8:

ARIZONA LEE.

Estaba junto a Camille y Alejandra en la cafetería, ya estábamos miércoles de nuevo.

El domingo no pasó nada interesante, Edward estuvo fuera todo el día reponiendo sus deberes de literatura, y yo únicamente me dediqué a dormir, y a alimentar a Freya. Los chicos llegaron por la noche, Emil había subido a su habitación sin decir nada, y Ethan y Camille, pidieron pizza para cenar. Me alegre cuando les presente a Freya, y estuvieron muy contentos, solo me avisaron que Jack no podía saber de ella tal como lo había dicho Edward, y debía estar alejada de Ethan.

Los siguientes días hasta hoy, todo continuo normal, Camille y yo, no nos separábamos un segundo después de que se mudó con nosotros, y al parecer los gemelos seguían peleados, Ethan ayer no había llegado a dormir a casa, lo cual fue extraño, pero tampoco quise preguntar por eso.

En cuanto a Edward, lo había visto por las mañanas tomando café, y yendo al colegio, lo que me dio cierta ilusión de ya no verlo únicamente en su habitación, aunque seguía siendo un idiota, y no volvió a actuar amable, aunque de vez en cuando lo miraba siendo cariñoso con Freya, pero nada más.

Por otro lado, Emil, había estado súper distante conmigo, apenas y me sostenía la mirada de vez en cuando.

Mis padres, no llamaron, pero escribieron un texto que decía únicamente que, si necesitaba dinero, fuera con Jack el director, que el se haría cargo de mi tarjeta hasta que cumpliera los dieciocho, claro que me enoje tanto que ni siquiera les respondí el texto, ni los llame.

Me había cansado de esperar más de ellos.

Por otro lado, estaba feliz, hacia video llamadas por las noches con Daniel, él preguntaba por Freya, y hablábamos de cosas random, y nos contábamos nuestro día, él estaba siendo increíblemente lindo.

En cuanto a Shanay, me había llamado del celular de Tatiana, una amiga de mi antiguo colegio, para informarme que sus padres la habían castigado, por reprobar matemáticas, y que hasta que no obtuviera mejores calificaciones no le levantarían el castigo. Por supuesto que lloriqueo y maldijo al profesor Haroll de matemáticas algunas cien veces, me reí un poco de ella, pero también le reproché sus malas notas como una buena amiga. Ahora sólo hablábamos muy poco cuando ella estaba con Tatiana o Mary, que eran las únicas que accedían a prestarle su celular, para llamarme.

—Ari, ¿Me estabas escuchando? — pregunta Alejandra sacándome por completo de mis pensamientos.

—Perdón, ¿Qué decías? — parpadeo varias veces, y centro mi mirada en ella.

—Te decía que, si hoy querías ir por un helado con Matt y Marco. Ya le he preguntado a Camille pero ella ha dicho que pasará a la biblioteca con Emil.— sonríe angelicalmente.

Camille asiente revisando su móvil.

—¿Marco? — preguntó desconcertada. Sabía que había escuchado ese nombre, pero no recordaba quien era.

—¡Por dios santo! — me mira mal, —es primo de Matt,— se queja. —¿En qué andas pensando Ari? — arquea una ceja, y abre su gaseosa.

Camille suelta una risita, —¿En alguno de mis primos?— bromea y volteo los ojos.

Sí bien, por la mañana había traído a Edward en la cabeza. Pero ahora mismo pensaba en mis papás. Y los jodidos que habían sido al abandonarme acá.

—No lo sé, ando distraída hoy.

—Si eso ya lo veo, en la clase de literatura estabas mirando la pared todo el tiempo.—Alejandra reprocha.

—Lo siento, acepto lo del helado— lo sonrió de lado no muy convencida.

—Bien, pasarán por nosotras a las siete. — su felicidad es muy notoria, el simple hecho de que mencionara a Matt, ya significaba una amplia sonrisa en rostro, y algo me daba la ligera impresión de que esto del helado había sido idea suya.

Suena el timbre y nos acercamos a las siguientes clases sólo Alejandra y yo, Camille iría a la dirección con su papá.

**[*]**

No sé cuánto tiempo ha pasado, desde que Alejandra me trajo a su habitación para ayudarla a elegir con que vestirse, ha sacado cientos de prendas de su closet, y todas las ha lanzado a la cama exasperada, ninguna logra convencerla.

Por suerte Alex estaba en el piso de Jay.

Ruedo los ojos por décima vez, —Ale, sigo diciendo que ese vestido primaveral está perfecto. — le digo señalando un vestido blanco con flores de colores, muy lindo.

