Capítulo 6

NARRA NICK

Él sonríe de nuevo y se pasa la mano por su pelo castaño, ignorando lo sucia que está mi mente ahora mismo. Se lo ha dejado más largo y cuando lo miro recuerdo la vez que me dijo que jamás se dejaría el pelo largo porque no quería parecer una chica. Sonrío mentalmente, parece que cambió de opinión. Me alegro por ello, le queda genial combinado con sus ojos marrones claritos.

- Sí, es que he pasado mucho tiempo en la playa. ¿Sabías que los franceses tienen muchas más vacaciones que nosotros durante el curso? Además vivía al lado del mar y me pasaba los días enteros allí.

Sonrío sinceramente porque parece haber sido feliz allí, y yo me alegro muchísimo por él.

-Oye Nick...- Me mira un poco apenado y no entiendo por qué.

- ¿Qué pasa?

Vuelve a abrazarme y no me lo esperaba, por lo que tardo un poco en corresponder.

- Siento muchísimo haberme ido así, haberte dejado solo en ese año tan duro para ti por la pérdida de tus padres y siento haber permitido que nuestra comunicación se cortase.

Sonrío con cariño porque este es el Jason que yo recuerdo: amable, protector y siempre preocupándose por mí.

- Sé que no fue tu culpa, Jas. Yo también siento haber permitido eso, nunca quise que dejáramos de hablar. Eres mi mejor amigo.

Su cara arrepentida se evapora y me regala una sonrisa.

Mi tía vuelve y en cuanto reconoce a Jason lo envuelve en sus brazos mientras le dice lo mayor que está y le hace preguntas de todo tipo. Yo esperaré a que estemos solos para preguntarle sobre lo que siento. Estoy seguro de que puede ayudarme.

Poco después, dos terremotos se acercan corriendo hacia nosotros. Me agacho para abrazar a mis primitos.

Brian, de seis años, me habla entusiasmado de la pegatina que su profesora le ha dado por ser bueno mientras Carlos, de cinco, le pide a su madre ser cogido en brazos. No puedo evitar reírme cuando tras decirle que no por lo menos veinte veces, acaba cogiéndolo mientras el mayor mira fastidiado a su hermano.

Entonces los ojos de los críos se fijan en Jason y pienso que lo más probable es que ellos ni le recuerden ya que eran muy pequeños cuando se fue.

- Chicos, este es mi amigo Jason.

Entonces Brian le mira más detenidamente, parece que lo está evaluando. Se acerca más a él y finalmente vuelve su vista hacia mí.

- ¿Es tu novio? - Pregunta con sus aires de inocencia y a mí se me acelera el pulso al darme cuenta de lo que ha dicho.

¿¡QUE!?

- Claro que no, es mi amigo. - Suelto bastante incómodo con la situación.

Brian hace otra pausa, parece que está pensando.

- ¿Y te das besos con él?

MALDITO NIÑO.

- Te he dicho que no. ¿Por qué me preguntas eso?- ¿Pero qué le pasa? ¿Acaso es capaz de detectar el peor tema del mundo en estos momentos para mí?

- Mi profesor de matemáticas dice que dos chicos también se pueden besar y querer como novios.

¿Es que su profesor de matemáticas no tenía otro temita del que hablar hoy?

Mi tía tiene la boca abierta y mira a Brian sin saber que decir. Jason también mira al pequeño, pero tiene los mofletes inflados; el muy idiota está tratando de aguantar la risa. Yo resoplo interiormente mientras maldigo al mundo entero porque esta semana todos parecen querer hablarme de lo mismo.

- Brian, es cierto que los chicos pueden querer a otros chicos de esa manera, pero no todos lo hacen. Por ejemplo, yo no lo hago. Y mi amigo - digo claramente esta palabra para que se le quede grabada y señalo a Jason.- tampoco lo hace.

Entonces Jason carraspea y me mira un tanto incómodo y yo no puedo evitar abrir la boca al máximo. Él sonríe nervioso mientras su mirada dice: "no me diste tiempo para contártelo". La mía le responde con: "no es el momento".

