[ XVI ]
[Días después, comisaría; tarde de lluvia, fin de la jornada]
El detective de mirada cansada
guarda el informe del caso en una carpeta
idéntica a otras tantas.
Nadie pregunta por las víctimas,
nadie aparte de él busca una respuesta
que es incapaz de exprimir ya más de las pistas:
esos versos junto a los cuerpos
que poco o nada aclaran
acerca de motivos inciertos.
Aquí es cuando quieres entrar en escena
—sí, tú, persona que lee estas letras—,
deseando compartir con el detective
los detalles de cómo tuvo lugar el crimen
que has conocido a través de estos poemas,
pero ¡oh, compañero, oh, compañera!
es esa la maldición del lector:
sufrir la desesperación
de callar al otro lado de las palabras.
El reloj marca las nueve en punto,
se acaba su turno
y el detective se marcha a casa,
allí lo espera la vida;
no se lleva con él trabajo:
no carga en su espalda
incógnitas y muertos
que le impidan disfrutar del tiempo
con su familia.
El caso queda cerrado.
°°°
[ EXPEDIENTE DEL CASO ]
Autopsia, resultados:
mujer en la veintena,
identidad desconocida, extranjera,
traumatismo en la región occipital,
causa de la muerte, asfixia,
indicios de agresión sexual
perimortem y con anterioridad,
fracturas óseas diversas
resultado de la caída;
varón en la cuarta década de la vida,
elevado nivel de alcohol en sangre,
correspondencia de ADN confirma que fue el agresor,
causa de la muerte: la bala ausente en el cargador
del arma hallada junto al cadáver.
Momento estimado de las muertes:
madrugada, aproximadamente
una hora de diferencia entre homicidio,
violación y suicidio.
¿Motivo?
Él no amaba la vida
ni a sí mismo
y ella tuvo la mala suerte
de cruzarse en su camino.
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