07.-Amores

(La canción en la multimedia es como un resumen muy resumido :v de la parte de hoy xd tenia otro titulo pero me gusto más este, va más acorde)








Simón se despidió de Luna, le dedico una mirada extraña a Matteo antes de irse.

Entonces el chico se sentó a su lado, listo para iniciar una conversación que él no quería tener.

—¿Qué tal estas, mi niña?—Matteo no espero para abrazarla y ella no dudo en acomodarse en él. Ahora que lo notaba, había estado recibiendo muchos abrazos ese día, no le molestaba en lo absoluto, pero justo aquel no se sentía del todo bien, era un abrazo que se sentía forzado.

—Estoy mucho mejor que antes.—Respondió abrazándolo fuerte, sintiendo, nuevamente, frustración hacia sí misma.

Aquel gesto no duró mucho, él se separó de ella mirándola nerviosamente.

—¿De qué querías hablar, Matteo?—

El nombrado medio sonrió, como si hubiera sido atrapado haciendo algo que no debía.

—Solo quería hablar contigo, quería saber cómo estás. Siento que no hemos hablado desde hace años.—

—Han sido solo dos días...—

—Aun así.—Él rio un poco.—¿Cómo llevas lo de Sol Benson?—Preguntó sin tapujos. Ella blanqueo los ojos.—Uh-oh, eso no es bueno.—

—Me siento atrapada.—Confesó. De alguna forma le parecía más sencillo decírselo a él que a Simón.

Matteo entrecerró los ojos.—¿Por qué?—

—No lo sé.—Admitió.—En la casa, con mis padres, con mi abuelo. Me siento extraña todo el tiempo.

—Tal vez necesitas relajarte y dejar de pensar un rato en eso.—

—Es que no puedo, lo he intentado, créeme. Por eso estoy aquí, no puedo estar en mi casa y Ámbar solo empeoró las cosas—Dijo en tono de reproche como una niña pequeña.

—¿Ámbar?—Matteo frunció el ceño.—¿Qué fue lo que te hizo ahora?—

Luna casi se golpea en la frente. Había hablado de más.

—No, nada, ¿Por qué dices eso? Jaja estás loco, Matteo.—

Él la seguía mirando con ojos dudosos.

—Luna, te conozco bien, ¿Qué fue lo que ocurrió?—

—Umm, nada, ya sabes cómo es ella, siempre buscando problemas.—

—Hm-mmh.—El mayor la miro con las cejas arqueadas.—Eres una terrible mentirosa.—

—¡¿Dónde están mis redsharks?!—Exclamó Gary interrumpiéndolos y llamando la atención de los presentes. Nico señalo hacia la pista. Luna lo vio correr rápidamente hacia el lugar señalado, Juliana ya no lo siguió. Después de unos minutos volvió, detrás de él caminaba Emilia y Ámbar.

Luna desvió su mirada por temor a que se topara con la de la joven Smith. Pero logró ver como Gary se alejaba con ellas, probablemente a hablar en privado.

Ella dejó de verlos y regreso su vista a Matteo. Éste aún tenía la mirada en el lugar donde se habían ido esos tres. Tenía el ceño fruncido y no lucia feliz.

—Se ve rara.—Dijo el castaño sin pensar mucho.

—¿Tú crees?—

—Bueno.—Volvió a mirarla.—Lo que haya ocurrido, ciertamente la dejó más tranquila y menos conflictiva...pero eso no significa que sea bueno. Estaré echándole un ojo.—Termino de decir guiñando hacia Luna.

Ella rio un poquito antes de parar y mirarlo fijamente.

—No creo que hayas venido aquí solo a hablar de ella, ¿verdad?—

—Quería que te pusieras celosa.—Dijo, juguetonamente, chocando su hombro con el de la menor.

Luna solo le siguió el juego y rio nuevamente.

—Pero es cierto, no vine aquí con la intención de hablar de Ámbar...—

Ambos se miraron. Luna veía la expresión de Matteo, el chico parpadeo un par de veces mientras quitaba la mirada y apretaba de vez en cuando sus labios. Luna no pudo evitar recordar en el día cuando Matteo le dijo que se iría a Italia y no volvería al Blake.

