Han pasado cinco años, el tiempo suficiente como para olvidar aquella prenda que se encontraba arrumbada en su armario, aunque su padre se había encargado de hacerle el favor de sacarla y lavarla, para que la pudiera utilizar en los próximos meses.

— ¿Donde fue que la obtuve?

Se observa fijamente frente al espejo, luciendo la prenda para sí mismo mientras intenta hacer memoria, únicamente alcanzando a recordar que fue durante un dia frio y que durante algún tiempo intentó regresar a su dueño original, una persona en la que ya no había pensado en todos esos años.

— ¡Shion, Dohko está aquí!

Decide dejar el recuerdo en el olvido una vez más, tomando su cartera y celular para posteriormente despedirse de su familia y salir de casa, encontrándose con su castaño amigo, el cual también vestía de forma abrigadora.

—Oye, bonita bufanda.

—Gracias, estaba arrumbada en mi closet.

Probablemente el rostro seguirá borroso en sus memorias y el nombre igual ya lo olvido, pero la lana de color granate brilla como nunca, como si quisiera mantenerlo unido a ese frío día de hace cinco años atrás.