Ácido
Sabía que en su embarazo, hasta cierto punto, era algo demasiado obvio debido a su forma de comportarse y subir de peso, un detalle que nadie en el trabajo ni sus conocidos y mucho menos su hijo pasó por alto.
Aunque claro, Oneiros al menos podría haber sido más amable y evitar poner esa estúpida cara de sorpresa cuando se decidió darle la noticia, aunque también el mismo se sentía estúpido al tener que confirmar lo obvio.
— ¿Cuando te diste cuenta?
Su voz se escucha rasposa debido al esfuerzo realizado segundos antes y por un momento se arrepiente de haberlo hecho, pues rápidamente agacha la cabeza en la taza del váter y deja salir todo aquello que no desea mantenerse en su estómago.
—En lugar de preguntarme cosas obvias, deberías mejor de pensar en quitar las cosas picantes, ácidas y agrias de tu dieta.
—No puedo, es culpa de los antojos.
Escucha a Oneiros gruñir una vez más a sus espaldas, mientras le ayuda sosteniendo su cabello para permitirle vomitar más a gusto y sin preocuparse tanto de mancharse.
—Le diré al doctor que estás comiendo demasiado picante y cosas ácidas.
—No eres capaz.
—No me retes Shion.
La conversación no llega muy lejos, cuando siente nuevamente algo asqueroso subir por su garganta y un sabor ácido matando todas las ganas de discutir.
— ¿Se pueden quedar al menos los dulces?
Pregunta minutos después, cuando al fin siente la necesidad vomitar desaparecer, alejándose lentamente de la taza y dejando que Oneiros baje la palanca, demasiado cansado como para querer moverse mucho, sobre todo por su ya prominente vientre que le restringe aún más los movimientos.
—Lávate la boca antes de que te dé más asco —regaño Oneiros, pasándole una toalla pequeña para que se limpiará el sudor—. Y ya hablaremos de eso después, con un doctor de por medio.
Malditos fueran los antojos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top