Capítulo 5


Una hora después, Legolas se despertó de golpe cuando sintió que alguien le tocaba el labio partido con cuidado. Miró hacia arriba y se encontró con que su hermano lo miraba, arrepentido. Cuando abrió la boca para hablar, Keldarion no se lo permitió.

"Lo siento, Legolas. Siento mucho haberte golpeado."

El príncipe más joven no se movió mientras su hermano le atendía la herida con un paño húmedo.

"¿Qué está pasando, Kel? ¿Qué hizo que reaccionaras así?"

Keldarion sacudió la cabeza con tristeza.

"No lo sé, hermano. Es algo que no puedo explicar. Ni siquiera yo lo entiendo, pues nunca lo he sentido antes. Siento como si algo manejara mis emociones y me hiciera perder el control fácilmente. Nunca te haría daño intencionadamente. Por favor, créeme..." –Keldarion empezó a llorar.

Legolas se sentó y le apretó el hombro.

"Lo sé, Kel. Nunca dejaré de creerte. Me has salvado la vida un millón de veces, ¿recuerdas? Pero, por favor, dime cómo ayudarte."

Secándose las lágrimas, Keldarion suspiró.

"Ya me gustaría saber a mí..."

"¿Pasó algo durante el viaje?"

"Nada que yo recuerde –respondió Keldarion. Entonces miró el labio de Legolas con tristeza-. ¡Valar! ¡Padre va a matarme por arruinar tu bonita cara!"

Legolas se rio en voz baja.

"¡No te preocupes por eso! ¡Le diré que me caí!"

"Seguro que no se lo cree."

"Entonces me inventaré otra cosa, ¿está bien? ¡Aunque creo que se creerá cualquier cosa, teniendo en cuenta lo propenso que soy a los problemas! Ahora deja de preocuparte y déjame dormir."

Keldarion se rio.

"Está bien, pero me quedaré a vigilarte. Mi habitación se siente vacía."

"¿Vigilarme? ¡Ya no soy un niño, Kel! ¡¡Sheesh!!"

Con una sonrisa juguetona, Legolas volvió a dormirse. Keldarion no podía dejar de mirarlo. Míralo. Cómo confía en mí. Podría haberlo matado cuando perdí el control. Hoy lo golpeé por primera vez. ¿Qué haré si no dejo de sentirme así?

A la mañana siguiente, el labio de Legolas se había curado gracias a la curación acelerada de los elfos y a los cuidados de Keldarion. Thranduil nunca averiguaría lo que pasó la noche anterior. Los días siguientes transcurrieron con normalidad y Keldarion no había vuelto a sentirse afectado. Ayudaba a su padre con los deberes del reino, sin faltar al concilio semanal, visitaba a su pueblo y escuchaba sus quejas. Las actividades normales del príncipe heredero.

Hasta que un día estaba en el campo de entrenamiento, practicando con la espada con su hermano y otros guerreros del Bosque Negro. Observaba cómo Legolas entrenaba con Linden, el comandante de la guardia real. El príncipe más joven se movía muy rápido, con los pies ligeros, pero Linden era un experimentado guerrero y no era fácil de vencer. Daba todo lo que tenía para bloquear los ataques del príncipe.

Keldarion sonrió, orgulloso, cuando vio cómo Legolas traspasaba la defensa de Linden. El comandante perdió su espada y cayó al suelo, con la punta de la espada de Legolas muy cerca de su cara. Suspiró, resignado.

"¡Ay, Elbereth! ¡Estoy demasiado viejo para esto, mi príncipe!"

Legolas se rio y le ofreció una mano para ayudarlo a levantarse.

"¿Viejo? ¡Pero si te mueves como un potro!"

Linden se rio también.

"¡Ya quisiera!"

Keldarion puso una mano sobre el hombro de Legolas.

"Ahora que le has ganado a este viejo... -Linden se rio aún más fuerte al oír eso. Keldarion sonrió-. ¿...Qué te parece una ronda conmigo?"

Legolas hizo una mueca.

"¿Podemos apostar algo esta vez? ¿Qué tal esos dos cuchillos gemelos que te dio Haldir el verano pasado?"

Keldarion se mostraba reticente.

"¡Pero me gané esas cuchillas! ¡Haldir perdió la apuesta!"

