Capítulo 14: La calidez de la llama

Había pasado una semana desde que me enteré de la condición de Rengoku, desde ese momento ya no he ido a la finca mariposa a pasar a saludar. Ni siquiera había salido de mi habitación hasta que Giyuu regresó.

Hace dos días que mi hermano fue dado de alta y he tratado de actuar frente a él de lo más normal posible, pero por alguna razón mi hermano no me quita la mirada de encima, como si sospechara algo.

Hoy es más de lo mismo, mi hermano estaba sentado frente a mí y me estaba mirando muy detalladamente. En verdad, esto es un poco incomodo.

- ¿Quieres salmón con rábano? Lo prepararé de inmediato.

Me disponía a levantarme para irme a la cocina, pero mi hermano no me lo permitió.

- No nee san, hoy no quiero.

Esto es raro, Giyuu nunca había rechazado un plato de su comida favorita. Por lo que no me quedó más opción que sentarme nuevamente y quedarme callada.

- ¿Por cuánto tiempo...?

De repente, mi hermano me preguntó.

- ¿Por cuánto tiempo te esconderás aquí?

- ¿Disculpa? No entiendo lo que quieres decir.

- ¿Por qué te escondes de Rengoku?

- No lo hago.

Giré mi rostro hacia el jardín para no ver de frente a Giyuu.

- ¿Sabías que hace tres días despertó? – Me pregunta.

- Si, Kanzaburo san me informó.

- ¿Entonces?

- Entonces ¿Qué?

- ¿Por qué no has ido a saludarlo?

Por qué no tengo derecho de verlo ni estar en su presencia. Eso me hubiese gustado decirle a mi hermano, pero me quedé callada.

Durante un rato sentía la mirada de mi hermano sobre mí, pero de repente Giyuu suspiró y se levantó.

- ¿A dónde vas? – Le pregunté.

- Al pueblo y vendrás conmigo.

- Pero...

- Sin peros.

Cielos, es la primera vez que veo a Giyuu tan autoritario, él no se movía de su lugar y seguía con su mirada en mí. Creo que no tengo alternativa por lo que me levanté de mi lugar para acompañar a mi hermano.

La noche era tranquila y algo fría, aunque eso a mí ya no pueda afectarme. Caminábamos en silencio hasta llegar al pueblo que hay cerca de la organización. Había muchos locales de comida abiertos y Giyuu comenzó a acercarse a uno.

En cuanto le di alcance a mi hermano, vi que estábamos en un puesto callejero donde vendían brochetas de diferentes tipos. Giyuu pidió unos cuantos, de carne y pescado, pero algo que llamó mi atención fue que pidió bastantes de batatas, estos venían glaseados con naranja, miso y miel.

- ¡Muchas gracias por su compra!

El dueño del local le agradece a mi hermano y nos fuimos alejándonos de las calles. Al final llegamos a un pequeño parque y nos sentamos en una banca.

- ¿Giyuu qué ocurre?

- Estas brochetas están deliciosas nee san.

- ¿No me digas que solo querías que te acompañara para verte comer?

Giyuu no me respondió, solo le dio otro mordisco a la brocheta de carne.

- Cuando vuelvas a ser humana, tienes que venir a este lugar nee san.

Suspiré.

- Si, cuando sea humana de nuevo, vendremos juntos.

- Bien, pero tu deberías venir con otra persona.

¿Eh? ¿Por qué Giyuu me dijo eso? Además ¿Por qué lo dijo un poco enojado?

- ¿Con quién? – Pregunté.

- ... Con Rengoku.

- ¡Giyuu! – Después de alzar la voz un poco, la baje para que nadie nos escuchara – No creo que eso se pueda.

- ¿Por qué?

- ¿Cómo que por qué? Rengoku san de seguro debe odiarme.

Giyuu volvió a comer otra bolita de carne de su brocheta y me preguntó.

- ¿Es así? ¿Rengoku te lo dijo?

- No necesita decírmelo, es lo más seguro.

- ¿Cómo lo sabes?

