3:


ARIZONA LEE.

Desde las escaleras podía escuchar las voces de los demás, suspiro nuevamente, para ahora si bajar.

Estaba nerviosa, más bien, nerviosa era poco. Moría de los nervios.

Apenas llego al último escalón y Ethan se acerca a mí, y me rodea por los hombros, —Con ustedes ¡La nueva!— hace una presentación graciosa como de programa televisivo y todas las miradas en esta habitación, viajan vagamente a mí.

Desde la que parece ser la mamá, quien tiene cierto parecido a Ethan y Emil, que ahora que los veo, no me sería difícil diferenciarlos, los ojos de Ethan son verdes y los de Emil cafés, como los de su madre.

Mi mirada se posa finalmente en los dos hombres que entran por la puerta principal, el padre, y el hijo mayor, son tan parecidos, Edward se hace presente, pero no me mira ni una sola vez, parece que no ha dormido en años, y ni hablar de la ligera barba que está en su rostro, viste completamente de negro, y su expresión está sombría, inexplicable, estaba de más decir que todos están increíblemente guapos, y los tres chicos increíblemente lindos.

Espero que no todos sean como Ethan, de descarados y coquetos.

—Hola, querida—la madre se acerca y besa mi mejilla, —soy Eva la madre de estos pequeñines.

Su sonrisa se ensancha, Ethan finalmente se separa de mí, —Aquí está mi copia estúpidamente igual a mí, pero yo soy más guapo.

Emil suelta una risita, y se acerca a mí, —Soy el original, no le hagas caso— se inclina para besar mi mejilla y ambos reímos. Es lindo en diferente forma a Ethan, él se ve más tranquilo y relajado, en cambio Ethan coqueto y descarado.

Edward pasa por mi lado, para subir las escaleras sin saludarme, y sube a paso apresurado. Poso mi mirada en él con el ceño fruncido, y Ethan parece darse cuenta.

Ethan se inclina hacia mí, —Él es...extraño, ignóralo.

—Yo soy Camilo, es un placer tener a la pequeña de mis grandes amigos por acá.

Sonríe ampliamente y abro mi boca en una enorme O.

¿Grandes amigos? Mis padres son sus amigos, ¿por qué no me lo dijeron?

—Bueno yo... soy Arizona, gracias por permitir que me quede.

Todos sonríen, y conversamos un rato en la sala de estar, todos excepto Edward.

Los padres se habían ido tan pronto como llegaron, se presentaron y me habían ofrecido que cualquier cosa que necesitara, no dudara en acudir a ellos, y sin más, se fueron. También mencionaron que son amigos de mis padres desde la universidad, ya que estudiaron juntos.

Ethan había dicho que se quedarían a comer, supongo que por suerte no fue así.

Junto a Emil fuimos a la cocina por algo de comer, siento como a mi lado Emil se tensa, y me da una mirada de reojo.

Quise preguntar que sí que pasaba, pero estaba claro, ahí estaba su hermano mayor con una botella de tequila, recostado con el rostro en la encimera, por lo que se ve aún estaba media llena la botella, me supongo que recién bajo a tomársela.

—Edward mañana hay colegio, no deberías...— él se gira hacia nosotros, y por una milésima de segundo, sus hermosos ojos verdes, encuentran los míos. Solo por una milésima de segundo. Su mirada es de rabia, con dolor, se ve muy afectado.

¿Qué le pasa?

Aparta la mirada, y se toma un enorme trago de tequila, ni siquiera arruga su rostro, se lo pasa como agua tranquilamente, —Y una mierda el colegio. — escupe con tanta rabia y amargura.

Es todo lo que dice, y Emil se acerca descuidadamente, y le quita la botella, —¡Es suficiente, bebiste todo el fin de semana, no tienes que hacerlo hoy!

El levanta su mirada y suspira pesadamente, yo permanecí quieta observando, no entendía nada, es decir, el chico bebía por alguna razón, eso estaba claro, ¿Y si tenía problemas con el alcohol?, ya sabes una adición o algo. Que preocupante.