"¡Entonces esfuérzate más en no perder frente a mí, hermano mayor!"

Keldarion no pudo evitar sonreír.

"¡Está bien! ¡Trato hecho!" –los hermanos se estrecharon las manos.

Los demás guerreros hicieron espacio para los dos príncipes, gritando palabras de ánimo. Legolas se movió primero, cargando hacia él con la espada alzada. Keldarion se giró y esquivó el golpe para luego atacar también. Y la batalla continuaba, un gran espectáculo para todo el que miraba. Los dos eran muy buenos, pero Keldarion tenía más experiencia y había sido el maestro de Legolas. Conocía todos los trucos, fortalezas y debilidades de su hermano.

Pero entonces, de repente, los movimientos de Keldarion se volvieron más rápidos y violentos. Legolas se sobresaltó por el ataque brutal y lleno de furia. ¡Su hermano parecía estar poseído!

"¿Kel...? –Legolas intentó llamarlo, intentando defenderse-. ¡Frena un poco!"

"¡Cállate y defiéndete!" –gritó Keldarion, enfadado.

"¡¡¿Qué?!!"

"¡Basta de charla! –Golpe, golpe-. ¡Mueve los pies!"

"¡Ya lo hago!"

"¡Más rápido!" –¡Golpe! ¡Golpe!

"¡¡Kel, para!!"

"¡¡Más rápido, enano!!"

"¡¡Kel!!"

Legolas tropezó y cayó al suelo, con la espada de Keldarion apuntándole al cuello. Ambos hermanos se miraron durante un momento, olvidándose de los guerreros atónitos que los observaban. Los dos jadeaban. Legolas tenía los ojos como platos, mientras que los de Keldarion estaban entrecerrados formando dos rendijas.

Entonces Keldarion recuperó la cordura, se enderezó, miró a su alrededor y soltó la espada. Miró a su hermano y después a sus propias manos con incredulidad. Y luego, sin decir nada, el príncipe heredero del Bosque Negro se dio la vuelta y se alejó a toda prisa.

Legolas lo encontró en el jardín poco después, llorando bajo la sombra de un árbol. Keldarion miró hacia arriba, pero no se sorprendió de que Legolas lo hubiera encontrado.

"Vete, Legolas."

"No puedo –Legolas se sentó en el banco, al lado de su hermano-. ¿Qué está pasando, Kel? Dímelo, por favor."

"¡Estuve a punto de matarte! ¡Eso es lo que pasó! ¿No lo ves? ¡Ya no puedo controlarlo!"

"¿Controlar qué? ¿De qué estás hablando?"

"¡Ese sonido en mi cabeza! ¡La voz que me llama! Me sigue llamando, llevándose mi corazón... y mi alma..."

Legolas permaneció un minuto en silencio, sin idea de cómo tranquilizar a su hermano.

"Kel, vamos a hablar con padre. Puede que él sepa qué hacer."

Keldarion sacudió la cabeza y se puso en pie de golpe.

"No. Él no puede hacer nada."

"¿Y cómo sabes...?"

"¡Porque sí, maldición! ¡Nadie puede ayudarme! –gritó Keldarion-. Quiero que te alejes de mí, Legolas. No quiero hacerte daño."

"¡No voy a alejarme de ti y no voy a dejar que te enfrentes a esto solo!"

"¿Por qué siempre eres tan cabezota?"

"¡Porque me preocupo por ti, Kel! ¡Eres mi hermano!"

"¿Hermano? ¿Cómo puedes llamarte hermano mío después de que por tu culpa perdiera a mi madre? ¡¡Todavía tendría su amor si no la hubieras matado!!"

Y entonces todo se quedó en silencio. Keldarion no sabía de dónde venían esas palabras. Solo habían salido de su boca antes de que pudiera evitarlo.

Legolas se estremeció como si Keldarion hubiera vuelto a golpearlo al oír las dolorosas palabras. Durante un momento estaba tan asombrado que se quedó mirando a su hermano con la boca abierta. Entonces, sin una palabra, Legolas se dio la vuelta y echó a correr, desapareciendo de la vista de un angustiado Keldarion.

Oh, Legolas... perdóname... perdóname...

Oh, oh. Esto se está poniendo feíto :(

La verdad es que todavía no han acertado con las teorías de lo que le pasa a Kel XD Sigan intentándolo jiji

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