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Octubre, 1820.

Mansfield, Nottinghamshire.

Residencia Tono

Sumire dejó la taza en su plato y miró hacia aun lado de la mesa. Sin poder evitarlo, como si fuera una aparición de Kawaki, él se materializó un momento a su lado en la mesa.

Kawaki siempre la había acompañado durante el desayuno, pero, un mes después, eso se había acabado. La soledad se acentuó en su estomagó, como cada mañana desde ese acontecimiento.

Su boda con Himawari Namikaze había tenido lugar el 1 de septiembre. Una boda bonita e intima, donde solo lo mas allegados tuvieron invitación a la velada tras la ceremonia. Sumire aun no podía olvidar la cara de dicha y felicidad de Kawaki cuando su dulce prometida pronuncio el «Si».

Luego de la ceremonia y la fiesta de celebración en la mansión Uzumaki, los recién casados había partido a su luna de miel. Himawari le había dicho sobre visitar Escocia, Grecia y Francia.

Se inclinó en la silla y se sintió de pronto enferma.

Tenía muy en claro que debía olvidar esos sentimientos, pero suponía que las cosas no podían apresurarse por mas que uno mismo quisiera.

—¿Y por qué la cara tan larga?

Sumire alzó la mirada, el primo de su padre adoptivo ingresaba al comedor.

Amado Tono era un elegante caballero que ejercía con orgullo la profesión de médico, y la mancha roja en su pañuelo le hizo ver que venía de alguna consulta de esas horas en que el alba aun ni llegaba a reinar.

—Tío, si mi madre lo ve con ese pañuelo llenó de sangre en la mesa le dará algo.

Amado miró su cuello mientras tomaba asiento.

—Oh, no me había dado cuenta. Las largas hora de parto de lady Smith admito que me dejaron agotado y sonámbulo.— Amado ignoró que debería primero ir a cambiarse y simplemente unto en su pan mantequilla. Luego de darle un mordisco y servirse café, prosiguió a seguir hablando. — Pero dime querida sobrina ¿Por qué la cara larga?

Sumire mojo un trozo de pan dulce en su café antes de pensar que responder a su tío. Lo miró de reojo, y supo que si mentía él se daría cuenta. Era un hombre muy perceptivo e inteligente, no por nada se había labrado una buena fama y fortuna como médico.

Prefirió entonces decir una verdad a medías.

—Extraño a Kawaki.

—Eran muy apegados desde pequeños — Amado cogió una servilleta para limpiar su boca.— Cualquiera que no supiera la verdad, creía eran hermanos de verdad. Pero tranquila sobrina, aunque Kawaki ahora este empezando su propia familia, siempre serás su Sumire.

Sumire mordió su labio inferior.

—Tienes razón, tío. Supongo que con el tiempo me acostumbraré a su ausencia.

—Y sobre todo si tu también te casas. Pero dime ¿ninguna propuesta matrimonial hubo esta temporada?

Sumire río, relajándose en su silla y prefiriendo tomar aquello por el lado divertido.

Nada ganaba con deprimirse por lo que ya no había sido.

—Es raro oír hablarte de matrimonio, tío.

Amado Tono nunca se había casado, aunque había escuchado de su madre Akita que mujeres no le faltaron nunca a «ese viejo zorro». Sumire pensó puntual que de haber decidido su tío casarse tampoco le hubiera faltado la aceptación de alguna dama. En los rasgos de su tío, incluso en la barba sin querer afeitar de años, quedaban aun muestras vagas de que fue un hombre apuesto de su generación.

—Entiéndeme, vengo de un largo y dificultoso parto. Supongo busco distraerme con vanidades.

Sumire dejó el tema de Kawaki aun lado, y prosiguió a contarle sobre algunos pretendientes que intentaron pedir su mano en la temporada de ese año.

Tras terminar el desayuno, su tío Amado se excuso y se fue a descansar a sus aposentos. Los que siempre tenía asignados cuando los visitaba.

Cabía destacar que su tío tenía sus propias propiedades. El se mantenía residiendo mayormente en Londres donde gestionaba, además, su propio hospital. Pero hace un mes había sido solicitado personalmente para atender el parto de la condesa de Retford, quien habitaba como ellos en Mansfield, del condado de Nottingham.

Sumire se cambio a un vestido mas apropiado y aprovecho el buen día para ir al pueblo a comprar cosas que le hicieran falta.

Espero en la entrada principal junto a su dama de compañía a que un lacayo trajera un carruaje.

