12.-Dulce sensación.
Hagamos de cuenta que no me tarde casi un mes en actualizar :v
(Perdon, por cierto :'c)
Espero y no haya errores :v porque no lo voy a revisar hasta dentro de una semana :'v
¿Era lo correcto?
Ámbar se detuvo justo en frente de la mansión.
No le gustaba estar confundida. Y no tenía porque, estaba segura de que Luna vendría corriendo hacia ella......mejor dicho, vendría corriendo hacia la mansión antes de que terminara el día.
Ella lo sabía. Simplemente lo sabía.
No podía ser tan tonta como para vagar sola por Cancún, sin ninguna idea de a dónde ir... ¿cierto?
Ella no estaba preocupada por el bienestar de la chiquilla, -¿Por qué habría de estarlo?- pero sus padres si estaban preocupados...
......sus padres.
Ámbar casi se golpea la frente.
No había forma de avisarle a sus padres, no había señal en la mansión, y no podía pedirles a los empleados que le prestaran su teléfono por un minuto...porque Ámbar no recordaba el número de los papás de Luna.
La rubia mordió su labio con incertidumbre.
La menor tenía un teléfono, ella era el único medio que tenía para comunicarse, ya que, recordemos, su celular había sido estropeado por la chiquilla.
Suspiró con resignación.
Tenía que volver con ella para poder marcarles...Era la única forma.
Se dio la vuelta de mala gana y comenzó a caminar con puños apretados, con el enojo marcado en su cara.
Nada de esto estaría ocurriendo si hubiera sido más inteligente. Debió haberla obligado a ir con ella...debió haberla arrastrado si es que se negaba. No lo pensó en el calor del momento. Se había dejado llevar por el enojo.
Ni siquiera la dejó explicarse. No le dio la oportunidad de defenderse –Aunque no es como si la chiquilla estuviera muy dispuesta a explicarle porque habia huido.-.
Aquel pensamiento retumbó en su cabeza... Ni siquiera la dejó hablar después del accidente...¿no le había ocurrido lo mismo con Simón...?
Gruño con fastidio. Al menos ella iba a escuchar lo que tenía que decir la heredera.
A penas había caminado un par de minutos cuando de pronto sintió una gota de agua en su cabeza.
Ámbar levantó la mirada con ojos entrecerrados, maldiciendo internamente a quien fuera que le estuviera haciendo las cosas tan complicadas.
Sí, había comenzado a llover.
La joven sonrió de lado. La rubia estaba impresionada por aquella sincronización tan bárbara.
¡Qué gran momento! ¡Qué increíble coincidencia!
Ámbar no podía estar más feliz. Solo faltaba que Sharon apareciera de repente para que ese fuera el mejor día de su vida.
......Sí, por supuesto.
Tenía algo muy claro:
Ser sarcástica no la iba a llevar a ningún lado ni la iba a proteger de la lluvia, así que apresuró un poco su paso.
Igual, no había problema, estaba segura que la intensidad de la lluvia aumentaría progresivamente.
Oh, vaya error.
No paso ni un minuto cuando sintió como las gotas caían con rapidez. Hasta parecía que la lluvia caía de golpe.
"Ya está".
No. No iba a empaparse bajo la lluvia por estar buscando a alguien. No era tan idiota.
No había hecho nada similar ni por Matteo ni por Simón, y mucho menos lo haría por Luna.
Se metió al primer establecimiento que encontró. No había estado mucho tiempo bajo la lluvia y aun así estaba toda mojada. Los trabajadores la miraron, pero ella simplemente los pasó de largo. Caminó, dejando un pequeño rastro de agua tras sus pasos, y llego a la pequeña –muy pequeña- sección en donde se encontraban los paraguas. Agarró uno de color negro y fue a pagarlo.
Abrio la puerta del lugar y abrió el objeto. Volvio a meterse a aquel aguacero, ahora bajo la protección de su paraguas.
Camino por un rato más, asustando –con su expresión de poca felicidad- a la gente que pasaba a su lado.
