injusto para los otros equipos...—Seguía balbuceando el joven mexicano, aun con sus ojos entrecerrados.

—Sí.—Luna se estremeció con sorpresa, la joven trato de encontrar su voz pero parecía en vano.—Será muy difícil ganar para los otros equipos...—¡Woah! Su voz sonaba tan confundida y torpe.

Simón, por suerte, no pareció notar aquel tono tan raro en Luna, pero ésta última se quedó nuevamente hundida en pensamientos.

¿Qué había ocurrido con ella? Era como haber regresado de un dulce sueño, uno en el que su cuerpo se consumía en llamas. Luna estaba segura de que no se trataba de eso, pero las sensaciones habían sido reales. Envuelta en un extraño, pero completamente bienvenido deseo...un tortuoso fuego lento que se esparcía por todo su cuerpo. Tortuoso y doloroso fuego que sufría con mucho placer. Luna, por supuesto, no encontraba desagradable el sentimiento; nunca había experimentado tal sensación, ese deseo que parecía crecer más y más conforme pasaban los segundos y ella seguía observando a su adorada rubia. Y tal vez la palabra "deseo" no llegaba ni a hacerle justicia a lo que Luna trataba de explicar, se trataba más bien...

Luna se congelo completamente.

¿Deseo?...

...¿Placer?

Sus pequeñas manos sujetaron con fuerza el barandal frente a ella. solo en aquel momento se daba cuenta de todo lo que había pasado por su mente en aquellos escasos cinco minutos. Y era sobrecogedor. Donde antes sentía un calor increíble, ahora era reemplazado por un frio aterrador en su cuerpo. Después sintió un pequeño temblor en su labio inferior, abrumada por la dirección en la que la estaban llevando sus pensamientos.

Como si estuviera buscando respuestas de forma desesperada, buscó con su mirada a los RedSharks que aún no abandonaban la pista; de hecho, estaban esperando a los demás competidores para esperar el dictamen del jurado. Sus sentidos nuevamente se dispararon cuando vio, a la distancia, la espalda y el cabello inconfundible de Ámbar. Inmediatamente el calor regresó a su cuerpo, abrigándola de forma agradable.

—Oh...—Susurró para sí misma, completamente impresionada ante su revelación.—...ohhh...—

Luna estaba pasmada.

Entonces, al final había otra razón de por qué Luna siempre terminaba buscándola...había otra razón de porque siempre se veía tan atraída a ella, y, tal vez esa atracción que sentía por Ámbar, aquella que la menor siempre traía a juego cuando intentaba acercarse a la rubia, era un poquito más real y literal de lo pensó al inicio.

Mucho más real de lo que había pensado.





















Este capítulo fue editado cientos de veces, y aun así el resultado final no me convence al 100%, hay algunas partes que amo muchísimo y hay otras partes que me hacen pensar que pude hacerlo mejor, pero en general es un capitulo que me gustó mucho escribir.

Era un capitulo que llevaba mucho tiempo en desarrollo, en pequeños diálogos, trozos de narración. Me temo que al final, al juntarlo todo, no haya quedado como yo deseaba.

En fin, prometí en los comentarios una actualización antes del estreno de Avengers Endgame, y aquí esta (Incluso si es 20 minutos antes lol).

Y, como siempre, espero que me hagan notar cualquier error que haya cometido. Esto lo hice a altas horas de la madrugada y, no es excusa, pero mi cerebro no esta funcionando correctamente lol.

Besos <3

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