Ella niega, —Lo use el año pasado, él ya me lo vio puesto. A demás estamos enero ¿Quieres que me congele? — lleva su vista de nuevo al closet, resoplando.

Cuento hasta diez internamente, creo que en mi vida había estado en una situación parecida, a veces me costaba elegir que ponerme, pero no pasada de dos cambios y ya elegía, Alejandra llevaba probándose todo su armario y rechazando cada prenda.

—Bien, cuando te decidas vas a mi piso a mostrarme, iré a ver qué ponerme yo. — suspiro exageradamente, y salgo de ahí con un solo asentimiento de cabeza por parte de Alejandra. Le había dicho a Matt que pasará a recogernos a casa de los chicos y por suerte el piso de Ale no estaba muy lejos.

Camino hacia la casa, y me dirijo a mi habitación. Justo veo que de una de las tantas puertas del pasillo sale Emil vestido con el traje de fútbol, de la que debe ser su habitación, es que realmente no lo recordaba porque en el pasillo había demasiadas puertas. Pensé que estaría en la biblioteca con Camille.

Su cabello está en un desorden, debajo de sus ojos unas ligeras ojeras, lo que me da la impresión que no ha dormido mucho.

—¡Hola! — le saludó amablemente.

Me mira por unos segundos y luego hace un intento de sonrisa, —Hola.

—¿A dónde vas?— le preguntó, luego me cacheteó mentalmente porque si tiene su traje de fútbol, está claro que va al campo.

—A la práctica, ¿Ustedes vienen? —  supongo que pregunta refiriéndose a Camille y a mí, niego rápidamente.

—Saldré con Alejandra y unos chicos por un helado. Y creo que Camille estará en la biblioteca.

Su intento de sonrisa desaparece al instante en que me escucho decir eso.

—Oh que bien, ¡Disfruten! — Es lo último que dice antes de correr escaleras abajo.

Bueno, en fin, debía ir a buscar que ponerme, no quería ir demasiado casual, a pesar de que era solo ir por un helado, tenía que verme diferente.

Ya en mi habitación imito un poco a Alejandra, abro el enorme closet y empiezo a sacar ropa para ir eligiendo...Luego de algunos veinte minutos, ya había elegido un short-falda negro de cuero, y un top naranja de manga larga, encima de mi ombligo. Me repasé unas cien veces en el espejo y me veía linda, también me maquillé un poco, ya sabes solo labial, rubor y máscara de pestañas, súper natural.

Me acerco a Freya quien está sobre mi cama dormida cómodamente, y la tomo en mis brazos para llevarla a la jaula, ahí tenía su leche, así que cuando despierte podrá tomarla.

Nuevamente voy al closet por unas sandalias negras con piedritas y lista. Tomo mi bolso y mi móvil, para ir de nuevo a casa de Alejandra que seguro todavía no elegía que ponerse.

Toco suavemente y ella abre al instante, de atrás de la puerta aparece una Alejandra con un pantalón negro, y un top azul de encaje con manga larga; su cabello atado en un moño desordenado pero lindo, y tiene puestas unas Nike blancas, y ni hablar de su rostro, que está perfectamente maquillado.

—¿Cómo hiciste eso en 30 minutos? — le preguntó realmente sorprendida.

—Puede ser rápida cuando se lo propone.— Alex aparece con una cerveza desde la cocina, trae también el traje de fútbol. Seguro que está por ir a practicar.

Yo siempre que me intentaba maquillar bien tardaba como dos horas.

—La práctica hace al maestro.— sonríe felizmente, Alejandra—¿Me veo linda?— pregunta girándose para darme vista de cualquier ángulo. Y en efecto se miraba perfectamente, el pantalón marcaba perfectamente su trasero, y el top alzaba un poco sus pechos, sin duda se veía increíble.

—Ya te he dicho que sí, Ale. ¿Por qué mi opinión no te importa?— pregunta indignado.

—Cállate, Alex. Podría estar fatal, y seguirías diciéndo que me veo increíble.

Él solo pone los ojos en blanco.

—¡Estás genial! — le sonrió y le abrazo.

Devuelve mi abrazo, y toma su móvil para sacarnos un par de selfies. En total sacó unas cincuenta, y en la mayoría salíamos iguales, dijo que después elegiría algunas para subir a Instagram.

Luego de eso, tocaron el timbre.

—Bien, aquí vamos— suspira y juega con sus manos.

La miro burlona, —No estés nerviosa, seguro saldrá bien.

