13:
ARIZONA LEE:
Habían pasado algunos días desde el domingo, todo había estado normal a excepción de una cosa, Edward no aparecía por ningún lado, incluso fui una que otra vez a su habitación, pero tenía llave, me imaginé que estaba pasando por un mal momento, intenté sacar conversación con sus hermanos y Camille sobre él pero simplemente me ignoraron, o cambiaron el tema. Ethan actuaba extraño, llegaba del colegio, se duchaba, y desaparecía, algunos días supuse que iba a su práctica de fútbol, hasta que se llegaba la noche volvía a casa.
Emil y yo habíamos estado jugando videojuegos últimamente por las noches, definitivamente era bipolar, al principio estaba muy molesto y luego se ablandó acercándose a mi un poco más.
Camille había estado en depresión estos días, al parecer la Camille del fin de semana únicamente era una máscara, no había ido al colegio estos días, y tampoco quería bajar a comer, tuve que montarme un papel de mamá para obligarla algunas veces, Emil ayudo con eso, diciéndole que si seguía comportándose así sin razón -claro que el no sabía lo que había pasado con Frank-, llamaría a su papá, y al parecer Camille lo que menos quería era eso.
Aún no logro entender cómo es que mis profesores no avisaron al director de las faltas constantes de su hija.
En el colegio todo andaba bien, tomaba las clases sin hablar con nadie que no fuera Alejandra y en la hora de salida extrañamente por "casualidad", me encontraba siempre con Ethan quien venía conmigo a casa, para ducharse y luego desaparecer.
Con mis padres todo andaba bien, bueno al menos con papá, mamá únicamente me había enviado textos, pero con papá si me había llamado de vez en cuando por las mañanas.
—Ari, ¿Estás ahí?— la voz de Emil se hace presente desde fuera de mi habitación.
—Si, pasa.
Me incorporo en la cama, para sentarme.
Emil entra con su traje de fútbol, luciendo guapo y varonil, con su cabello alineado, y sus ojos cafés clavados en mi.
—Ya me voy, te veo ¿a las siete?— se refería a nuestra cita para jugar videojuegos, lo que habíamos estado haciendo casi por una semana; jugar videojuegos hasta la madrugada en la sala de estar.
Asiento rápidamente, —Te prometo que hoy no me ganarás.— le sonrió divertidamente.
—Oh, no deberías prometer cosas que no podrás cumplir— sonríe coquetamente.
—Puedo hacerlo.
—Como digas, te veo a las 7— me guiña un ojo y sale de mi habitación.
Me vuelvo a recostar en las almohadas clavando mi vista en el techo, ¿Donde te metiste Edward?
No malinterpreten mi insistencia con él, la única razón por la que quería y necesitaba verlo, era para reclamarle lo del chupón, habían pasado días y esa cosa aún no desaparecía, era desesperante tener que cubrirlo con maquillaje, y estar revisando a cada momento si este no se caía.
Además de que mi desesperación aumentaba conforme los días, y ver que no aparecía por ningún lado. Y que Freya no comiera también me preocupaba, me había esforzado en estar pendiente de ella, alimentarla, limpiar sus desastres, pero ella simplemente no comía, dejaba la comida tal cual se la había servido.
Seguro que extraña al enemigo.
Eso podía ser cierto, después de todo él pasaba más tiempo con ella.
En fin, necesitaba descansar, los desvelos jugando videojuegos con Emil, me estaban cobrando factura, me sentía realmente cansada, dormiría un poco antes de bajar a la sala.
***
Me desperté por el sonido de la alarma de mi celular, Dios ya eran las 6 de la tarde, debía servirle de comer a Freya, y si, si es lo que estás pensando, había llenado de alarmas mi móvil para no olvidarme de nada últimamente.
Me cuesta un poco acostumbrarme a la luz en mi habitación, pero finalmente lo hago, poniéndome de pie con mucha flojera. Busque a Freya en la habitación pero no la encontré, serví sus croquetitas en su plato, y salí de ahí para buscarla.
Me sorprendo al encontrarme a Ethan con ella, teniéndola encima de sus brazos sin acercarla demasiado a su cara, me rio por sus muecas tan graciosas.
—Pensé que eras alérgico a los gatos— digo en broma mientras me acerco para tomarla en mis brazos, Ethan sonríe y suspira aliviado.
—Lo soy, pero al parecer tiene hambre, deberías alimentarla, mala madre— niego entre risas. Ese comentario me había llevado de vuelta a pensar en Edward.
¿Que demonios me pasa?
Te gusta.
Que no.
