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Katasuke miraba a su hija leer el informe del agente Hatake, luego observó a su esposa quien se mantenía a su lado y quien le devolvió la mirada con entendimiento. Por instinto, él alzó una mano y la coloco con cariño sobre la mano de Akita, buscando su confort. 

Ellos no estaban mejor con toda esa situación de sus hijos. No estaban ni reticentes, ni mucho menos enojados por si querían saber sus orígenes. Todo lo contrario. Los habían adoptado con todo el cariño y amor como si ellos mismo los hubieran engendrado, pero no por ello estuvieron regios o incrédulos de que ellos nunca querría saber aunque sea algo, lo mínimo, de sus padres biológicos. 

Pero ver el dolor y el miedo en sus ojos cuando se enteraban sobre ello, los hacía sentirse tan impotentes por no haberles podido evitar ese dolor.  Y por ello, sin llegar a ser forzado o asfixiante, trataban de mantenerse junto a ellos en todo ese proceso de descubrimiento. Les tendí una mano, o un abrazo completo, y los reconfortaban con su calor familiar. 

Eras sus hijos. A pesar de que la sangre no lo afirmaba. Sumire y Kawaki eran sus hijos. 

Prestaron atención cuando Sumire bajo la carta y los miró.

—Si, Los Shigaraki son un clan de las altas tierras escocesas, es los pocos clanes que aun quedan a pesar de que la era medieval ya paso hace siglos. Su líder actual es Tanuki Shigaraki, y si, esta postrado en cama desde hace meses. Y si, su única hija lleva por nombre Yuina, y su esposa Regina. 

—¿Qué piensas hace ahora?  — le pregunta su madre luego  de unos minutos en silencio. 

Sumire paso su lengua por sus labios.

—No lo sé — soltó.

—Si es porque te sientes de alguna forma presionada, no lo estés. Seguro que la señorita Yuina entenderá al final de tu negativa — le aconsejó Katasuke.

Aunque desde hace rato Tono se había dado cuenta que la duda en su hija era porque seguramente una parte de ella si le gritaba de querer ir y ella no lo sabía, pero no se lo diría. No quería que luego se ahogara pensando en que lo hizo más por ellos que por ella. 

Ya habían pasado después de todo eso con Kawaki. Salvo con la excepción que Kawaki si quiso conocer su pasado desde el principio, y solo fue a la mitad de que se arrepintió un poco de ello. Pero luego con el apoyo de su familia y el de la señorita Himawari, aceptarlo y seguir adelante con su vida.  

Sumire se levantó y paso sus manos por su falda. 

—Iré a caminar un rato  — anunció y ellos asintieron.

Caminó por el pasillo como si estuviera trotando, cuando pasó por una puerta medio abierta y escuchó un poco de las voces de los marqueses. Naruto y Hinata Uzumaki habían llegado anoche desde Lincolnshire para ver como estaba su hijo. 

Siguió de largo deseando llegar al jardín y que la brisa la refrescara.

***

Boruto se había dado cuenta de cuando Sumire pasó por el pasillo al estar frente a la puerta, y pudo observó que se veía un poco exaltada lo que le hizo preguntarse que podía haberle pasado.  Aunque esos casi tres días que había estado en la residencia Tono la había notado muy ausente, casi en las nubes.   

Y sabía que era una señorita más activa y alegre. Si reservada, pero nunca taciturna. 

—¿Te duele? — Escuchó la dulce voz de su madre, lo que la hizo volver a mirarle. No se había dado cuenta cuando había empezado a fruncir el ceño pensativo. 

—No, solo pensaba en algo — se excusó.

 —Deberías irte con nosotros a Lincolnshire — le pidió de nuevo su padre Naruto. — En casa estarás mas tranquilo y cómodo. Es mucha la hospitalidad que Akita y Katasuke te han dado. 

—El doctor Amado me dijo que mi herida ya seco, y que no fue profunda. Tengo pensando seguir mi camino a Edimburgo. No pienso fallarle a mi amigo Shikadai, como su padrino de bodas. Por suerte aun falta diez días para eso, muy posible que llegare rezagado, pero llegaré. 

Hinata suspiró y se cruzó de brazos.

—Que necio eres ¿A quien habrás salido? — Y le dedico una mirada a su esposo, quien alzó las manos y sonrío nervioso.

—Supongo que a los dos. Tía Hanabi me contó que abuelo te negaba ir a caballo hasta la torre inclinada por lo peligroso, pero lo hacías de todos modos para encontrarte deseosa con mi padre. Solo hasta que te caíste fue que aprendiste la lección — se burló Boruto causando que Naruto se carcajeara alegre y su madre se sonrojara entre molesta, apenada y divertida. 

Era un suceso en realidad que fue un tanto trágico para todos, pero hacia muchos años de eso y ahora algunos parecían querer recordarlo como una anécdota divertida.

