Parte única
¿Que tan difícil es declararse?
Declararse puede parecer muy sencillo para todos, si a lo mucho unos cuantos nervios por saber si serás correspondido o no. En este caso, así se sentía Min Yoongi, el híbrido gatuno, de gran casa, y bastante dinero. Yoongi había caído por completo por aquel cachorro, a quien conoció en una noche de lluvia, el cual, desde entonces vivía ahí haciéndole compañía y alegrando sus mañanas día a día, sin falta alguna.
Claro que pasaron por mucho, discusiones, y acuerdos, como la vez en que el cachorro quiso jugar en su forma canina y sin cuidado alguno entró a la casa bañado en lodo, manchando todos los muebles y el suelo del hogar que compartían. El gato se enfureció tanto que lo obligó a darse un baño y a limpiar la gran casa, la cual, le pertenecía. Pobre cachorro, no era su culpa ser juguetón.
O podía ser también, como la vez en que el felino se adentró al cuarto individual del cachorro, el cual siempre tenía la cama tendida porque solían dormir juntos en la cama del mayor. Esa vez, Yoongi entró sin permiso alguno, solo quería ayudar al cachorro a limpiar, pero no sé esperaba que chico estuviese saliendo del baño de su habitación, con una toalla enredada, ese día Jimin y el discutieron de igual manera, por invadir la privacidad del menor.
Sin embargo, a pesar de las discusiones tontas que estuvieron pasando, los dos comenzaron a sentir con el tiempo un sentimiento más fuerte que los conectaba.
Pero justo ahora, después de pasar diez años en los que rescató al menor, y viven juntos, justo en el mismo día, pensó, que sería lindo declararse.
Una fecha especial para él fue cuando lo encontró, y por eso mismo quería coincidir para el comienzo de su relación. Durante éstos diez años, el cachorro de diecisiete años de edad, en la actualidad de veintisiete años, estuvo estudiando, retomó los estudios que había dejado, y ahora se encontraba en la universidad, en si tercer año de carrera.
Yoongi aprovechó ésto para preparar desde temprano todo aquello necesario, y que se viese presentable para su "romántica" declaración. Yoon podía decir que no es fanático de lo cliché, pero sin embargo, pensó que era la mejor idea para que esto fuese lo más romántico posible. Se puso a cocinar, un delicioso pastel de zanahoria y nuez, así no iba a ser tan empalagoso; colocó un mantel de color vino sobre la mesa, y un pequeño candelabro de mesa, con tres velas correspondientes de color blanco, pero sin encenderlas todavía; comenzó a preparar un poco de fideos, por ser una ocasión especial, y si el chico lo aceptaba, esperaba que con ayuda de un significado de tal magnitud, ayudara en que su relación fuese larga y duradera.
Los fideos de trigo (milguksu) en Corea, solían prepararse para ocasiones especiales, como lo eran los cumpleaños, bodas o en ocasiones favorables, pues la forma larga y continua se asociaba con la dicha de la longevidad y a largos matrimonios desde la antigüedad.
Por ello mismo, el felino decidió preparar para la situación un poco de kalguksu (sopa de fideos con pollo). Los dejó en la estufa, dentro de una olla junto a los demás ingredientes, cociendose a fuego lento, porque sería algo tardado.
El heterocromatico estaba inundado de nervios, por lo que, cuando el cachorro regresó de la universidad, y tocó la puerta para avisar que llegó, Yoongi estuvo dispuesto a ir a abrir, pero por su descuido su ropa se atoró con un tornillo sobresaliente del marco de la puerta (el cual era de madera), y se tropezó, sintiendo como su short era desgarrado por aquello.
Al ver que no le abrían, Jimin supuso que su Hyung estaba ocupado, por lo que abrió la puerta con sus llaves y entró, observando al avergonzado felino de orejas blancas, cerrando la puerta tras de sí y agachándose para ayudar al chico.