Vio a un par de personas corriendo bajo la lluvia, buscando desesperados un lugar para protegerse. A lo lejos vio a una persona que, a diferencia de todos, no parecia tener prisa ni parecia estar molesta por la lluvia que la empapaba completamente.
Arqueo una ceja ante la curiosa escena. O a esa persona le encantaba de verdad la lluvia, o era un completo idiota. Ámbar entrecerró los ojos un momento, como si así enfocara mejor, y se dio cuenta que aquella idiota era la idiota a quien estaba buscando.
"¿Esta loca? Está bien que le guste dar paseos por la playa ¿pero por qué lo hace bajo la lluvia?"
Caminó apresurada hacia ella, formulando mil y un insultos en su cabeza –¡Fue Luna la que la obligo a caminar bajo la tormenta!-. Y mientras más se acercaba, más notaba las pocas ganas con las que Luna caminaba.
Llegó hasta ella y cubrió a ambas con el paraguas. Ámbar inmediatamente la reprendió un poco por su tonta acción. Luna saltó hacia atrás, asustada, pero cuando vio de quien se trataba, toda su aflicción desapareció.
[...]
—¡Señorita Ámbar! ¡Mire nada más como vien-!...¡¿Señorita Luna?! ¡¿Qué hace aquí?!—Decía la jefa de los empleados mientras sacaba unas toallas de quien sabe dónde y corría hacia ellas. Las envolvió completamente mientras las apresuraba a entrar a la mansión.
—Sí, Lunita ¿Qué haces aquí?—Preguntó Ámbar con ironía, pero sin ninguna expresión en la cara y mirando hacia el frente.
—Me sentía triste sin mi querida Ámbar, así que vine a pasar el rato con ella.—Ignoró olímpicamente a la rubia y respondió con una sonrisa, reforzando su mentira –a medias- al aferrarse al brazo de la mayor. Ésta forzó una sonrisa a la empleada que las veía extrañada.
—Me alegra que al fin se lleven bien, pero ahora vayan a quitarse esas ropas mojadas antes de que se enfermen.—Les ordeno mientras se dirigía a la cocina a preparar chocolate caliente.
Las dos se quedaron en su lugar mientras veían a la mujer alejarse. Después ambas se miraron, la rubia con cansancio y la castaña sin saber que pensar.
—¿Siguen ahí?—Se asomó la señora y les recriminó.
Ámbar respiró profundamente, agarró a Luna de la muñeca y comenzó a caminar con ella por la sala con rumbo hacia las escaleras.
—Bien, Lunita, es hora de ir a ducharnos.—Dijo emoción fingida mientras la otra chica corría un poco para estar justo a su lado.
La menor miro la mano de Ámbar sujetándola, después miro su rostro, con la confusión plasmada en su cara.
—......¿Juntas?—
Ámbar no necesito ni una gota de agua para casi ahogarse en ese momento.
—Luna...—Dijo antes de aclararse la garganta.—Esta es una mansión, ¿qué clase de mansión solo tiene un baño?—
—......cierto.—
Las dos subieron las escaleras inmersas en un profundo silencio. Después de su extraña sugerencia, Luna estaba un poco incomoda; no sabía qué hacer para que Ámbar la soltara.
Pero no tuvo que decirlo, pues la misma rubia la soltó cuando cruzaron el pasillo del segundo piso que conectaba todas las habitaciones. Se detuvieron frente a una gran puerta blanca.
—Ese es uno de los baños.—Le informó Ámbar.
—...sí, ya lo sé, ¿Si te acuerdas que yo también he estado en la mansión, verdad?—La castaña abrió la puerta y entró, después giro su cuerpo, encarando a la rubia.
—No lo parece.—Respondió con la misma arrogancia que usó la menor.—Ahí dentro hay muchísimas toallas y jabón.—Indicó, ignorando lo que había dicho Luna.—Ahora sí me voy, estoy muriéndome de frio...¿o también necesitas de mi ayuda con el shampoo?—
—Lárgate ya, Ámbar.—Dijo con vergüenza mientras cerraba la puerta, le pareció ver una sonrisita en la cara de la joven.