- Giyuu... Tu no escuchaste lo que dicen de él.

- ¿De su honor y orgullo?

Me sorprendí un poco.

- ¿Cómo lo sabes? – Le pregunté.

- Kanae.

¿Kanae? Quizás ella también escuchó esa conversación, ya que estaba justo atrás de mí.

- Ya veo.

- ¿Y qué piensa Rengoku?

- ¡Giyuu! ¿Cómo voy a saberlo? Es obvio que no lo sé.

- Exacto, no lo sabes y nunca lo sabrás si no le preguntas.

- Pero...

- Pero ¿Qué?

- ¿Y si no quiere verme?

- Entonces regresaremos a nuestro hogar.

¿Regresaremos? ¿Qué quiso decirme con eso?

- Tienes que ir a verle y preguntarle cómo se siente – Me dice.

- Pero ¿No lastimaría más su orgullo?

- ¿Por qué lo crees?

- Por lo que dijeron esos cazadores, que para ellos era mejor morir en combate que vivir miserablemente.

- ¿Y ese es el orgullo de Rengoku?

- ¿Eh?

- Nee san ¿Quién crees que conoce mejor el orgullo de Rengoku, esos cazadores o el mismo Rengoku?

No tuve que pensarlo por mucho tiempo.

- Rengoku san – Fue mi respuesta.

- Así es, por eso debes ir a preguntarle y no estar huyendo, pensando en cosas que pueden no ser verdad.

Jamás imagine que algo como esto me pudiera estar pasando, mi hermano menor me está reprimiendo y dando consejos, es como si él fuera el mayor aquí, pero tiene razón, si no le pregunto a Rengoku nunca sabré como se siente.

- Tienes razón Giyuu – Me levanté del banco – Debo ir a ver como se encuentra Rengoku san y preguntarle cómo se siente, y si hice algo malo para él, le ofreceré mis más sinceras disculpas.

- Bien.

Giyuu también se levantó del banco después de comerse la última brocheta de pescado.

- Vamos.

Giyuu me dice y sin esperar mi respuesta empezó a caminar, yo solo le agradecía internamente por hacerme ver mi error, aunque no entiendo ese pequeño enojo que trae consigo. Sin embargo...

- Je.

- ¿Qué sucede nee san?

- Es que creo que lo que dijiste en aquella ocasión era verdad.

- ¿De qué?

- Los papeles se invirtieron. Ahora eres el hermano mayor y yo me convertí en la hermana menor.

Giyuu no me respondió, solo asintió ligeramente con su cabeza y continuamos con nuestra caminata. Nuestro destino, la finca mariposa.

No tardamos mucho en llegar, apenas mi hermano tocó la puerta principal y una de las niñas que trabajan aquí, Aoi, nos recibió.

- ¿Pilar del agua, se encuentra bien?

- Si – Responde mi hermano – Quisiéramos ver al pilar de la llama.

- ¿Quisiéramos? – Se pregunta para ella misma – Bueno, las horas de visita ya...

Aoi se quedó callada al verme y después asintió.

- Entiendo, pasen por favor, iré a ver si se encuentra despierto.

- Muchas gracias, Aoi chan – Le dije en cuanto pasamos por su lado.

Caminamos hacia la habitación de Rengoku y Aoi entró para corroborar la situación del pilar, mientras esperábamos, Kanae nos vio y junto a su hermana Shinobu se acercaron a nosotros.

- Ara ara, es bueno verlos de visita – Nos dice Kanae.

- Disculpa si te preocupé, Kanae san – Le respondí.

- No hay de que, lo importante es que estes de regreso.

- Este...

De repente, Shinobu se acercó a mí con un rostro algo apenado.

- Sé que debí hacer esto hace mucho tiempo, pero...

Todos estábamos a la expectativa, en lo personal no sé qué le ocurre. De repente, Shinobu agachó su cabeza y se disculpó conmigo.

- Lamento mucho haberla apuñalado aquella noche.

- ¿Eh?

