Caminan uno al lado del otro, con sus gruesas chaquetas cerradas completamente y cada quien con su propia bufanda cubriendo parte de sus rostros, finalmente el otoño se a ido y el invierno ha comenzado, irónicamente, la última estación del año es la primera en la que finalmente caminan juntos.

—Dohko estaba preocupado.

Es la voz de Shion la que finalmente inicia una conversación, amortiguada por la calidez de la bufanda pero que de todas formas no es capaz de detener la salida vaho que siempre aparece en esa época del año.

— ¿Preocupado? —acelera un poco el paso, recordando lo difícil que era hacer de lado su costumbre de caminar siempre detrás del de cabellos verdes.

—Si, decía que en esta época del año iba a ser difícil que me regalaras flores, ya sabes, nada florece y las que hay deben de ser vendidas caras.

—Oh...

—Aunque, al final se va a reir cuando descubra cómo sorteaste el problema.

—No fue mi idea —admitió alzando los hombros, mirando de reojo a Shion, ocultando una sonrisa tras la bufanda—. Mi hermano insistió que lo hiciera, dijo que seria un lindo detalle.

—Tu hermano es bueno dando algunos consejos. —alza su mano diestra, admirando la flor de origami que había recibido como la flor del dia.

—También fue el de la idea de lanzarte hojarasca.

—Dije algunos, no todos.