—Regrésamela Emil, no estés de pesado.

Emil me da una mirada, como si implorara algo, e inmediatamente creo entender que es, salgo de ahí para ir a buscar a Ethan.

Toco la puerta, y casi de inmediato escucho un: Adelante.

Abro rápidamente, está sentado en su cama con el móvil en las manos, él me mira y la diversión en sus ojos es tan notable,—¿Ya no puedes resistirte más?— pregunta alzando una ceja.

Ruedo los ojos, —Quizás Emil necesite ayuda allá abajo con un pequeño problema de 19 años y una botella de tequila.

Se pone de pie rápidamente, —¡Mierda, Edward! — sale disparado de su habitación dejándome sola ahí.

Bajo un poco después de él, y escucho como discuten Emil y Edward, decido quedarme no tan cerca de la cocina, para no incomodar.

—¡Edward, deja de ser un maldito insensato, y sube a tu habitación a dormir! — ordena Ethan, en un tono bastante desafiante.

—Por favor, Edward...— suplica Emil entre y entonces me acerco un poco. Solo un poco.

Edward levanta su mirada, está sentado en el mismo lugar que estaba cuando entramos Emil y yo, me mira y sus labios forman una sonrisa de amargura, como si por alguna razón quisiera herir a los demás, o decir cosas desagradables —¿Qué haces aquí? — se dirige a Ethan, y luego me mira —Pensé que la tendrías entre tus sábanas, haciéndola ge...— antes de que pueda terminar de decir algo, Emil lo interrumpe.

Puedo ver como él está harto de la situación, sus ojos rojos, ¿Que mierda pasaba?.

Hago una mueca, definitivamente Ethan era un idiota en un nivel bajo, pero Edward, lo sobrepasaba por mucho.

—No seas grosero Edward, andando si no subes a tu habitación, llamaré al tío Jackson.

Él vacila un segundo y finalmente se pone de pie, camina en dirección a la puerta, justo donde estoy yo.

Mierda.

—Quítate.

Sin decir nada, me hago un lado, y él se va.

Emil llega hasta mi lado, y toma mi mano.

—No le hagas caso, él siempre es así de pesado.

Por un momento quise preguntar que le pasaba, pero después me di cuenta que no era algo que me importara. Seguro solo quería emborracharse y listo.

—Ethan, nada de chicas hoy por favor, hoy no— Emil lo mira de mala manera, y Ethan niega rápidamente desapareciendo por la entrada de la cocina.

—¿Todos los días trae una nueva? — él suspira, la clara molestia en su mirada es tan evidente.

Asiente con la cabeza, —Todos los días, al menos yo solo los fines de semana, cuando no tengo que estudiar, pero Ethan, es imparable.

Oh ya lo veo. Al menos este gemelo era honesto, aunque claro Ethan también.

—¿Y Edward? — mi curiosidad me gana.

Él me jala hasta el comedor, y ambos nos sentamos uno al lado del otro. Lleva sus manos a su rostro y resopla.

—Él nunca trae chicas, nadie entra a su habitación, apenas sé que vive por qué mi tío lo obliga a salir de su habitación. Si no fuera por el tío Jack él estaría aquí todo el tiempo.

Quería hacer preguntas, muchas preguntas, pero no quería verme entrometida. Ni chismosa, Edward no debía importarme en absoluto.

—Veo que tú tío tiene mucho poder acá— él me mira y sonríe un poco.

—A veces me da un poco de miedo— confiesa, —Puede ser agradable y a los dos segundos desagradable, no te imaginas.

Reímos, y cambiamos de tema, me dice que quiere ir a ducharse, y lo veo irse, dejándome sola en la cocina.

Voy a la nevera por algo de comer, después de haber encontrado a Edward acá, nos habíamos olvidado de que teníamos hambre.

