21:

Maratón 2/3
ARIZONA LEE.

Me encontraba tumbada en uno de los sofás de la sala de estar. Cuando llegue del colegio no había nadie en casa, solo encontré una notita en la cocina donde Nadia decía que me había dejado comida por ahí, para que comiera, ya que ellos volverían después de la cena. Ya no tenía tanta hambre, pero aún así probé de lo que dejo.

Luego subí arriba con Freya, quien estaba tiernamente recostada en mi cama, lamiéndose a ella misma, la alimenté y luego baje de nuevo a la sala.

Ya me había duchado, incluso mi padre había llamado para preguntarme que si qué tal estaba, y si todo estaba bien, lo que me sorprendió muchísimo, casi parecía que él sabía lo que había pasado con Edward, debido a que insistió mucho, pero yo no le dije nada sobre eso, no tenía ganas de hablar del tema. Le pregunte por mamá y dijo que ella estaba ocupada, igual que en las últimas llamadas del mes, con el único que podía hablar era con papá, mamá siempre estaba ocupada.

También llame a Shanay para ponerla un poco al día, omitiendo todo lo nuevo sobre Edward, más bien cada que ella intentaba hablar sobre él, cambiaba o evadía el tema.

Mire el reloj que estaba en la pared, faltaban pocos minutos para que fueran las 6, lo que indicaba que estaban por llegar los chicos. Suspiré y revisé mis mensajes, me había olvidado del mensaje que Ethan me había enviado antes de entrar a clases.

Ethan:
¿Quieres un consejo nena?

Seguía sin saber a qué se refería, pero ya saben la curiosidad mato al gato.

Yo:
¿Un consejo sobre qué?

Luego revisé otro par de mensajes que tenía de Daniel, enviándole una nota de voz como respuesta, diciéndole que todo estaba en orden, y preguntándole que si qué tal estaba él.

Me había vestido cómodamente después de ducharme, con un short holgado de color azul crema, y una blusa de tirantes de color blanco, en mis pies había puesto solo calcetines para andar descalza por toda la casa. Mi cabello estaba en dos trenzas cayendo a los costados de mi cara. Me sentía como una niña, recuerdo que cuando era pequeña mamá siempre solía peinarme con trenzas, aunque ahora tenía el cabello pintado de naranja, se veían genial aún así.

El sonido de un mensaje proveniente de mi móvil me hizo sobresaltarme en el sofá, lo encendí rápidamente.

Ethan:
A veces tienes que alejarte de las personas, no porque no te importen, sino porque no les importas.

Sin previo aviso mi corazón se estrujó, sabía exactamente a qué se refería, y la manera en la que lo había dicho, o más bien escrito en un mensaje, me apretó el pecho, y se formó un nudo en mi garganta al instante.

¿Qué?

Estaba claro que se refería a Edward, me estaba dejando claro que no le importaba ni un poco a su hermano. Y eso dolía, porque a pesar de que Ethan, podía ser tan imbécil y juguetón, sabía que me estaba advirtiendo antes de que fuera demasiado tarde.

Cerré los ojos unos segundos con un par de lágrimas cayendo de ellos, y mi móvil sonó de nuevo en mis manos. No quería leer el siguiente mensaje, sabía que dolería aún más si ese venía de Ethan, pero estoy tan jodida que no tarde ni un poco en abrir los ojos, y entrar a su chat de nuevo.

Ethan:
No pierdas tú tiempo, intentando entenderlo. Es imposible.

Más lágrimas caían de mis ojos, primero indirectamente me estaba diciendo que me alejara de su hermano, y luego directamente me dice, que estar cerca de él para entenderlo sería una pérdida de tiempo. Y es que no sé exactamente que es lo que duele más.

Resoplé y lance el móvil al otro sofá que estaba frente a mi. ¿Debería seguir el consejo de Ethan?

Y es que estaba claro que debía seguirlo, yo solo estaría por unos meses más ahí, luego regresaría a mi ciudad, con mis amigos, mis papás, lejos de Edward, lejos de todo lo que me rodea aquí.