Cuando Yoon ya se encontraba de pie, entre nervios y balbuceos invitó a Jimin a pasar a la cocina y sentarse, mientras que último mencionado dejaba su mochila a un lado de la puerta principal, adentrándose en la cocina tras su mayor. Yoongi, aún invadido por los nervios, no se fijó en su camino y chocó contra la mesa, tirando las velas, que hace unos minutos atrás, encendió, pero Jimin reaccionó rápidamente, y jaló hacia atrás al minino, evitando que éste se quemara.
Al ver que el mantel se estaba comenzando a quemar, tomó el extintor que colgaba de la pared en alguna parte de la habitación, apagando el fuego de éste, y de las velas.
Al terminar, dejó de abrir la espuma, y soltó a un lado aquel pesado aparato de metal, limpiándose con una de sus mangas el sudor que bajaba por su frente.
Los dos por fin respiraron calmos, hasta que, si no fuese suficiente mala suerte para el pelinegro, comenzó a sentirse un olor fétido, y azufrado. La comida, tanto la que se encontraba dentro del horno, y arriba de la estufa, se estaba quemando, y desprendía humo, que se extendía por todo la cocina propagando un olor a quemado.
El felino, instintivamente bajó sus orejas y su rostro se tiñó de un tono rojizo claro, y el cachorro suspiro para acto seguido, arreglar aquel problema.
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Horas más tarde, y que Yoongi ya se pusiera un short que no estuviese desvivido y que Jimin arreglara el problema de la cocina, los dos se encontraban sentados en el sillón de la sala, con un minino cabizbajo y un cachorro entre nervioso y emocionado por lo que se atrevería a hacer. Pero primero necesitaba saber que su Hyung estuviese bien, no quería que estuviese triste, por lo que antes procuró ver qué le sucedía.
-Hyung, ¿sucede algo?
-Uh... Nada Jimin-ah -contestó algo decaído.
-Hyung, sabe que puede confiar en mí -trata de tocar el hombro del contrario, pero este se aleja un poco.
-¡Dije que estoy bien, Jimin!
Contestó frustrado, puesto que nada de lo que tenía planeado salió bien, y él quería que la situación fuese especial, pero incluso la comida se arruinó, y también lo desanimó porque pensó que era una señal. Una señal de que el no debía estar junto al cachorro, pobre gatito, que no se daba cuenta de como el cachorro de Chow Chow lo veía.
Jimin mordió su labio inferior, se encontraba nervioso.
Jimin se levantó de su lugar, y se acercó a su mochila, agachándose para sacar cierto objeto de ella.
Se acercó a Yoongi y acarició una de las orejitas que sobresalían de entre los cabellos de Yoongi.
-Hyung, tenga.
Yoongi levantó la mirada nervioso y avergonzado, pero al ver lo que estaba frente a sus ojos no podía creerlo. La cola enroscada del cachorro se agitaba de un lado a otro, mientras sonreía y se achinaban aún más sus ojos, se sentía feliz al ver el rostro de sorpresa y emoción del pálido minino.
El objeto en las manos de Jimin pasó a pasar al regazo del felino.
Un peluche de Kumamon con un moño rojo amarrado alrededor de la altura del cuello del peluche, y del nudo de éste, colgaban un par de anillos de plata, ideales para las parejas -en Corea no es necesario estar casado para usar estos anillos, son un detalle para las parejas porque vienen a juego.
El felino, incrédulo, acarició la tela del peluche, y sonriendo inconscientemente al sentir el frío metal rozando sus manos. No podía creerlo, después de tanto esfuerzo tirado a la basura, resultó ser que el día le preparaba algo aún más especial.
Yoongi mordió su labio inferior al sentir como pequeñas gotas de agua salada salían de sus ojos, y tapó sus rostro con ambas manos.
Jimin, preocupado por haber hecho algo malo, tomó las manos de su mayor para retirarlas.
-Hyung, ¿está bien? ¿Hice algo malo?
El mayor, sin hablar, negó moviendo su cabeza de un lado a otro, entrelazando sus dedos con los del más alto -por un par de centímetros-, y soltando pequeñas risas y unos cuantos hipidos.
Yoongi miró al menor, a los ojos y en silencio.
-¿Hyung?
Preguntó nervioso.
Pero éste no le respondió, en cambio, saltó sobre el cachorro, abrazando su cuello y sentándose en sus piernas, importándole poco que el pequeño Kumamon cayera a su lado.