—Luna... quiero ser honesto contigo.—Volvió a verla a los ojos, aunque se notaba el esfuerzo que hacía por no desviar la mirada.—Quiero hacer las cosas bien, pero no puedo dar ni un paso hacia adelante sin hablarte claro.—

Ella no tenía problemas en sostenerle la mirada, de hecho no quería dejar de verlo, quería escuchar lo que él tenía que decir.

—Bueno...soy todo oídos.—

—Luna, seré directo.—Esta vez el chico trago saliva.— ¿Cómo te sientes acerca de mí? ¿Aún sigues sintiendo lo mismo por mí?—

La pregunta trajo consigo unos momentos de silencio. Matteo observo como Luna lo veía como si hubiera preguntado una locura.

Tras unos segundos ella le sonrió.—¿Qué clase de pregunta es esa? Siempre te voy a amar.—

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro del joven.

Luna no había contestado a su pregunta. Al ver sus bonitos ojos, Matteo supo que lo que decía, lo decía desde el corazón. Era honesta cuando decía que lo amaba.

Él se rasco detrás del cuello, un poco incómodo de repente.

—Como te dije antes, te conozco muy bien...—Él le dedico una mirada desanimada.—...No me quieres como antes ¿cierto?—

La castaña abrió los ojos.—Matteo, yo- —Intento defenderse.

—Los ojos son la ventana al corazón. Puedes decir lo que quieras, pero puedo verlo.—

Luna no pudo contradecirlo. Bajo la cabeza, derrotada.

—Lo siento.—

Matteo cerró los ojos y trago saliva con dificultad. Ahora si estaba diciendo las cosas tal y como las sentía.

—No te disculpes, está bien...tuvimos demasiados problemas en el pasado, y la mayoría de ellos fueron mi culpa.—

—Matteo eso no es cierto, yo también soy culpable de que lo nuestro no funcionara.—

—Sí, pero nada de eso habría ocurrido si yo hubiera sido honesto desde el principio. No debí haber empezado el jueguito ese de la novia falsa, debí haber sido fiel a todas mis promesas...al final te di muchas mentiras y termine lastimándote una y otra vez.—

El joven bajo la cabeza. Al fin lo había dicho en voz alta. No podía soportar la idea de que su relación acabara en malos términos. Por eso estaba ahí. Había ido con la intención de pedirle perdón, de rogar por una oportunidad más...pero no parecía posible ahora.

Matteo quería seguir intentándolo, quería estar con ella.

Pero Luna ya le había dicho lo que él sospechaba desde hace un tiempo. Luna lo había dejado muy en claro.

Luna no lo amaba como él a ella.

Al menos, ya no.

El joven dio un último suspiro, rendido.

—No quiero que te sientas mal, está bien si no quieres estar conmigo, a decir verdad, me lo gané...—Él rio, aunque no se notaba ni un solo rastro de alegría. Matteo la sorprendió cuando tomo sus manos entre las suyas—...solo quería que supieras que yo de verdad te quise.—Suavemente coloco sus labios en sus nudillos.

Luna se sintió conmovida. No podía creer que no siguiera enamorada de un chico como él.

—Yo también te quise.—Susurró sosteniendo sus manos. Después él la miro y se acercó a ella.

Luna esperaba un beso, un beso de despedida o de recuerdo, pero Matteo la sorprendió cuando sus brazos la rodearon. La menor devolvió el abrazo con fuerza y recargo su cabeza en la unión de su cuello y su hombro. Así se quedaron un rato considerable antes de volver a hablar.

Luna fue quien comenzó.—Sé que realmente me amabas, pero en verdad pienso que no sabías cómo manejarlo.—Y eso era algo que había querido decir desde hace tiempo.

Él arqueo las cejas ante la acusación.

—Vale, me gané eso también.—

Entonces se separaron, Matteo sostenía su mano.

—Honestamente...estoy aliviado.—

—¡¿Qué?!—Él sonrió ampliamente y se encogió cuando Luna levanto la mano, dispuesta a darle un pequeño golpe.

—¡Déjame terminar!—Seguía riendo. Luna bajo la mano, cruzándose de brazos.—Estoy aliviado, porque ahora sí vas a poder estar con alguien que te trate bien, alguien que te trate mucho mejor que yo.—

—¿Ah, sí?—Preguntó sarcástica. Matteo seguía sonriéndole.—¿Cómo quién?—

Seguían tomados de la mano y comenzaron a jugar con ella.