Quizás Ethan tenía razón. Edward únicamente había sido un tremendo idiota conmigo, y aunque yo me esforzara por querer entenderlo, jamás lo lograría, parece que no tiene sentimientos hacia nadie, y ciertamente estoy consciente que no merezco esto, yo merezco más, mucho más.

Sorbo mi nariz, y me pongo de pie para ir a la cocina por alguna servilleta para limpiar mi rostro, y tomaría una cerveza. La necesitaba.

Limpio mi rostro, tomando la cerveza y sorbiendo de ella.  Apenas salgo de la cocina cuando escucho el timbre.

Corro hacia la puerta, y abro rápidamente. Ahí están parados Kyle y Gael, muy sonrientes, Gael vestía una polera naranja y un short negro, su cabello rubio bien peinado, haciéndolo lucir bastante bien. En cambio Kyle, vestía todo de negro, polera negra, short negro, seguramente que ropa interior negra también, y su cabello rubio desparpajado en distintas direcciones en un completo desorden.

Les sonrió.

—Pasen chicos.— ellos me siguen sonriendo y observando toda la casa, me daba la impresión que no era la primera vez que estaban acá.

Ambos traían en sus hombros una mochila, solo que Kyle también traía un par de hojas en sus manos.

—¿Estás sola?— pregunta Gael tumbándose en el sofá en el que había lanzado mi móvil hace un par de minutos. Kyle permanece parado a mi lado, hasta parece un poco incómodo.

Asiento, y entonces caigo en cuenta que aún tengo la cerveza en mi mano, y ambos chicos la están mirando.

—No sabía que bebías— Kyle frunce su ceño solo un poco.

Lo miro divertida, —hay cientos de cosas que no sabes de mi Kyle.

Él niega, y se le escapa una sonrisa de lado.

—Eso tiene solución, ¿No?— alza una ceja, intentando coquetearme, por instinto me sonrojo y volteó a ver a Gael, quien nos mira divertido, sin una sola pizca de celos. ¿Qué acaso no va reclamar a su hombre?

—¿Quieren una?— ofrezco evitando lo que acaba de decir Kyle. Hace apenas unos minutos estaba llorando, y ahora solo quería divertirme, quizás emborracharme sería una buena idea.

Kyle niega, y Gael asiente.

Me acerco a él, y palmeó su hombro suavemente,—No seas aburrido, Kyle.

Los dejo en la sala de estar, y voy a la cocina por un par de cervezas y una botella de vodka que robe de la alacena. Regreso a la sala y se las ofrezco, dejando la botella sobre la mesa. Gael la toma encantado, agradeciendo. Mientras que Kyle nos mira mal a ambos. Las demás cervezas las deje sobre el piso.

—¿Qué?—frunzo el ceño.

—Nosotros estamos aquí para hacer el trabajo, no para beber— casi sonaba a una persona muy adulta, como un papá molesto.

Suelto una carcajada, y Gael lo mira divertido.

—Siéntate y relájate— le ordeno, él resopla y toma asiento, dejando la cerveza que le había ofrecido en la mesita de la sala.

Aburrido.

Kyle empieza a explicarnos lo que las hojas decían, y todo aquello que debíamos hacer para que nuestro trabajo fuera excelente, mientras Gael y yo bebíamos, había traído más cervezas, y habíamos estado bebiendo sin control también de la botella, mientras intentábamos poner atención a todo lo que Kyle decía.

Él parecía ser el único interesado en realmente trabajar. Y claro que yo lo hubiera estado, si no me sintiera tan mal y confundida. A Edward, no lo lograba sacar de mi cabeza, y eso lograba preocuparme e irritarme al mismo tiempo.

—¿Quieren prestar atención?— Kyle espetó molesto.

Gael se removió en donde estaba sentado, y alzó sus manos como un niño pequeño, lo cual hizo que soltara una carcajada, sus mejillas se habían tornado un poco rojas, hasta lucia un poco más lindo así.

—Gael...— Kyle sonaba amenazante.

Tomo una cerveza del piso, donde las había dejado hace un momento, y me acerco hasta quedar muy cerca de Kyle. Mi cabeza empezaba a dar vueltas, y ya había perdido la cuenta de cuántas cervezas había tomado, sin contar las veces que me había empinado la botella.

—Toma una. Solo una, anda— le ofrezco y él niega.

Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que Kyle suspira hondo. —Mierda— susurra para adentro, y luego chasquea la lengua, se veía bastante bien enojado.

Toma la cerveza y se la bebe completa de un solo trago. Lo veo sorprendida.

¿Qué? pensé que no bebía y por eso se había negado todo el rato.

—¡Bien hermano!— Gael aplaude, soltando un par de carcajadas.

—¡Juguemos a algo!— propongo ya un poco mareada. Y sonando muy emocionada, poniéndome de pie.

Gael me mira luciendo intrigado, mientras que Kyle cambio su expresión completamente, ahora no lucia molesto, lucia relajado, y había tomado ahora la botella para empinársela.

Desde que había leído el mensaje de Ethan, mi pecho se había mantenido apretado, dolía, era una sensación de vacío, y conforme bebía cervezas, esta sensación desaparecía poco a poco. Y si beber hasta quedar inconsciente ayudaba a dejar de sentirme así, lo haría.

Estaba tan sumergida en beber y beber, que olvide por completo que los chicos y sus abuelos volverían en un rato. Y me deje llevar.

—¿Qué juego propones?— Gael alza una ceja y relame sus labios, dejando su cerveza frente a él.

Los tres estábamos sentados en el piso, al rededor de la mesa donde Kyle había puesto todo lo necesario para trabajar, aunque no habíamos avanzado una mierda.

Pasó mi pulgar por mi sien, fingiendo pensar, porque realmente mi mente no estaba para concentrarse y pensar en algo.

Vuelvo a sentarme a un lado de Kyle, —No se me ocurre nada, ustedes propongan algo.

Gael toma la iniciativa, poniendo su cerveza al frente en medio de la mesa, de esta caían un par de gotitas y lograron mojar un par de hojas.

—¡Gael! ten más cuidado— Kyle empieza a recoger todas las hojas y las guarda en su mochila.

—El que se termine al último su cerveza, hace lo que los demás quieran— eso sonó aterrador, es decir, "lo que los demás quieran", no sonaba a nada bueno, la sonrisa de Gael se ensancha al ver mi mueca de preocupación.

—El yo nunca, me suena mejor— propone Kyle, mirándome divertido.

—Prefiero el yo nunca— digo rápidamente y Gael resopla.

—Aburridos— Kyle y yo soltamos una carcajada. Y empezamos el juego.

Había visto en mi antiguo colegio a chicos jugando al yo nunca un par de veces, pero jamás lo había jugado yo misma. Me sentía nerviosa.

—¿Lo has jugado alguna vez Arizona?— pregunta Gael.

Asiento, —Sí,— mentir me sabía mal, pero aún hacía lo hice.

—Yo empiezo— Kyle pone 3 cervezas abiertas sobre la mesa, —Yo nunca he mentido hoy.

Lo miro mal, y él solo ríe. Sabía que muy probablemente se refería a mi, pero sorprendentemente Gael bebe antes que yo mirando fijamente y divertido a Kyle, trato de recordar todo lo que Gael dijo hoy, pero mi mente estaba en blanco, y no lograba recordar casi nada. Tomo la cerveza y me la empino también.

—Vaya vaya, que par de mentirosos— Kyle ríe.

—Yo nunca he besado a alguien de mi mismo sexo— Gael es quien habla esta vez, y sorprendentemente es el único que bebe. Miro mal a Kyle.

—Bebe— le ordenó y el frunce el ceño.

—¿Qué?

—¿Son novios y no se han besado?— pongo los ojos en blanco.

Y Gael se echa a reír demasiado fuerte. Lo miro mal. ¿Qué?, aunque todo indicaba que no parecían novios, yo pensaba que a Kyle no le gustaba mostrase afectivo con él en público.

—Te ha mentido, por eso dije lo de "Yo nunca he mentido hoy". ¿En serio te creíste eso?— suelta una sonora carcajada, mientras yo abro mi boca pero no digo nada.

Tonta. Eso había sido.

Decido ignorar eso, sabiendo que este par no son novios, que aunque era algo que ya esperaba, me había tomado por sorpresa, o era que el alcohol ya me tenía toda distraída.