Ni bien cerró la puerta cuando ya se estaba quitando toda la ropa mojada, se movió de un lado a otro haciendo un gran esfuerzo para quitarse su camisa, pues, al estar mojada, se pegaba a su cuerpo y era difícil de quitar.
Arrojó su ropa en un cesto de ropa que había cerca y se dirigió a la regadera. Abrió ambas llaves de agua y las ajusto un poco para tener una temperatura agradable para el clima.
Suspiro con alivio cuando sintió como el agua tibia calentaba su antes helado cuerpo. La joven, aunque quería alargar ese momento lo más que pudiera, comenzó a asear su cabello, después agarro el jabón y lo paso por su piel.
El baño se inundó del fresco aroma de su jabón. Luna sonrió un poco mientras cerraba los ojos, sintiendo las suaves gotas caer en ella y escuchando el leve sonido de la lluvia cayendo.
Terminó más rápido de lo que esperaba. Cerró ambas llaves y se dirigió a tomar una toalla. Mientras se secaba lentamente, se dio cuenta de un detalle muy, muy pequeño, pero que era muy importante.
Ámbar, mientras tanto, ya estaba vestida y se secaba el cabello. Bajó a la cocina, sintiendo desde su cuarto un delicioso aroma a chocolate. Ahí encontró al cocinero y a la empleada; el primero en frente de la estufa preparando algo que no pudo ver, y la segunda en la mesa bebiendo de una taza. Ella le regalo una pequeña sonrisa.
—Siéntese, señorita, el chocolate está listo. ¿O prefiere tomarlo en la sala?—Se levantó sin prisas después de dejar su taza. El cocinero volteo levemente a verla mientras la mujer comenzaba a servirle. Colocó la taza en un pequeño plato y comenzó a caminar hacia la sala. Ámbar puso su mano en su hombro de forma vacilante haciendo que detuviera sus pasos.
—Lo llevare yo, gracias.—Decía mientras tomaba la taza, junto con el plato, de sus manos. Camino unos pocos pasos lejos de la cocina, pero después se giró un poco hacia la empleada.—Umm...tal vez...usted debería...deberían descansar, el día está perfecto para pasarlo en la cama o para simplemente relajarse...—Decía lentamente, como si pensara en cada palabra antes de decirla. Aunque su voz era fuerte y clara como de costumbre... se notaba la duda y la pequeña timidez entre sus palabras.
—Lo haremos.—Le aseguro con una sonrisa.—Si necesita algo, no dude en venir a nosotros.—Decía mientras limpiaba la cocina para, tal y como dijo Ámbar, relajarse escuchando la lluvia.
El orgullo de Ámbar –o su incompetencia social.- le impidió responder apropiadamente. Solo siguió con su camino hacia la sala.
Al llegar al gran salón se sorprendió cuando vio sabanas, colchonetas y esponjosas almohadas en los sillones. Volteo rápidamente hacia el empleado que caminaba hacia la cocina tarareando una canción.
Ámbar se rasco la mejilla un poco confundida. Tal vez debía de ser un poco más agradecía por el trato tan amable que ellos le daban.
Dejó la taza en la mesita que estaba en medio de todos los muebles y se sentó en el sillón más grande, aquel que daba hacia la ventana y que tenía la mayoría de las sabanas y almohadas.
De repente se acordó de Luna.
La molesta chiquilla ya se había tardado mucho. Habían pasado 30 minutos desde que habían llegado y Ámbar no podía creer que Luna aun no terminara de bañarse ¿Tal vez si necesitaba ayuda con el shampo después de todo?
Al recargar su cuerpo en el respaldo sintió un leve dolor en su espalda, un dolor que le recordó nuevamente a la chiquilla.
Se quedó mirando su taza humeante de chocolate, perdida en sus pensamientos. Ámbar sentía, muy a su pesar, que estaba olvidando algo de suma importancia, pero ahora parecía que no podía recordarlo por más esfuerzo que hacía. Ya lo recordaría más al rato.
