Capítulo 12
*sale de detrás de su peluche con miedo* Holaaa y perdón por no publicar desde hace justamente un mes. Bueno la historia tiene poquitos lectores pero aún así me siento culpable por los que me leen (grachias si seguís leyendo después de este parón ♡). Así que aunque vaya publicando poco a poco porque estoy las 24 horas del día haciendo cosas y no tengo tiempo ni de respirar, que sepan que no me olvido y que obvio la seguiré hasta el final. ♡♡♡♡
NARRA CODY
A la mañana siguiente, en lo único en lo que puedo pensar y concentrarme es en esa cita. Se me olvida totalmente que tengo tres exámenes, por lo que no me los sé y dejo casi todo en blanco. Y digo casi todo porque mi nombre sí que lo puse. Lo de la fecha no es culpa mía; yo no me acordaba y cuando se lo pregunté a mi profesora me mandó callar.
Tampoco es que me importen mucho. Yo voy a ser director de cine, así que el colegio no me sirve de nada. Mi madre se enfada a veces conmigo por eso, pero es mi vida, y yo debo decidir qué hacer. Ella ya ha vivido la suya, ahora me toca a mí.
Como iba diciendo... Nick se pasa todo el día en mi mente sin pretenderlo siquiera. No dejo de pensar en las posibilidades que hay de que esto salga mal y las que hay de que salga bien. El resultado de momento no es muy optimista: 81 por ciento de fracaso, y eso sin contar accidentes mortales como atragantarse con la comida; y 19 por ciento de éxito. Menos mal que estoy seguro de haber hecho mal los porcentajes; la estadística nunca se me ha dado bien.
Únicamente le veo una vez por los pasillos, a tercera hora. Su reacción al verme es tan sumamente tierna que tengo que agarrarme a mi taquilla para no meterlo en una clase y violarlo allí mismo.
Se sonroja, sonríe y cuando yo sonrío, baja la mirada, todavía sin dejar de sonreír. Iba a acercarme a decirle algo, no sé el qué, pero algo, cuando su profesor sale del aula y le regaña por no entrar aún. Vaya, es la segunda vez que le regañan por mi culpa y en apenas cuatro días. Que buena compañía soy...
- ¡Cody!- Lucas, uno de mis mejores amigos y el único de mi clase con el que hablo, está sentado en el pasillo con su cara seria de siempre.
- Hola, Lucky.- No sé exactamente cuándo ni por qué empecé a llamarle así, pero a mí me gusta y a él no demasiado, por lo que es el mote perfecto.
Suspira resignado porque sabe que si se queja, me dará más ganas aún de seguir llamándole así.
- ¿A quién sonreías?- Me pregunta con curiosidad y un tono que no consigo descifrar. Por mucho tiempo que lleve siendo amigo de Lucas, él no es tan fácil de calar como Julian o Nick, que son prácticamente transparentes. Lucas se esconde tras un muro que solo deja ver cuando él quiere.
- A nadie. ¿Por qué lo preguntas?- Me ha debido de ver sonreír a Nick.
- Te he visto sonreír hacia la entrada de esa clase, y allí solo había chicos de cuarto con los que no has hablado nunca, que yo sepa.- Cuarto es el curso al que va Nick; que sea un año menor que yo me importa bien poco. La edad es solo un dato más que se puede ignorar si realmente quieres a alguien.
- No les sonreía a ellos, sonreía porque me acordé de un chiste que me contó mi primo y dio la casualidad de que justo miraba hacia allí.- Ese muro que lleva Lucas demuestra que no confía en nadie lo suficiente como para abrirse completamente. Y también impide que otros confíen plenamente en él. Yo necesito que sea mutuo, si soy el único que comparte los secretos, soy el único que puede joderse si el otro los cuenta. Si yo tengo en mi poder sus secretos también, ninguno de los dos tendrá ganas de contar nada. Es como un seguro.
