28:


ARIZONA LEE.

—¿Qué ha sido eso?— preguntó sin despegar los ojos de Emil quien se aleja cada vez más.

Edward se recuesta en el árbol y se toca la nariz haciendo muecas de dolor.

—¿Qué cosa? Emil me ha roto la nariz al parecer.— lo dice tan tranquilo que me hace enojar. ¿Cómo puede estar tan tranquilo después de eso, después de que su hermano le confesó haber estado enamorado de la mamá de su hija? ¡Por Dios!

—No te entiendo, Edward...— me acerco un poco a él, y la sangre no para de salir, también tiene roto el labio y muy morada la mejilla. Sin duda Emil le ha dado bastante fuerte. —Él acaba de decirte que estaba enamorado de Isabella y a ti no parece importarte en lo más mínimo...

Me interrumpe, —Ese gemelo es tan idiota que cree que Ethan y yo no lo sabíamos...

Le interrumpo con el corazón doliéndome horrible. Como es que se ha metido con Isabella sabiendo que su hermano estaba enamorada de ella. ¡Guao!

—¿Qué? ¿Y estuviste con ella aún sabiéndolo?

Me alejo un poco, siento mis mejillas calientes, y como mi respiración está agitada. Lo observo, se ve fatal, su rostro y playera están llenos de sangre. Siento unas ganas tremendas de abrazarlo, que me duele el corazón de solo imaginarme a Edward siendo capaz de hacerle eso a su hermano. ¡A su hermano!

—¿No has escuchado nada de lo que he dicho antes?— pregunta frunciendo su ceño, y dejando de tocar su nariz.

Da un paso al frente y yo retrocedo. No quiero tenerlo tan cerca porque sé que las ganas de abrazarlo me van a ganar.

—Ella no estaba enamorada de él, lo usaba, ¡nos usaba a ambos, joder! Fue por Emil que me obligue a estar con ella para que dejara de usarlo al menos a él, fue por mi miedo de que se suicidara por mi culpa, que estuve con ella. Y llegue a confundirlo con amor. Joder Arizona, ¿te crees que sería tan hijo de puta para hacerle daño a mi hermano? ¡Le hacía un puto favor!

Me sobresalto al escucharlo gritar. Seguía doliendo.

—¿Un favor?— le preguntó con cierta ironía. Eso no parecía en absoluto un favor.

Me alcanza a tomar la mano, y me jala hacia él, quedando solo a un par de centímetros, su mirada fija en la mía, está dolido puedo verlo—¿Sabes el desgaste emocional que era estar cerca de Isabella cuidando que no se intentara suicidar de nuevo? ¡Cuidando que al único que manipulará fuera yo y no a ninguno de mis hermanos! ¡Tuve que cuidar que Camille estuviera lejos de ella! ¡Deje el fútbol por ella! ¡Estaba cuidando de Emil, carajo!

Abro la boca para hablar, los ojos de Edward estaban llorosos de nuevo, y eso solo apretaba mi pecho y aumentaba mis ganas de lanzarme a sus brazos.

—Si yo no hubiera estado con Isabella, ¡si yo no hubiera estado con ella!— repite alzando un poco la voz. — A Emil le hubiera hecho mucho más daño, preferí que me lo hiciera a mí, para dejarlo fuera de todo eso...

No aguanto más, y lo abrazo. Mis mejillas ya estaban húmedas, al igual que las de él. Por más que intentara pensar mal sobre él, por más que intentara enojarme con él, no podía hacerlo. Mis sentimientos son tan fuertes que duele demasiado.

—Le gustas...— susurra mientras me aprieta en sus brazos.

—¿Qué?— preguntó separándome un poco para ver sus ojos verdes y por un segundo me pierdo en ellos. Son tan hermosos.

—Le gustas a Emil, y no me ha golpeado por Isabella, menudo tonto que la ha usado de excusa, lo ha hecho por ti, lo ha hecho porque le ha dolido vernos juntos.