Desde pequeños somos capaces de entablar conversaciones con la mirada.

Una vez asumo lo que me está queriendo decir, no puedo evitar volver a abrir la boca que acababa de cerrar. ¿Jason es gay? Eso sí que no me lo esperaba. Parece que ha cambiado más de lo que yo pensaba.

Y cuando ya creía que mi día de sorpresas e incomodidades había terminado, mi primo suelta semejante bomba.

- Yo quiero besar a un chico.

Niño por favor deja de decir burradas.

Mi mandíbula parece querer salirse de mi cuerpo y sé que mi tía se muere porque le trague la tierra.

Mi tía sale del shock y se acerca a Brian para acariciarle el pelo, todavía con el pequeño Carlos en sus brazos que mira la escena muy atento. Brian mira a mi tía con sus ojitos verdes llenos de inocencia y curiosidad.

- Cariño... Eso lo hace la gente mayor. Cuando seas mayor podrás besar a quién quieras, ¿sí?- Mi tía trata de sonar confiada y tranquila pero se nota que está bastante incómoda con esto. ¿Será homofóbica? Espero que no lo sea porque... ¿Por qué? La respuesta llega a mí, pero aún me niego a aceptarla. ¿Por qué si no iba a seguir pensando en la imagen de hoy? ¿Por qué no podía dejar de darle vueltas a lo del lunes?

Creo que soy homosexual.

Brian asiente satisfecho y yo miro a mi tía tratando de animarla. La pobre mujer suelta un suspiro de resignación, seguramente planteándose la mejor manera de afrontar esto. Al menos con esas palabras ha ganado algunos años.

Invité a Jason a mi casa porque sentía que teníamos una conversación pendiente. En cuanto estuvimos solos en mi cuarto, le pregunté lo que más ganas tenía de saber.

- ¿Te quedarás?

Sonrió de esa manera y supe que la respuesta era afirmativa. Tuve que contenerme para no dar saltos de alegría.

- Mis padres han recuperado nuestra antigua casa y no tienen intenciones de volver a irse. Creo que echaban de menos la ciudad.

Se sentó en mi cama mientras yo me sentaba en la silla.

- Oye Nick...- Me llamó con un toque de incomodidad en su tono.- Sobre lo de antes, ya sabes, lo de que ni a ti ni a mí nos gustaban los chicos... Bueno, digamos que a mí sí que me gustan.- Agachó la cabeza como si estuviera avergonzado. Le cogí la barbilla y le levanté el rostro, no debía avergonzarse por algo así. Le regalé una de mis sonrisas de apoyo y me la devolvió, contento de que no le juzgara. ¿Cómo iba a hacerlo?

- Pero eso no es todo.- Su sonrisa era ahora tan grande e ilusionada que me sorprendía que no le doliera la cara de tanto estirarla.

- Cuéntame, soy todo oídos.

- Conocí a un chico en Francia.- Me entraron ganas de reír con la cara de idiota enamorado que se le puso.

- ¿Nombre? ¿Edad? ¿Cómo os conocisteis? ¿Tenéis una relación?- Empecé con la tanda de preguntas hasta que puso su mano en mi boca haciendo que me callara de golpe.

- Se llama Jean, tiene mi edad, le conocí en la playa, quedamos muchas veces, me besó y nos hicimos novios.- Respiró profundamente tras haberlo soltado todo de carrerilla y volvió a sonreír. Continuó ya más calmado.- Y lo mejor es que se va a venir a vivir al pueblo de al lado en algunos meses y no tendremos que separarnos.

Se le ve muy ilusionado y yo no podría estar más feliz por él. Es genial que haya encontrado a esa persona especial. Me gustaría encontrar a la mía también.

- ¿Y tú qué me cuentas? Pareces distraído y desde que he llegado te has quedado mirando a la nada como cinco veces.

- ¿Yo? Nada. Estoy bien, igual que siempre.- Claro que quería contárselo, pero me daba vergüenza.

- Nick, no intentes esconderte detrás de una puerta abierta. Te conozco desde hace mucho tiempo.