Después de un minuto en total silencio, se levantó y comenzó a caminar hacia donde había dejado a Luna. Decidió ir a buscar a la menor para matar el tiempo, de todas formas, su chocolate seguía muy caliente para beber.
Subió las escaleras con paciencia, antes de ir directamente por Luna se desvió hacia su habitación por un suéter. Al final no era agradable pasar una tarde lluviosa con un short y una pequeña y delgada camisa de manga larga.
—¿Luna?—Toco dos veces la puerta cuando llegó al mismo lugar en donde la había dejado.—¿Sigues viva?—
Por un momento solo se escuchaba la lluvia caer a los alrededores. No se escuchaba nada del otro lado, absolutamente nada.
Aunque ridículo, el pensamiento de que Luna podía haber huido cruzó su mente. Entonces Ámbar agarro la manija y trato de girarla en vano; tenia puesto el seguro.
Eso significaba que la chiquilla seguía adentro.
—¿Lunita? ¿Qué tanto haces que te demora tanto?—Canturreo, golpeando ligeramente la madera con sus dedos.
—N-nada, Ámbar, ya salgo en un momento.—La mayor tuvo la decencia de no burlarse. La voz de Luna temblaba con cada palabra. ¿Tenía frio?
—Luna ¿Por qué no sales del baño? Así no te estarías muriendo de frio.—Preguntó cruzándose de brazos. La chiquilla tardó unos segundos en responder. Entonces abrió un poco la puerta y se asomó. Su cara que estaba completamente roja.
—La toalla es muy corta...— Ámbar rodo los ojos.
—Entonces ponte tu ropa.—
—...Está...está toda mojada...—Contesto bajando el tono de voz.
Las dos se quedaron en silencio, observándose incómodamente. Entonces Ámbar capto la plegaria silenciosa de Luna.
—......Bueno...si utilizas muchas toallas podrás hacerte un cómodo y suave vestido.—Luna la miro con reproche, ante su expresión Ámbar bufó ruidosamente.—¿Es en serio que tengo que hacer esto?—
—¡No tengo nada aquí!—
—¡Ese es tu problema! ¿Acaso yo te dije que caminaras bajo la lluvia?—Decía mientras metía su mano con rapidez entre el espacio de la puerta. Sujeto con fuerza la mano de la castaña y la obligo a salir. La pequeña dio un gritito ante la acción. Ámbar comenzó a caminar lejos del baño.—¿Acaso fue mi culpa que no vinieras lo suficientemente preparada? En primer lugar ¿fui yo quien te dijo que escaparas de la mansión?...—
Era en vano resistirse, ¿Dónde escondía los músculos? Literalmente la estaba arrastrando como una muñeca de trapo. Luna solo podía sostener fuertemente su toalla para no dar un indecente show, aunque solo estaba ella y Ámbar.
Lo peor de todo es que la mayor no dejaba de hacer preguntas irónicas.
¿Así era estar en el infierno?
—...y ahora tengo que vestirte como a una muñequita de porcelana.—Finalizó su parloteo, deteniéndose frente a otra gran puerta de color blanco.
—No necesitas ponerme otra mano encima, gracias.—Le arrebato su propia mano de las suyas. Ámbar ni le hizo caso, solo abrió la puerta y se hizo a un lado.
—Sí, "gracias"—Le dio una sonrisa fingida.—Haz lo que quieras ahí dentro, no voy a permanecer ni un minuto más cerca de ti.—
—¿" Qué haga lo que quiera"? ¡Vaya oferta más tentadora!—Dijo con "emoción". Su tonito hizo que Ámbar la encarara y le diera una mirada mordaz.
—Voy a romperte una taza en la cabeza si arruinas algo.—La amenazó antes de irse por fin. Luna prefería no averiguar si la rubia realmente sería capaz de cumplir su "promesa".
Bueno, eso había sido intenso. Ámbar realmente perdía su compostura con ella.
Luna cerró la puerta para tener privacidad, después se recargo en ella, sonriendo levemente para sí misma.