Lo miro perpleja. ¿Por eso Emil me había pedido que lo besara? ¿Por eso se había alejado al verme el chupón? JODER SOY TAN ESTÚPIDA.

...

EMIL DAWER.

Observó la botella de tequila que yace en la mesa frente a mí. La tomo sin pensarlo un segundo más. Y me la empino de golpe, desde que Edward empezó a beber hace dos años, no había probado el tequila hasta hoy. Además de que el tequila nunca fue lo mío, ni de Ethan, siempre nos sorprendía lo mucho que Edward la aguantaba.

Seguía lo suficiente sobrio como para que la imagen de Arizona recostada en el pecho de Edward mientras le tomaba la mano siguiera presente en mi mente. Me hervía la sangre y los celos seguían incrustados en mí. Debía olvidarme de eso ahora mismo.

Edward tenía razón, no lo había golpeado por Isabella, yo había superado eso hace ya mucho tiempo. Lo había golpeado por Arizona, por todo el daño que le ha hecho y ella aún así sigue fijándose en él.

¡Esta es la segunda vez que me pasa lo mismo! Joder.

—Hermano, ¡para!— Nando me arrebata la botella haciendo que parte del líquido se tire sobre mí.

Me dolían los nudillos de mi mano derecha, estaban tan hinchados y muy rojos, jamás había golpeado a Edward, es más, jamás había golpeado a nadie nunca, me sentía mal en cierta parte por ello.

Lo miro furioso. Lo que menos podía hacer ahora mismo era parar. —¡Dámela!— le ordenó. Él suspira negando, y se levanta del sofá, para ir a la cocina. Pensé en seguirlo, para tomar la botella, pero ahora mismo lo único que quería era olvidar esa maldita imagen.

Le reclame estúpidamente por haber elegido a la bebé en vez de Isabella, pero si soy honesto yo en su lugar hubiese hecho lo mismo, Isabella destrozo a mi hermano, y a mi al mismo tiempo. Tantas veces que se acosto conmigo, que me dijo que me quería, y al final resultó ser una terrible mentirosa. Fui un puto iluso.

Ella siempre estuvo liada por Edward, y el puto problema siempre fui yo, me enamoré de ella aun sabiendo que su corazón le pertenecía a mi hermano. Y la dejé jugar conmigo, conformándome con llevarla a la cama para sentirme superior a él. Pero siempre fue al revés, Edward siempre ha estado por encima de mí, sin siquiera proponérselo y eso jamás va cambiar.

Me acosté con ella a escondidas de Edward, para ver si así ella al menos se fijaba en mi, pero nada. Me usaba, se divertía conmigo, para al final del día, ir por ahí rogándole atención y cariño a él. Y aún así, la dejaba que me siguiera usando, me aferraba a cualquier mínima posibilidad de que sus sentimientos cambiaran.

Soy un jodido idiota.

Si lo eres.

Él no tiene la jodida culpa de nada, yo fui el que se metió en su relación con Isabella, y jamás tuve el puto valor de confesárselo.

¿Cómo es que hoy le he reclamado?

No tengo vergüenza, por Dios.

Pero no sé cómo explicar las ganas que sentí de partirle la cara luego de escucharlo ser honesto con Arizona, me deje llevar simplemente. Y usar el nombre de Isabella solo me hizo ver aún más estúpido de lo que me siento ahora mismo.

Si tan solo los papás de Isabella no se hubieran robado a la bebé, si tan solo mis padres no hubiera sido unos hijos de puta todo este tiempo, si tan solo yo hubiera sido un mejor hermano, todo sería diferente. Edward sería otro. Son unos desgraciados al igual que mis padres, y al igual que yo.

