NARRA ALAN
Me levanté, me vestí y desayuné como un zombie. Apenas había dormido dos horas y tenía unas ojeras descomunales. Mi padre y mi hermano estuvieron tratando de animarme hasta muy tarde. Les dije que ya estaba mejor, y me fui a la cama. No me entró el sueño hasta horas después, y me desperté muy pronto.
Por lo que salí de casa aún más pronto de lo normal, con la idea de no encontrármelo. El camino al instituto fue bastante insoportable, ya que solía hacerlo con él y lo echaba mucho de menos. Me repetía una y otra vez que ya no me quería, que no volveríamos a besarnos o a hacer el amor, o simplemente ir al cine. No podía llorar, tenía que ser fuerte y seguir con mi vida. Tan solo era un amor fallido de mi adolescencia, el primero concretamente. Julian había sido la primera persona de la que me había enamorado de verdad.
Pero eso ya se había acabado y yo debía olvidarle por mucho que doliera.
Llegué pronto al instituto y me quedé en la puerta un rato. No me apetecía entrar a clase todavía. No me gusta estudiar, nunca he sido muy de hacer los deberes. Para ser policía no necesito saber la raíz cuadrada de 789 ni cuando conquistó tal señor tal sitio, ¿a que no?
Desde muy pequeño he amado los libros y las novelas policíacas. Me imagine millones de veces resolviendo crímenes y cazando asesinos. Y por ello tengo clarísimo lo que quiero ser de mayor.
Un chico que no conocía venía en mi dirección, provocando que dejara de pensar en mi futuro. Miré hacia atrás para asegurarme de que no había nadie. Efectivamente el chico se dirigía hacia mí.
No pude evitar fijarme en su pelo, tan castaño como el de Julian pero más corto. Cuando se acercó un poco más distinguí sus ojos, tan profundos y misteriosos como los que me habían enamorado y tantas veces había mirado. En cuanto llego a mí, sonrió.
-Hola, tú debes de ser Alan, ¿no?
Asentí torpemente. ¿Para qué me buscaría? Tenía pinta de amable y no parecía querer molestar. Lo que hizo a continuación me descolocó totalmente: me abrazó, y cuando se apartó un poco, sus brazos seguían sobre mis hombros.
-Cuánto me alegro de conocerte al fin. Mi tía me ha hablado mucho de ti, y todo cosas buenas.-Se rió. Yo no podía estar más confundido. ¿Su tía?
-Perdona pero no sé quién eres.-Traté de sonar lo más agradable que pude, no quería que se ofendiera. Pero como parece que es su función aquí, me descolocó aun más. Su sonrisa se amplió y siguió hablando.
-Ya... Es que no me conoces y nunca me has visto.-Seguía riéndose. Parecía encontrar la situación tremendamente divertida.- ¿Qué tal si vamos a algún lugar más despejado? Te lo explicaré todo, lo prometo.
Dudé un poco. No conocía a este chico y no sabía que quería de mí. ¿Y si me hacía daño? La valentía no es mi fuerte y mi hermano siempre me dijo que no confiara en extraños que me querían llevar a lugares despejados.
Creo que estoy algo paranoico. No parece mal chico.
-Tranquilo, no te pienso violar ni nada malo. Solo quiero explicarte algo sobre un tema que te interesa, confía en mí.
Decidí confiar. Se le veía sincero y la curiosidad me podía. Me llevó dentro del instituto todavía con su brazo sobre mis hombros. Subimos al segundo piso y nos metimos en una clase vacía. Se alejó de mí y se sentó en la mesa del profesor, yo le seguía con la mirada, totalmente intrigado y esperando a que hablara.
-¡Vaya! Pensé que las clases de este instituto serían diferentes, pero lo cierto es que son igual de sosas.
-¿No estudias aquí? -Era un poco obvia la respuesta teniendo en cuenta su comentario y que jamás le había visto, pero estaba demasiado nervioso como para pensar en una pregunta mejor.
-No, estudio en el de enfrente, como Julian.-Cuando mencionó su nombre salté de la mesa en la que me había sentado. ¿Era por él? Me puse aun más nervioso.
-¿Quién eres y qué quieres de mi?- El miedo me invadió, más la tristeza por lo que ese nombre significaba para mí.