- Llevamos años sin vernos, he podido cambiar.- Tengo que decírselo, él me puede ayudar.

- No.- Respondió tajante.

- ¿No? - Mi último intento.

- No. Cuenta.

Me rendí. Seguro que él no me va a juzgar pero no puedo evitar tener miedo. Nunca he sido un chico valiente.

-Yo...

El teléfono empezó a sonar justo cuando me había decidido a contárselo todo. Resoplé y lo cogí.

-¿Hola?

Silencio al otro lado de la línea. Escuché un suspiro, y después esa voz que reconocí inmediatamente.

-Hola.- Era un hola tímido, probablemente inocente, pero ese chico tenía la culpa de todas mis dudas y estaba enfadado con él. Colgué. Ni siquiera me pregunté cómo narices tenía mi número.

Jason me miraba extrañado.

- Vale, ahora ya no me puedes negar que tienes cosas que contarme.

Suspiré. Habían sido varios días extraños para mí. Habían pasado cosas que jamás creí que pasarían y necesitaba desahogarme con alguien.

- Todo empezó el lunes a tercera hora. Vinieron cuatro chicos un curso mayor al nuestro, estaban castigados y no había aulas vacías, así que se quedaron en mí clase. Dos de ellos se sentaron al fondo de la clase, otro se quedó dormido cerca de la ventana y el cuarto, que no había parado de mirarme desde que entró, se sentó detrás de mí.- Jason me miró con cara de psicópata pervertido y yo le ignoré.- Estuvo toda la clase dándome golpecitos en la espalda e intentando que me girara, pero no lo hice. Hasta que dijo mi nombre y me giré de lo sorprendido que estaba. ¿Cómo sabía mi nombre? Cuando le miré, sonrió. Iba a preguntarle de qué me conocía cuando el profesor me regañó y me obligó a mirar a la pizarra. Decidí no volver a hablarle, no quería que me castigaran. Durante esa clase no me volvió a molestar. Cuando llegó el recreo me encaminé hacia la cafetería ya que tenía hambre.- Jason me escuchaba muy atento.- Pero primero fui al baño, y poco después entró ese chico que te dije antes. Se acercó a mí con una sonrisa y me dijo que se llamaba Cody. Yo le dije que no me importaba y traté de salir de allí y... - Jason me interrumpió.

- Para un segundo, ¿por qué querías salir de allí?

Me había perdido en mi historia y apenas recordaba que él estaba allí.

- Me he vuelto muy tímido, no me gusta estar o hablar con la gente. Y no me interrumpas que me pierdo.

Me hizo un gesto con la mano para que continuara y eso hice.

- Antes de poder salir me agarró del brazo y me giró hacia él. Me miró a los ojos.- Omití el pequeño detalle de que me había quedado un momento hipnotizado con su misteriosa mirada y dije lo siguiente mientras me ponía totalmente rojo.- Y me besó.

Me esperaba que sus ojos se abrieran así, me esperaba su cara de sorpresa; pero no me esperaba esa cara ilusionada.

-¿Está bueno? - Como tampoco me esperaba esa pregunta.

Tardé en reaccionar y aun así tuve que asegurarme de haber oído bien.

- ¿Qué?

- Que si está bueno ese chico.

Miré a mi amigo alucinado.

-¿Por qué me preguntas eso?

- Curiosidad.- Contesta muy tranquilo.

-¿Curiosidad? - A mi cerebro le cuesta entender la información de lo impactado que estoy por la estúpida conversación que estoy teniendo con mi amigo.

- Sí, curiosidad.- Me dice como si fuera tonto.- Siento curiosidad por saber si el novio de mi mejor amigo está bueno o no.

Me cuesta no hiperventilar y debo parecer un tomate.

- ¡No es mi novio! - Le grito muy nervioso.

Ahora está confundido.

- ¿Follamigo?

- ¡JASON! ¡DEJA DE DECIR ESTUPIDECES!- Le grito aún más fuerte.

- ¿Te besó y no sois nada?- Mi expresión se volvió triste y la suya preocupada.

- No me has dejado terminar... - Susurré bajito.

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