Una parte de mi esperaba que Edward se defendiera y me golpeara de vuelta, me lo merecía por haberme acostado con su novia aún después de ver la manera en que ella lo manipulaba y controlaba, para encima estarle siendo infiel conmigo. Simplemente me lo merecía. Y no movió un solo dedo para defenderse, y eso me duele aún mas que si me fuera golpeado, con su mirada neutral sin ninguna clase emoción me demostró que él no necesita pelear para ganarme, porque no es eso lo que él quiere, jamás ha sido eso lo que ha querido. Y yo siempre he sido un jodido imbécil que cree que debe competir con su hermano mayor.

Edward es todo menos un tonto, él sabe que estoy interesado en Arizona y por eso no se defendió, él sabe que use de excusa a Isabella, cuando la única razón por la que quería partirle la cara era por Arizona.

Los celos me carcomían todo mi ser. Y no es para menos, yo me había interesado en ella desde la primera vez que la vi. En cambio Edward no tuvo que mover un solo dedo, la atención de ella siempre estuvo en él a pesar de siempre haber sido un idiota con ella.

¿Cómo es eso posible?

De Isabella no me extraño que se fijara en él, Edward en ese tiempo era lindo, atento, inteligente, vivía para el fútbol y para el colegio, no andaba por ahí como Ethan metiéndose con chicas para divertirse, no bebía, no se drogaba. No hacía nada de lo que ha hecho todo este tiempo, y a pesar de eso, se gano el interés de Arizona sin pretenderlo. No cambio para ella, al contrario fue más idiota.

Estás mismas sensaciones que estoy sintiendo ahora mismo las había experimentado hace unos meses después de mucho tiempo en el que no me había sentido celoso. Cuando tuve a Arizona en mi habitación y nos habíamos besado. Cuando vi el chupón en su cuello, lo único que vino a mi mente fue el nombre de mi hermano mayor ni siquiera pensé en Daniel, me recordó a cuando me metía con Isabella, ella tenía esas marcas en el cuello. Y lo peor de todo fue que justo en ese momento sonó su puto móvil y el nombre de Ethan se iluminaba en la pantalla. Y para mi sorpresa no era Ethan, era Edward.

¡Edward!

Recuerdo exactamente sus palabras tras la línea del móvil.

—¿Arizona?— la voz ronca de Edward es lo único que escuché. Y la rabia se acumulo en mí.

—¿Qué demonios? ¿Edward?— preguntó incrédulo mientras Arizona intenta quitarme el móvil.

—¿Qué haces con ella Emil?, Donde la hayas metido a tu cama...— suena amenazante, pero le interrumpo de inmediato. Podía sentir la furia en su voz. Y en ese momento no había entendido exactamente por qué, hasta hoy. Seguía creyendo que a él no le importaba nadie.

—¡No me la estaba foyando!— alzo demasiado la voz, podía ver la decepción en la mirada de Arizona al escucharme decir eso.

—¿Y por qué mierda no puedo creerte?— la rabia que se acumulaba en mí era demasiada.

—Lo que sea que iba a pasar, lo arruinaste, jodete.— le cuelgo regresándole el móvil a Arizona.

Como pude ser tan idiota ese día, de no darme cuenta.

Estaba claro que todo se estaba repitiendo.

¿Entonces por qué Arizona permitió que nos besáramos? ¡Mierda, entonces estuvo yendo a la casa de mis padres para verlo a él, y al no hacerlo, me uso! Joder, no, no. No he podido ser más idiota.

A mí y a Edward nos había llamado la atención un par de veces la misma chica, pero lastimosamente ellas siempre se fijaban en él. Edward siempre fue muy abierto con nosotros, y cuando le interesaba una chica, siempre nos contaba a Ethan y a mi, y la mayoría de veces, mencionaba la misma chica que a mi me gustaba. Por otro lado Ethan únicamente escuchaba atento, él jamás mencionó algún nombre de alguna chica. Jamás dejo que le interesara solo una.