Namida Suzumeno era una joven muy risueña. Hacía los viajes de Sumire mas que entretenidos con sus ocurrencias. 

Mientras Namida le contaba algo durante el viaje del carruaje, sin siquiera tomar pausas, Sumire se perdió viendo por un momento el cielo. De repente, la imagen de Boruto Uzumaki llego a su cabeza. Con su habitual sonrisa burlesca y su suave mirar, que desde que lo conoció se le pareció a que eran un trozo del cielo mismo.

Frunció el ceño. Su ultima conversación no había sido muy grata, por la razón de que la había acusado de mala amiga.

Podría tener sentimientos por Kawaki, pero nunca haría nada que perjudicará su felicidad. Y entendió hace mucho que Himawari Namikaze era su destino ¿pero eso la impedía no sufrir por un amor no correspondido? No, no creía que eso lo impidiera.

Volvió su atención a Namida, no si antes pensar que a pesar de la acusación, ver la temple con que defendía a su hermana le hacía sentir cierta admiración renuente por él. 

El carruaje se detuvo en la plaza cerca del mercado Mansfield.  

—¿Qué piensa comprar, señorita?— Sumire tomo del brazo de Namida mientras caminaban observando las vidrieras de las tiendas.

—Pronto es el cumpleaños de madre, así que me gustaría comprar hilo para hacerle un bonito bordado.  

—¿Otro cojín? — Sumire río.

—Si, otro cojín. Pero también me gustaría hacerle una muñeca, para que agregue a su colección.

—Su madre ama sus muñecas. 

Sumire sonrío.

Desde niña le había gustado la costura, mas en particular bordar cojines y elaborar muñecas de trapo. 

—Tengo pensado también elaborar un bordado para Hima, para cuando regrese y ocupe la casa en York con Kawaki.

Cuando terminaron de hacer las compras, regresaron al carruaje.  El tiempo de pronto se había nublado. 

—Tan lindo día que hacía — comento Sumire, mirando hacia el cielo por la ventanilla del carruaje.

Fue cuando de pronto el vehículo se detuvo de golpe. Ambas féminas se miraron extrañadas.

Namida abrió la pequeña ventanilla que daba con el pescante.

—¿Qué sucede? ¿por qué paramos? — preguntó Namida al lacayo que acompañaba al cochero. 

—Hubo un accidente de carruaje más adelante.  Está en medio del cruce y no podremos pasar hasta que lo levanten. — informó el joven. 

—¿Un accidente? — cuestionó Sumire, sintiéndose mal por las personas que habían tenido tal desdicha. 

—Si, por suerte no parece que hubo heridos. — Aquello hizo sentir bien a Sumire. —Señorita Tono, si gusta puede salir a estirar las piernas, no creo lo hagan ahorita. 

Sumire medito aquello, miró a Namida.

—Bueno, por suerte no hay sol ¿me acompañas?  

—Por supuesto, aquí adentro hace un calor horrible.

Bajaron de carruaje y no tardaron en ver la colisión mas adelante.  Sumire no pudo evitar, y le ordeno a su cochero y lacayo que fueran ayudar a los dos hombres. Luego de ello, se percato de las dos damas que esperaban al borde de la carretera a que su sirvientes pararan el coche. 

—Nada bueno saldría de esto, te lo dije Yuina.  

—Carlos había avisado que el eje podría partirse en cualquier momento, pero vos no quisiste hacerle caso cuando estuvimos en el pueblo. Por suerte, nadie resulto herido.  

—¿Se encuentran bien? — se acercó Sumire, no parecían heridas pero le parecía que no estaba demás preguntar. Había escuchado y leído en los periódicos de feos accidentes a consecuencias de la colisión de los carruajes. 

La joven señorita se volteo para mirarla con una afable sonrisa.

Sumire parpadeo absorta al mirarla de frente. Sus rasgos, sus ojos.. Se parecía un poco...

 —Se parece un poco, bastante, a ti Sumire. —Le susurro Namida a su lado con lo que ya pensaba, aunque no tan discreta como ella seguro creía. 

La joven muchacha le miraba por igual sorprendida. 

—No puede ser — gruño la señora mayor rompiendo el momentáneo silencio, causando aun mas desconcierto en Sumire.

—No puede ser, ¿eres Sumire Tono? Debes serlo — habló la joven, sin perder la sonrisa. 

Y que supiera su nombre aquella desconocida, lo hacia aun mas extraño. 

***

Cuando Yuina debuto en el anime, no pude evitar pensar que podía pasar por hermana o familia de Sumire jaja Es muy linda ♥

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