8

Sumire estrujaba sus manos mientras el carruaje avanzaba por la carretera. Con cada avance solo podía sentirse más y mas nerviosa.  

—Tranquila — Namida a su lado tomó sus manos, en un claro gesto de otorgarle confort.

Sumire sonrío por el gesto de su doncella.

Miró al frente de ellas, Boruto se mantenía de brazos cruzados y los ojos cerrados.  No había dicho mucho desde que salieron de la posada esa mañana.  

Sumire pensó en preguntarle sobre la boda, en busca de algo que conversar y así alejar un poco los nervios de su cuerpo. 

 —¿Qué tal la boda de milord Shikadai?  — ante la pregunta, Boruto abrió sus ojos y los poso sobre su concuñada.  — Lo vi muy poco en londres, pero recuerdo que milord era un hombre muy codiciado por las matronas a las veladas que asistí.  

 —Estuvo bien — responde simple, pero por su mente pasaron los bonitos momentos de complicidad y ternura de su mejor amigo con su esposa. 

 —¿Solo bien?

Boruto ladeo una sonrisa.

 —¿Qué podría más decirle? 

Sumire llevó un dedo a sus labios y los tanteo un poco, gesto que no paso nada desapercibido por Boruto.

—Como las decoraciones, la danza escocesa, la complicidad de los novios. No sé, detalles. — Sumire se acomodó en su asiento. — He asistido a muy pocas bodas, pero si se presta atención, puedes sacar mucho de ella. 

—No recordaba que mi pollito fuera tan chismoso.

Sumire hizo un evidente mohín.

Namida no pudo evitar soltar una risita, la cual se ganó un leve codazo de su señorita. 

Boruto se acomodó en su asiento y miró hacia la ventanilla.  

—¿Qué notaste en la boda de Himawari y Kawaki?  — Sterling se mordió el labio inferior ante su misma pregunta, la cual tuvo en realidad solo quedar en su mente. Suspiró resignado, y miró hacia Sumire en un gesto de disculpa. — Es para darme una idea. 

Sumire parpadeo ante ello y sacudió luego una pelusa imaginaria de la falda de su vestido. 

—El amarillo de las decoraciones, un buen augurio para la opulencia.  El baile, bueno, nada de lo usual. Salvó la caída del duque de york en aquella cuadrilla — ambos rieron al recordarlo. — Y Hima y Kawaki, bueno, hasta un ciego podía notar el amor y la complicidad que se profesaban.

—Ya veo.  Bueno, el verde y blanco daban un buen aspecto a las mesas y paredes. La danza escocesa, admito se ve interesante ese reels.  — Boruto llevó una mano a su barbilla. Por su mente volvieron a pasar los momentos de Shikadai y Katra, y solo entonces recordó vagamente que por unos segundos sintió un poco de envidia. — Tan melosos que daban ganas de vomitar.  

—Que linda manera de describirlo — dijo irónica Sumire, ganándose una carcajada de Boruto.

—En el buen sentido, mujer. 

—¿Quiere casarse la próxima temporada, milord?— preguntó de pronto Namida. Sin poder evitar mirar divertido el intercambio de palabras entre esos dos. 

Boruto se hundió en su asiento y volvió a cruzarse de brazos. 

—Debo decir que lo estoy considerando, señorita.

—¿De verdad? — soltó Sumire, sin poder ocultar su asombro. 

—Si, bueno, además de que ya voy para los veintiséis.  — Sonrío.  — Ver a mi hermana y amigo contraer matrimonio, respectivamente, supongo que me ha entrado el gusanillo de intentarlo.

—Y pensar que a esa edad aun los hombres son considerados jóvenes para casarse. 

—Si, pero no mucho cuando eres el futuro sucesor de un titulo nobiliario. — Él seria el futuro marqués de Avonshire.  El Sterling era mas un titulo de cortesía, otorgado al primogénito del marqués.  

