27:
ARIZONA LEE.
Ahora mismo no soy capaz de describir como me siento, o que sensaciones me están invadiendo todo el cuerpo. Caminar tomados de la mano mientras el aire fresco golpea nuestros rostros haciendo menear nuestro cabello, hace que mi corazón salte lleno de emoción dentro de mí. Y estoy segura de que estoy roja como un tomate, pero eso no es importante.
Lo importante ahora es que él me ha asegurado que mamá está bien, y ha estado cuidando de ella al igual que de mí.
Al salir de piso, Alejandra y Alex estaban sentados en el piso a un lado de la puerta, le agradecimos a ambos, y yo me disculpe con Alejandra por haberla tratado mal y gritarle, desde luego que debía disculparme, ella no tenía la culpa de nada.
Después de eso, empezamos a caminar sin dirección fija, solo éramos dos personas caminando tomados de la mano, hacia ningún lugar en específico.
Él se ha sincerado conmigo, no del todo, pero al menos me ha contado una parte de sí que es realmente delicada, un tema del que estoy casi segura se ha negado a hablar con todos, y se lo ha guardado solo para él.
No quiero justificar lo idiota que ha sido, porque no hay forma de hacerlo, pero al menos ahora siento que puedo tratar de entenderlo un poco más, y aunque no tengo claro muchas cosas, no quiero presionarlo a que me las cuente, solo sé que quiero estar con él, y sabre esperar.
Jamás me paso por la cabeza que este ser humano tan idiota, egocéntrico y enojón llegara a gustarme tanto, ni mucho menos que fuera papá, sigo enormemente sorprendida.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta en que momento giramos hacia el parque que esta cerca de su casa. Esta por oscurecer, aunque aún hay poca luz del sol, y un par de chicos caminando hacia el campo de futbol uniformados.
Se detiene bajo la sombra de un árbol, y se sienta en la acera con las piernas cruzadas, me indica para que haga lo mismo a su lado, y lo hago,—Arizona, te debo cientos de disculpas, yo...— cierra los ojos y vuelve a tomar mi mano apretándola. Esta nervioso, tanto que siento como su mano esta temblorosa y su cuerpo tenso.
No puedo decir nada, de nuevo se hace un nudo en mi garganta, una parte de mi quisiera decirle que no se disculpe, que lo entiendo, pero otra parte de mí es consciente de lo mucho que merezco esas disculpas.
—No se por dónde empezar, solo escúchame. — sigue con los ojos cerrados. Recuesto mi cabeza en su hombro, y cierro los ojos también, él pasa su brazo por mi espalda y me abraza quedando recostada en él.
Mi corazón se apretuja preparándose porque puede ser que lo que diga nos duela, él es tan impredecible que no se si lo que ha dicho significa que quiere estar conmigo, o simplemente que necesitaba decirlo para poder marcharse, no lo sé.
Pega un enorme suspiro, y vuelve a hablar: —Esta es la segunda vez que pospongo mi vuelo, y las dos veces ha sido por ti, porque me aterra tenerte lejos, me vuelve loco pensarte con alguien más, soy un jodido egoísta lo sé.
¿Pospongo? ¿Se va?
Pues claro tonta, su hija.
Me aprieta más a su cuerpo, y de pronto esto no se siente nada bien, ¿Se está despidiendo?
Edward tiene ese jodido poder de volverme inestable en segundos, hace un rato me hizo sentir protegida y querida, ahora me está rompiendo el corazón en miles de pedazos. Y la egoísta estoy siendo yo, por querer que se quede a mi lado y no se vaya, pero en el fondo sé que tiene que hacerlo.
—¿Te estas despidiendo? — pregunto en un susurro con la voz rota cuando mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo.
—¿Qué? — pregunta y me hace girar la cara para que pueda verlo a los ojos, esta igual que yo, con los ojos llorosos y su nariz roja. —Te he dicho que no iré a ningún lado sin ti. No pienso soltarte, no a ti.
De nuevo mi corazón sufre un colapso, ¿Cómo es posible que todo lo que dice tenga tanta reacción en mí?
Suspiro con algo de alivio, aunque tengo la cabeza echa un lío, ¿no a mi? Me cuesta tanto entenderlo y me da miedo preguntar de golpe y que él no me responda.
Él vuelve a poner mi cabeza en su pecho para romper el contacto visual, siento como su respiración esta agitada y su pecho sube y baja al mismo ritmo.
—¿Eso quiere decir que...?
Me interrumpe, —Eso quiere decir que, si después de que te cuente todo lo que ha pasado, quieres que lo intentemos, no volveré a dejarte sola nunca más.
Eso se sintió demasiado bien, logró erizar todo mi cuerpo y hacer que mi corazón se sintiera pesado y alborotado.