- Después de que la envenené y se fue corriendo, mi hermana me contó como le habías salvado la vida y aun así no le creí, después de reencontrarnos, no tuve el valor de disculparme contigo. Por eso lo lamento mucho.

Ahora entiendo.

- Levante la cabeza Kocho san, no hay nada que disculpar.

Poco a poco Shinobu levantó su rostro.

- Era tu hermana quien estaba en peligro, si hubiese estado en tu lugar, hubiese hecho lo mismo.

- P-Pero...

- ¡Ya sé! ¿Puedo llamarte por tu nombre? Así podremos ser amigas y las disculpas estarán de sobra ¿Qué opinas?

Shinobu parecía no creerse lo que le había ofrecido, incluso volteó para mirar a su hermana y ella solo le sonreía mientras asentía con su cabeza.

- Está bien – Responde Shinobu – Siempre y cuando yo también pueda llamarla por su nombre.

- Eso es lo que hacen las amigas, ¿No, Shinobu san?

Shinobu solo me dedico una ligera sonrisa y fue en ese momento que escuchamos la puerta de la habitación de Rengoku abrirse.

- El pilar de la llama está... ¿Maestra?

- ¿Qué sucede Aoi chan? – Le pregunta Kanae.

- ¿Eh? ¡Ah si! El pilar de la llama está despierto Tomioka san, me dijo que le gustaría verlos.

- Entiendo – Le respondí un poco animada y nerviosa – Vamos Giyuu.

- Ten esto nee san.

Giyuu me entrega las brochetas de batatas mientras lo miraba muy confundida.

- ¿Y esto? – Le pregunté.

- A Rengoku le gustan las batatas – Me responde.

Así que por eso compró bastantes, pero...

- ¿No piensas entrar conmigo?

- Primero entra tú, después de que hablen y si ambos quieren que entre, solo tendrán que avisarme.

- Pero...

Iba a protestar, pero Giyuu comenzó a empujarme dentro de la habitación. Al cruzar la puerta, mi hermano cerró la puerta por detrás de mí y solo alcancé a escuchar un "Ara ara" de parte de Kanae.

Al levantar la mirada, pude ver a Rengoku sentado sobre su cama lleno de vendas, las vendas que más me llamaron la atención fueron las de su ojo izquierdo y eso me causo un poco de tristeza.

Él estaba tranquilo mirándome y sonriéndome como siempre lo hacía, en ese momento baje la mirada y me arme de valor para caminar y estar a su lado. En cuanto llegué, veía parte de su torso y las sábanas que cubrían sus piernas.

- Ha pasado mucho tiempo, Tomioka san.

- Si... bueno, yo...

No sabía cómo iniciar la conversación.

- ¿Cómo... cómo se encuentra, Rengoku san?

- Estoy bien, contando los días para empezar la rehabilitación.

¿Rehabilitación? ¿Acaso... acaso Rengoku podrá regresar a su deber como pilar?

- ¿Eso significa que regresaras a tu puesto de pilar?

- ¡Aun no lo sé! Kocho me lo dirá durante mi avance en la rehabilitación, eso fue lo que me dijo.

- Ya... ya veo.

Entonces aún no es claro si Rengoku podrá continuar con su trabajo. Un pequeño silencio se hizo hasta que Rengoku me volvió a hablar.

- ¿Sucede algo? ¿Por qué tienes la cabeza agachada?

- Es que yo... No sé si tengo el derecho de verle al rostro.

- ¿Y eso, por qué dices eso?

- Bueno yo... yo escuché que es posible que no pueda regresar a ser pilar y que podrías vivir con un...

- ¡Eso no me detendrá!

En ese momento levanté la cabeza por la impresión de escucharlo decir eso.

- P-Pero, tu ojo...

- ¡Los dioses me bendijeron con otro!

- ¿Tus heridas?

- ¡Mejoraran!

Rengoku parece muy seguro de sí mismo, es como si supiera que podrá regresar a ser un cazador de demonios. Sin embargo, yo no podía compartir la misma seguridad que él.

- ¿Por qué vuelves a agachar la cabeza? – Me pregunta.