- Claro.- No estoy muy seguro de si se lo ha creído o no. Nunca estoy seguro de nada cuando se trata de él. Da la sensación de ser un amigo pésimo que no se preocupa por ti y te traicionaría a la primera oportunidad, pero llevo casi cinco años siendo su amigo, y a mí nunca me ha insultado, mirado mal o traicionado. Y lo de insultar le encanta.
Me siento a su lado porque tenemos un descanso de diez minutos cada dos horas de clase y Julian, al que llevo buscando un buen rato, no aparece por ninguna parte. Supongo que habrá salido fuera a encontrarse con Alan.
Lucas está dibujando, como hace casi todo el tiempo. Se le da realmente bien, sobre todo dibujar mangas y crear historias con sus dibujos.
- ¿A qué pobre desgraciado estás retratando hoy?
También le encanta hacer retratos de gente y estropearlos pintándoles montones de cosas raras encima como bigotes, gafas, verrugas, la mitad de la cara quemada... Es realmente encantador.
- A ti.- Responde sin más. Y yo me quedo mudo porque no me esperaba eso. Que yo sepa, nunca me ha dibujado. Ni a mí, ni a él mismo. Nunca se dibuja a sí mismo de ninguna manera, es como un tabú. No sé por qué; no me lo quiere explicar.
La curiosidad me puede y me acerco a mirar el dibujo. No puedo evitar enamorarme de ese maldito papel en cuanto lo veo.
- Lucas...- No me salen las palabras. Primero, ¿cómo es posible dibujar tan rápido? Y segundo, acabo de confirmar que no me ha creído. Era difícil si lo había visto con sus propios ojos.
En el dibujo salgo yo, de pie, con la misma ropa que llevo ahora y de perfil, con una sonrisa enorme y los ojos brillantes. A la izquierda del dibujo sale un chico bajito, delgado, con el pelo corto y mirándome con la misma sonrisa que tiene mi yo dibujado. Le identifico rápidamente: es Nick. Él único color que tiene todo el dibujo, es un hermoso rojo sobre las mejillas del Nick dibujado. Imagino que no le ha dado tiempo a más, ya que eso ha pasado hace menos de cinco minutos.
Salimos ambos tan felices... Miro a Lucas, que mira su dibujo con una sonrisa extraña y luego me mira a mí.
- Hace un mes y medio te seguí durante un recreo de esos en los que desaparecías. Fuiste hasta las escaleras del segundo piso y te escondiste tras la estatua. De vez en cuando asomabas tu cabeza hacia algo que yo desde detrás no veía, así que me adelante un poco y le vi a él. Estaba leyendo un libro muy grande, y cada vez que hacia una expresión diferente tu sonreías con mucha ternura. Me pareció que un solo acosador ya era bastante, así que me fui. No te estoy culpando por no habérmelo contado, que quede claro. Sé que no confías del todo en mí. Solo te digo que no merece la pena que gastes energía tratando de mentirme.- Sonríe con una expresión de disculpa y yo estaba que no podía ni hablar.
- Pero... ¿Por qué no me has dicho que lo sabías hasta ahora?
Se encoge de hombros, aún sin apartar la mirada del dibujo.
- Es la primera vez que le veo devolverte la sonrisa, así que imagino que algo ha cambiado. Me pareció una tontería seguir haciéndome el ignorante. Además...- Suspira y me mira por fin.- No quería que te enfadaras conmigo por haberte seguido. Pero desaparecías cada recreo, faltabas a algunas clases, exactamente las mismas siempre. La curiosidad me pudo.- Sonrío interiormente. Algunas de mis clases coincidían con descansos de Nick y a veces me escapaba para ir a verle, obvio siempre sin que se diera cuenta.
Cuando vuelvo a la realidad, miro a Lucas de una manera diferente. Si no quería que me enfadara con él, es porque de verdad aprecia mi amistad. Yo eso ya lo sabía, pero sienta bien que por una vez admita que le importa algo más que su cuaderno de dibujo.
Me giro para abrazarle, y me río al ver su cara de asco.