—Yo nunca he...tenido sexo.— fue lo primero que me vino a la mente, y después de pronunciar "sexo", mis mejillas se calentaron rápidamente, me sentí avergonzada de inmediato.

Gael y Kyle, bebieron al mismo tiempo, y su mirada estaba sobre mi, esperando si bebería o no. Lo dude un segundo, estaba claro que era virgen, pero eso era algo que ellos no sabían, y no tenían porque saber.

Tome valor, y me empine la cerveza. Ellos sonrieron al verme hacerlo.

—Admito que por un momento pensé que tú no...—Gael no termina su frase, y empieza a reír como un loco.

—Te vez más, ¿cómo decirlo?, ¿inocente?— veo mal a Kyle, y decido ignorar ambos comentarios.

Seguimos el juego por un rato más, con comentarios como: "Yo nunca he copiado un examen", "yo nunca me he saltado una clase", "yo nunca me fleché con un profesor", " yo nunca olvidé alimentar a mi mascota", esa última la había dicho, y había sido en la única que había bebido, mientras Kyle y Gael, bebían de la botella de vodka en cada una.

Me sentía mareada, todo me daba vueltas y escuchaba un poco a lo lejos las carcajadas de Gael, quien aseguró luce peor que yo. Mientras que Kyle esta perfecto, y no, no me refiero a perfecto físicamente, aunque también, me refiero a que luce sobrio, el alcohol no ha hecho nada de efecto en él.

Nos tumbamos en los sofas, Gael solo en uno. Kyle estaba en el sofá frente a Gael, con mi cabeza sobre sus piernas. Me sentía fatal, incapaz de moverme.

Todo daba vueltas, y cerrar los ojos era aún peor, la imagen de Edward aparecía, y por alguna razón eso me hacía enfurecer.

Ruidos provenientes de afuera, hacen que me sobresalte y me ponga de pie torpemente, escuchamos como se abre la puerta principal, Gael ni siquiera se inmuto y tampoco se movió del sofá, estaba perdido en sus pensamientos mirando el techo. En cambio Kyle se puso de pie a mi lado tenso, yo tambaleaba un poco pero él lograba sostenerme.

Ethan aparece en la sala, y examina el lugar con detenimiento, se que lo que está viendo no le gusta nada, pero lo peor viene después. Edward entra detrás de él, luce casi perfecto, de no ser porque camina un poco lento, y hace muecas de dolor, diría que viene impecable. Su cabello está peinado, viste un short holgado azul, y una camiseta verde con rayas amarillas, era la primera vez que lo miraba tan colorido, y no con su usual ropa negra, y la ropa le queda algo suelta, no debe ser de él. Se veía jodidamente bien, y su ceño fruncido como todo el tiempo, estaba presente.

Mi corazón se aceleró amenazando salirse de mi pecho. Esta bien, y está aquí, casi perfecto.

—Mierda, ¡Arizona!— la voz de Ethan, hace que me sobresalte y deje de observar a Edward.  Veo cómo Gael pega un brinco al escuchar el grito, y como Kyle toma mi brazo, para que no me mueva.

Edward posa su mirada en mi, y luego en las botellas de cerveza en la mesa, y después en los chicos. Si al llegar lucia molesto, ahora luce mucho más.

—¿Qué mierda es esto?— es lo único que pregunta, y Ethan corre a la cocina por una bolsa negra y empieza a recoger todo el tiradero a la velocidad de la luz. Luce alarmado, suelto una carcajada inconscientemente.

—¡Vienen mis abuelos joder! muevan el culo y ayúdenme a recoger— intento moverme pero Kyle me detiene. Veo cómo Gael entre movimientos torpes se acerca a Ethan a ayudarlo, y Edward se queda de pie observándolo todo.

Por alguna razón, que debe ser el alcohol, escuchar que venían los abuelos, no me preocupo, al contrario sentía ganas de reírme como una loca, pero me las aguante.

Volví a fijar mi vista en Edward, y lo único que llego a mi fue coraje, mucho coraje, y ganas de golpearlo.

— ¿Qué haces aquí?— le reto mirándolo con coraje, intento dar un paso al frente pero de nuevo el estúpido Kyle me detiene. Edward solo me mira con amargura, y eso me hace enojar más.

