04.-Desastre



(Título alternativo: Ámbar y Luna siguen abriendo la boca sin medir el peso de sus palabras.)

Advertencia: Ataque de pánico.






—¡Señorita Sol!—Vociferó con exagerada sorpresa. Ámbar se levantó rápidamente de la cama y corrió hacia ella, en donde abrió completamente la puerta, dándole paso.

Luna se cruzó de brazos mirando con fastidio aquella burla.

Ámbar simplemente le sonrió.

—¿Qué la trae a mi humilde habitación?—

—¿Humilde? No hay nada humilde en ti, Ámbar—

—¿Cómo puedes decir eso?—Dijo con una mano en su pecho, "ofendida".

—Ugh...Ámbar, no vine para esto, solo quería disculparme ¿bien?—Dijo y no pronuncio palabra más. Había comenzado a sentirse nerviosa y se quedó sin palabras.

Luna se dio cuenta que la rubia notó su nerviosismo, y extrañamente esperaba a que continuara.

"Que amable de ella"

Después de unos segundos la rubia rompió el silencio.—¿Podría ser más específica, Señorita Benson?—Dijo con naturalidad.

¿Naturalidad? Nada. Ella solo estaba haciéndole recordatorio de su situación.

—Ámbar, déjalo ya.—Luna estaba muy harta con el tema de Sol Benson como para que la rubia se lo echara en cara.—Deja de llamarme así.—

—Oh, lo siento mucho, no quería molestarte con un tema tan sensible—Dijo, repitiendo lo que Luna le había dicho en la mañana. Luna rodo los ojos, fastidiada.—Sí, eso, rueda los ojos, a ver si de casualidad encuentras tu cerebro ahí dentro.—

—¿A ti que te pasa, grosera? No llevo ni dos minutos aquí y ya me insultaste 4 veces.—

—Eres adorable, ¿Consideras eso un insulto?—

—Todo es un insulto contigo.—

Ámbar alzó los cejas.—Y yo soy la grosera.—

Luna suspiró, la situación se le estaba yendo de las manos.

—Escucha, quiero disculparme por lo que ocurrió esta mañana.—Ámbar no cambio su expresión seria y Luna volvía a ponerse nerviosa.—P-por la discusión, por favor, ¿podríamos estar en paz?—

—¿Estar en paz?—Preguntó, arqueando una ceja. Ámbar comenzó a levantarse de su cama y a caminar lejos de Luna, ésta la siguió de cerca.

—O al menos tolerarnos la una a la otra, o ser amigas, solo no quiero seguir peleando contigo.—La rubia se detuvo antes de bajar las escaleras y volteo de forma lenta hacia ella.

Ámbar la miraba con ojos abiertos.—Después de todo lo que ha pasado ¿Crees que podemos ser amigas?—Preguntó sin poder creérselo.

Luna no supo que responder a eso. Ella verdaderamente pensaba que podían llegar a ser amigas, pero se escuchaba tan descabellado cuando Ámbar lo decía.

La expresión de la rubia cambio a una seria, comenzó a bajar las escaleras mientras hablaba.

—No quiero ser tu amiga, no quiero ser amiga de nadie.—Dijo tomándose su tiempo, Luna la siguió hasta que bajaron completamente. Entonces Ámbar dirigió sus pasos hacia la sala.—¿Que te hace pensar que quiero tu amistad? Solo quiero que me dejes en paz y que dejes de intervenir en mis planes.—Terminó de decir al momento que llegaba a la estancia y se volteaba para enfrentar a la menor, no sin antes tomar un pequeño libro de la mesita.

—Oh, sí, tus planes, aquellos que siempre fracasan una y otra vez.—

Ámbar chasqueo la lengua.—Exacto. Te agradecería mucho si me dejas en paz para realizarlos con éxito y que dejen de fracasar de una vez por todas.—

Luna sintió que algo no estaba bien. A parte de la discusión que ya había durado más de lo normal –La otra ya la habría hecho callar.-...¿Ámbar estaba reconociendo sus fracasos?

Pero ignoro aquel detalle ante la implicación de que seguiría con su mal comportamiento.

Incluso si era todo lo contrario.

Luna la miro con lo que podría ser decepción.

—Pensé que habías cambiado.—Soltó de repente. Como si hubiera sido algo que se estaba guardando, buscando el momento para decirlo.—Creí que lo que te pasó iba a ser una lección para que pudieras rectificar y ver tus errores.—

—Es mi problema si aprendo mi lección o si rectifico de mis errores, tú no tienes nada que ver en esta ecuación.—

Luna frunció el ceño.

—¿Sabes algo? Sí, estoy de acuerdo, desearía tanto que así fuera, desearía no relacionarme tanto contigo, pero no puedo dejarte sola. No sabes cuánto te quisiera fuera de mi vida.—

—Wow, fuertes palabras ¿No lo crees, Luna?—Al sonido de su nombre, la menor se sintió culpable de haber dicho lo que dijo.—Bueno, parece que ahora si me entiendes.—

Luna se quedó viéndola, ambas se quedaron calladas por un momento. Ámbar intentando distraerse con su libro de francés, Luna sintiendo como la frustración y el enojo crecía con cada segundo que pasaba.