Jamás le confesé a Edward que alguna de las chicas por las qué él se había interesado, también me habían interesado a mí. Y como me arrepiento de eso. Precisamente porque cuando llegamos a la facultad, había conocido a Isabella y por alguna razón me había interesado en ella desde que la vi, y para mi suerte ella iba en mi curso. Pero como todo el tiempo ocurrió lo de siempre.

Edward no tenía que mover un solo dedo, siempre tenia a cientos de chicas detrás de él, y no es para menos, es idéntico a mi padre, es guapísimo, demasiado delgado, pero tiene lo suyo, y ni hablar de esos ojos verdes que le encantan a mi madre. Siempre me he sentido inferior a él, y hasta cierto punto he llegado a sentirle envidia, y realmente no estoy orgulloso de ello. En cambio a mi y a Ethan nos tocó parecernos al tío Jack, que aunque según Wanda es más guapo que papá, es una jodida mentira.

Y Edward fue tan indiferente con Isabella, que supuse que no habría ningún inconveniente, que esta vez no estaríamos interesados en la misma chica. Pero fue poco después que Isabella logró enganchar a Edward manipulándolo y usándolo a su antojo, amenazándolo que si no estaba con ella, se quitaría la vida.

¿Cómo fui tan idiota de aún así meterme con ella? Sabía el daño que le estaba haciendo a mi hermano, y al mismo tiempo a mí.

Me sentí pésimo, al lado de Edward yo no era nada. Siempre las chicas lo preferían a él. Y esta vez no había sido la excepción.

Cuando llego Arizona, quería esforzarme con ella, quería que funcionara de verdad. Me había vuelto a gustar alguien después de mucho tiempo, y sentía que esta vez podría funcionar.

Cuando Isabella se suicido, o bueno eso era lo que yo creía que había pasado hasta esta tarde, dejé de compararme con Edward, y quise ser una imitación de Ethan. Lo veía tan feliz de salir con una chica y con otra, sin relacionar sus sentimientos. Y empecé a ser como él , había funcionado excelente, los fines de semana siempre tenía a alguien en mi cama, no era tan descarado como Ethan, pero igual lo era. Hasta cuando vi a Arizona y sentí lo mismo que cuando vi por primera vez a Isabella.

Pero todo se fue a la mierda, otra vez.

Luego estaba Edward. Después de todo el daño que Isabella le hizo durante su embarazo, yo me fui a la casa de mis padres durante ese tiempo, no soportaba la idea de que la mujer que amaba fuera a tener un hijo con mi hermano mayor. Y así fue como lo mío con Isabella termino, y de cierta forma yo me había imaginado que él jamás se interesaría en alguien más, y mucho menos perdería la cordura por otra chica. Pero ¡Sorpresa! tenía que ser precisamente por Arizona.

La idea de que Edward se fuera a España, me parecía espantosa, a pesar de todo lo que le he hecho, lo amo y quiero tenerlo cerca. Ha sido el mejor hermano mayor, y al mismo tiempo ha sido el favorito de todos. De verdad quisiera regresar el tiempo a cuando no había pasado lo de Isabella, a cuando él era feliz jugando fútbol, y disfrutaba pasar tiempo con Camille. Extraño sobremanera a ese Edward. Pero ahora mismo desearía que hubiera tomado ese puto avión.

Así no lo habría golpeado, así no me sentiría como la misma mierda, y así tampoco hubiera visto a Arizona en sus brazos. Porque duele demasiado saber que fui usado por segunda vez. Y ninguna de las dos veces Edward ha tenido que ver, y yo aún así lo he culpado.

—¿Y por qué no la llamas?— Nando aparece de nuevo sacándome de mis pensamientos, aún con la botella de tequila en sus manos, rendido me la ofrece y no dudo un solo segundo en beber de ella.

El líquido caliente arde en mi garganta, pero lo ignoro por completo.

—¿A Arizona?, oh, claro idiota, debe estar sumergida en los brazos de mi hermano, o peor aún limpiándole la sangre que le he dejado, no quiero interrumpir.— digo lo más molesto y frío que me es posible.