—Ari...— la voz de Kyle sonaba suave, intentaba detenerme, —estas borracha.

—¡Suéltame!— le gritó logrando soltarme de su agarre, y casi caigo al suelo por lo brusca que fui.

—Joder, chicos fuera de aquí— Ethan señaló hacia la puerta. Gael recogió su mochila y tomó una cerveza, dispuesto a salir de ahí. Pero Kyle se negó.

—No.

Y esta vez fue Edward quien caminó hacia nosotros lentamente, con cuidado, pero su mirada bien fría. —¡Fuera!

—¡Que no!— grito Kyle esta vez mirando demasiado furioso a Edward.

Gael se acercó a pasos torpes hasta Kyle, y le tomo el brazo, —Kyle, no ahora, puedes golpearlo después. Vámonos.

¿Golpearlo después? ¿A quién?

Lo jalo, y Kyle se quejó un par de veces, pero finalmente cedió tomando sus cosas para salir de ahí.

Ethan seguía recogiendo desesperadamente, maldiciendo por lo bajo.

—Llévala a mi habitación. Yo me haré cargo de los abuelos.

Su orden suena demandante y fria, Ethan levanta la vista dejando de recoger, yo me había quedado helada, sin saber que decir, o que hacer. Mi cabeza palpitaba y todo daba vueltas. Me sentía demasiado mal e incapaz de pronunciar palabra.

—Edward, no creo que sea buena idea...— Ethan dice, y Edward le señala a su alrededor.

—Lo que no es buena idea, es que los abuelos vean esto, ¡Hazlo!

Intento caminar hasta él, pero los brazos de Ethan me toman por sorpresa subiéndome a sus hombros, pataleo y lo golpeo rogandole que me baje, pero no lo hace.

Desde los hombros de Ethan, puedo ver como Edward me observa, mientras subimos las escaleras, y lo único que se me ocurrió fue sacarle el dedo medio, mientras le gritaba cientos de cosas.

—¡Idiota, Edward!— él formó una sonrisa de lado, pero era una sonrisa vacía, llena de dolor y amargura.

No pude decir nada más, porque Ethan se perdió en el pasillo conmigo, llevándome a la habitación de Edward.

—Me pides que me aleje, y tú mismo me traes a su habitación, ¿Qué mierda te pasa?— espetó furiosa mientras me baja. Hago un intento por salir de ahí. Pero él se interpone obstruyéndome el paso.

—Ari... solo por favor quédate aquí, y no hagas escándalo. Mis abuelos vienen con Camille y Emil, no pueden verte así.— toma mi rostro en sus manos, — dúchate y toma algo de ropa de él, por favor.

Niego, y siento como mis ojos empiezan a nublarse y llenarse de lágrimas. —No, llévame a mi habitación, es un idiota no quiero verlo— lloriqueo bajando la mirada.

Ethan toma mi mentón, y me obliga a mirarlo, —Ari, hazlo por favor, él no vendrá hasta que los abuelos se hayan ido a dormir, solo...— acaricio mi mejilla, y limpio las lágrimas que habían caído de mis ojos, — solo no hagas ruido, ¿si?

Quería negarme, pero por alguna razón la idea de esperar a Edward, y poder hablar con él, o al menos gritarle y golpearlo me hizo pensarlo, y finalmente asentí. —Está bien.

Él beso mi frente cariñosamente, y susurro algo que no logre entender y salió de ahí, dejándome sola en la habitación de Edward, escuche como aseguró la puerta antes de salir. Me sentía una tonta, quería llorar y llorar, verlo no me había dado alivio, me había hecho sentir molesta conmigo misma, por querer correr a besarlo, o mínimo abrazarlo, pero únicamente me estaba haciendo daño. Y me costaba darme cuenta.

Sorbo mi nariz, y me tumbo en la cama de Edward, todo me daba vueltas, y no tenía fuerzas para meterme a bañar, lloro un rato más, hasta que siento mis párpados pesados, y como poco a poco se cierran hasta que quedo dormida, ahí en la habitación del idiota que me gusta. Por qué sí, Edward me gustaba, y la idea me tenía aterrada.

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Xoxo.

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