Estaba recordando a sus padres, a su abuelo, a Simón. A todos aquellos que habían abogado por la chica frente a ella.

Y Luna estaba tratando, estaba tratando tanto de darle otra oportunidad, ¿por qué Ámbar no podía ver eso? Solo se quedaba ahí sentada, como si no le importara.

Sin poder contenerse más, Luna abrió su boca, diciendo todo lo que pensaba.

—Mis padres tienen las esperanzas puestas en ti, mi abuelo tiene las esperanzas puestas en ti, incluso Simón tiene esperanza.....—

—¿Simón, eh?— Ámbar casi blanqueo los ojos ante la mención del chico.

Luna decidió ignorar el tono de la rubia solo por esta vez.

—Ellos aún creen que puedes cambiar, tienen esperanzas...pero tú realmente me haces dudar de ello...—Se cruzó de brazos. Su tono de voz era serio, Ámbar no soportaba aquel tono de reproche que Luna usaba con ella.

Ámbar se le quedo mirando con aquella indescifrable expresión. Tal vez fue aquella expresión lo que molestaba a Luna.

En cada discusión, siempre era así: a Luna siempre le importaba demasiado, a Ámbar parecía no afectarle nada. Parecía que le daba igual.

—Todos me han dicho que te dé tiempo, que te de otra oportunidad...pero has tenido tantas oportunidades de cambiar, de demostrar que no eres tan mala como aparentas, pero siempre terminas haciendo lo mismo.—

Ella la miro con lo que parecía ser curiosidad.

—Has tenido tantas oportunidades, y no quiero seguir esperanzada contigo, porque siempre terminas decepcionándome...—

—¿Por qué habría de importarme si te decepciono o no?—Preguntó con voz baja, con una voz suave. Lo que Luna sintió fue tan contradictorio, pues al escuchar aquella débil voz y al verla tan frágil...se le rompió el corazón. Pero nuevamente volvía aquel enfado, estaba enfadada de que sus palabras no parecían afectar a Ámbar.

—Me corrijo, terminas decepcionando a todos.—Aquellas palabras se sintieron tan mal en su boca.

Luna sabía que aquello no era verdad, se arrepintió al momento de pronunciar la oración, así que desvió la mirada.

Y debido a que había mirado hacia otra parte, no se pudo percatar de como la cara de Ámbar perdía su color de un momento a otro.

No notó como su respiración comenzaba a acelerarse poco a poco.

Ámbar medio rio mientras dejaba de lado su libro, de repente se sentía extraña, no sabía que estaba ocurriendo pero si sabía que no quería estar más ahí en la sala. Guardando su compostura, se enderezo con intenciones de ir hacia el patio. Necesitaba aire, necesitaba espacio, se sentía sofocada y atrapada en aquel lugar.

Luna escucho la débil risa, supo que debía dejar de hablar, pero no lo hizo, quería que Ámbar la escuchara, que sintiera algo.

—La verdad es que eres agotadora...no quiero darte tiempo, y tampoco quiero darte otra oportunidad.—

—Bueno, parece que ya desperdicie mis oportunidades, ¿cierto? Ahora quítate de mi camino.—En su voz se notaba una mezcla de enojo y miedo. Ámbar estaba prácticamente huyendo llegados a este punto.

Luna al fin levanto la mirada hacia ella con enojo, sentía como sus ojos comenzaban a arder, trago saliva intentando calmarse, solo observo la figura de la otra frente a ella.

Vio cómo su pecho subía y bajaba rápidamente, su cara ahora estaba un poco roja y sus manos temblaban casi de forma imperceptible.

La castaña se quedó pasmada viéndola. Y no podía creer lo que sus ojos veían.

Ámbar estaba temblando. Luna se quedó congelada viendo como aquella fuerte chica temblaba frente a ella.

Aunque todo ocurrió en menos de 5 segundos, Luna había visto suficiente.

Ámbar rápidamente se giró y comenzó a caminar rápidamente, Luna nunca la había visto así.

Nunca la había visto así y era completamente aterrador.

Luna la siguió todo el camino, Ámbar buscaba desesperadamente una salida, y aunque la puerta que daba al patio estaba a pocos metros frente a ella, la mayor se detuvo, se recargo en la pared como si le faltaran las fuerzas y dejo su cuerpo resbalar mientras seguía respirando con dificultad.

La menor también se agacho y se acercó un poco a la otra, mirándola fijamente con preocupación.

—¿Ámbar?—Pregunto con su temblorosa voz.

Sintió culpa. Se sintió tan culpable por haber hecho que Ámbar llegara a ese estado.

Se arrepintió de todo lo que había dicho. Se odio a si misma al ver como las manos de la rubia se movían descoordinadamente por el piso, tratando de buscar algo de lo cual sostenerse.

No sabía qué hacer. Muy dentro de ella sabía que era lo que le estaba ocurriendo a Ámbar. No sabía que hacer pero quería ayudarla.