—Mmmmh, ¿Simón?—Inquirió con una ceja levantada.

Esta vez ella sí lo golpeo.

—Él es solo mi amigo.—Dijo lentamente, como si tratara de que las palabras se grabaran en su cabeza.—¿Cuándo es que vas a escucharme?—Y se cruzó de brazos nuevamente, ofendida.

El castaño se rio y ella negó con la cabeza mientras sonreía. Ya estaba yéndose cuando Matteo sostuvo su mano y la atrajo hacia él, abrazándola nuevamente.

—Siempre voy a estar contigo cuando me necesites, lo sabes, ¿verdad?—Susurró contra su cabello.

Ella sonrió.—Lo sé.—Le dio la razón. Ambos se alejaron, Matteo le sonrió una última vez antes de irse a quien sabe dónde. Luna se quedó ahí, se sentó, aliviada de que las cosas hayan salido bien por primera vez desde su regreso a Argentina.

Matteo fue hacia la pista a despejarse un poco, antes fue a los lockers y se sentó en la banca, dispuesto a ponerse los patines, ahí fue cuando fue interceptado por alguien a quien conocía bien.

—¿Cómo está todo?—Saludo Simón, recargándose en un locker.

—¿Qué te trae por aquí, guitarrista?—

—Oh, nada en especial, solo quería venir a ver como estabas.—

"Terrible mentiroso" Pensó Matteo. Luna y él en verdad se parecían.

El mayor sabía que no era coincidencia que el otro hubiera ido tras él después de hablar con Luna.

—¿Estabas escuchándonos, rarito?—Se cruzó de brazos.

Simón dejo pasar por alto el insulto.

—No, solo vi cuando se abrazaban.—Dijo con tono molesto.

—¿Y?—Pregunto Matteo con cierta hostilidad, no estaba de humor para lidiar con Simón.

—No se veía muy romántico.—

—Oh, perdón, lo siento. Iré ahora mismo a abrazarla y besarla en frente de ti para que puedas ver cuán romántica es nuestra relación.—

La situación no era cómica, sin embargo Simón se vio a si mismo riendo ante la exageración del muchacho. Parecía no ver que Matteo estaba triste y enojado por su ruptura amorosa.

Balsano lo miró sin entender, ¿Por qué se estaba riendo? Él resoplo un poco y sonrió. Ese chico no tenía remedio.

—Quiero decir...—Simón siguió hablando.—Ese abrazo parecía un abrazo de despedida.—Pronuncio cuidadosamente.

Matteo se resignó; no iba a librarse de aquel chiquillo.

—Se acabó, Luna y yo...se acabó, y ahora sí es definitivo.—

Pese a que Simón le dio una mirada que indicaba que él ya sabía lo que había ocurrido preguntó:

—¿Por qué? ¿No la querías?—

—Claro que la quería.—Exclamó como si hubiera sido insultado.—La quiero...pero la perdí con todas mis mentiras e inseguridades.—

Los dos chicos se quedaron ahí, compartiendo un silencio que no era incómodo. No era la primera vez que ocurría, ya se habían quedado a solas y en silencio en otras ocasiones, al principio sí fue incomodo, pero después se acostumbraron a la presencia del otro.

—Es increíble.—Matteo retomó la plática.—Yo había jurado que nada ni nadie nos iba a separar nunca...es increíble como fui yo quien nos hizo separarnos...—

Simón le dio una mirada compasiva, quiso sentarse a su lado y darle unas palmaditas de apoyo, pero no lo hizo por temor a que el otro intentara arrancarle la garganta.

—Lo siento...—Se limitó a decir.—Sé que tenías las mejores intenciones con ella.—

Matteo le sonrió, casi complacido de las palabras de Simón.

—Gracias. No quiero sonar arrogante pero...¿Honestamente? Creo que le hice un favor...—

—Vaya, eso sonó totalmente arrogante.—

Matteo no quito su sonrisa.—Lo sé. Ella me dijo que yo no sabía amar, no quise refutarle aquello porque no quería discutir más...yo de verdad la amé... pero lo que pienso es que era Luna quien no sabía amar.—

Simón lo miro fijamente—Explícate.—

—No te confundas, ella realmente me amaba, lo sé.—

—Matteo, eso es lo que estás haciendo; me estas confundiendo.—Él otro le dio una mirada cansada.