- Cariñitos no, Cody. No te me pongas sentimental.
- Vale, vale.- Me río aún más fuerte y el sonríe. Es una de esas sonrisas que parecen frías, pero yo sabía que para él era la más sincera y cálida que sabía hacer.
- Y ahora que no tienes por qué ocultarlo y que la curiosidad sigue pinchándome... ¿Cómo has pasado de acosarle en secreto a provocarle sonrojos en público?
No puedo evitar sonreír enseñando los dientes y morderme el labio al recordar la carita que Nick ha puesto al verme hoy.
De repente noto un golpe en la parte de atrás de mi cabeza.
- ¡Auch! ¿Pero qué mierdas haces, Lucas?
Me está fulminando con la mirada mientras baja la mano con la que me acaba de pegar.
- Como vuelvas a poner esa cara de idiota enamorado voy a cortarte las pelotas. Acabarás por hacerme vomitar.
Me río con ganas de nuevo y él rueda los ojos. Levanta la mano para volver a pegarme pero la intercepto en el camino con la mía y se la bajo despacio, como si fuera un animal salvaje al que amaestrar.
- Es que soy un idiota enamorado, querido Lucky.- Sé que se muere de ganas por volver a pegarme, por lo que decido no soltar su mano. Mejor prevenir que curar.
- ¿Me vas a decir de una vez qué ha pasado?
- El lunes le besé, ayer le pedí perdón y le invité a salir y aceptó, y mañana será nuestra cita en la cual pienso enamorarle con mi fabuloso encanto.
- Vaya... Menuda semana más movidita. Sinceramente no me explico cómo pudo aceptar salir contigo, pero enhorabuena.
Ahora el que tiene ganas de pegarle soy yo.
- Y oye...- Me mira con una sonrisa traviesa.- ¿Me puedes soltar la mano ya o quieres darle celos a tu amorcito?
- ¿De qué estás...?- Justo en ese momento me giro hacia donde mira Lucas y veo a Nick saliendo de su clase con unos papeles. Con un movimiento brusco, aparto mi mano de la de mi amigo y me levanto con una velocidad que hasta los leopardos envidiarían. Le escucho reírse por lo bajo pero le ignoro y me acerco a mi castaño.
- Hola, Nick. ¿Cómo estás?- Me sonríe sin mirarme.
- B-bien... Me tengo que ir a e-entregar estos papeles... N-nos vemos.- Tartamudea mientras habla rápido y sale prácticamente corriendo.
- Vale, ¡hasta luego!- Grito pero no estoy seguro de que me haya oído. Me giro hacia Lucas mientras suspiro y le veo dibujando de nuevo.
Me siento a su lado como antes y me acerco a mirar lo que pinta.
- ¡Lucas!- Mis mejillas se ponen como tomates y miro a mi amigo asustado.- ¿C-cómo has...?
Él sonríe a su manera y me mira burlón.
- Si tu pregunta es cómo he sabido cuánto te mide, la respuesta es que en los vestuarios aunque no lo parezca me fijo en todo; hay que estar bien informado sobre cualquier cosa. Y si tu pregunta es cómo he sabido cuánto le mide a él... Digamos que entre lo que he visto ahora y mi imaginación, tengo una idea aproximada.
Se levanta y el timbre que indica el final de nuestro descanso suena. Estoy demasiado alucinado con ese dibujo como para reaccionar, así que sigo sentado. Lucas arranca la hoja de su cuaderno y me la lanza.
- Un regalito de mi parte, amigo. Cuando lo hagas realidad me cuentas si está tan bien dotado como parece en mi imaginación. Toca Biología, así que yo que tú reaccionaba pronto. Sabes que si llegas tarde no te deja entrar.
Y se marcha. Y aunque no quiero hacerlo, cojo de nuevo el dibujo y lo miro atentamente. Y vaya... Mis pensamientos se desvían y no es momento para excitarse ahora, así que me guardo el dibujo en el bolsillo de la chaqueta y salgo corriendo a clase.
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