—Eso haré, ¿de donde vienes?, pensé que estarías en la práctica. Vi a Emil irse hace unas horas.— digo acariciando a Freya.
Él niega, y su rostro se tensa un poco, —He estado muy ocupado estos últimos días, no he ido, quizás después vaya.
—Bien, ¿te unes a jugar videojuegos?
—Seguro, los haré pedazos a ti y a Emil.— suelta una suave carcajada.
—Dudo que eso sea posible, Emil es increíblemente bueno.— él parece herido por mi comentario.
—Pero no mejor que yo,— dice esto último y entra a su habitación dejándome sola en el pasillo, estaba segura que me divertiría esta noche, muy segura.
***
Había dormido en la habitación de Camille, luego de jugar videojuegos con los gemelos había subido a ver películas con ella, la habíamos pasado tan bien, parecía que ella estaba superando poco a poco la situación, lo único que ella deseaba era no ver a Fran; que porque se sentía muy avergonzada.
Y realmente la entendía.
Mientras jugábamos videojuegos por la noche, los padres de ellos habían llamado a Emil, diciendo que querían que fueran el fin de semana a su casa, y que podían invitarme.
Emil protestó cien veces, diciendo que tenía trabajos atrasados en el colegio, Ethan también se quejó pero no tan insistente, y Camille solo resopló exasperada ante eso, claro que me negué, yo también tenía un par de tareas, y además cuidar de Freya. A pesar de que Ethan y Camille insistieron un par de veces en que fuera con ellos, finalmente respetaron mi decisión dejando de insistir, nunca había ido a la casa de ellos, sería muy incómodo.
Veo a Camille cómodamente dormida a mi lado, ya eran las nueve a.m, y su tío llegaría por ellos a las doce, supuse que debía despertarla.
Su cabello negro a los costados de su cara, con sus ojos cerrados, y sus labios apretados, se veía tierna, y tan bonita.
—Camille, Cam— insisto tocando sus hombros. Pero ella no se mueve.
—¡Camille!— alzó un poco más la voz y entonces abre sus ojos.
—¿Que, qué pasa?— pregunta girando su cuerpo para darme la espalda.
—Tienes que preparar tus cosas para ir a la casa de tus tíos.
—No iré,— cubre su cara con las sábanas.
—¿Cómo?— preguntó quitándole las sábanas.
—Si tú no vas, no iré, la casa de mis tíos es tan aburrida— bufa.
Niego lentamente esbozando una sonrisa, esta era la Camille chantajista que intentaba convencer a todos de que hicieran lo que ella quería.
—Cam, andando ponte de pie, y prepara tus cosas.
—¿Si iras con nosotros?— dice girándose de nuevo hacia mi para sonreír un poco aún media dormida.
—No, debo estar pendiente de Freya— me pongo de pie, para caminar hacia la puerta, —solo es un día y medio Cam, mañana vuelves.
Ella resopla, y se sienta en la cama.
—¿Por qué no quieres ir?, ¿en serio te gusta estar sola?— me pregunta de vuelta, claramente no me gustaba estar sola, pero prefería eso; que estar con su familia; que ya demasiado era que me permitieran vivir con sus hijos.
—Cam, no insistas, anda.
Tomo el pomo de la puerta, y salgo de ahí, en parte la verdadera razón por la que no quería ir, es porque de cierta forma me recordarían a mis padres, y a pesar de que ya estaba menos molesta con ellos, aún les guardaba algo de resentimiento.
Voy a mi habitación, y al entrar me sorprendo al encontrar una notita en el piso y Freya la estaba lambisqueando, la recojo rápidamente y por alguna razón esbozó una pequeña sonrisa.
Deberías de ir a casa de mis padres, puedes llevar a Freya.
Edward.
Sonrió como una tonta, hoy justamente se cumplían dos semanas que no lo había visto, dios santo. Antes de hacer nada salgo de mi habitación para ir a la suya, pero me encuentro a Ethan en el pasillo con una toalla en su cabeza, y en bata de baño, se veía bastante bien, debía admitirlo.
—¿A dónde vas?— me pregunta alzando una ceja, y sonriendo como si tramara algo.
—A hablar con Edward.— le respondo firmemente, no dice nada por unos segundos, y me deja avanzar por el pasillo, cuando llego a la puerta de Edward, Ethan habla de nuevo.
—Él está en casa de mis padres— me giro a verlo, pero ya había entrado a su habitación.
¿Qué?
¿Y como la notita había llegado a mi habitación?, ¿estás dos semanas estuvo en casa de sus padres?, oh definitivamente iba a golpearlo en cuanto lo viera.
Iría, solo para golpearlo.