Toma mi mano para salir de su pido, se adelanta a abrir la puerta, y entonces veo a un solo chico rubio, con una polera negra, y un short azul entallado, y su cabello despeinado, pero no es Matt, debe ser Marco. La sonrisa de Alejandra desaparece, mirando extrañada al chico. Él me dedica una sonrisa amable, y luego se gira a Alejandra.

—Hola, Él está en el auto, tranquila— Alejandra suelta el aire que al parecer estaba reteniendo, y vuelve a sonreír.

Salimos rápidamente de ahí, ella va hasta un auto rojo, que parece ser bastante nuevo, y sin esperar nada, se monta adelante, dejando a Marco, atrás conmigo. Subimos ambos en cada puerta, y Matt se gira a vernos desde el frente.

—Hola chicas— sonríe, y de cerca era aún más guapo, su rostro bastante definido, y sus labios formando perfectas sonrisas, tenía los ojos cafés y bastante juguetones, como mi Daniel, se parecían un poco, solo que el cabello de mi Daniel, no era rubio, sino negro.

—¡Hola Matt!— chilla muy emocionada Alejandra, me recordó a mi cuando llego Daniel a visitarme.

—Se ven muy lindas— nos mira a ambas. —No había tendido la oportunidad de tener tan cerca a la chica que vive con los tres E. Un placer.

Me sonríe y le devuelvo el gesto.

Ellos se besan sus mejillas, y de reojo veo cómo Marco me ve por unos segundos, y luego fija su mirada al frente. Marco después de todo es muy diferente a Matt, a excepción del cabello rubio, las facciones de su rostro perfectamente definidas, y perfectamente afeitado, también parecía que Marco estaba un poco más marcado atléticamente, que Matt.

—¿A dónde quieren ir?— pregunta Matt, empezando a conducir, yo me limito a esperar la respuesta de una muy nerviosa Alejandra, no conocía mucho el lugar aún así que ella debía decidir a donde ir.

Lo mira por un segundo, se ve completamente enamorada de él, —A donde tú quieras.

—Bien, habrá que sorprenderlas eh, primo— dice y por el espejo retrovisor veo cómo mira a Marco, quien le sonríe de vuelta.

En el camino fui en silencio observando la ventanilla del auto, escuchaba como Alejandra hablaba con los chicos sobre cosas del pasado, cuando la visitaban y así. Deje de observar la ventanilla cuando Matt hizo una pregunta que por alguna razón me interesaba.

—¿Y Edward está mejor? — pregunta de golpe, veo como Alejandra baja la intensidad de su sonrisa dedicándome una mirada extraña, y como Marco y Matt, esperan por mi respuesta realmente intrigados.

—Podría decirse que bien. No sé mucho de él realmente.

Marco entonces habla—¿Ya no se droga? — ¿Qué?, abro mi boca más de lo que me hubiese gustado, ¿Edward se drogaba?

Alejandra me ve expectante en espera de una respuesta, jamás me hubiese imaginado que se drogara. Si bien lo veía tomando alcohol a cada rato, pero no me esperaba eso.

De pronto me sentía terrible, incómoda. Y con ganas de tener a Edward frente a mí y preguntarle si lo hace.

—No lo sé.— me limito a decir.

Matt parece darse cuenta de mi incomodidad, y habla:—Seguro que ya no lo hace, estos días ha estado atento en clase, puede ser que lo haya dejado.

—Eso espero— murmura por lo bajo, Alejandra.

Me imagine que Edward tenía una adicción al alcohol, y a ser un idiota, pero no a las drogas, ¿En serio Edward?, ¿Por qué te haces tanto daño?

Pero no dejaba de pensar que había algo detrás de la forma de ser de Edward ya sabes, una razón, una verdaderamente fuerte, porque, nadie se droga solo porque si, ¿O sí?.

—Llegamos— informa Matt, ni siquiera me di cuenta en que momento aparco el auto, estábamos frente a un centro comercial, había tiendas enormes, y se veían extravagantes, de muchos pisos y colores.

Caminamos juntos, Matt y Alejandra iban a mis lados, mientras que Marco por el otro lado de Ale, todos llevaban sonrisas genuinas en sus rostros, pero yo me sentía preocupada, había tantas cosas que no sabía de Edward, y quería saberlas todas.

Quería dejar de interesarme en él, pero es que se me hacía imposible, apenas tenía casi dos semanas acá, y cada día más me interesaba saber sobre él, su actitud, lo que pasa por su cabeza y todo lo demás.