No digo nada, me quedo mirando el cielo recostada en él, esperando que hable.
—Era prima de Kyle.— su tono de voz fue tan bajo que apenas lo alcancé a escuchar estando tan cerca.
¿Qué? ¿Quién?
¡Oh, por Dios! Por eso Gael le dijo a Kyle que podría golpearlo después, ¿cómo es que no le pregunte antes sobre eso?
—¿Qué pasó con ella?— preguntó cuando veo que se ha quedado callado.
Lo que sea que va decir sé que me va doler, está sudando, y pareciera que se esfuerza en hablar de esto aunque no quiera.
—Se había enamorado de mí.— dice en un susurro. —Pero yo no de ella.
Abro mis ojos como platos, ¿por qué no entiendo nada nunca? Ahora más preguntas llegan a mí.
—Estaba enferma, sufría depresión y bipolaridad, entre otros trastornos alimenticios.— dice eso, y pega aún más mi cuerpo al suyo. —Se intentó suicidar un par de veces dejando cartas para mí, haciéndome el responsable o más bien culpándome por ello. Y por alguna razón ella lo tenía todo planeado para que el que la encontrara en ese estado fuera yo. Todavía me pregunto como es que ella sabía que yo estaría ahí en ese momento, o como es que ella se las ingeniaba para tener todo calculado. Era jodidamente calculadora.
Me duele el corazón, la voz de Edward está deshecha. Y aunque me gustaría decirle que pare, que no tiene que contarme todo esto, no puedo hacerlo, quiero escucharlo, quiero entenderlo, y para eso necesito saber todo lo qué pasó.
Tomo su mano y la llevo a mi pecho, y ahí la dejo. Quiero que sienta la forma desmedida en que late mi corazón al tenerlo cerca.
—Con sus cartas me hacia sentir terrible, y hasta cierto punto responsable por no corresponderle en la forma en que ella me quería. Y entonces lo hice, me dejé manipular por sus acciones, dejé el fútbol para pasar tiempo con ella, porque una parte de mi creyó que si le correspondía ella jamás volvería a intentar suicidarse. Fui tan ingenuo. —Sorbe su nariz. Esta llorando.
Mis ojos vuelven a humedecerse, y derramar lágrimas a mis mejillas.
Me he quedado muda, ninguna palabra sale de mi.
—Me obligue a mi mismo a quererla, convencido de que si llegaba a amarla, podría protegerla de ella misma, de sus intentos de suicidio, de sus problemas, de sus miedos, de todo. Y no fue así. Sentía miedo de perderla, miedo de que se quitara la vida por mi culpa, por no corresponderle, y lo confundí con amor, justo ahora me doy cuenta, porque la manera en que mi corazón late por ti, jamás latió por Isabella. Me sentía culpable aún estando con ella, no podía ser yo mismo...— vuelve a sorber su nariz.
Mi corazón amenaza con salirse de mi pecho, ¿me está diciendo indirectamente que me ama? Más lágrimas caen de mis ojos, me giro aún con su mano entre las mías para verlo a los ojos, y no logro hacerlo ya que los tiene cerrados, lo único que puedo ver son un par de lágrimas en sus mejillas rosadas.
Dios, yo siempre juzgué a Edward, siempre que pude le repetí lo idiota que era, y es que siendo honestos fue muy idiota, pero después de saber todo esto, yo no sé qué pensar. Ha sufrido demasiado.
—Edward...— él lleva su índice a mis labios haciéndome callar aún sin abrir sus ojos. Vuelvo a recostarme en su pecho.
—Esta cicatriz...— señala su cicatriz en el cuello, lo sé aunque no lo esté viendo y tenga los ojos en la acera, puedo sentir su mano libre detrás de mi nuca, —Tomo un cuchillo una noche que se había quedado a dormir conmigo, y nos hizo la misma herida, la de ella fue aún más profunda que se desmayó por la pérdida de sangre, y fue gracias a eso, gracias a que mi tío Jack nos llevó al hospital, que supimos que estaba embarazada, fue gracias a otro de sus malditos intentos de suicidio, que supe que iba a ser papá a mis diecisiete años.
¿Qué? Quiero gritar, llorar, quiero abrazarlo, y decirle que todo está bien. Pero eso no servirá de nada, él lo sabe.
Tampoco quiero culpar a la chica, ella estaba enferma.
—Sentí emoción, tristeza, enojo conmigo mismo y muchísimas más emociones en mi interior cuando el doctor nos lo dijo, en el fondo yo sabía que no amaba a Isabella por más que intentara convencerme de que sí lo hacía, me sentía atado a ella y aún así actué feliz frente a ella para transmitirle felicidad y que supiera que no la dejaría sola, que ahora no solo debía seguir viva por mi, sino también por nuestra hija.