—Me amaba pero no románticamente.—

—Luna literalmente me dejo por ti, ¿y dices que no te quería románticamente?—Preguntó con verdadera confusión. Matteo no podía entender cómo es que Simón sacaba aquel tema de forma tan natural.

—Estaba pensando...que ella me trataba como si yo fuera su mejor amigo, eso está bien pero...la única diferencia entre tú y yo era el título que nos relacionaba con Luna.—Simón nuevamente lo veía con confusión.—Si no hubiera sido por eso y por los besos. Yo hubiera pasado perfectamente como otro amigo más.—

—El amor de ella se inclinaba más por el lado de la amistad, ¿quieres decir?—

—Duele más cuando lo dices de esa forma.—Le reprochó. Simón le sonrió, le dio una de aquellas amplias y perfectas sonrisas. Después se acercó a él sin quitar su sonrisa.

—No te preocupes, si yo pude sobrevivir tú también lo harás.—Esta vez Simón si se animó a darle unas palmaditas, aunque lo hizo suavemente para no molestar al otro.

Bueno, al parecer Simón, al fin y al cabo, sí había ido a comprobar su bienestar.

Y Matteo agradeció que el pelinegro lo hubiera escuchado. No era fácil decir en voz alta sus sospechas del amor de Luna.

Después de eso el más alto se dirigió a la pista a patinar un rato. Simón lo siguió, para sorpresa del otro, aun así no le dijo nada. El pelinegro simplemente se quedó ahí, sentado en las gradas y con su libreta en mano. Tal vez componiendo o arreglando alguna canción.

Después de un rato llegaron Delfina y Jazmín un poco apuradas.

—Chicos.—Ambas llamaron su atención.—Gary quiere vernos a todos en la cafetería.—Dijo Jazmín.

Ambos jóvenes se miraron y regresaron la mirada a ellas.

—¿Por qué?—Preguntó Matteo.

—No sabemos, dice que es un anuncio importante.—Respondió Delfina antes de irse con Jazmín.

Los chicos se miraron una última vez y suspiraron, dirigiéndose hacia el lugar. Al llegar vieron a casi todos reunidos, parecía que solo los esperaban a ellos. Cuando Gary los vio dio unos cuantos aplausos para llamar la atención.

—¡Muy bien chicos!—Escucharon a la fuerte voz de Gary—Acérquense, necesito darles un aviso.—

Los jóvenes se acercaron casi arrastrando los pies. Luna pregunto con la mirada a Juliana, ésta simplemente levanto los hombros, ella tampoco sabía que era lo que iba a decir aquel hombre.

—Bueno, como seguramente ya han notado, las cosas aquí van a cambiar. No se preocupen ni se aflijan, estos cambios son leves.—

Luna rodo los ojos. Vio como Simón también estaba molesto. Ahora el Jam & Roller no volvería a ser lo que fue, el único lugar que le quedaba a Luna estaba siendo destruido frente a ella.

—El equipo oficial de este lugar serán los redsharks, como imaginaran, mis integrantes principales son Ámbar y Emilia. Pero no se preocupen, ustedes también pueden formar parte.—Les dijo sonriendo.—Y por último.—Hizo una pausa dramática.—Para mejorar el compromiso de los integrantes, he decidido que cada uno de ustedes firmara un contrato.—Dijo feliz de la vida. Diciéndolo de forma tan simple que aquel anuncio podía pasar desapercibido.

La mayoría guardó silencio ante aquello tratando de analizar las descabelladas palabras de Gary. Solo Matteo rompió el silencio, no pudo aguantar la carcajada ante la ridícula propuesta.









La última parte de Gary la hice más dormida que despierta, no me juzguen >:,v

Un poco de sitteo porque...jeje ya era hora de introducirlos, además extrañaba escribir de ellos (No puedo creer que ya escribí al sitteo llevándose bien y al lumbar no >:,v)  

Espero que no encontrar ningún error en esta parte ¬¬

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