- Es que... escuché que podrías retirarte de ser pilar – Algunas lágrimas salían de mis ojos – Tu honor se perdió y todo por mi culpa

- ¿Mi honor?

- Escuché de unos cazadores del honor del guerrero y ante la posibilidad de ya no serlo, ellos... *snif*... ellos dijeron que era mejor...

- Para mi – Rengoku me interrumpió – Es mi deber proteger a los débiles, ese es mi honor, ese es mi orgullo, y el que me hayas salvado significa que podré seguir haciéndolo.

¿Rengoku?

- ¿No estas... no estas enojado conmigo? – Le pregunté.

- ¿Por qué debería de estarlo? Tú me salvaste la vida, gracias a ti podré seguir protegiendo a los débiles, gracias a ti pude ver de nuevo a mi hermanito, además...

Rengoku se quedó callado por unos segundos mientras sonreía nostálgicamente.

- Además, por unos momentos pude verla a ella nuevamente.

- ¿A ella?

Pregunté sin pensar, debo decirle que no tiene que contestarme ya que no quiero ser una metiche, pero...

- A mi madre.

Rengoku giró su rostro para verme.

- Madre me dijo que he hecho un estupendo trabajo, pero que todavía tengo que hacer más.

- ¿En... en serio?

- ¡Si!

Quizás, por la pérdida de sangre, Rengoku tuvo una alucinación y vio a su madre en esos momentos, dicen que a veces el cerebro humano para mantenerse con vida nos muestra imágenes de nuestros seres queridos para darnos ánimos de seguir viviendo.

- Y también me dijo que tengo que agradecerte – Me dice.

- No, no tienes que hacerlo.

- ¡Muchas gracias Tomioka san! ¡Gracias por permitirme seguir transitando por este camino que mi madre me inculcó!

- Rengoku san...

- ¡Estoy seguro de que a madre le hubiese encantado conocerte!

- ¿Eh?

Esperen, que quiso decir.

- Espera Rengoku san, tu madre...

- Ella falleció cuando era un niño.

- Yo... No lo sabía... Lo siento.

Se formó un pequeño silencio siendo nuevamente cortado por Rengoku.

- ¡Cuando salga de aquí me gustaría que conozcas a mi familia, sé que a mi hermanito le agradaras!

- Por mí no hay problemas – Dije un poco sorprendida – Pero ¿Está bien? Creo que se sorprenderán cuando vean a un demonio.

- Mi hermano Senjuro ya lo sabe, y padre... lo está asimilando.

Algo me dice que pasara algo malo con su padre, pero Rengoku se ve demasiado entusiasmado por presentarme a su familia, así que no puedo negarme.

- Está bien, cuando te recuperes completamente y antes de que regreses a tus actividades de pilar, iremos a verlos ¿De acuerdo?

- ¡De acuerdo! Por cierto, ¿Qué traes en esa bolsa?

Rengoku me señala la bolsa donde tengo guardados las brochetas, las levanté un poco y comencé a sacarlas.

- Son brochetas de batatas, te traje unas cuantas, porque me dijeron que eran tus favoritas, pero...

- ¿Pero?

- Ya están frías, no deben saber bien.

Cuando iba a guardar las brochetas nuevamente en la bolsa, la mano de Rengoku me detuvo y eso hizo que lo mirara un poco sorprendida, después de la sorpresa, pude ver con diversión como Rengoku no le quitaba la mirada de encima a las brochetas, incluso juraría que había un hilito de saliva saliendo de su boca.

- ¿Quieres? – Le pregunté.

- ¡Umu!

Le extendí la bolsa y el la sujetó con sus manos, después sacó una de las brochetas y comenzó a comerlas.

- ¡Umai!

Cada vez que le daba un bocado a la brocheta parecía disfrutarlo mucho.

- ¡Umai!

Deje salir una pequeña risa al verlo comer así de emocionado.

- ¡UMAI!

Y como no sonreír ante la afectuosidad de Rengoku, en serio parece una gran llama que me envuelve en la calidez de su calor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top