Capítulo 9
NARRA CODY
Todavía sigo tumbado en mi cama cuando suena el teléfono. Miro quién es antes de cogerlo y mi sorpresa se mezcla con felicidad.
- ¿Hola?- Pero me caigo de la nube al comprobar que esa no es la voz de Nick, pero sí su número, así que no puedo evitar preguntar.
- ¿Nick?
- No, no soy Nick. Soy su amigo.- ¿Qué amigo? Yo solo le he visto hablando con Julian. Ha tenido que oír mi gruñido porque rápidamente vuelve a hablar.- SOLO amigo.- Vuelvo a gruñir de la rabia que me da este chico. ¿Se está haciendo el gracioso conmigo?- Vale, vale, no te enfades. El caso es que Nick quiere verte para hablar, pero como es tímido me pidió que te llamara.- ¿En serio? No me parece algo que él haría pero no voy a desaprovechar esta oportunidad.
- Vale, pero mejor en persona. En media hora en la puerta del instituto. Y dile que llevaré a mi primo.- Quizá con Julian cerca se sienta mejor y esté más dispuesto a escucharme.
- Sí, allí estaremos.- Y cuelga.
No dejo descansar el teléfono ni dos segundos cuando ya estoy llamando a mi primo. Como siempre, lo coge fabulosamente rápido.
- Hola Cody, ¿qué tal?- Suena contento, no le he visto en todo el día pero parece que se ha reconciliado con Alan y eso le sienta bien.
- Bien, pero necesito que me acompañes a un sitio.
- ¿Qué sitio?- Mierda, ¿tenías que preguntar?
- A la puerta del instituto, he quedado con alguien.
- ¿Con quién? ¿Y por qué quieres que te acompañe?- Maldito curioso.
- Tengo que pedirle perdón a alguien y quiero que me acompañes, punto. ¿Sí o no?- Sé que sueno algo borde pero quiero evitar el tema de momento. Bastante nervioso estoy ya.
- Vale, vale. Si no me lo quieres decir, a mí, tu primo favorito al que se supone que no le ocultas nada...
- Oh cállate, ¿qué más da? Si vienes lo sabrás, si no, pues no.
- Vale, está bien. Te acompañaré porque la curiosidad puede conmigo.
- En diez minutos estoy en tu casa, es la que está más cerca del instituto.
Y cuelgo. Suspiro, rezo todo lo que me sé para que esto salga bien y bajo las escaleras.
Mi padre ya está durmiendo la mona en el sofá, como todas las tardes. Iba a pasar de él, pero no me puedo resistir ahora que está totalmente grogui. Cojo las cuatro cervezas que quedan en la nevera y me las llevo a mi cuarto. Las escondo bajo la cama y vuelvo a bajar. Cuando se despierte va a creer que se las ha bebido todas pero no se acuerda, así para volver a emborracharse tendrá que esperar a que mi madre vaya a la compra la próxima semana.
Llego 8 minutos después a la casa de Julian. Llamo al timbre y él aparece. Le ha vuelto la sonrisa pero a mi me desaparece al ver un pequeño moratón en su ojo.
- ¿Otra vez?- Estoy harto de esto. Si fuera por mí ya lo habría denunciado, pero mi madre y mi tía no quieren, tienen miedo y las entiendo. Pero esto puede acabar destrozándonos la vida a Julian y a mí.
El sonríe con pena y yo me acerco para abrazarle. Siempre ha sido así, y espero no tener que volver a consolar a mi primo tras una paliza. Pero por mucho tiempo que lleve deseando no volver a hacerlo, acaba volviendo a pasar. Es así, es la vida que me ha tocado vivir. Pero yo no soy de los que se conforman con mierdas; pienso denunciarles cuando sea mayor de edad. Y si eso no funciona, buscaré otra forma. Pero ese par de borrachos no volverán a hacer daño a mi familia nunca más.
- Sabes cómo es esto, Cody.
- No debería ser así.
- Lo sé.
Y nos miramos, después le rodeo los hombros y echo a andar.
Veo la hora y me doy cuenta de que llegamos tarde. Espero que no se haya ido... Menuda impresión le estaré dando.
Cuando veo la plaza en la que está nuestro instituto mis manos empiezan a temblar. Espero que al menos esté dispuesto a escucharme.
Consigo verle y mientras nos acercamos aprovecho para hacer lo que he estado haciendo estos últimos meses: mirarle. Me encanta observarle, intentar interpretar sus expresiones, sus sonrisas y sus pensamientos. Se ha convertido en mi actividad favorita en el mundo.
No sé de dónde me viene, pero suelto una risita nerviosa sin darme ni cuenta.
Julian también los ve y su impaciencia aumenta. Creo que le he fastidiado algún plan. Estoy seguro de que cuando vea quien es la persona con la que me debo disculpar se enfadará y querrá quedarse para echarme la bronca.
- Supongo que son esos... ¿Puedo irme ya? He quedado con Al...- Se calla de repente y entonces me doy cuenta de que ya le ha reconocido.
Nick también se da cuenta y parece sorprendido. Al parecer, mi primo no alardea tanto de mí como cabría esperar cuando tienes un primo como yo.
Cuando estoy nervioso me vuelvo algo vanidoso.
Nick me ve por fin, pero no me mira a los ojos. Es tímido, y aun no confía en mí, como es obvio, así que trato de no preocuparme.
- ¿Nick?- Estoy viendo venir la bronca. Pero me despisto al ver que mi castaño se sonroja. ¿Yo he provocado eso o simplemente me lo he imaginado? Mi primo me devuelve demasiado rápido a la realidad.- ¿Me éstas diciendo que el chico al que debías pedir perdón por algo que no me has querido contar es mi amigo Nick?
No pude evitar sentirme avergonzado. Mi primo es una persona fundamental en mi vida, y la única cuya opinión de mí me importa realmente. Asentí con algo de miedo mientras miraba a Nick. No me atrevía a mirar a mi primo. ¿Y si se enfadaba conmigo y no me volvía a hablar jamás?
Nick no duró ni dos segundos mirándome a los ojos. Tuve que tragarme la sonrisa que me provocaba su ternura.
Nadie habló durante varios segundos. Yo me permití seguir mirando a Nick y de reojo al chico que le acompañaba. No me dijo su nombre. Parece confundido, pero su expresión cambia cuando fija su vista en mí. Parece enfadado, y me gusta. Se ve que quiere proteger a Nick. Una vez más me pregunto de dónde se conocen, cuánto tiempo llevan siendo amigos y cómo es que no le he visto ninguna de las veces que observaba a Nick.
Definitivamente sí. Soy un puto acosador.
Y entonces habló, recordándome lo mal que había actuado.
- ¿Y no tenía alguien que pedirle perdón a otro alguien?
Le fulminé con la mirada. ¿Quién se creía que era para hablarme así?
Y supe que había llegado el momento, que no lo podía alargar más. Tenía que explicarle toda la verdad. Ni Julian ni ese tío tenían derecho a juzgarme sin conocer toda la historia.
Así que me giré hacia Nick y le miré como quise hacer desde la primera vez que le vi sonreírle a mi primo. Por fin lo podía hacer sin esconderme ni tener que estar detrás de algo.
- Siento muchísimo lo que pasó el lunes, y por supuesto tengo una explicación.
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