El carruaje se detuvo antes de que alguna de las dos mujeres dijera otra cosa. Sumire enseguida se asomo por la ventanilla del carruaje y observó a Yuina en la entrada junto a la mujer que la había acompañado a Inglaterra. 

El lacayo no tardó en abrir la puerta y extender su mano para ayudar a bajar a las damas. 

Sumire mojo sus labios indecisa, anhelaba cerrar de nuevo la puerta y pedirle al cochero regresar a Inglaterra.  Casi al instante de esa pensamiento, meneo la cabeza y en sus ojos violetas brillo el coraje.  Luego de un viaje tan largo, no se echaría hacia atrás como una cobarde.

Un Tono no es ningún cobarde, se repitió en su mente. 

Boruto  sonrío mas tranquilo al mirar el cambio de semblante en la joven. 

Sumire y Namida bajaron del carruaje con la ayuda del lacayo, y mas atrás Boruto las siguió. 

—¡Bienvenidos! — expresó Yuina y sin pensarlo tanto, abrazo a Sumire.

Sumire ladeo una sonrisa y palmeo la espalda de la chica. Podría decirse que ya se estaba acostumbrando a los abrazos efusivos de la joven, e invadiera su espacio personal. Igual no era que al principio le resultara incomoda, era mas por lo raro de la situación en que ahora tenía una media hermana.  

—Pero vamos, no nos quedemos aquí y entremos.  Sus pertenencias serán llevadas a sus habitaciones, que ya se las mostraré, primero ¿les apetece un bocadillo y café?

Yuina los guió hacia una amplia y bonita estancia. 

—Mary ¿no compartirás la merienda con nosotros? — le pregunta Yuina curiosa cuando la señora iba a abandonar el lugar, tras una sirvienta venir con el servicio de comida. 

—Iré a ver si la Señora Regina necesita algo, desde esta mañana anda con migraña —le respondió en un tono parco, para casi al instante dedicarle una mirada adusta a las visitas y retirarse, cerrando la puerta tras de sí con algo de fuerza.

Boruto solo silbo agudo y tomo asiento. Era claro que a la señora no le gustaba la presencia de los tres ahí, desde el inicio del viaje había sido así.

—Perdonen a mi dama de compañía, es, bueno... no le agradan los desconocidos — se disculpó Yuina sonrosada mientras tomaba asiento.  — Tomen los panecillos que gusten, les serviré el café. 

—¿Cuantos viven en esta casa, señorita Yuina? — habló Boruto mientras tomaba un bizcocho. 

—Bueno, el castillo alberga alrededor de 10 personas, sin contar a la servidumbre, por supuesto. Si las contamos, seria alrededor de 25 personas.

—Debo decir que es poquito, para la gran fortaleza en que habitan.

—Papá nunca vio necesario tanta servidumbre, aun así, trataba de darle empleo a las personas mas necesitadas y luego, cumplido un buen periodo, les daba una excelente referencia para que consiguieran empleo en otra parte. Luego con su enfermedad, no quería que tantas personas se quedaran sin trabajo de golpe, por si... — Las manos de Yuina se detuvieron, su voz titubeo un poco  y luego tras tomar aire, siguió — Su enfermedad se lo llevaba antes de tiempo, así que muchos se retiraron tras él hablar con ellos y asegurarse primero que hubieran conseguido trabajo en otra parte. 

Yuina le extendió su taza a Sumire, quien la aceptó.  Fue cuando notó como su joven mirada se había apagado con el recordatorio de que su padre moriría en cualquier momento. Fue cuando cayó en cuenta que, entre todos ahí, Yuina sería la mas afectaba por la muerte del Laird. 

Pero la joven hasta ahora se había mostrado con mucha entereza, mientras había buscado llevarla a ella a Escocia. Lo que había hecho obviar esa cruda verdad. Sumire extendió su mano libre y tomo la de ella, la cual noto temblorosa pero casi al instante se calmo con su tacto. 