La rubia bajó, pisando exageradamente fuerte y con los puños bien apretados. Caminó directamente a la sala y, como antes, se sentó, recargándose en el respaldo del sillón y con sus piernas pegadas a su pecho. Observo su taza frente a ella y se quedó viendo el vapor que desprendía el líquido.
Según ella había ido por Luna para que su chocolate se enfriará, pero seguía ridículamente caliente...
De un momento a otro escucho unos pequeños pasos que se dirigían a la cocina. Ámbar ni se molestó en voltearla a ver. Después de un minuto volvió a escuchar aquellos pequeños pies, aunque el sonido era leve, notaba el sonido cada más más claro, lo cual indicaba que Luna se estaba acercando a ella.
La heredera se detuvo frente a la mesita, con taza t plato en mano, a unos cuantos metros de distancia entre Ámbar. Ésta movió los ojos en su dirección sin moverse un centímetro.
Luna la observaba fijamente, dudando en sentarse con ella. Ámbar notó que sus mejillas estaban más rosadas de lo normal.
Sin esperar más, Luna se sentó justo a su lado, con su pierna compartiendo espacio con la de Ámbar.
¿Quién la había invitado a invadir su espacio personal de esa forma?
La mayor volteo el rostro y le dedico su mejor mirada de fastidio. Luna solo le sonrió infantilmente y se acomodó en el sillón, como si quisiera hacerla enojar a propósito.
¿Era eso un reto? ¿La estaba retando?
Sin saberlo, Luna había desencadenado una muy pequeña disputa entre ambas. De un momento a otro parecían bastante empeñadas en hacer molestar a la otra.
Ámbar le dio la espalda, haciendo que las puntas de su cabello –medio húmedo, por cierto- golpearan levemente la carita de Luna. Ésta entonces imitaba su acción –fracasando estrepitosamente en la parte del cabello.- y volteándose, asegurándose de moverse lo más violentamente posible para hastiar a su prima.
—Ya. Basta.—Dijo Ámbar mientras agarraba una sábana e intentaba jalarla hacia sí misma.
—Fuiste tú la que, como una niña pequeña, me dio la espalda cuando yo solo me senté contigo.—Luna inclinaba su cuerpo hacia adelante, abrazando la sabana como si fuera un peluche.
—¿Y quién te dijo que podías sentarte?
—¡Es un mundo libre!
—Yo te enseñare lo que es la libertad.—Murmuró entre dientes y entonces, su golpe final: Jaló la sabana con todas sus fuerzas, y aunque la chiquilla se resistió, terminó por perder la cálida frazada.
Ambas se quedaron en silencio, respirando con una mínima agitación por el forcejeo pasado. Luna volteo un poco el cuerpo, alcanzando otra sabana que estaba al lado de Ámbar y la tomo rápidamente, después comenzó a acomodarla en sus piernas. Alcanzó su taza de chocolate y le dio un sorbo, ignorando el calor, deseosa por degustar el dulce sabor.
Ámbar soltó una risita ante al agudo quejido de la menor. Su impaciencia le había provocado un –leve- daño en su lengua.
Seguía escuchando como Luna se quejaba, sentía sus dramáticos movimientos, aunque no la veía. Dejo la taza al lado de la de Ámbar mientras se lamentaba en voz baja.
Después se sentó completamente recta. Ámbar de repente se dio cuenta de la incomodidad que las rodeaba, estaba tan presente que casi podía hasta sentirla en su piel.
Bueno, en realidad lo que sentía en su piel era Luna. Aparentemente se había recargado en ella sin notarlo. ¿o no?
—...Gracias por la ropa.—Escucho su voz. Tan tímida y débil que pudo haber sido opacada por el sonido de la lluvia.
Ámbar se hizo la que no escucho. Pero Luna tenía intenciones de seguir abriendo la boca.
Luna le hablaba con normalidad, como si sus pequeñas peleas de hace un rato no hubieran significado nada. Tal vez porque eran, efectivamente, pequeñas peleas de las cuales no había necesidad de crear un gran drama.
