Día de Conejos

A la mañana siguiente, Lucy fue la que se despertó primero con una extraña sensación en su abdomen. Ella no podía moverse y al ver el motivo por el cual estaba así se sonrojó.

Lucy: Menos mal no te movías mucho, ¿eh?

El pelirosa de alguna forma la tenía abrazada por cíntura, usándola de almohada. Despacio, ella fue retirandose tratando de no despertarlo.

Se preparo para el trabajo y cocinó el desayuno. Cuando vio que Natsu aún no despertaba fue a verlo a la cama. La expresión de paz en su rostro reconforto a la rubia pero igual le dio gracia al ver que estaba abranzando la almohada.

Lucy: ¡Hey... despierta... Natsu... hola!

Natsu: No quiero ir a la escuela, mamá.

Él se abrazó más a la almohada y ella por primera vez desde que se conocierón se pregunto ¿qué habrá pasado con él para que terminara durmiendo en el carro?

Lucy: Natsu debemos ir a trabajar, despierta.

El pelirosa empezo a reaccionar, encontrandose así mismo abrazando la almohada y enfrente de él estaba Lucy, no su madre. Por algún motivo había soñado con su mamá, que falleció cuando él tenía 12 años.

Natsu: ¿Qué hora es?

Lucy: Las 5 de la mañana, vé y alistate para el trabajo, el desayuno esta listo.

Natsu: En un momento estoy listo.

Él le sonrió, definitivamente ella le recordaba a su madre. Ahora mismo mil preguntas llegan a su mente pero la principal de todas fue ¿porqué su familia le dio la espalda? Pregunta que fue contestada en un instante al recordar a su ex-esposa.

Cuando terminó de prepararse, encontro a Lucy en su computadora llenando un formulario para aplicar a la universidad estatal.

Natsu: ¿Piensas asistir a la universidad?

Lucy: Si, a finales de este mes recibo mi diploma de High School y pues quiero tomar un par de clases para empezar.

Desde que la conoció, él nunca había pensado en el pasado de la rubia, lo que ahora le hace preguntarse ¿qué paso con Lucy para que terminara durmiendo en un auto?

Natsu: Gracias por la comida.

Dispusierón a irse al restaurante, durante el trayecto la rubia le explicaba como sería el día de trabajo. Natsu pudo notar el entusiasmo en la voz de Lucy y al mismo tiempo pensó en su hijo, quizas ahora el pequeño tuviera un año y par de meses.

Gajeel: ¡Hey Dragneel!

El pelinegro saludo entusiasmado a Natsu, cosa que a todos les parecio extraño.

Natsu: ¡Hey... Redfox...! ¿Porqué tan entusiasmado?

Gajeel: Necesito tu ayuda con algo pero es secreto.

Ambos chicos se fuerón aparte para hablar.

Levy: Soy yo o Gajeel no nos molesto hoy

Lucy: Quizas ya encontro un amigo en Natsu.

Levy: Hablando del pelirosa, ¿cómo te va con él?

Lucy: De hecho muy bien, es muy traquilo y amable.

Levy: ¿Y ya le contaste lo de tu vida?

Lucy: No pero él tampoco me ha dicho nada de la suya; aunque me da curiosidad. Lo único que sé que se acaba de divorciar.

Levy: ¿Natsu estubo casado? ¿Tiene hijos?

Lucy: No tengo idea, no se lo he preguntado.

Levy: Deberías mejor averigüar que clase de persona tienes en tu casa.

Lucy: Por favor, Levy, él es un buen tipo...

Levy: ¡Hasta ahora! No te confíes mucho.

Lucy: Acaso no has visto que es tímid; eso me hace pensar ¿cómo es que estubo casado, si es muy tímido?

Levy: Lucy... Ten cuidado.

Lucy: Vamos no seas mala con él. Tú misma me has dicho que todos merecemos una oportunidad, hasta una mala hija como yo; entonces, ¿porqué es diferente con Natsu?

Levy: Pero no quiero que te lástimen de nuevo...

Lucy: Natsu no es Bora y él no es mi novio ni nada por el estilo, solo es mi compañero de cuarto.

Levy: Lo que digas, Lucy.

Luego de esa extraña conversación, empezarón a preparar todo para recibir a los niños. Este día le gusta mucho a Lucy, por que por un momento puedo dar el amor de madre que hubiese querido darle a su bebé.

Ultear: Muchas gracias por abrir sus puertas una vez más, Jeral.

Jeral: No hay de que agradecer, a mi esposa y yo nos alegra de ayudar en algo.

Todos los meseros estaban en linea con sus orejas y cola de conejos.

Lucy: ¡Te ves bien Natsu!

Natsu: Me siento raro.

Lucy: ¡Para nada, te luce ser un conejito!

