22.-Tan yo

Resumen: ...Otro punto de vista.

Hace mucho que no hacía capítulos sin tantos diálogos...espero no se aburran.














"Lo que me gusta de ti,

es como me molestas a diario,

pero aun así sigues impresionándome"

























Algo había cambiado.

Al final resultaba que el "rarito" de Simón tenía razón sobre sus paranoias.

Pero no, ahora la rareza no se limitaba exclusivamente a la pareja conformada por la rubia y la castaña, patinadoras principales de sus respectivos grupos.

No. Como siempre les ocurría cuando se involucraban con las personas más desastrosas, las cosas iban a ponerse aún más raras.

Simón, desde que decidió ponerle más atención a la relación de Ámbar y Luna, ya estaba acostumbrado a los giros raros de trama que la vida le daba.

Pero no todos en el roller compartían el mismo sentimiento que el mexicano.

Y no todos se daban cuenta de las rarezas que ocurrían a su alrededor.

Pero Matteo sí las veía, y ahora entendía -y compartía- la frustración que sintió Simón cuando todos lo tachaban de loco por decir una verdad.

Las cosas estaban raras, y por el momento, para bien.

Era algo de lo que nadie hablaba, pero que todos sabían.

Matteo lo sabía. Lo veía.

Era la incertidumbre, la agitación y la tensión que rodeaba a cada miembro del equipo del Jam&Roller cada vez que la ingenua Jazmín traía a tema la reciente popularidad de los RedSharks que fue precedida por la sorpresa que Emilia le hizo a Ámbar en la primera competencia de la temporada.

Eran las miraditas que se lanzaban los unos a los otros cuando veían a ambas rubias juntas.

La complicidad de cierto par de inseparables mejores amigas. La incomodidad entre dos chicas que, al igual que las primeras, también eran mejores amigas.

Era obvio que lo que hizo Emilia había cambiado algunas cosas.

Y nadie decía nada de lo que estaba ocurriendo.

Así que Matteo solo podía conformarse con sentarse y ver. Sin intervenir, con la resignación de solo observar a su alrededor.







[...]







Matteo se había ofrecido a ayudarle a su amigo Simón con los pedidos, había más gente en el lugar desde la competencia RedSharks vs Jam&Roller y Simón no podía con todo él solo.

Al castaño no le molestaba. Era una buena forma de matar el tiempo hasta que el lugar estaba menos abarrotado. Además, Pedro le daba jugos gratis, así que estaba bien.

En ese momento ya no había tanta gente, solo eran los mismos clientes habituales y una que otra cara nueva, por lo que Matteo estaba sentado en la barra, observando todo mientras se bebía el jugo que le había dado Pedro.

Era un momento pacifico, agradable. En el lugar estaban todos los integrantes del Jam&Roller, dispersos por la cafetería.

Podía escuchar risas, podía escuchar como Gastón y Ramiro platicaban acaloradamente sobre algún tema que probablemente tocaron en sus clases. Jim estaba con ellos, opinando de vez en cuando, pero era obvio que su atención no estaba completamente en los dos chicos.

Una dulce voz y una suave melodía llenaba la cafetería: Era Yam, cantando una nueva canción y Simón quien la acompañaba tranquilamente con su guitarra.

Era una canción que parecía incompleta, un proyecto no terminado. Pero aun así los dos jóvenes disfrutaban de lo lindo lo que estaban creando.

Matteo observó como Jim no le prestaba atención a lo que decían sus amigo, la atención de la joven era completamente monopolizada por su mejor amiga. La chica de cabellos rojizos sonreía, mirando a la distancia a su amada mejor amiga y disfrutando de su maravillosa voz.

No era necesario decir que eran Simón y Yam quienes proporcionaban aquel ambiente tranquilo y amigable que no solo el italiano disfrutaba.

Porque incluso Delfina, Nina y Jazmín, sentadas todas juntas en una mesa en frente del escenario, se veían alegres en aquel momento. Aquella imagen de las tres chicas conversando animadamente, hacía que el corazón del italiano se sintiera cálido. La escandalosa risa de Jazmín se escuchaba incluso afuera del lugar, mientras que la suave risa de Nina pasaba desapercibida entre los murmullos de los demás.