-Oye tranquilízate, de verdad que no te voy a hacer daño. Mi nombre es Cody y soy el primo de Julian. Su madre es mi tía.
Mi corazón volvió a latir con normalidad. Por eso se parecían tanto, eran primos. Por un momento llegué a pensar que mi imaginación estaba convirtiendo a todos los chicos en clones de Julian. La versión de Cody tenía más sentido.
Pero después volví a la realidad. ¿Qué quería de mí el primo de mi ex? Vaya, aun no conseguía acostumbrarme a esa palabra.
-Yo jamás he visto a tu tía, ¿por qué me conoce?
Sonrió.
-Bueno, eso es obvio, ¿no? Julian le ha hablado muchísimo de ti, y ella me lo contó a mí para que te encontrara.
-¿Para qué querías encontrarme?-Mi estómago dio un vuelco. ¿Julian le hablaba de mí a su madre? Eso me ilusionó más de lo que debería, total, ya no estábamos juntos.
-Bueno, me dijo que el idiota de mi primo había cortado contigo y necesitaba encontrarte para volver a juntaros.
Me volvieron las ganas de llorar.
-Eso no va a ser posible, él ya no me quiere.
Se acercó a mí.
-Claro que te quiere, te quiere muchísimo. Deberías escuchar lo que decía de ti su madre, lo que él le contó. Está loquito por tus huesos, amigo.
-Si tanto me quiere, ¿por qué ha cortado conmigo?-Empezaba a estar molesto con su actitud.
Volvió a alejarse hacia la mesa. Este chico es muy inquieto, parece que tiene algo en el trasero que le obliga a sentarse y levantarse continuamente.
-Bueno esa es la parte que venía a explicarte. Él cree que lo hace por tu bien. Cree que si se aleja de ti, la gente dejará de molestarte e insultarte. Es tonta pero es la verdad: ha cortado contigo porque te quiere lo suficiente como para alejarse de ti por tu bien a pesar de saber que eso le va a destrozar. Romántico, ¿no?
Ahora mismo quiero gritar, chillar, correr y romperle algo a alguien. ¿Cómo se atreve a decidir por mí y a dejarme por semejante estupidez? Con lo mal que lo pasé ayer pensando que no me quería, pensando que tan solo fui un juego para él... Este idiota se va a enterar, estoy tan cabreado ahora mismo que me da igual la hora que es.
Salí corriendo de la clase, no sin antes darle unas gracias muy sinceras a Cody y ver su enorme sonrisa que me recordó bastante a las de Julian.
Salí del instituto, por suerte no había guardias ni conserjes ni nada así por aquí cerca. Crucé la calle y entré en el instituto de mi amado e idiota chico de pelo castaño. Vi a algunos alumnos rezagados yendo a sus clases. Por fin encontré a Julian despidiéndose de un chico y cuando se quedó solo, le empujé hacia el interior de una clase y cerré la puerta detrás de mí.
Por un momento pareció que iba a pegarme, pero en cuanto se dio cuenta de quién era, se relajó. Su postura reflejaba sorpresa, y no conseguía ver bien su cara por la falta de luz. Supongo que debía de verme realmente enfadado, y la verdad es que lo estaba. Retrocedió hasta darse contra la pared y yo le seguí.
-¿Cómo has podido ser tan idiota? ¿Te crees que puedes decidir por los dos y yo me conformaré como si nada?- Su cuerpo se convulsionaba y me di cuenta de que estaba llorando. Aunque no quería que llorase por nada del mundo, continúe. Necesitaba decírselo todo.- ¿Crees que puedes hacer lo que te dé la gana y yo me quedaré calladito? Sé que no soy tan valiente ni tan fuerte como tú, ¡pero eso no te da derecho a hacer lo que has hecho!- Estaba enfadado, yo le quería, me daba igual lo que pensara el resto.-No puedes decidir lo que es mejor o peor para mí. ¿Acaso has pensado en lo que yo siento? ¿En qué estar sin ti es mil veces peor que una paliza o doscientos insultos?- Desde que empezamos a salir las palabras "tristeza" y "soledad" desaparecieron de mi vida. No quería que volvieran.- Podías haberme preguntado, haberme dicho si quería o no alejarme de ti. ¡Yo sabía que juntos podíamos con todo! ¡Pero tú no tuviste confianza en mí! ¿De verdad creías que pararían si me dejabas? ¿Tan ignorante fuiste como para pensar eso? Entiende algo, Juli, porque no pienso volver a repetirlo: ¡te amo! Y si tengo que soportar mil y un insultos, palizas y torturas para estar contigo, ¡lo haré encantado!