Esas palabras hicierón sonrojarse más al pelirosa, estaba muy avergonzado. De pronto, una ola de unos 15 niños atraveso la puerta y aquella paz que caracterizaba al restaurante, desaparecio.

Gajeel: ¡Bienvenidos, pequeños conejitos!

Los niños emocionados saludarón al personal del restaurante y se prepararón para la primera canción.
Estaban todos los pequeños en una linea viendo a los meseros prepararse para cantar "Be Our Guest"

Natsu: ¿En serio vamos a bailar un tema de "La Bella y La Bestia"

Lucy: Ese es la señal que deben prepararse para comer. Vén agarra a uno de los más pequeños y sigue mis pasos.

El pelirosa vio a un niño como de un año y medio, sientiendo que su corazón se desgarraba por que quizas su hijo fuera como él, ya que era rubio como Jenny y ojos verdes como él. Mientrás Lucy igual tomó entre sus brazos a una pequeña de un año de edad.

Gajeel: ¡Muy bien todos juntos!

Niños/Meseros: ¡Nuestrooo, huésped sea usted...!

Al compás de la canción todos estaban haciendo una serie de pasos; Natsu seguía los pasos de Lucy y notó como ella reía con la pequeña que tenía en sus brazos e igual noto que el pequeño que él tenía se estaba riendo. Su corazón se sintió emocionado, ¿acaso así se siente ser papá? Emocionarse por una canción de un cuento de hadas, mezclada con la risa de un niño.

Gajeel: ¡Pruebe usted el soufflé y los postres "Enflambe" preparados y servidos con el toque de un gourmet. la inquietud a olvidar el banquete va a empezar!

Ellos giraban, moviendo sus brazos. Los niños más grandes sabían muy bien la coreografía y los pequeños hacían movimientos al azar.

Poco a poco conforme avanzaba la canción los pequeños empezaban a sentarse en sus lugares. Cuando el pelirosa tuvo que dejar al pequeño en su silla sintió un gran vacío, en verdad hubiera querido abrazar asi a su hijo.

Gajeel: ¡Plato a plato vendrán hasta que no pueda más, cantaremos para que repose usted, disfrute el gran festín, desde el principio al fin, y pida usted, pida usted, nuestro huésped sea usted!

Al final de la canción todos aplaudían, era increíble como los niños se sentían seguros y amados con esas personas. Y ese fue el motivo que impulso a Erza y Jeral a hacer el día de conejos, por que ambos saben que es crecer sin el amor de padres.

Ellos se conocierón en un orfánato, fuerón separados cuando tenían 8 años y se encontrarón cuando tenían 16 años, desde entonces jamás se separarón, fundarón el restaurante y empezarón con esa tradición.

Entre las pequeñas bromas, el desorden en las mesas y alimentar a los más pequeños, todos los meseros se mantenían ocupados. La cocina no paraba hasta que llego el momento del postre, que por supuesto fue otro desastre entre helado y pastel.

Lucy: ¿Cómo te sientes, Natsu?

Natsu: Veo que es cansado tratar con niños pero con solo ver esas pequeñas sonrisas en sus rostros, hace que cada cosa valga la pena.

Lucy: ¡Bueno ya será hora de los juegos!

Natsu: ¿Juegos? ¿Acaso no estabamos jugando?

Lucy: Eso solo fue la comida, aún falta.

El resto del día fue agotador; entre cuentos, coloreo y juegos. El restaurante parecía un parque completo pero casi al final, los niños se empezarón a cansar.

El pequeño rubio con el que Natsu había bailado lo buscó para extender sus pequeños brazitos y pedirle que lo arrullara.

Natsu: ¿Quieres dormir?

El pelirosa lo tomó entre sus brazos, él no tenía idea de que hacer con un niño pero su instinto paterno y ver a Lucy hacer lo mismo con otro niño, le ayudarón para que el pequeño rubio se durmiera en sus brazos.

Natsu: Si no estubiera en esta situación te adoptaría...

En ese momento el pelirosa se entristecio, quiso disimularlo pero no pudo evitar que sus ojos se cristalizarán.

Lucy: Natsu, hay que llevarlos al carro del orfánato.

La rubia lo acompaño, notando en su mirada que él deseaba quedarse con el pequeñín. No le dijo nada hasta que vio el carro marcharse.

Lucy: ¿Tienes hijos?

Natsu: No, se supone que iba a ser padre pero...

Ella miró su dolor y solo tomó su mano para darle valor.

Lucy: Vamos a casa y hablamos allá. No eres el único que se siente así...

Natsu: ¿Tú también pérdiste un bebé?

Lucy: Si... Es por eso que te digo que te entiendo y yo sé que tú necesitas desahogarte, ¡Vamos a casa!

Ella lo abrazó por unos instantes y  después se dirigierón al apartamento.

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