A Matteo se le escapaban las sonrisas de vez en cuando al ver como Delfina y Nina estaban tan cómodas entre ellas, manteniendo una plática como si se conocieran de toda una vida.

Aquel momento era...tan singular.

Matteo nunca pensó que Gastón y Ramiro alguna vez hablarían como dos personas civilizadas, sin cuestionarse ni retarse el uno al otro. Tampoco pensó que alguna vez Nina, Delfina y Jazmín se tomarían una foto juntas como verdaderas amigas.

Era una imagen adorable.

Sus pensamientos se interrumpieron cuando vio a Jim levantarse de su mesa, intercambió unas cortas palabras con Gastón y Ramiro, después corrió con Yam y Simón, se sentó junto a éste último mientras comenzaba a cantar con su amiga.

Desde que él había llegado a Argentina, Yam y Jim siempre habían estado juntas, tenían una conexión tan fuerte que parecían intimidar a cualquiera que se atreviera a acercarse. Antes parecían ser solo ellas dos, inalcanzables e inaccesibles hasta para Ramiro. Pero ahora habían cambiado tantas cosas entre las dos.

Incluso alguien como Matteo podía darse cuenta de eso con una simple mirada.

Ahora comprendía a Simón. Tal vez a eso se refería el mexicano cuando decía que había algo extraño desarrollándose entre Ámbar y Luna.

...Luna...

Ella...se veía más feliz de lo usual.

Luna siempre había estado brillando, pero ahora había llegado a un punto casi ridículo.

El roller siempre estaba tranquilo cuando la menor no estaba, a veces estaba hasta apagado, pero todo el lugar se iluminaba por completo cuando llegaba Luna con una gran sonrisa en la cara.

Aquel brillo que traía su presencia no tenía comparación, o bueno, había una sola persona además de Luna que lograba iluminar el sombrío y solitario lugar.

Ese era Simón.






[...]






Gracioso.

Matteo estaba atento a la pantalla de su celular, observando algunas publicaciones con relación a su equipo que eran muy interesantes.

Era divertido, muy optimista, tan ideal que Matteo sentía estar soñando:

Había sido el roller quien perdió contra los RedSharks, fueron ellos los que mordieron el polvo ante sus contrincantes, pero aun así...aunque perdieron la competencia, no perdieron el apoyo de sus seguidores. Incluso podía asegurar que habían ganado unos seguidores más.

Significaba que todo su esfuerzo no había sido en vano.

Aunque necesitaba estar seguro antes de ir gritando la noticia a los cuatro vientos, Matteo ya se sentía emocionado.

Muy emocionado.

Si la información que vio en su twitter resultaba ser cierta, entonces tal vez luego podría convencer a Luna de hacer una gran fiesta en su mansión por el no-completo fracaso del roller.

Por ahora, se conformaba y disfrutaba de molestar a Simoncito mientras éste tocaba la guitarra.

Los dos jóvenes estaban sentados en el escenario del roller, frente a frente y lo suficientemente cerca para que Matteo estirara la mano sin esfuerzo y, en un movimiento rápido, alojara una cuerda de la guitarra ajena, arruinando así la concentración de su compañero.

Simón lo miró con los ojos abiertos, indignado.

—¡Matteo!—Le reprochó, después se puso a afinar violentamente su guitarra.

El atacante comenzó a reírse del pelinegro mientras éste musitaba oraciones como "Es la cuarta vez que lo haces" y "Te azotaré la guitarra en la cabeza si lo haces de nuevo...".

Matteo no podía tomarse en serio sus palabras, no cuando lo amenazaba con sus mejillas rojas de la frustración y mientras afinaba su guitarra como un verdadero desesperado.

Simón levantó la vista, tratando de no sonreír.

—No vuelvas a hacerlo, de lo contrario no volveré a salir contigo y no te invitaré más a mi departamento.—Le advirtió, ignorando por completo su enojo.