La mirada violeta de Sumire viejo por la estancia. Observó jarrones y cuadros, el tapiz de los muebles en que ahora estaban acomodados, las cortinas, y mas allá de las ventanas un precioso jardín.

—La verdad, es una fortaleza muy bella — hizo ver Sumire, buscando desviar su mente de esa cruda verdad.— Y solo es una parte que hemos visto.

Yuina la miró y sonrío tenue. 

—Mas tarde les daré un recorrido.

Las puertas de la salita se abrieron de golpe y los cuatro ahí dentro dirigieron su mirada hacia dos hombres que ingresaban. Altos, cuadrados de espalda, uno de facciones aun apuestas y el otro de facciones ya un poco toscas.  Ambos de cabello castaño y ojos café.  El que parecía el mayor de los dos, fijo su mirada intensa en todos los presentes, hasta que dio con Sumire y no tuvo que sumar dos mas dos para saber quien era.

— Así que esta es la bastarda de Tanuki — escupió.

—¡Tío, basta por favor. Se los había pedido! — pidio Yuina levantandose. 

Sumire apretó la taza que sostenía. 

El ceño de Boruto se fruncio y levantó, sin despejar su dura mirada sobre el hombre que había osado a insultar a sumire.

—Procuré dirigirse de mejor manera a mi concuñada.

—¿Oh si no qué? — salio el otro hombre en una sonrisa divertida. — No se puede tapar el sol con un dedo, muchacho.

—Conde de Sterling para usted — exigio Boruto.  Sumire pestañeo al mirar el temple aristocratico que Boruto emenaba en ese momento frente a ambos hombres. — Por lo tanto, espero se diriga hacia mí con respeto. 

—No venga a pedir respeto en tierra escocesa, milord — retruco malicioso el hombre mayor.

—Entonces, supongo que no le molestaría un duelo en este momento... 

—¡Basta! — Yuina se interpuso entre los tres hombres  — Tïo Angus, tío Archie, por favor. 

Los hombres miraron hacia su sobrina y Sumire entendio que ambos le tenían algo de cariño o aprecio a la joven, la expresión uraña en ambos había disminuido, al menos, un poco.  Mojo sus labios y entendio que ella no sería nunca recibida ahí.

Dejo la taza en la mesita y se levantó, colocandose delante de Boruto y Yuina.

—Escuchad, señores.   Si su atitud es por la mera idea de que yo venga a reclamar algo, podeis quedar tranquilos. Mi intención solo es cumplir con la promesa de visitar al Laird Tanuki Shigaraki. 

Archie achicó los ojos, la desconfiaza reinaba en su expresión.

—Me temo que no puedo confiar en sus palabras.  Así que le pedire a mis hombres que mantengan vigilancia sobre nuestros invitados ingleses mientras se hospedan aquí. 

—Eso no será necesario, tío Archie. No hay que llegar a tales extremos — habló Yuina angustiada.

El hombre de cabello castaño y largo, coloco una mano sobre el hombro de la joven.

—Lo siento, cariño.  Pero no me fio, no los conocemos.  

—Y al menos cuando la joven bastarda ingrese para hablar con mi hermano mayor, procura no dejarles solos en ningún momento — completo Angus. 

Boruto gruño y avanzó hacia el hombre, pero Sumire lo detuvo del brazo.

—Claro, señor, no se preocupe. Como invitados , entendemos sus metodos de seguridad. 

Ambos hombres se miraron, quizás creyendo que con sus tocas actitudes la joven recularía sobre sus pasos y marcharía de las tierras Shigaraki. 

Pero no, si creían que sus palabras despectivas la asustarían, estaban equivocados. Se había armado de valor antes de bajar de ese carruaje y lo sostendría hasta donde mas pudiera.

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Disculpen la tardanza!! tras publicar el 7, no paso mucho y me enferme, luego perdí la inspiración y luego la tuve con tras historias, pero ya publicado de nuevo un cap en lo imprevisible, espero retomar el subir un cap semanal :D

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