Pero incluso Luna debía admitir...que tenía cierta debilidad por la rubia. Era como si Ámbar fuera uno de sus puntos débiles.
Siempre terminaba tratándola como si nada hubiera pasado. Y no sabía si eso era algo malo o algo bueno.
Después de una corta pausa, Luna comenzó a jugar con sus dedos, insegura de sus siguientes palabras.
—¿Ámbar?—La llamó, esperando que la otra al menos moviera la cabeza. Que le diera una señal de que la estaba escuchando. Pero la nombrada ni siquiera se movió. Tal vez estaba enojada, con ella nunca se sabía. Sin embargo, Luna debía seguir. Si Ámbar no la escuchaba, entonces lo intentaría de nuevo en otra ocasión.—...Lamento mucho haber arruinado tus vacaciones.—
Luna inmediatamente sintió a la otra chica tensarse. Hizo una expresión alarmada y suplico a todos los dioses habidos y por haber para que una nueva riña no comenzara.
—Y...ejem...lo que ocurrió en el parque...fue mi culpa, perdón.—
—Sí, fue totalmente tu culpa.—Dijo la mayor mientras se separaba un poco de ella, rompiendo el contacto que Luna había iniciado.—Ahora cállate y déjame, por lo menos, descansar un rato.—
Extrañamente Luna así lo hizo. Se quedó callada. Por primera vez había hecho caso a lo que Ámbar había dicho. Fue extrañamente placentero, pero también se sentía extrañamente mal.
La joven Smith blanqueo los ojos, harta de ella misma. ¿Por qué se sentía mal?
Ámbar cerro los ojos.
—Tus padres me llamaron antes...—Luna abrió los ojos, sorprendida y sintiendo una horrible ansiedad. Ámbar le estaba hablando, ¿por voluntad propia?
La ojiverde se quedó estática en su lugar. Esperaba las palabras de Ámbar como si fueran su sentencia de muerte.
—...me llamaron preguntando por su única hija, quien aún sigue siendo solo una niña...—Luna abrió su boca para reclamarle, pero mejor la cerró, no estaba en posición de ponerse a discutir. No ahora.
Pero había algo extraño. Su voz era tan suave y tan tranquila. Luna sabía que Ámbar era capaz de demostrar algo más que sarcasmo e ironía, pero nunca se mantenía esperanzada para verlo.
—¿Sabes lo que pensé cuando llamaron? ¿La impresión que me dejaron?—Preguntó la rubia volteando a verla, Luna también volteo, observándola con culpa. Ámbar no sonreía, no parecía decir todo eso con la intención de molestarla. De hecho, era la...¿tercera vez? Que la veía tan honesta.
—¿Qué...fue lo que pensaste?—Preguntó sin dejar de mirarla y sin querer oír la respuesta.
—La impresión que me dieron...es que no podían creer lo que habías hecho.—Fue ahí cuando Luna dejo de mirarla. Ahora más que nunca sentía la culpa en todo su cuerpo. De repente sentía ganas de vomitar.—Estaban empeñados en que seguías en la mansión, parecía que la idea de que hubieras escapado era inconcebible, como si su hija no fuera capaz de hacer semejante cosa.—
Luna dejo salir un suspiro tembloroso. Inconscientemente llevo sus manos hasta su boca. Ámbar conocía bien ese gesto. Ella estaba a punto de llorar, y hacia ese gesto para ahogar los –futuros- sollozos.
Ámbar se planteó la idea de parar. Sentía que debía guardarse su opinión, pero carecía de autocontrol en esas situaciones.
—Tal vez pensaron que algo realmente malo te había ocurrido.—
—Ámbar...—Luna cerro sus ojos mientras apretaba sus manos.
—Estoy segura de que estaban muy asustados.—
—Por favor, no digas eso.—Le suplicó con voz agitada.—Me hace sentir verdaderamente culpable. Me hace sentir mal.—
La rubia volteo a verla con fastidio.
—¿Sabías que tienes esa mala costumbre de voltear todo hacia ti? No sé cómo, pero siempre terminamos hablando de ti.—Luna la miró casi en shock. Sus ojos estaban brillando intensamente por las lágrimas acumuladas.