—Ámbar.—Intento llamarla una vez más, Luna sentía la necesidad de atraparla entre sus brazos hasta que aquel ataque pasara...pero temía que la mayor reaccionara de forma violenta ante el inesperado abrazo.

La nombrada ni siquiera la miro, estaba cerrando los ojos, Luna veía el sudor formándose en su frente. Realmente estaba haciendo un gran esfuerzo para controlarse.

No podía hacer nada ¿Realmente no había nada que hacer? ¿Se quedaría mirando como la otra chica sufría?

Dubitativamente se movió a su lado y extendió su mano, lentamente la puso en el suelo con la palma de su mano hacia arriba y la acerco poco a poco hacia Ámbar.

La respuesta fue inmediata. Ámbar estrello su mano casi violentamente con la otra. Luna inmediatamente sintió los temblores. La rubia movía su mano temblorosa, de forma brusca busco entrelazar sus dedos con los de Luna, ésta noto que parecía buscar alguna clase de soporte con aquella acción.

El fuerte apretón de Ámbar le causaba daño a Luna, y no porque haya aceptado tomar su mano significaba que la menor estaba más aliviada.

Los temblores no habían parado, Luna solo podía estar ahí para la otra chica, sosteniendo su mano para darle un pequeño apoyo.

Estaba congelada, sentía que no tenía el derecho de pronunciar frases reconfortantes, no después de todo lo que había dicho.

Por fortuna para ambas, aquellos espasmos no duraron mucho. Luna sentía como la mano de Ámbar temblaba cada vez menos, la rubia logro hacer que su respiración volviera a calmarse. La fuerza con la que la otra la agarraba también había disminuido. Ahora sostenía su mano con firmeza, sí, pero no la lastimaba.

Luna no despegaba sus ojos del rostro de la mayor. Sus cejas estaban un poco fruncidas en un dejo de preocupación.

—Ámbar...—

—¿Es mi nombre lo único que sabes pronunciar?—Preguntó y Luna pudo oir la sutil debilidad en su voz. Cuando levanto su rostro Luna vio sus ojos azules, sus brillantes ojos azules ¿Había llorado?

Luna abrió la boca, lista para pedir perdón a la otra.

—No, ya basta...—Se apresuró a decir, como si supiera lo que Luna trataba de decirle.

Sabiendo que Luna se disculparía.

—Lo que dije hace un momento...eso no era lo que yo de verdad.—

—Solo cállate.—Ella no quería escucharla. Solo quería irse a su habitación, encerrarse y dormir todo lo que pudiera.

No quería escucharla disculparse. No quería oír su voz.

—No, de verdad, no quise- —Se acercó a ella, apretando su mano y colocando la otra en su hombro. Ámbar se repego contra la puerta, intentando alejarse de aquel contacto. Luna, en pánico, aparto inmediatamente ambas manos de la rubia

—Solo no me toques.—Siseo con dificultad.

Después de eso todo se quedó en completo silencio.

Luna seguía observándola, Ámbar había cerrado los ojos, sus hombros se veían tan tensos y podía notar que estaba cerrando con fuerza su mandíbula.

Pasaron los segundos así, entonces la mayor bajo la mirada, todo su cuerpo se relajó, aunque mantenía una expresión que demostraba completo cansancio.

—Lo que dijiste antes...—

—No hablaba en serio cuando dije que te quería fuera de mi vida.—Se apresuró a aclarar. No pudo decir más cuando Ámbar siguió hablando.

—...yo si quiero estar fuera de ella.—Luna abrió la boca para contestarle, pero algo la detuvo. La seriedad con la que Ámbar había pronunciado esas palabras, la había dejado completamente muda.

Había algo en su voz que la hacía sentir intranquila, ahora era ella quien no quería seguir escuchando.

—Lunita.—Escucho su voz nuevamente, la nombrada levanto el rostro y la miro, esperando con cierto nerviosismo. Ámbar no la estaba mirando a la cara como solía hacerlo. De hecho, su mirada estaba en el suelo y ella se veía tan derrotada.—Ojala puedas entender que desde este momento...no podría importarme menos lo que hagas con tu vida.—

Honestamente ¿cuantas veces Ámbar había intentado sacarla de su vida? ¿Y cuantas veces había fracasado? Parecía que la rubia siempre quería estar presente en cada aspecto de su vida. Siempre terminaba volviendo a ella, así que no podía tomarse en serio aquella declaración.

Pero no se suponía que debía dolerle tanto.









Aquí va mi confesión:

Me sentí terrible dándole un ataque de pánico a Ámbar, se lo horrible que son. La verdad, en mi mente, Ámbar tiene problemas de abandono y de ahí viene la razón de su obsesión por ser perfecta y de complacer a su madrina -En general pienso que tiene bpd pero no quiero explorar sus problemas psicológicos (que claramente tiene) tan a fondo porque...me sentiría muy mal xd-

Rayos, esta parte me trigger un poco peeeero...bueno.

(Probablemente este sea el capítulo con más errores, más ediciones y más revisiones por parte mía a lo largo de la historia, pero los cambios no serán mayores)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top