Volverse a ver es difícil, intentar entablar una conversación lo es mucho más, aunque si hay algo que el silencio le permite observar, es que su extraño e inesperado ¿amigo? No ha cambiado mucho realmente.
Un detalle que le hace relajarse, sobre todo cuando vuelve a contemplar las flores de color añil que consiguió para regalarle, "flores muscari" dice que se llaman, aunque no es como si el nombre le importara mucho, el detalle es lo cuenta, uno tan sencillo que le hace suspirar y pensar que en cinco años podría haber pasado algo entre ellos.

— ¿Porque desapareciste de repente? —cuestiona mientras caminan hacia ningún lugar en particular, siguiendose mutuamente.

—Cosas de mi familia —fue lo único que soltó, esperando restarle importancia a un tema que ni siquiera le importaba a él—. Vine de vacaciones junto a Phantasos, ¿te acuerdas de él?

—Si no me acordaba de ti, ¿que te hace pensar que lo recuerdo a él?

—Buen punto.

La plática muere una vez más, hasta que finalmente se detienen en un semáforo, esperando su turno de cruzar la calle mientras los vehículos pasan a su respectiva velocidad.

— ¿Quieres ir a beber? —finalmente pregunta Oneiros, buscando por primera vez en toda la plática, la mirada del ligeramente más alto.

—Sí —responde sin siquiera pensarlo, evadiendo la mirada del otro y señalando hacia un rumbo que le parece familiar—. Creo que por alla hay un buen bar.

—Yo te sigo.