—No a ella, pedazo de idiota.—dice, y entonces creo que entiendo por donde va. —De algo te puede servir eso de lo que nos enteramos hace unas semanas.

Mm pensándolo ahora, Nando estaba siendo inteligente por primera vez en mucho tiempo.

Habíamos escuchado una conversación privada de mis padres hace unas semanas, algo que según ellos podía destruir aún más a Edward. Al darse cuenta de que escuchábamos, nos pidieron que por favor no dijéramos nada al respecto. Y simplemente ignoráramos el hecho de haber escuchado aquello. Y así lo había hecho yo al menos, Nando no le había tomado demasiada importancia, aunque yo estuve un tiempo aturdido, porque sentía que estaba traicionando a mi hermano de nuevo, lo había superado pensando que lo mejor para él era estar lejos de todo eso. Pero ahora esa información podía servirme de algo. Y no en contra de Edward, sino a su favor.

—¿Y qué le voy a decir?— preguntó pensándomelo realmente, ¿Valdrá la pena destruir a mis padres, solo para que por primera vez no me sienta tan hijo de puta con él?

—No lo sé, algo se te debe de ocurrir, Emil. Estoy seguro que con eso, él se alejará de Arizona. Tú estarás ahí para ella y lo olvidará, terminando enamorada de ti.— Nando hablaba con tanta confianza, que logró transmitirme una poca. Pero no se siente nada bien, se siente vacía esa idea. Y mi punto no era traicionar a Edward de nuevo, ya no.

—Ya no quiero eso idiota, quiero disculparme con Edward, fui un completo imbécil.— puse los ojos en blanco.

Eso podría funcionar.

Nando frunce su ceño, — Has sido un imbécil todo el tiempo, mira que traicionarlo metiéndote con su novia...

No lo dejo terminar, le lanzo el tapón de la botella de tequila y le pega en la frente, —Oh, gracias por recordármelo.

—Por nada, pero ya hablando en serio, ¿no quieres estar con Arizona?

Aunque quisiera, ella ya está muy liada por Edward, no hay forma de que este conmigo. Además de que por primera vez después de tanto tiempo, él ha hablado de Isabella con alguien, es algo nuevo. Desde qué pasó todo no había vuelto a mencionar ni siquiera su nombre nunca, Edward debe querer realmente a Arizona para haberle hablado de ella...

Admito que me dolió decir eso.

—¿Entonces que harás?— pregunta.

—Lo que debimos de hacer en cuanto escuchamos aquello de mis padres, decírselo. Merece saberlo.

—¿Eres tonto o que? ¿Si estás consiente de que no solo va odiar a tus padres, sino también a nosotros?— arruga su frente, le preocupa lo que pueda o no pensar Edward de él. Y por supuesto que a mi también.

¡Mierda!

Una punzada aparece en mi pecho. La idea de destrozar de nuevo a Edward, era la que la provocaba. Edward nos odiaría a mí, y a nuestros padres, por ocultárselo tanto tiempo. Y al mismo tiempo estará feliz por una parte.

¿Realmente valdría la pena esto?

Sí, definitivamente sí. Los padres de Isabella y los míos podían irse a tomar por culo, debía hacer algo bueno por Edward por primera vez.

Dejo la botella a un lado. Y busco mi móvil para llamarla. Estaba jugando sucio a mis padres, pero eso ya no me importaba. Debía ser un buen hermano por primera vez en la vida y dejar de ser un completo idiota.

Luego de llamarla, iría al hospital con Ethan y Camille quienes han ido a avisar a Michael que Arizona ya lo sabe todo. También debía ver a la mamá de Arizona, y asegurarme de que este bien, aunque por lo que ha dicho Ethan, él y Edward han cuidado de ella. Y eso me hace estar más tranquilo.

Busco su número que había robado del despacho de mis padres, y entonces llamó.

Vamos Emil, tiene que funcionar.

______
Xoxo.

Ig: vlwriter

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