Absolutamente todas y cada una de las palabras que dije eran sinceras. Le amaba, le amaba muchísimo y haría lo que fuera con tal de que jamás se alejara de mi.
Le miré, tenía la cabeza agachada y estaba llorando. No pude aguantarlo más y me acerqué. Lo abracé con todas mis fuerzas, y al notar como lloraba en mi hombro, se me escaparon todas las lágrimas que había estado conteniendo desde que hablé con Cody.
-Alan yo... también te amo y de verdad lo siento. Solo lo hice por...- decidí callarle con un beso. En ese momento para mí las palabras ya sobraban. Lo sabía todo y no le dejaría volver a alejarse de mí por algo así. Me sentía genial al volver a tener sus labios sobre los míos.
-Lo sé - Le dije al separarnos, juntó nuestras frentes y yo no pude evitar ponerme un poco rojo.
-Quiero sentirte por completo, mi amor.
Esas palabras, esas simples palabras que hicieron que toda mi sangre se posara sobre mis mejillas y que mi corazón latiera a mil por hora. No había nada en el mundo que deseara más que volver a sentirlo dentro de mí, así que sin pensarlo demasiado, asentí.
Y por primera vez en ese día pude mirarle realmente y lo que vi me dejo horrorizado. ¡Su cara estaba llena de moratones y su ojo tenía una pinta horrible! Me alejé un poco y le miré muy serio pero con mucha ternura. Le sujeté suavemente las mejillas para no hacerle daño.
-Julian, dime ahora mismo quién te ha hecho esto y por qué.
Se alejó de mí con movimientos nerviosos y yo fui hacia la puerta para encender la luz. Cuando me miró pude verlos bien. Tenía moratones en el pómulo izquierdo y en el derecho, una pequeña brecha en la ceja, el ojo morado y una parte de la frente algo hinchada. En ese momento parecía un cachorrito asustado.
-Julian...-Me acerqué de nuevo hacia él.
-Estoy bien- Me interrumpió. No parecía estarlo.
-No lo estás. Por favor, dime quien ha sido.
-¿Qué más da? Por favor Al, déjalo. - Parecía realmente agotado y triste, y yo no quería verlo así de ninguna manera. Decidí dejar el tema por el momento, y me aproximé a él para darle otro abrazo. Me separé, y le di un beso tierno y suave en el pómulo derecho, otro en el izquierdo, y así en cada una de sus heridas. Él solo suspiraba y cerraba los ojos y me atraía hacia él aún más. Empecé a besarle el cuello y él me agarró de la cintura con una mano mientras que con la otra me acariciaba el pelo. Volví a su boca y así estuvimos durante toda la primera clase.
Cuando el timbre sonó, estábamos sentados en el suelo, yo con mis piernas alrededor de su cuerpo y él con sus manos en la parte más baja de mi espalda. No habíamos ido a más por si alguien entraba, pero los besos no habían parado. Besos inocentes y llenos de amor.
Pero poco después de que sonara la alarma, la puerta se abrió. Un chico que debía de tener un año menos que nosotros estaba en el umbral de la puerta mirándonos con la cara totalmente roja. Tenía los ojos verdes y el pelo castaño corto. Mi novio parecía conocerle.
-Hola Nick.-Saludó.
-Ho-hola y-yo l-lo si-siento muchísimo de v-verdad ya me iba.- Que mono, no paraba de tartamudear.
-Tranquilo, no pasa nada. -Traté de tranquilizarlo, el chaval estaba pasando un mal rato por nuestra culpa. Sonrió tímidamente y se fue cerrando la puerta.
-Creo que he traumatizado a ese pobre chico de por vida. -Dijo Julian.
Me contó el malentendido que había tenido antes con él y no pude parar de reír en un buen rato. Pobrecito...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top