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Sumire trenzo su cabello sobre su hombro y salio de su alcoba. No había esperado a que Namida acudiera a su dormitorio para ayudar arreglarla. Era igual aun muy temprano, tomando encuentra la hora habitual en que se despertaba. 

Camino con prisa por el pasillo hasta que llegó al ala de aposentos asignada para invitados. Se encontró a su tío Amado y a su madre saliendo de una habitación, en donde habían dejado esa madrugada los lacayos a Boruto. 

—¿Cómo se encuentra? — preguntó de inmediato. 

—Por suerte no era tan profunda la herida del puñal. — le aseguró su tío,  quitándose los guantes de seda con que había trabajado para saturar la herida. — El muchacho tendrá ahora una significativa cicatriz en ese apuesto torso. Pero mejor eso que un pie en el descansado eterno tan joven ¿no? — intentó bromear Amado para aligerar el ambiente, ganándose de inmediato una mirada censurada de Akita.

Sumire en tanto, solo se llevó sus manos a su pecho con alivio.  En el estado que había llegado Boruto, realmente la había dejado un poco alterada y nerviosa. Más de lo que ya se encontraba ese día tras la platica con Yuina Shigaraki. 

Su madre enseguida le había pedido descansara aunque sea un par de horas, que los mayores se harían cargo. No si antes solicitarle a Namida subirle un vaso de leche. Y apenas sí lo logró.     

—Tu padre Katasuke ya envió una misiva a milord Naruto y lady Hinata. — comunicó su madre. 

Sumire asintió y miró hacia la puerta. Hizo ademán de ir y abrir, algo parecido al anhelo por verlo llegó a ella, tomándola por sorpresa. Pero su tío la detuvo, con una mano sobre su hombro y una suave sonrisa. 

—Déjalo descansar, Sumire. Ya nos dirá que sucedió. 

Ella asintió y así, se fue con su madre a desayunar. Aunque apenas si y que pudo probar bocado. 

Mas tarde, Sumire se encontraba caminando por el jardín de su casa, de un lado a otro, mientras con una mano movía inquieta su abanico. Su mente aun la sentía pesada y cansada con lo sucedido el día anterior, la repentina aparición de su media hermana y el deseo de su padre de conocerle estaba calando aun más en ella. Además, durante el almuerzo su padre le había comunicado que un informe de Sir. Hatake llegaría en menos de dos días. 

Hataka Kakashi era un muy conocido agente privado del condado de Nottingham, y su padre le había comentado una vez que por su cuerpo corría también sangre escocesa. Por lo que era un agente con variedad de contactos e informantes, tanto en Inglaterra como en Escocia.

Aun así, el informe sería mas que todo un mero protocolo de seguridad. Por alguna razón, en los ojos azul eléctrico de Yuina no había espacio para la maldad.  Mordió su pulgar y pensó que si era la sangre que ambas compartían que la hacia creer en sus palabras. Pero aun con todo eso, y también el informe, Sumire no sabía si aun podría tomar una decisión.  

Y Yuina solo estaría cinco días más en Inglaterra. 

Sumire se abrazó así misma y deseo tanto que Kawaki estuviera ahí con ella en ese momento, que la rodeara con sus brazos y le dijera, con esa voz gruesa y a la vez calma, que todo estaría bien. Meneo la cabeza casi de inmediato. Ella ya no debería estar teniendo ese tipo de anhelos con él. 

También cada cierto tiempo se encontraba mirando hacia la ventana, esa que conectaba con la habitación de Boruto.

Namida le había comentado, hace unos momentos, que su tío Amado le había dado otra visita de chequeo al joven noble esa tarde. Boruto había despertado para alivio de muchos, antes de que el sol se ocultara y la luna tomará gustosa su lugar.

Afianzo los hombros y caminó con prisa hacia su habitación. Su tío Amado ya se había retirado y ahora una doncella le colocaba solicita la comida a Boruto sobre sus piernas, entre risas y sonrojos productos seguramente por las palabras zalameras de este.  Sumire alzó una ceja al mirar la escena y casi blanqueo sus ojos. Había olvidado lo muy pícaro que podía ser ese joven lord.  

—Me alegra te encuentres mas que bien — habló de forma irónica, captando enseguida la atención de Boruto.

La doncella se mostró enseguida apenada y tras una reverencia algo estrepitosa, salio rápidamente de la habitación.

—¡Pollito! — expresó el rubio. Sumire meneo la cabeza.

—Pensaba que ya habíamos superado el apodo.— Sumire avanzó por la habitación y se ubicó a al frente de la cama.  Pero también, un lado de ella, que nunca admitiría, se alegró de verlo de esa manera. Además de un semblante mucho mejor de cuando lo encontró. 

Boruto probó un poco de caldo.

—La costumbre —replicó divertido, y siguió comiendo.

Sumire lo miró comer, hasta que habló de nuevo.

—Entonces, Boruto Uzumaki. Conde de Sterling ¿Me dirás cómo demonios es que terminaste en Nottinghamshire apuñalado?