Hace una larga pausa, yo seguía en shock, no me había imaginada jamas nada como esto, y me dolía el pecho de solo imaginarme a Edward sufriendo todo este tiempo.
—El embarazo fue terriblemente doloroso, ella solo lloraba y me pedía que me quedara a su lado, no podía ir a clases, no podía jugar fútbol, no podía hacer nada. No podía hablar con nadie sin que ella se enojara y peleáramos. Por el bien del bebé, me deje manipular por ella, deje de hacer todo lo que me gustaba... Y ¿para qué? Para que al final cuando solo faltaban días para que naciera nuestro bebé, volviera a intentar suicidarse...
Cuando creía que no podía sentirme peor, eso hace que pueda, ¿Cómo es posible? ¿Entonces su bebé no esta viva? Dios, no por favor. Él dijo que tiene dos años, y que es la razón por la que va a España.
Tiene que estar viva.
—¿Tú bebé...?— él me interrumpe, y de cierta forma lo agradezco, no estaba lista para hacer esa pregunta tan dolorosa.
—El doctor me dijo que sólo podían salvar a una porque no había tiempo de intervenir en ambas y la bebé se estaba quedando sin oxígeno, era Isabella o mi hija, los padres de ella no llegaban, y en el hospital solo estábamos el tío Jack y yo. Entonces fui el ser más egoísta del puto mundo, pensé en mí solamente; y elegí a la bebé....
—¿Qué tú hiciste qué?— La voz furiosa de Emil se escucha detrás de nosotros, y nos ponemos de pie rápidamente.
Me asusto escucharlo de pronto.
Tiene la cara roja de coraje, y sus manos en puños a sus costados. Luce realmente furioso.
¿Estuvo escuchando todo este rato?
—Emil...— Edward intenta hablar poniéndose frente a mí, pero Emil se lanza dándole un golpe en su rostro. Y eso hace que el cuerpo de Edward me empuje y caiga de culo al suelo.
Me dolió un poco.
Pero, ¿Qué?
—Joder, ¿Emil, qué te pasa?— le pregunto molesta poniéndome de pie con ayuda de Edward que extrañamente no luce molesto. Más bien está preocupado.
—¿Estás bien?— me pregunta y asiento con la cabeza. Su nariz está sangrando y se le ha enrojecido la mejilla por el golpe. Por Dios.
Emil no me da tiempo para preguntarle a Edward si está bien, se lanza de nuevo encima de él y lo golpea de nuevo.
Qué mierda.
Edward no se defiende. Simplemente se deja golpear por Emil. Un golpe tras otro.
¡No puede ser!
—¡Emil para, joder!
Grito lo más fuerte que puedo, pero no para, lo sigue golpeando. Y no hay nadie alrededor, solo nosotros tres.
¡Mierda! ¿Por qué lo golpea?
—¡¿Cómo pudiste hacer eso?!— le grita y lo empuja haciéndolo caer a un lado.
¿Hacer qué? Me va a explotar mi cabeza, de verdad me frustra no entender el porqué de su comportamiento.
Me acerco rápidamente a él y lo abrazo con lágrimas en mis ojos, rogándole entre susurros a Emil que ya pare, estoy aún más confundida que nunca, la cara de Edward no me dice nada, ni siquiera luce molesto.
—Es mi hija...
—¿Cómo pudiste?— vuelve a preguntar.
—¿Como pude, qué?— pregunta Edward limpiando con su mano la sangre de su nariz.
—Preferiste a tu bebé en vez de salvarla a ella, ¡puto egoísta!
—¡Es mi hija...!
Es todo lo que alcanza a decir, y antes de que pueda terminar, Emil lo interrumpe:
—¡Yo estaba enamorado de ella, idiota!
Quedo en shock nuevamente, ¿Emil estaba enamorado de Isabella? Pero que mierda...
Edward no se sorprende, no se inmuta, no nada, ¿cómo es qué eso no lo haya tomado por sorpresa? ¿Ya lo sabía?
Se pone de pie y limpia la sangre de su nariz de nuevo, —¿Entonces me has golpeado por Isabella? Yo pensé que era por Arizona...
¿Por mi?
Emil no lo piensa más, y vuelve a golpearlo, pero esta vez con más coraje y más rabia.
—¡Eres un puto idiota!
—Emil...
Intento acercarme a él para detenerlo, pero me da un leve empujón haciéndome retroceder.
—¿Cómo puedes querer a este idiota?— lo dice con la voz rota, y se aleja por la acera en dirección a su casa, dejándome ahí sola con Edward.
Confundida, pero sobre todo sorprendida.
¿Qué mierda ha sido todo esto?
____
Xoxo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top