Simón se levantó y dejo su guitarra en su lugar. Era hora de los entrenamientos.

Sin decir nada más fue hasta los locker y volvió rápidamente con sus patines colgando de su mochila. Matteo ya estaba listo y lo esperaba en la salida.

Los dos emprendieron su camino, cuando de repente Matteo miró a Simón de reojo.

—...El departamento es de Nico...—Retomó su última conversación.—...no, ni eso, ¡Es de Gary!—Le dijo Matteo caminando un poco más adelante del pelinegro.—¡Así que no puedes prohibirme la entrada!—

Simón se burló de él.—¿En serio esperaste tanto para decirme eso?—

—El punto es que no te vas a deshacer de mi tan fácilmente, Simoncito.—Le respondió Matteo con el mismo tono burlón que había usado Simón.

—...Ok, ok, no puedo prohibirte la entrada, pero recuerda que soy yo el que normalmente cocina y que técnicamente puedo envenenar la comida.—Dijo Simón con mucho orgullo y con una sonrisa maliciosa.—¡Así que pórtate bien conmigo y trátame bien~!—Exclamó con una voz chillona e infantil mientras corría hacia él y lo abrazaba del brazo.

A Matteo le tocó aguantarse sus niñerías.

"¿Por qué eres así, Simón?"

En ocasiones el chico que lo tenía agarrado del brazo era la persona más masculina que Matteo había conocido, y en ocasiones era todo lo contrario. Como ahora, cuando actuaba como una chica enamorada aferrándose al brazo de su novio.

Y Matteo no se lo iba a decir, pero le gustaba mucho aquella dualidad en Simón. Él chico era una pequeña cajita de grandes sorpresas y eso le interesaba mucho.

Sin querer, cuando Simón dejó de irrumpir en su espacio personal, Matteo volvió a comparar al chico con Luna.

No era algo que le gustaba hacer. Se sentía...extraño, porque, en primera, ¿por qué los comparaba? En segunda, no estaba bien. Pero aun así no dejaba de notar similitudes en el actuar de ambos amigos.

Tal como lo hacía Luna con Ámbar, Simón también llegaba y se colgaba del brazo de Matteo -O lo agarraba de los hombros.- demandando su atención. La única diferencia entre los dos mexicanos era que Luna era un revoltijo de nervios cuando iniciaba el contacto con la rubia; Simón, en cambio, era más confianzudo con él.

Demasiado confianzudo.

Lo que Matteo había hecho momentos atrás con la guitarra de Simón, no era nada comparado a lo que le hacía Simón cuando nadie se daba cuenta.

Claro, cuando los dos estaban juntos y en un lugar relativamente concurrido, Matteo era tomado como el chico malo que se metía con el pobre de Simón. A simple vista era Matteo quien buscaba a Simón, pero eso era lo que aparentaba.

Simón no era más que un lobo con piel de oveja y se tomaba las libertades de mostrárselo al italiano.

El más bajito de los dos tenía una especial afición por despertar, de forma desastrosa, a Matteo cuando éste estaba tomando pequeños descansos. En ocasiones, cuando estaban caminando y Simón se encontraba de muy buen humor, lo golpeaba en su pie juguetonamente con la intención de hacerlo tropezar.

Y así la lista seguía y seguía.

Simón no era mal chico, sabía cuándo parar, pero sí era muy revoltoso e inquieto. Todos lo sabían.

Por eso ni Pedro, ni Nico ni algunos de sus amigos cercanos decían una palabra cuando era el turno de Matteo para sacar de quicio a Simón. Ellos sabían que probablemente el mexicano se lo tenía merecido.

Y de nuevo, hacía aparición la dualidad de Simón Álvarez. Pues podía comportarse como la persona más infantil que había pisado la tierra, pero también era una de las personas más maduras y serias que Matteo había tenido la dicha de conocer.

Era un completo dolor de cabeza, pero también era como un respiro de aire fresco en la vida de Matteo. Al final de cada día, el italiano se alegraba de haberle visto.

