IX
El resto del mes resulto agotador. Se notaba que estábamos en segundo de Bachillerato y el temario parecia interminable. Los profesores hacían exámenes de absolutamente todo y mandaban ejercicios y trabajos diarios para que no perdiéramos el ritmo. Lo único bueno es que Anna, Lucas y yo estudiábamos juntos en la biblioteca sur, que ha diferencia de la norte no estaba reformada y por ende estaba más vacía. Era más ameno, y al menos nos ayudábamos con las dudas. Y no podía negar que también me gustaba ir allí porque Virginia también iba a pesar de tener su despacho al lado. Al parecer era bastante amiga de la bibliotecaria que tantas veces nos había mandado callar. Virginia nos miraba con furia, pero para su desgracia no podía castigarnos fuera de clase. Aunque durante el mes me había castigado varias veces mas, según ella por mi mal comportamiento. Pero luego en todos los trabajos y exámenes me ponía buenas notas. Enfadarla era divertido, y pasar tiempo con ella también.
Mire como el agua caía por la fuente con fuerza. Era un ruido agradable y extrañamente relajante. Solté mi pelo dejando que este me cubriera justo hasta las orejas, ya que empezaba a tener también frio en la ahí. Hasta llevaba una bufanda de lana por el frio, y eso que siempre había pensado que soportaba bien los bajos grados.
-No deberías estar aquí.-una voz rompió el silencio.
Abrí los ojos con sorpresa desequilibrándome un poco, por lo que agarre la muleta con fuerza y mire a mi alrededor. Estaba apunto de irme, y ya me había levantado. Sus ojos, ligeramente oscuros, me saludaron con un brillo que no supe identificar. Vi como le daba una calada a un cigarro y el humo se escapaba por sus labios con gracia. Era hipnotizante.
-Tu tampoco.- le respondí mientras me ponía bien las muletas apoyando el pie malo en una de ellas. Los profesores también tienen restringido el paso a las instalaciones a partir de las once de la noche.
-Nadie se lee las normas del Internado, ¿Por que tu si?- pregunto con una media sonrisa antes de acercarse a paso lento hacia mi.
Mire detalladamente su cuerpo de reojo intentando memorizar su atuendo. Pantalones negros chinos, camisa gris clara y tacones kilométricos grises también. Hoy no había tenido clase con ella.
-Me gusta informarme sobre los sitios a los que voy.- conteste mientras me encogía de hombros.
Ella me sonrió, esta vez era una sonrisa amplia, después comenzó a reírse.
Fruncí el ceño y entonces me di cuenta de algo que antes no había notado. Tenia las pupilas bastante dilatadas y sus piernas parecían gelatinosas.
-Virginia, ¿has estado bebiendo?- pregunte esta vez mientras ella levantaba el rostro hacia el cielo y con los ojos cerrados le daba una calada al cigarro. Abrió los ojos mirando la luna y después me miro a mi.
-No suelo beber, no me gusta. Cuando era más joven bebía mucho, demasiado quizás, pero decidí dejarlo. Me dio muchos problemas...- se volvió a reír y se acercó aún más a mi, tanto que colocó su mano en mi muslo derecho, aquel que estaba apoyado en mi muleta. Un escalofrió me recorrió entera. - Echaba de menos su sabor, y quería celebrar algo...
Me quedé en blanco, ella volvió a cerrar los ojos.
Joder, que esta borracha. ¡Esta borracha!
-Virginia, deberías irte a tu casa, como te vea alguien así...- volví a mi ser cuando note su mano apartarme el pelo de la cara, sin embargo tampoco detuve su movimiento ni aparte la mano de mi muslo.
-No pasa nada dulzura...-volvió a decir mientras acariciaba esta vez mi pómulo. Ahora que la tenia tan cerca que di cuenta de la tristeza que irradiaba.- Pareces dura, pero eres un pedazo de pan.
Su risa volvió a llenar el silencio y entonces reaccione. Estábamos en el jardín, cualquiera podría vernos y malinterpretar la situación. No me perdonaría que arruinara su carrera por mi culpa. Alce la mirada y busque cualquier persiana levantada, suspire aliviada cuando no vi ninguna. Pero aun así debía llevarme a Virginia de allí.
Con delicadeza sujete su mano apartándola de mi rosto y la empuje levemente hacia atrás separándola de mi. Ella frunció la boca y pareció ligeramente molesta, pero no podía para a fijarme en esos detalles ahora. Me coloque bien la muleta y con la otra mano libre la arrastre a mi lento paso.
-¿Se puede saber que haces?- pareció hacerle gracia la situación ya que se rio sin ningún cuidado. Pare y le mande callar en un susurro pero ella continuo. Lleve mi mano hasta su boca ejerciendo presión. Eso pareció sorprenderle puesto que abrió los ojos completamente con el reflejo de la luna brillando sobre ellos.
-Te vas a callar si no quieres que nos pillen y acabes sin trabajo.- susurre cerca de ella para que me entendiera claro. Notaba sus labios tibios contra mi palma.
Su mirada me reto. Tal vez como el primer día, solo que esta vez no le dejé ganar. Esta vez ella no era mi profesora. Aparte la mano despaspacio.
-Yo...- pareció pensar, perdió la mirada y la vi titubear. Parecia haber recuperado un poco la noción del tiempo. - Iré andando a casa, me vendrá bien. Tu deberías irte a dormir, mañana a la mañana tienes una clase importante.
-Te acompaño.- volví a agarrarla de la mano arrastrándola a la puerta.
-No.- su mano se soltó de la mía con fuerza.- Apenas puedes andar, no te preocupes por mi.
Y yo me quedé ahí como una tonta durante un tiempo que se me hizo interminable. Aún sentía el calor por donde su mano había pasado. Aún sentía cosquillas en mis costados. Aún me costaba respirar con tranquilidad.
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