—¡Boruto! 

Akita y Tono aparecieron de pronto, haciendo que los tres los miraran.

—Milady Hinata ¿Quisiera tomar el té conmigo mientras nos ponemos al día con los chismes, en mi saloncito azul? — sugirió Akita divertida. La marquesa asintió. 

—Claro Akita, y te digo que me puedes tratar de manera informal. Somos, además, familia ahora — Hinata se levantó y tomo su brazo amigable.

Las mujeres abandonaron el lugar conversando, y más atrás los hombres adultos hicieron lo mismo. Katasuke dijo sobre mostrarle unos planos de un futuro proyecto a Naruto y ver que tal su opinión sobre ello. 

Boruto entonces quedó solo, pero no tardo tampoco tanto en levantarse y caminar hacia el jardín, donde suponía se encontraba Sumire.  

Efectivamente la encontró ahí, junto al estanque de querubín. Miraba los rosales y tocaba algunos de vez en cuando. 

—Creo que me iré el viernes. — Habla en voz alta y Sumire lo observa sentarse a su lado con cuidado. 

—¿Ya no te duele nada? — pregunta y mira su abdomen. 

—Si no hago movimientos bruscos — le explica. 

Y se quedan en silencio, solo con el sonido de la fresca brisa y el agua de la fuente chocar al caer.

De pronto, Sumire soltó una pequeña risita. 

Boruto alzó una ceja.

—¿Qué sucede?

 —Solo que creo es la primera vez que estamos así, en silencio, sin tu molestándome y yo saliendo rabiosa por tu culpa.

Boruto rasco su mejilla. Una sonrisa chulesca apareció en su rostro.

—Tampoco te molestaba tanto — la picó, y en efectivo Sumire le miró alzando una ceja incrédula. 

—Creo que la peor fue aquella vez me trataste de mala amiga — expuso directa. Si, ella aun seguía picada por eso. 

Boruto se sonrojó, lo que causo curiosidad en Sumire cuando lo miró con mas atención. Muy pocas veces lo había visto avergonzado, y no por ella precisamente.  

—Siento mucho eso, suelo ser muy protector con Himawari — Miró un rosa y la tanteo con un dedo. — Los Uzumakis somos protectores entre nosotros. Y pensar en algo o alguien que podría causarle daño, me hace hervir la sangre de inmediato. 

—Los Tono también, y Himawari ahora es una Tono —  le recordó. Luego sonrío tenuemente. — Pero, es agradable, ver lo que proteges a Hima.  Me hace recordar mi relación con Kawaki.  — compartió y se sintió extraña, hacia mucho tiempo que no pensaba de su relación con Kawaki mas de como hermanos que como un amor platónico. 

—¿Aun estás mal por que ellos se casaran? — Boruto casi nunca se había cohibido en preguntarle cosas a Sumire, y ahora no lo buscaría ser. — En se momento fui egoísta y solo pensé en mi hermana, pero tus palabras finales me hicieron sentir un cretino, por juzgarte por encima y no tomar en cuenta en como estabas muy seguro sintiéndote con todo, en general.  

 —Wow. Boruto Uzumaki finalmente dándose cuenta que es un cretino con Sumire Tono.  — Lo codeo por el brazo suavemente y este se llevó llevó una mano a su pecho haciéndose el ofendido. 

 —Perdón, pero molestarte y ser cretino no es lo mismo. Ya te dije que el verte sonrojada de la molestia se me hace antojable  — se excusó.

Sumire parpadeó, cayendo en cuenta de algo.

 —¿Por qué?

Boruto apretó los dientes y la miró. 

 —¿Qué?

—Porque precisamente yo debo parecerte antojable para molestar. 

Sus miradas no se despejaron del otro.  Un pájaro graznó. Un zancudo pasó. El agua seguía su curso detrás de ellos. Las mariposas visitaban alegres  las rosas... Y Boruto Uzumaki se encontró no sabiendo que responder ante ese cuestiona-miento. 

—No lo sé. 

Sumire le miró como si no tuviera remedio y volvió a mirar hacia el frente. 

—Bueno. Como sea.  

Se quedaron de nuevo en silencio.

—¿Qué te sucede? — le preguntó de pronto Boruto.

Sumire saltó en su sitio.

—¿Cómo sabes me pasa algo? — le miró interrogante.

—Oye, hemos convivido bastante a pesar de todo.  Y aunque no lo creas, soy muy observador. Me doy cuenta de tantas cosas.

Pero Sumire le creyó. Él se había dado cuenta de sus sentimientos por Kawaki. 

—Te lo vuelvo a preguntar ¿Es por el casamiento de Kawaki y Himawari?

Sumire pasó una mano por su trenza. Pensó en su pregunto. Meneó la cabeza. La verdad, es que con todo eso, el que su primer amor platónico se hubiera casado había quedado ya en muy segundo plano.