Simón era increíble, pero Matteo todavía pensaba que era ridículo al mismo tiempo.






[...]






La joven dejó su celular en la barra, sentía sus manos sudorosas y casi no podía mantenerlas quietas. A su lado estaba Matteo sonriendo como un tonto enamorado observando al improvisado trio musical conformado por Yam, Jim y Simón.

Tal parecía que su ex-novio no se había percatado de su presencia pues se veía muy, muy tranquilo.

Mejor así.

Matteo siempre había sido muy bueno para notar cuando algo no estaba del todo bien con ella.

Y ahora que estaba a punto de cometer otro acto cuestionable, se preguntaba si la culpa se le notaba mucho en la cara.

Suspiró profundamente mientras pensaba en unos brillantes ojos verdes.

A decir verdad, esto no era algo que había planeado ella, no había sido su idea y con tan solo pensar en llevar a cabo dicha idea le sentaba mal. Porque sabía lo mucho que le iba a afectar a ella y a los demás.

Y justo cuando las cosas se veían tan bien para todos.

Ya tenía las manos completamente ocupadas y ahora estaba metiendo las manos al lodo una vez más.

Ni siquiera podía ser culpada. ¡Ella esta vez realmente no hizo nada malo!

Fue la desgraciada de su mejor amiga quien hizo un comentario que no venía al caso cuando Gary y el equipo de los RedSharks discutían sobre la siguiente competencia. Fue la mexicana quien encendió el fuego, y fue Gary quien la estuvo presionando para tomar cartas en el asunto.

Para ser la intermediaria.

Ahora, ¿Estaba tomando la decisión correcta? ¿Podía negarse?

¿Qué tanto le afectaría a ella o al equipo? ¿Qué tanto le afectaría a Gary? ¿A Juliana? ¿Que tanto le afectaría al roller?

Pero bueno, para empezar, los chicos del roller ya la tenían como la peor persona, así que, ¿que importaba lo que pensaran de ella?

Había solo una persona cuya opinión tenía mucho más peso en su conciencia que las opiniones de los demás.

Y por eso dudaba.

Porque odiaba ver la decepción en esos ojos.

Pero Gary había sido muy claro...

Con un último suspiro, agarró y se aferró a su celular para después irse caminando.

Necesitaba privacidad.

Sintió la mirada de Matteo en su nuca, al parecer el joven si se había dado cuenta de su presencia, después de todo.

Fue a buscar a Emilia. A la causante principal del conflicto interno que sentía en esos momentos. No era justo que ella lo sufriera sola.

Al menos tenía el consuelo de que pasaría un tiempo considerable antes de que volviera a ser la mala del cuento.

Al menos podría disfrutar de esa tranquilidad por un tiempo.

















Corto y desastroso, perdón :c

En otras noticias, creo que jodí la personalidad de Simón xd

(Sé que a muchos no les interesa el sitteo de la historia, pero desde la descripción advertí que habría sitteo así que... :v)

Literalmente en este capítulo arriesgué mucho xd estuve lanzando la posibilidad para desarrollar casi cualquier pareja. Jim y Yam (Alguien dígame su nombre de pareja lol), Delfina y Jazmín, Delfina y Nina, Gastón y Ramiro...uff, un montón, ¿creían que estaba bromeando cuando en las advertencias dije que los haría a todos gay?

Si en Disney son todos hetero, pues aquí son todos gay >:vvv

En ocasiones pienso en hacer una relación poliamorosa peeeero no quiero tocar ese tema porque siento que no lo desarrollaria como se debe.

Así que, ni modo, las únicas parejas que verán (leerán) explícitamente serán las que ya mencioné en la descripción, más una que debió haber sido canon en la serie 7u7.

Bien, ahora que terminó Soy Luna debo de hacer esta pregunta: ¿Quién quiere adoptarme en su fandom? :'u uno bonito, que haya pa' rato y que tenga muchos ships, plox >:'v (ahorita estoy obsesionada con watamote y su harem :v y mis ganas de hacer pendejadas con esa serie son inmensas :v)

Perdón por la biblia </3

Hasta pronto

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