Camino de vuelta a la habitación de Camille y entro sin tocar, la encuentro guardando un par de cosas en su mochila, y seguía con la pijama.
—Iré, solo por ti, ¿ok?— sabia que mentía; pero prefería que pensara que iría por ella, la sola idea de que supiera que iría para golpear y hablar con Edward, no me gustaba del todo.
—¡Genial!— pega un grito lleno de emoción y me abraza.
Le devuelvo el abrazo, y salgo de ahí para ir a preparar un par de cosas, y también a Freya, la llevaría conmigo claramente, le demostraría a Edward que estaba siendo una madre genial.
Me sentía estúpida, por el simple hecho de que pensar que vería a Edward aceleraba mi corazón y se apretaba mi pecho al mismo tiempo. Supongo que después de todo lo había extrañado, había extrañado su mal humor, sus estúpidas bromas, su tono de voz tan demandante, pero sobre todo sus hermosos ojos verdes, que me ponían tan nerviosa y aceleraban mi pulso cada vez que está cerca.
Camino a pasos acelerados a mi habitación, y tomo una mochila de color crema que estaba en el closet, la sensación de que vería a Edward después de todo me tenía nerviosa, ¿qué estaría haciendo estos días?.
Tomo ropa de mi closet, la suficiente para un día y medio, unas sandalias y deportivos, supongo que no debía llevar mucho, tomo una ducha rápida y me visto con un vestido negro corto de manga larga, hacía frío aún, pero este vestido era de mis favoritos, así que podría aguantar el frío.
Cuelgo la mochila en mis hombros y tomo a Freya en mis brazos, para ir a la habitación de Camille, toco la puerta y luego de escuchar un -adelante- y entro ahí.
—Dios, Ari, te ves muy linda.— me dice mientras me da un vistazo, y vuelve su vista al espejo.
—Gracias, ¿te iras en pijama?— preguntó curiosa, Camille seguía en pijama, su cabello en un desorden, y asiente con la cabeza tranquilamente.
—Sí, la casa de mis tíos es como estar aquí, solo que el doble de aburrido— me acerco y pongo a Freya en el piso.
—¿Por qué es tan aburrido?
Se gira un poco, mientras me siento en su cama dejando la mochila a un lado.
—Digamos que únicamente nos llevan a casa, para que los gemelos no metan chicas aquí, saben que todos los fines de semana hay alguien acá, y lo único que hacemos allá es estar encerrados en nuestras habitaciones y ellos en su despacho— suspira cansada, — y de vez en cuando los gemelos juegan videojuegos, no hacemos nada que no hagamos acá.
—¿Y tú papá?— preguntó.
—Él se va de viaje a California con los abuelos, o aveces nos acompaña. Pero es igual de aburrido si va o no mi padre.
—Guao, me esperaba que fuera un poco divertido. ¿Y Edward?— preguntó curiosa, la necesidad de saber que hacía él en casa de sus padres llegó a mi.
Ella niega levantándose de la silla frente al espejo, —Nada que tenga que ver con nosotros es divertido desde hace dos años. Y sobre Edward, es imposible predecir lo que él hace, unos días está encerrado, y otros con la abuela.
La duda crecía en mi, ¿Que pasó hace dos años Camille?
Quería preguntar, pero no veía en Camille ni la más mínima intención de querer hablarme sobre eso, si hubiera querido hacerlo, ya lo habría hecho.
—Ya está Camilo abajo esperándonos— habla Emil abriendo la puerta de la habitación luciendo muy molesto, dirigiéndose a nosotras, apenas nos da un segundo para verlo, y sale de ahí tan rápido como entro.
—¿Camilo?— preguntó y al instante recuerdo que ese era el nombre del padre.
—Así le dice a su padre cuando está enojado, es un inmaduro— pone los ojos en blanco poniéndose de pie, yo solo asiento sin entender. —Andando Arizona, dios no quiera que hagamos esperar a mi tío.
¿Qué? eso había sido exceso de sarcasmo.
Toma su mochila y sale de su habitación dejándome sola con Freya, la imito tomando a Freya en mis brazos, y colgándome la mochila al hombro para seguirla.
Acaricio a Freya, y le susurro: yo se que tú también lo extrañas, inconscientemente.
Bajo las escaleras, y ahí los veo a Emil, Camille, y Ethan, todos con una mochila colgada a sus hombros, y parados frente a Camilo con sus mejores caras de: no quiero ir.
Me acerco tímidamente y sonrió.
—Veo que Camille te ha convencido, me alegra de que sea así.— se acerca para besar mi mejilla, el señor Camilo es muy atractivo, debía estar entre los 38-40 años, no se veía más mayor, y ninguno de los gemelos se parece a él, solo Edward. Pasa su mano por el pelaje de Freya, —Está debe ser Freya, es muy linda.