—No, no es por ellos, bueno por eso — y siguió acariciando su trenza. — Es que... bueno...  — su mirada descendió y apretó su labios inferior. Y pensó que el hablarle con otra persona podría ayudarla un poco más a entender las emociones que vivía esos días—  En la tarde del día que llegaste, conocí a una joven... Ella... se presentó como mi media hermana.

—O, mierda — soltó Boruto. 

Sabia que Sumire y  Kawaki no eran hermanos de verdad. Al saberlo sus padres y hermana, él por supuesto no tardo en enterarse.  Los Tono no había querido mantenerlo como un secreto, pero tampoco iban contándolo siempre que conocían a alguien.  Además que Sumire y Kawaki no se parecían en nada, y menos a Akita y Katasuke. 

—Si, es una mierda  — pronunció y a Boruto le divirtió aquello. 

—Y entonces — la instó a seguir hablando. 

Sumire detuvo la acaricia a su trenza y se irguió.

—Quiere me vaya con ella a Escocia. Mi padre biológico esta en sus finales y él quiere conocerme.

—Mas y más mierda entonces — prosiguió Boruto.

—¿Podrías ya dejar esa palabra? — le reprochó Sumire y el Conde rió un poco, pero no de forma burlona, sino mas de  tipo compresible ante su situación.

—Entonces eso es lo que te tiene así. Y no es para menos.  Vi como estuvo Kawaki ante su situación y debe ser tan confuso y ahogado estar así. — Boruto se removió y miró hacia el cielo. — ¿Y que piensas hacer? ¿Iras con ella?

—No, no quiero — Sumire apretó su falda . — Según Yuina mi padre nunca supo de mi existencia, y entonces cuando lo supo ¿por qué no hizo nada?  Pensaba ir mañana y decirle que definitivamente puede marcharse sin mi el viernes.

Boruto observó sus expresión desde su perfil. Su mandíbula apretada y sus ojos afilados. Pero acuosos y perdidos.

—Tu quieres ir — le dice y Sumire lo mira de forma rápida.

—¿Eh?

—Tu quieres ir, Sumire. Si en verdad no te afectara no estuvieras así de pensativa y desde hace rato le hubieras dado una respuesta a la señorita que dijo ser tu media hermana — Boruto suspiró. — Mira, no es fácil. Tu padre biológico aparece de pronto, y ¿quien mierda procesa eso así como así? — Mojó sus labios. — Pero si quieres conocerlo, no tengas miedo o sientas presión por ello. Es normal sentirlo. Y eso no cambiara todo lo demás. 

—Nunca había sentido curiosidad por mis padres — le replica.

—Pero ahora que surgió algo, el gusanillo se ha instalado en tu interior, quier conocer lo que pudo ser tu vida en otra alternativa. 

Sumire apretó sus labios y no dejó de mirar a Boruto.  Se sentía molesta. Y luego comprendió porque. Estaba molesta con ella misma, por desear ahora algo que nunca quiso.  Siempre odio sentirse contradictoria consigo misma. 

Se obligó a relajarse con un suspiró. Luego miró a Boruto.

—Gracias.

Boruto sonrío de una forma tan suave que hizo sentir como un vuelco el corazón de Sumire.

—No fue nada. — dijo y se levantó. Pero apenas dio un paso se volvió para mirar de nuevo a la chica — Podríamos compartir el viaje a Escocia.

Sumire parpadeó, no había barajeado esa posibilidad.

—¿Si?

—¿Recuerda que te dije que iba a una boda? Bueno,  y luego de ahí podría acompañarte hasta donde sea que viva tu padre.

—Enserio harías eso por mi — Sumire le miró sorprendida. 

Boruto no supo porque se sonrojo, pero lo hizo.

—Si, bueno, es solo una sugerencia. Quizás tus padres vayan contigo, pero como me dirijo a la misma nación ¿por qué no? 

Sumire se levantó y sonrío.

—No, pienso pedirle a mis padres se queden. — se sonrojó un poco. — Me gustaría afrontar esto como algo por mi misma. No se si me explicó. 

—Si, lo haces — la tranquilizó Boruto. 

Sumire miró a todos lados antes de volver a mirar a Boruto.

—Bueno, les diré mi decisión esta noche en la cena.  Y de que me podrías acompañar, así seguro se quedan mas tranquilos cuando les diga que no quisiera fueran conmigo.

—Claro.

Sumire sonrío, esta vez un poco más tranquila.

Y Boruto se sintió muy bien con eso.  

***

¡Otra capitulo! esta vez un poquito mas largo que los anteriores, pero quería finalmente cerrar el tema de si Sumire quería o no ir a Escocia.  Me me faltaron cosas, seguramente, así que seguramente lo edite en estos días. Pero esta prácticamente lo que quería expresar. 

 ¡Nos vemos!

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