—¿De que estas hablando?—Su voz apenas y se escuchó.
—¿Qué "de qué habló"?—Repitió lo que dijo con ironía.—Eres muy egoísta. No me importa para nada como te sientas porque tú causaste todo este alboroto. ¿Tú te sientes culpable? ¿Tú te sientes mal? Solo imagínate como deben de sentirse ellos, imagínate cuan destrozados están—
—Perdón.—Fue lo único que articuló, con un hilo de voz.
—...Sí, claro......En fin. Se oían muy preocupados, así que asegúrate de disculparte apropiadamente con ellos.—
—Quiero pedirte perdón a ti.—Dijo Luna rápidamente, encarándola y conteniendo las lágrimas.—Arruine tus vacaciones y tu celular, por eso te pido perdón.—
—¿Esa es lo único que puedes decirme? ¿"Perdón"?—Preguntó, molesta de verla con esa actitud tan lamentable..—Estoy harta de esa palabra. Si tienes que pedirle perdón a alguien es a tus padres y a Alfredo, no a mi.—
Así dio por finalizada su plática, después nuevamente volvió a darle la espalda y se recargo en el respaldo, sintiendo el dolor acumularse en su espalda.
La otra estaba callada, mortalmente callada. Ámbar solo escuchaba como respiraba profundamente por la nariz. ¿Había sido muy ruda? ¿Tal vez se había pasado de la raya?......tal vez.
Luna estaba cabizbaja, aguantando las lágrimas y apretando las manos en su regazo. Había olvidado por completo su chocolate. Entonces sintió una presión en su espalda, era Ámbar quien se estaba recargando en ella de forma desvergonzada. Ni una ni otra pronuncio palabra alguna, Luna solo sentía el calor de Ámbar. Era extraño, la rubia no era del tipo que iniciaba el contacto físico, incluso de esa forma tan poco convencional.
—¿Sabes algo?...—Susurró Ámbar. Y Luna nuevamente se extrañó.
Era extraño que fuera ella quien iniciara la plática. No se estaba quejando ni nada, solo esperaba que no le hubiera hablado para seguir recriminándola –aunque lo tenía bien merecido—
—...Estoy aliviada de haberte encontrado.—
Y sin embargo aquellas simples palabras le provocaron una sensación...diferente. La tomo desprevenida y vaya que era una muy agradable sorpresa. Sus palabras habían sido como un dulce bálsamo en sus labios agrietados.
Luna apretó la frazada en sus manos, luchando para no sonreír de forma estúpida.
Le daré una galleta a quien adivine que fue la cosa "pequeña pero importante" que Ámbar olvido :v (venga, esta fácil xd)
Lamento haber tardado tanto, pero no tengo mucho tiempo para escribir :c ¡Me están matando! Y si no me mata alguien, me mato yo lol
Anyway, tengo medio one-shot escrito :v a ver si lo termino para este año >:'v
Ahora, no me puedo ir sin antes hacer unas menciones honorificas ♥ (Vamos a ver si me funciona :v)
MissVirtual (A ti siento que te he visto en otras historias xd)
ElizabetNoroeste95 (Gracias por los comentarios y los votos ♥)
JaimeNunez2 (Y al mencionarte aquí me arriesgo a que me llamen rompe hogares ;v xd)
@AmeMoreno (Siempre me emociono viendo tus comentarios ♥ Gracias ♥)
noseeeeeaaa (Muchas gracias por tus comentarios ♥)
DarkLightRG (Me da penita saber que lees mis tonterias 🙈 <3)
@jacquelineba2005 fefitadinda AlexaVazquesG @MatteoLeDaALuna9 (Ustedes son los verdaderos MVP <3 gracias ♥♥)
(Soy una estúpida y sé que me faltan más :'c pero mientras lo dejo así, con esta cantidad)
En general, muchas gracias por votar y por comentar ♥ Realmente veo todos los votos y comentarios y...ay, gracias ♥ <3
Vale, ya. Ya fui cursi xd
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