La preocupación del menor se disipó al sentir los suaves labios de su mayor chocando con los suyos.
Era un beso suave, el primer beso de ambos, las manos de Jimin fueron dominadas por su instinto animal y por inercia, el canino convirtió el pausado beso a uno más salvaje. Rodeó la cintura del felino y sus manos se adentraron bajo la camiseta de el ya mencionado, robándole unos cuantos suspiros, las respiraciones de ambos se volvieron agitadas. Jimin ya iba a sacar su instinto por completo, pero algo los interrumpió.
El sonido fuerte de un trueno, resonó en las paredes de la casa asustándolos a ambos haciéndoles saltar en su lugar, y al gato, dar un respingo, erizando el pelaje de sus orejas y su esponjosa cola.
-Hyung... ¿Quisiera ser su novio?
Preguntó en un susurro.
-Me encantaría -susurró de igual forma, para acto seguido sonreír y besar los labios de su cachorro.
Jimin tomó al osito Kumamon, y retiró los anillos que colgaban en el moño de éste. Sacó un par de cadenas del mismo material que los anillos, y colocó alrededor del cuello del minino, haciendo lo mismo con el suyo propio.
El pelinegro se acercó a la oreja del contrario susurrándole.
-¿Quieres salir un rato a mojar nuestro pelaje?
-Vamos -sonrió emocionado.
Esa noche, la misma fecha en que fue encontrado bajo la lluvia, cambiarían el triste pasado por un recuerdo más alegre.
Los dos sintieron la cadena enganchándose en su pelaje, para que no se fuese a soltar, sus tamaños disminuyeron, y salieron de entre las ropas de cada uno. Ya no eran humanos con orejas y cola, estaban en su forma animal, ahora eran un gato persa y un cachorro Chow Chow.
Salieron por la entrada para "mascotas" que dirigía hacía el patio, y sintieron al instante como el agua mojaba su pelaje.
El gato fue el primero en caminar hacia el centro del lugar, recostándose en el pasto y cerrando sus ojos, disfrutando de la helada sensación que golpeaba suavemente contra su pelambrera. El cachorro reaccionó, cuando varias gotas de lluvia se juntaron y cayeron sobre su cabeza, a lo cual corrió contra el felino frente a él y le saltó encima haciendo que soltará un maullido quejoso.
Luego se recostó boca arriba, mostrando su pancita peluda a los ojos del gato bicolor.
Duraron minutos, jugueteando, descansando, lamiendo al contrario y pequeños mordiscos entre el cuello, hocico y las orejas, quedándose dormidos bajo las gotas heladas de la lluvia.
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Un híbrido de Chow Chow de lengua azúl, se encontraba sentado en el sillón, temblando, con su nariz de un tono rosado y temblando. Estaba cubierto por una franela, y envuelto en ella, de vez en cuando se podía escuchar a sus dientes castañear.
-A... Aa.... ¡Achú!
Se cubrió con un pañuelo si naricita, y moviendola un poco por la incomodidad.
Al quedar durante toda la noche anterior afuera, bajo la lluvia, nuestros protagonistas atraparon un resfrío.
Un jóven pálido, de cola larga y un poco enrollada, se acercó al cachorro dejando entre sus manos una taza con chocolate caliente. El pelinegro no se encontraba tapado como aquél híbrido, pero si traía consigo una bata del mismo material que el del cachorro, abrigando lo del frío.
Se sentó en el sillón, junto a su menor, y acercó la taza humeante a sus labios, disfrutando el amargo sabor del café.
-Hyung.
-¿Si?
Dijo con voz ronca.
-A la próxima vez, ¡achú! Creo que deberíamos de pensarla mejor antes de salir bajo la lluvia.
Silencio.
-Creo que... Creo que tienes razón mi cachorrito.
Contestó al menor, para acto seguido besar la frente contraria.
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Dedicado a una de mis escritoras favoritas, la talentosa Min_Nochus, espero que te guste.
Y a una niña muy especial, quién es la que me hizo esta bellísima portada im_azul.
Muchas gracias por leer.
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