El sonido de la llamada de un móvil me saca de mis pensamientos, veo como Matt de su short saca su móvil, y se disculpa para atenerlo, se aleja un poco y responde.

—¿Quién será? — pregunta Alejandra directamente a Marco, viéndolo con una ceja enarcada.

Él se encoje de hombros, —No tengo idea.

—¿Ustedes no tenían practica hoy? — pregunto al recordar a Emil bajando las escaleras con su traje y a Alex también con su traje.

—Si— se encoje de hombros nuevamente, —Tuve que obligar a Matt a que faltara por una vez— le da una mala mirada a Alejandra, quien le mira agradecida, ven a lo que me refería con que esto del helado tenía que haber sido idea suya.

Matt avanza de regreso a nosotros, con una sonrisa en su rostro, —Entremos. — se acerca y toma la mano de Ale para comenzar a avanzar, por unos segundos los veo sorprendida, Ale parecía más que encantada, y Marco estaba parado a mi lado, esperando a que caminara.

Luego le preguntaría a Alejandra, que estaba pasando.

Camino junto a Marco, un poco retirados de Matt y Ale hacia lo que parece ser una heladería, ellos se sientan en una mesa, y Marco me invita a sentarme en otra un poco lejos de la de ellos, la verdad era que no me disgustaba, Ale se miraba tan feliz de pasar tiempo con Matt, que lo que menos quería era hacer mal tercio.

—¿Y qué helado te gusta? — pregunta poniéndose de pie para ordenar.

—Me gusta el de chispas de chocolate— el asiente y sonríe, dirigiéndose al mostrador para ordenar.

Lo observo de lejos por unos segundos, Marco tenia increíblemente marcada la espalda, tanto que a través de su polera resaltaban sus músculos, y ni hablar de su trasero, ¿Por qué los chicos que juegan futbol siempre están tan buenos?

Regresa con dos conos, uno de fresa y el de chispas de chocolate, me ofrece el mío y se sienta a mi lado de nuevo.

El lugar esta algo vacío, hay un par de parejas de adolescentes, y unos cuantos chicos, todos disfrutando de su delicioso helado, veo a Alejandra sonriendo ampliamente mientras Matt le habla sobre algo.

—¿Qué tal es vivir con los Dawer? — pregunta mientras come de su helado.

Le sonrió, —No tengo queja, paso el mayor tiempo con Camille, y Alejandra son agradable— él sonríe y niega.

—Y chantajistas— sonrió ante el comentario. Sé que se refiere a Alejandra.

—¿Cómo ha hecho para convencerte de esto? — pregunto realmente curiosa, comiendo de mi helado.

—Ha dicho que hablará con Camille para convencer al director de que me pasen al equipo negro— dice y lo miro extrañada.

—¿Qué?

—En la facultad hay dos equipos de fútbol, el negro y el blanco, —asiento, si recordaba eso, — que se llaman prácticamente igual, solo que los negros son titulares, y los blancos, los repuestos, yo hace unos meses me lesione, y me pasaron al equipo blanco en lo que me recuperaba—  toma un poco de su helado, y continua, —y ahora que estoy mejor, ya puedo entrar al negro de nuevo, solo que el entrenador dice que es muy pronto, supongo que, si Alejandra logra que  Camille hable con el director, será más fácil.

Sonrió, la inteligencia de Alejandra era impresionante.

—Guao, me sorprende esta chica— halago y ambos reímos.

—¿Y qué tal los tres E? — continúa haciendo preguntas.

—Son guapos— es lo primero que digo sin pensar, y el ríe — Pero, siento que hay muchas cosas que no sabré jamás, me cuesta entender a Edward.

—Edward es complicado, no intentes comprenderlo, el necesita tiempo, incluso en mi opinión necesita estar solo— comenta, limpiando sus manos con una servilleta, ya se había terminado su helado.

Lo miro perpleja, —¿Solo? —él solo asiente. —¿tú sabes qué pasa con él? — pregunto terminando mi helado.

—Exactamente no, yo llegue un año después que ellos, él ya estaba metido en las drogas, y bebía demasiado, pero mi primo dice que a veces lo extraña, y que este Edward no es nada parecido al de hace dos años.

¿Por qué quería saber todo de el?, apenas lo conozco, mierda Arizona, deja de pensar en él.

Luego de eso, y un par de charlas más aparecieron Matt y Alejandra, diciéndonos que ya era hora de irnos, los chicos pagaron, y salimos de ahí para ir a casa.

Lo averiguaría, lo que sea que pasa con él, lo averiguaría.

Chismosa.

Curiosa, más bien.

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Xoxo.

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