Tomo una manzana, y voy a la barra para partirla en trozos y disfrutarla mejor.

Me sorprendo pegando un pequeño brinco cuando una voz carraspea a mi espalda, me volteo y encuentro un Edward, mirándome con amargura.

Le saludo nerviosa, —Hola.

Se sienta en un taburete frente a la barra, quedando cerca de mí.

—Estás muy ocupada por lo que veo, — lo miro, y veo cómo me observa descaradamente.

No digo nada y continúo cortando la manzana.

Ríe un poco de mala manera, y alza ambas cejas, —Por un momento pensé que la chica que estaba gimiendo despavoridamente en la habitación de Ethan eras tú.

Esta borracho, sus ojos muy enrojecidos al igual que sus mejillas. Pensé que se quedaría en su habitación y ya no bajaría. Aún en ese estado, seguía estando increíblemente guapo.

¿En serio Ethan?, ¿Otra chica?, Increíble.

Me sonrojo por un momento, y bufo.

—¿Por qué son tan directos? — preguntó y me tiembla un poco la voz.

Al fin termino de cortar la manzana, y la sirvo en un plato, para sentarme frente a Edward muy nerviosa, su sonrisa se ensancha y sin autorización me roba dos trozos de manzana, su cabello esta desordenado, pero no demasiado, sus mejillas están coloradas no solo por el alcohol, seguro que en casa de sus abuelos pasó mucho tiempo en el sol.

Se encoge de hombros—Es una cualidad de los Dawer.

—Menuda cualidad— habló más para mí que para él, pero aun así logra escucharme.

—Y bueno, ¿No te apetece divertirte un poco? — sé que bromea, o al menos eso quiero pensar, a pesar de menuda oferta, o lo que sea que eso sea, no me desagradaba, no sonaba intimidante, sonaba ¿diferente? .

—¿Divertirme en que forma? — preguntó intentando seguirle el juego por alguna extraña razón, el mira alrededor de la cocina, y su vista se posa en la encimera donde están un par de platos.

—No lo sé, podrías estar ahí recostada, con las manos en la pared; y yo detrás de ti — volteo hacia donde mira, y claramente me tomo por sorpresa, no se molestaba en dejar de ser directo; mis mejillas se calientan, y por alguna no extraña razón, me sentía acalorada.

Esta borracho, Arizona. Recuérdalo.

—¿Esa es otra cualidad de los Dawer?— preguntó intentando bromear para calmar la calor que hace por acá.

Me mira extrañado, —¿Cuál? — enarca ambas cejas.

—Pensar con la cabeza de abajo; en vez de la de arriba— el ríe sonoramente, por lo directa que fui.

—Únicamente es una cualidad de los gemelos Dawer— sonríe.

Pero él no es ninguno de los gemelos, ¿entonces a qué se refiere?

Vuelve a robar de mi manzana, y se los come apuradamente, para levantarse y acercarse a mí por detrás.

Pone sus labios en mi oreja, —Ninguna chica ha rechazado un polvo de Ethan, ten cuidado antes de estar entre sus sábanas gimiendo su nombre, eso podría no gustarte después.

—¿Por qué no? — la pregunta sale de mis labios antes de que logre formularla bien.

—Vives aquí, yo te miraría con asco, y ...— hace una pausa, y luego sonríe. —Emil lo hace mejor que él, por lo tanto si te acostases con él, perderías toda oportunidad de despertar alguna vez en su cama— se aleja, yendo directo a la puerta de la cocina, se para y sin voltear a verme habla, —Piensa bien, a qué gemelo quieres entre tus piernas Arizona, o más bien si no los quieres a ellos ahí.

¿A qué se ha referido? Vivir con ellos sería una terrible locura, Dios, son tan guapos y tan ¿extraños? En especial Edward.

Dicho eso, sale rápidamente de ahí, dejándome con las mejillas calientes y rojas por lo que puedo deducir.

XOXO

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