Boruto alzó una ceja, dejo la cuchara en la bandeja y miró de nuevo a Sumire, de una forma chulesca y arrogante, que casi hace que la joven señorita tome el tazón de sopa y la vierta sobre su cabeza. Sabía que saldría con sus cosas.    

—No se como sentirme ¿Sumire interesada en lo que me pasa? — río. — Eso me hace sentir dichoso. 

Ella rodó sus ojos.

—Déjate de cosas. No todo los días llega un chico conocido a mi casa con peligro de morirse por una apuñada. No sabes el susto que sentí. — Sumire se sentó en el borde de la cama, casi cerca de la altura de los muslos del Conde, quien se encontraba sentado y apoyada del espaldar de la cama. —¿Qué sucedió Boruto? — Y su expresión se suavizó. 

Entonces. El rictus del conde se volvió un poco seria. Boruto pasó una mano por su rubio cabello. Miró la comida. Luego la ventana. Y luego fue que le devolvió la mirada a Sumire, aunque solo un poco. 

—Me dirigía a Edimburgo, una conocido mio contraerá matrimonio y... bueno, ya sabes, los caminos no están exentos de ladrones, carteristas, mercenarios. 

Sumire achicó los ojos. 

—¿Enserio estás bien?  

La sonrisa chulesca volvió al rostro de Boruto.

—¿Debo tomar esto como que estás interesada en mi o...?

—Detente con tus bromas — Sumire quitó una pelusa imaginaria de su falda. — Tengo corazón, Boruto. Aunque desde que no conocemos me has hecho la vida, digamos, menos tranquila con tus bromas y pullas. No es como que si te deseara mal.

Boruto parpadeo al escucharla. Desvió la mirada y mojó sus labios. Inspiro un poco de aire, pero enseguida achicó los ojos con dolor tras la herida aun estar muy resentida.  Sumire enseguida extendió su mano hacia su abdomen y toco la venda ligeramente.

Las mejillas de Boruto se sonrosaron y casi le ruega que no haga eso, pero se calló y la dejó hacer. Y no era porque le doliera su toque, nada parecido. Al menos no esa zona y ese tipo de dolor. Mientras Sumire en su inocencia ni como percatarse de su estado nervioso y así, siguió tanteando ligeramente cerca de donde estaba la herida.   

En realidad, ella no debía estar en esa habitación con Boruto, a solas. Pero él tampoco estaba en si desnudo. Su tío Amado había vendado su abdomen y la camisa de lino estaba rasgada a esa altura. Así no se le dificultaría al momento de cambiar el vendaje.  Y en si ella solo estaba visitando a un enfermo.  

Y vamos, ella estaba en su propio casa. Meneo la cabeza ¿Por qué pensaba mucho en eso de estar a solas con Boruto?

—¿Te duele mucho? podría decirle a mi tío que si te puede aumentar las dosis de leudano— Y tras eso, ella misma apartó la mano. 

—Es normal, una herida así no sanara de un día para otro. Pero el señor Amado me dijo que no era profunda. Así que en tres días podrías ya estar mejor, y así continuar mi viaje. 

Sumire asintió y miró hacia la ventana. La noche estaba reinando.  

Volvió a mirar a Boruto, quien prosiguió con su comida. 

—No se si te lo dijeron, pero tu caballo está bien. Nuestro mozo de cuadras lo baño y dio de comer. Se altero cuando te desmayaste entre mis brazos, y se necesito de tres lacayos para poder calmarlo. 

Sumire notó que los ojos de Boruto decayeron con un brillo oscuro. Su rostro incluso adquirió un tono mucho más pálido. Seguramente no había podido evitar ahora si recordar la travesía que pasó, para así poder estar a salvo. 

Era de suerte que estuviera pasando por Nottingham, y que conociera la dirección de los Tono.

—Gracias. De no ser por Jogan, yo ya no estaría aquí.

—Jogan es un buen caballo y muy veloz, aun recuerdo la carrera que tuvimos. Con Sarada, Sir. Mitsuki  y Kawaki. 

Boruto carcajeó.

—Ese día te molestaste mucho conmigo. Bueno, más de lo usual — Y le guiño un ojo. 

Sumire hizo un mohín.

—Es que no quería admitir que Jogan era más veloz que mi precioso Nue. — Boruto sonrío. 

Tras eso, Sumire se levantó.

—Te dejo para que termines de comer — Reculo un pasó y paso una mano por su trenza. — Enserio me alegra que estés a salvó. 

Boruto le sonrío de una forma suave, de esas que casi nunca le había conocido.

Sumire sonrío igual, contagiada para su asombro. 

Y... entonces... Se quedaron prendados un momento mientras se miraban a los ojos. Pequeño e efímero, y quizás no algo del otro mundo. Pero lo suficiente como para sentir algo diferente en el trato que venían llevando desde hace cinco años.

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Estoy tratando de publicar un cap por semana :)  Espero les haya gustado, nos vemos ♥

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