—Gracias— me limito a decir aún sonriendo.
—Bien, vayámonos chicos, su madre nos espera con una deliciosa lasaña.
¿Su madre?, ¿Y Edward?.
Salimos en fila de ahí, yo fui la última en salir, y en subir al auto, de piloto claramente el papá, de copiloto se había montado Ethan, y atrás: Emil, Camille y yo, en ese mismo orden, Camille se había posicionado en medio de nosotros.
El camino fue como de una hora, Ethan se quejo y estornudo un par de veces dramáticamente por Freya, sonó un par de veces su móvil, pero jamás lo atendió, hasta terminó apagándolo. Me sentía culpable un poco, su rostro se enrojecía y pequeños puntos rojos aparecían en él, aunque admitía que era gracioso, me sentía culpable.
Por otro lado Emil se había dormido en el hombro de Camille, quien se la había pasado jugando al candy crush todo el camino, mientras yo veía a Freya dormir cómodamente y observaba la ventanilla del auto.
El padre únicamente condujo en silencio.
—Llegamos chicos—. Dice Camilo bajándose del auto, todos los demás nos bajamos sin decir nada, me permito observar la casa, es enorme de una sola planta, con un hermoso jardín lleno de césped.
—Mantén alejada a esa gata de mi, por favor—Ethan se acerca a mi para murmurar eso, y camina hasta la puerta para entrar.
—Vamos Ari; te mostrare esta aburrida casa— Camille murmura fingiendo emoción avanzando a la puerta, dejando a Emil y a su padre aún cerca del auto. La sigo sin decir nada. Me estaba arrepintiendo de haber venido.
Pero ver el rostro de Edward después de tantos días, valía la pena.
Entramos a la casa, por dentro tenía enormes paredes de color amarillas, llenas de fotografías de todos ellos, una en específico llamo mi atención que estaba un poco oculta entre la sala y los pasillos, ahí estaba Edward quizás hace un año o dos, sosteniendo una ecografía, muy feliz, decido ignorar ese hecho, porque Camille caminaba muy apresurada para terminar de mostrarme lo demás, los pasillos eran enormes y largos, con muebles que lucían extravagantes y a juego.
—¿Y qué te parece?— pregunta Camille tumbándose en la sala, en uno de los enormes sofás, después de mostrarme todo, menos las habitaciones.
Me tumbo a un lado de ella, y detrás de un sofá veo la guitarra de Edward, aquella guitarra que vi cuando desperté en su habitación.
Mi pecho se acelera, él definitivamente esta aquí.
—Es muy bonito todo, no parece aburrido— ella bufa.
—Pero lo es, créeme.
De la cocina sale Eva con un delantal cubriendo sus leggins y blusa con elegancia, y trae puesto unos guantes de cocina, su cabello atado en un moño y esboza una enorme sonrisa al verme.
—Pequeñas, las estaba esperando en la cocina— habla acercándose y Camille se pone de pie para rodearla con sus brazos.
—Le enseñaba la casa a Arizona, tía.
Me pongo de pie junto con Freya en mis brazos y me acerco a ella, —¡Hola!— digo rodeándola en cuanto Camille se separa.
—Que gusto tenerte por aquí Arizona,—le agradezco, separándome de ella. — ¿Vienen a comer?— ambas asentimos y la seguimos hasta la cocina.
Ahí estaba una señora frente al fregadero, quien únicamente nos sonríe y abraza a Camille, Y Emil esta sentado en la barra bebiendo un jugo.
—¿Y Ethan?— preguntó al ver que no esta.
—Fue con papá a casa de la abuela, él dormirá allá hoy y Edward también.— Eso es todo lo que dice Emil, sin girar a verme.
¿Qué? ¿Edward está en casa de sus abuelos?
—Siéntense, ya todo está listo.— sonríe Eva, y la obedecemos, sentándonos en la mesa del comedor para comer eso que olía demasiado delicioso. Por suerte había dejado a Freya en la sala de estar.
Lasaña. La comida favorita de mis padres.
Me preguntó si Eva o Camilo les avisaron que vendría, quizás si.
Sin más, esperamos para servirnos y comenzar a comer. Un vacío se sentía en mi pecho, la extraña sensación de sentir que Edward no esta aquí, y no lo vería. Pero no quería preguntar por él, no quería quedar como una preguntona.
Pero, ¿Por qué me mentiría Ethan?
Cada vez lo extraño más, y no entiendo por qué.
_____
Xoxo.
Ig:vlwriter
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