I

Su mirada me resultó algo curiosa. Sonrió mostrando unos dientes perfectamente blancos y alineados mientras esperaba en el marco de la puerta a que el murmullo adolescente cesará. Algo en ella me resultó especial, tal vez su forma de sonreír sarcásticamente, sus ojos azules que se iluminaban de una forma distinta, o simplemente sus expresiones. El silencio que pronto se había formado con su presencia se rompió por el sonido de sus tacones granates y pude contemplar cómo avanzaba de forma poderosa hasta el escritorio.

- Buenos días- dijo la mujer, que a pesar de aparentar ser joven tendría más de treinta años- Espero que hayáis aprovechado el verano y vengáis dispuestos a trabajar.

Se quedó quieta, justo al lado de la mesa, con un maletín negro en la mano, y nos observó a todos, uno a uno, con detenimiento. Observe su cuerpo, envuelto en una camisa blanca remangada por debajo de los codos y una falda azul marino de talle alto y ajustada. Su rostro mostraba unas tímidas líneas de expresión en la frente, una tez pálida y un pelo azabache con la raya a un lado bajando en largas ondulaciones.

Tras unos instantes en los que nadie se atrevió a decir nada camino hacia el escritorio ,dejó el maletín en la silla y se apoyo en la mesa cruzando las piernas con elegancia.

- Para comenzar el curso se me ha ocurrido hacer algo diferente a otros años...- comentó- se trata de un trabajo individual. Vais a tener que elegir un cuadro, el que queráis.  Tras eso me haréis un ensayo de seis páginas. Podéis hablar de lo que os dé realmente la gana, siempre y cuando esté relacionado con el cuadro. 

- Es una bruja- susurró la chica de mi izquierda. Me gire para ver el rostro de aquel comentario afilado y descubrí a una chica rubia de mira expresiva. Tenia los brazos cruzados apoyados en la mesa y formando un soporte para su cabeza. 

- Soy Annabelle por cierto, pero odio mi nombre, así que llámame Anna- dijo la chica tras unos segundos- ¿Y tú?

- Erin Wood- conteste con el intento de una sonrisa-¿Que te ha hecho para ganarse tu odio?

Anna dejó de morder su boli y se inclino ligeramente hacia mi cambiando su rostro a uno serio.

-El año pasado humillo a un chico diciendo delante de toda la clase por haber escrito en un examen que la Mona Lisa fue pintada por Velázquez. Casi le expulsa de clase- dijo ella en un susurro.

No pude evitar reírme por el dramatismo de su voz. Realmente era un sacrilegio no saber quien había pintado la Mona Lisa, pero no me extrañaba que no lo supiera. Nuestra generación estaba llena de imbéciles. Un chasquido me saco de mis pensamientos y me hizo mirar al frente. La profesora se encontraba frente a mi con un brazo cruzado por debajo del pecho y el otro delante de mi cara. Pensé en que de cerca era incluso más guapa. Y luego en que su mirada estaba cargada de ira.

-¿Erin Wood?-pregunto mirándome fijamente, a lo que yo asentí confusa por el hecho de que supiera mi nombre-  ¿Dinos Erin, que es tan interesante que le ha hecho distraerse de mi asignatura? Dígalo en voz alta, me muero de curiosidad- su voz cargada de sarcasmo me divirtió y enfado a partes iguales. Tome aire y me repetí que era el primer día y me había jurado andar con cuidado, pero cuando vi sus ojos brillantes, como incitándome a retarla, todo pensamiento racional acabo en saco roto. 

-Muchas más cosas de las que usted se imagina- conteste apoyado los codos en la mesa mientras le dedicaba una sonrisa ladeada.

Mi respuesta pareció sorprenderle, aunque no podía negar que también me había sorprendido a mi, de normal no me tomaba la valentía, o insensatez, de ir contestando a los profesores. Aunque eso no tenia que ver conmigo, más bien mis anteriores profesores eran tan aburridos que no merecían ni una mención. Mi carácter impulsivo y prepotente siempre había existido. 

-Bueno, pues ya que tiene tantas cosas interesantes que hacer en vez de escucharme le invito a irse de la clase- dijo ella mientras se daba la vuelta hacia la pizarra, pero justo antes de ponerse a escribir en ella me miró de reojo.- Tras la clase le espero en mi despacho, señorita Wood.

Y entonces comenzó a escribir sobre la pizarra con perfecta caligrafía: Virginia Green.

Sacudí mi cabeza y me metí las manos en los bolsillos mientras comenzaba a caminar hacia la puerta de clase. Justo detrás mía oí un susurro de Anna, Ya te avisé. Me reproche mentalmente mi impulsividad. ¿Dónde se había quedado lo de no meterse en problemas ni llamar la atención? Sentía aun como quemaba la nuca la mirada de toda la clase sobre mi. 

Salí de allí dirigiéndome hacia el jardín del Internado aunque la figura de Virginia seguía rondándome por la cabeza mostrando en su rostro una sonrisa de victoria.



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